Placer 2.0. Capítulo 3

Placer 2.0. Capítulo 3

Esta es la historia de Ailín, una chica católica de un pueblo con sueños y ambiciones de progresar para poder casarse con su novio, que va a descubrir un mundo nuevo en la ciudad, lleno de deseos y fantasías que van a poner su vida perfecta en jaque. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…

CAPITULO 1

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Capítulo 3: Descubriendo el arte
   - ¿Estás bien boluda?- Me preguntó Josefina de golpe y volví a prestar atención a lo que pasaba.
   Estaba con ella y con Guillermina, Mariana y Florencia almorzando en un bar que estaba a una cuadra de la facultad. Ellas me miraban sorprendidas y yo enseguida les respondí que sí, que simplemente me había colgado. Entonces Mariana me preguntó que me pasaba y le respondí que solo estaba distraída porque la noche anterior había hablado con Gastón y él me había dicho que no se sentía muy bien. Ellas me creyeron, pero en realidad no estaba pensando en eso. En realidad estaba pensando en la conversación que había tendió con Gabriel y en cómo me había dado mi primero orgasmo con lo que me había escrito.
   El día siguió normal pero en mi cabeza se libraba una batalla. ¿Lo que había hecho la noche anterior estaba bien o no? ¿Estaba engañando a mi novio? Enseguida me dije que no, después de todo no había tenido contacto con Gabriel, pero las emociones, la mente y sobre todo el deseo que había sentido hacia él en esa hora de conversación había sido muy real. Fue entonces cuando me decidí a no hablarle nunca más. No podía seguir viviendo esa vida de mentira y tenía que concentrarme en lo que me pasaba.
   Llegué a mi casa y prendí la computadora que permanecía en el mismo lugar que la noche anterior y leí la conversación que había seguido. “Te seguiría besando bien apasionadamente. Te abrazaría con fuerzas mientras te cojo bien rápido y duro para hacerte gritar de placer. Me vas a pedir más y más” escribió él pero de golpe se dio cuenta que yo me había desconectado. “Ailín estás? Te fuiste? Qué pasó?” se preguntó y después de unos minutos me dijo que se quedó esperándome y que se terminó yendo pero que esperaba volver a verme. Entonces sentí la necesidad de responderle, pero no sabía que decirle por lo que me dejé llevar. “Anoche se me cortó la luz de golpe. Te pido perdón por haberme ido así. Espero que nos volvamos a encontrar alguno de estos días. Besos” le escribí y cerré skype para no volver a abrirlo nunca más… O eso pensaba yo.

   A pesar de todo seguía teniendo la sensación de que había sido infiel con Gastón y por ende quería redimirme, el problema es que no sabía cómo. Seguía con mi plan de seducirlo, de provocarlo y de calentarlo para que él terminara entendiendo que el sexo se puede disfrutar sin la necesidad de estar casado, aunque yo tampoco estaba convencida de la idea ya que era virgen. El único momento en el que me había convencido a mí misma había sido en mis conversaciones con Gabriel. Es por eso que sentía la necesidad de entregarme a mi novio para limpiar un poco mi conciencia.
   La primera imagen fue la mas espontanea por decirlo de alguna manera, ya que ni bien salí de bañarme con la toalla envolviendo mi cuerpo tomé el celular y tras ver un mensajito de él, le mandé una foto mía a la que tiernamente respondió “Que linda que sos”. La segunda ya fue a propósito, una foto yo vestida de noche, con un jean ajustado y una remerita suelta y bien producida antes de juntarme con las chicas de la facu, pero la respuesta fue similar. “No puedo creer la suerte que tengo de tener una novia tan linda” me respondió él y a pesar de que yo moría de amor con sus mensajes, no encontraba la manera de penetrar su muralla.
   Esa noche nos juntamos con las chicas e hice algo que nunca había hecho en mi vida: tomar alcohol en grandes cantidades. No estaba completamente borracha, pero me di cuenta que podía hablar de ciertos temas sin pudor y lo hice cuando empezamos a hablar de sexo. Después de que Mariana nos confesó que siempre le gustó el sado, yo grité mi necesidad porque alguien me cogiera bien duro. Las chicas me miraron sorprendidas y me preguntaron hacia cuanto que no tenía sexo y para evitar decirles que era virgen, les dije que hacía mucho tiempo. La conversación fue subiendo de tono hasta que terminamos hablando de poses favoritas y cuando me preguntaron a mí lo primero que se me vino a la mente fue decir que me encantaba chupársela yo acostada boca arriba contra él borde de la cama y él parado atrás mío manoseando mis tetas. Sí, la pose que Gabriel dijo que quería hacer conmigo.
   Ni bien llegué a mi casa unas horas más tarde, bastante alcoholizada y caliente después de descubrir cosas interesantes sobre el sexo prendí la computadora y abrí el skype para encontrarme con que él estaba conectado. “Hola” me saludó enseguida y a mí se me dibujó una sonrisa en la cara. Me preguntó que hacía conectándome a esa hora y sin tapujos le dije que lo estaba buscando a él, que había estado tomando con mis amigas y que después de hablar de sexo estaba muy caliente y que solo él podía calmar mi calentura. Sin decir nada, preguntó: “Cam?”
   Cuando se prendió su cámara vi automáticamente su carita hermosa y me sorprendió verle los hombros, lo que indicaba que no tenía remera, después de todo era una noche calurosa. Me saludó con una sonrisa y enseguida sentí la necesidad de meterme la mano entre las piernas. Gabriel estaba buenísimo y con un poco de alcohol encima estaba para chuparse los dedos. Me preguntó que habíamos estado hablando con las chicas y le resumí un poco la conversación contándole algunas de las cosas que habíamos charlado con mis amigas. La historia que más lo emocionó fue la de Florencia que hace unas semanas se cogió a su vecino en el palier del edificio, teniendo en cuenta que hay 4 deptos por piso y los otros dos de su piso están habitados.
   “Yo no tendría problema en cogerte a vos en el palier del edificio. Me sentiría orgulloso” escribió el acentuando su sonrisa. “Y obvio, vos tenés todo el cuerpo marcado” le respondí yo como justificándolo y enseguida me preguntó si quería verlo a lo que yo le respondí que sí rápidamente. Él se paró y su cuerpo pasó a ser el centro de atención de mis ojos. Un pecho que resaltaba y unas abdominales bien marcaditas se encontraban entre medio de dos brazos musculosos. Después se dio vuelta y me mostró su espalda que seguía el mismo rumbo que su frente. ¡Sin dudas Gabriel estaba muy bueno!
   “No podés estar más bueno” le escribí yo sin ningún pudor y noté como esa sonrisa hermosa se dibujaba en su rostro al leer mi comentario. “Ojalá algún día vos te animes a mostrarte” me escribió él y yo le dije que capaz algún día podía darse esa situación, pero en ese momento volví a sentir algo de culpa y busqué otra foto mía para enviarle. Como no encontré ninguna decente, me paré frente al espejo de casa y me saqué varias con esa ropa pero ninguna parecía ser seductora como para él. Entonces miré a mi alrededor y al ver que estaban todas las ventanas cerradas me desnudé quedándome en ropa interior y me saqué dos fotos, una de frente y una de espalda, siendo esta última un poco más artística ya que sacaba un poco la cola y asegurándome que en ninguna se viera mi cara. Conecté el celular a la computadora, las descargué y se las envié.
   “Esas son de ahora? No puedo creer lo hermosa que sos Ailín!!!” me escribió él que tenía la boca entreabierta. Enseguida me ruboricé pero a la vez volví a meterme la mano entre las piernas, esta vez por debajo de la bombacha que ya empezaba a molestarme. “Me encanta tu cola. Te la chuparía toda” me confesó él y enseguida le pregunté como lo haría y le pedí que me lo dijera con lujo de detalles. Él comenzó su relato diciendo que me pondría en cuatro y que esta vez me sacaría la tanguita para poder disfrutar a pleno de mi culito. “Le daría algunos besitos pero al no poder aguantarme te la terminaría chupando hasta hacerte volver loca de placer”
   Él enseguida se inspiró y mientras veía su rostro y gran parte de su pecho yo comencé a tocarme y a sentir como el calor iba invadiendo mi cuerpo. “Pasaría mi lengüita por tu culito en forma de círculos, mojándolo todo y dejando que mi saliva caiga hasta tu conchita la cual iría tocando despacito hasta dejarla completamente húmeda”. Me excitaba tanto leer esas cosas, nunca las había vivido pero imaginarlas como él me las decía me volvían loca de placer. Gabriel era el hombre que deseaba tener en mi cama.
   “Y vos amor? Que te gustaría hacerme?” me preguntó de golpe y yo me quedé inmóvil por unos pocos segundos. Era la primera vez que yo tenía que ser la protagonista y no sabía muy bien cómo hacerlo, sin embargo me dejé llevar por el alcohol que había tomado de más y por las sensaciones que él me hacía vivir y empecé a escribir: “Primero te besaría el cuello y los hombros” le dije al ver la imagen y observar la parte de su cuerpo que quedaba en el centro de la escena. “Después seguiría bajando por tu pecho, pero le pasaría la lengua porque estás tan bueno que te quiero chupar todo” escribí y él sonrió mientras se recostaba en el respaldar de la silla.
   Seguí describiéndole lo que le haría mientras que él leí y esbozaba esa sonrisa hermosa y sensual que tenía. Pero al llegar a sus abdominales dejé de verlas y la inspiración se me hizo algo complicada, por lo que le pedí que se parara así podía verlo. Él se levantó enseguida y pasó sus manos por su pecho y tuve el deseo de que esa mano fuera la mía. “Te besaría cada una de tus abdominales y después las uniría con mi lengua mientras vos revolvés mi pelo” le escribí y a pesar de que ya no podía ver su rostro supe que esa sonrisa seguía ahí. “Y después seguiría bajando mi boca hasta tu cintura” dije y él bajó sus manos hasta dejarlas al borde del jogging que tenía puesto. “Querés bajar un poquito más?” me preguntó y después de dos segundos le dije que sí.
   Gabriel se bajó el pantalón quedando el bóxer y su bulto se hizo muy pronunciado. “Te gusta lo que ves?” me preguntó y volví a responderle que sí, pero para mi sorpresa esta vez fui yo la que animé a sorprenderlo diciéndole que quería ver un poquito más. Él apoyó su mano encima del bóxer y la bajó un poquito hasta frenar justo a tiempo para que no se vea nada. “Decime vos como harías” me provocó él y yo enseguida le contesté que me arrodillaría frente a su cuerpo y después de besarlo varias veces por encima del bóxer lo tomaría de los costados y se lo bajaría hasta que su pija quedara frente a mi cara. Al mismo tiempo que yo relataba eso, él se pasaba la mano por encima del bóxer y después se lo sacó para terminar completamente desnudo.
   Cuando lo hizo yo miré sorprendida. Su miembro estaba bastante duro, era grande y bien ancho. Nunca había visto uno, más allá de algún que otro video estúpido de whatsapp, esta era la primera vez y sobre todo la primera vez que alguien lo hacía para mí. “Tocate despacio” le indiqué casi de prepo pero él volvió retarme de que lo tocara yo y entendí que debía seguir en el juego, que cada cosa que yo le dijera él la iba a hacer. “Una vez que estás desnudo, tomo tu pija con mis manos y empiezo a tocarte lentamente, para terminar de ponerla bien dura” le escribí y él enseguida hizo lo que yo relataba.
   El juego se ponía cada vez más interesante, ya que él estaba dispuesto a mostrarse por completo y eso a mí me encantaba. “Primero le pasaría la lengua por la punta y después me la metería en la boca” le escribí sin terminar de dar crédito a lo que mis dedos tecleaban. Él iba teatralizando con sus manos cada una de las escenas que yo le dibujaba y verlo actuar de esa manera me prendía por completo. Era un hombre muy sensual, con un cuerpo espléndido y una ambición por el sexo muy grande. Yo me dejaba llevar por la calentura y le escribía la enorme cantidad de cosas que haría con mi boca en su cuerpo.
   “Tengo muchas ganas de cogerte” escribió Gabriel y yo le pregunté como quería hacerlo. “Te recostaría en la cama y me tiraría encima de ti como la última vez. Besándote los labios hermosos que debes tener y penetrándote despacito pero muy profundo. Haciéndote ahogar un gemido de placer y aferrándote fuerte entre mis brazos” dijo él y no pude imaginarme una escena más excitante que esa. Su cuerpo brillaba por la luz que le pegaba de frente y su pija seguía igual de dura y de firme a medida que se la iba tocando frente a la cámara. “Me encantaría escucharte gemir en mi oído y decirme que querés más y más”
   Sin dudas a él le gustaba el sexo pero una de las cosas que más lo complacía era la de hacer disfrutar y gozar a la otra persona, porque siempre destacaba el hecho de hacerme sentir placer y escucharme gemir. Él seguía describiendo la situación a medida que yo jugaba con mis dedos sobre mi conchita y veía con la boca entreabierta su pija por la cámara. Pero de vez en cuando yo también escribía algo, pequeños aportes pero que sabía que a él le gustaban. “Así me gusta” le puse después de que él me dijera que me iba a coger bien duro y rápido después de que yo le pidiera más y entonces le escribí: “Sí dame más. Quiero más” y él se corrió justo a tiempo para que yo pueda observar su sonrisa en la cámara.
   Lo miraba completamente excitada y ya con un dedo adentro de mi conchita. Él siguió usando su mente perversa para hacerme pasear por varias posiciones. “Después te daría vuelta y así recostadita te pegaría algunos chirlos para después cogerte y rebotar sobre tu colita hermosa” relató para después recalcar que había visto de nuevo mi foto y que se volvió loco por mi cola. “Te iría levantando despacito la colita hasta que termines en cuatro y así empezarte a coger bien duro como se que a vos te gusta” continuó diciendo y enseguida me lo imaginé cogiéndome de la cintura para golpear su cuerpo bien fuerte contra el mío. Gabriel me calentaba tanto. Su forma de escribir era como un arte.
   Siguió cogiéndome como el quería por casi media hora. Me decía muchas cosas y me paseó por muchísimas posiciones mientras que se tocaba la pija frente a la cámara y la iba mostrando desde distintos ángulos. Me obligó a cabalgarlo para después recostarme boca arriba y que él me cogiera con las piernas completamente abiertas. Yo me metía un dedito en la concha y me iba imaginando que era esa pija gorda y gigantesca la que me hacía gozar de esa manera increíble. Veía su cara de vez en cuando y me lo imaginaba encima de mi cuerpo totalmente desnudo y haciendo gritar de placer hasta que los vecinos escucharan todo.
   “Y después me gustaría acabarte en la boquita” me dijo él y a pesar de que el efecto del alcohol ya se había terminado le dije que me moría de ganas porque me la llenara de su semen. “Me calentás tanto” me escribió y enseguida se empezó a pajear bien frente a la cámara no sin antes pedirme que le relatara yo como sería el final de nuestro encuentro. Sin saber muy bien que decirle, pero dejándome llevar por la calentura le escribí que me acostaría en el borde de la cama boca arriba con la cabeza inclinada hacia atrás para empezar a chupársela bien rápido mientras que él se quedaba parado manoseando mis tetas y observando como yo me comía su pija.
   “Dame tu lechita” le escribí con palabras bien claras y directas y en ese instante él se empezó a tocar tan rápido que segundos después de la punta de su pija comenzó a salir su semen a chorros y que fue a parar al frente de la cámara. La imagen me desconcertó por completo, eran algo que me parecía desagradable pero excitante a la vez. Me quedé inmóvil por unos segundos, mientras que lo único que se movía era mi dedo adentro de mi cuerpo y entonces sentí nuevamente el calor recorrer todo mi interior. Sin darme cuenta empecé a mover mi mano a toda velocidad a medida que el calor se iba incrementando y de golpe me fui mojando por completa. Gabriel me había hecho acabar con solo verlo a él llegar al orgasmo.
   “Hermoso lo que me hiciste venir bella” me escribió él recostándose sobre la silla y viendo su cara de felicidad plena. Fue en ese momento cuando pude reaccionar y le dije que él también me había hecho disfrutar mucho esa noche. Él siguió la conversación por unos pocos minutos, diciéndome lo hermosa que era y lo mucho que lo excitaba y yo casi no sabía que responderle, volvía a caer en mi cabeza lo que estaba haciendo y la culpa empezaba a llenarme.
   “Te paso mi número” escribió él y después me pasó un celular. “Si algún día tenés ganas de agregarme y chatear por ahí para que sea más directo mejor. Igualmente voy a estar esperándote acá todas las noches para volvernos locos de placer” me dijo y después se despidió. Yo miré a su número de teléfono dudando y después de unos segundos lo agregué a mis contactos.


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1 comentario - Placer 2.0. Capítulo 3

masitasexxx +1
Sigo atrapado por esta historia!!!
HistoriasDe
Gracias! Ya falta poquito para que termine!