Sandra la vicedirectora

Sandra la vicedirectora
Tenía 22 añosen ese momento. Estaba terminando el profesorado en educación física. Para locual debía hacer prácticas docentes en un colegio secundario. Y eso hice poralgunas semanas en una escuela cerca de mi casa.
Un jueves porla tarde, terminada la práctica, el titular me dice que tengo que llevarle unasplanillas a la secretaria, Alicia, a quien no conocía. Me indica cómo llegar ala oficina. Me acerco, no encuentro a nadie. Doy una vuelta por otras oficinashasta que me cruzo en un pasillo con una madura que rajaba la tierra: morocha,de ojos negros, boca carnosa y un par de tetas enormes.
-         Hola, soy Sandra la vicedirectora. ¿En qué puedoayudarte?
-         Qué tal, soy César, estoy haciendo prácticas eneducación física con Romualdi. Necesito hablar con Alicia, la secretaria.
-         Ali tuvo que salir un rato antes, pero si me decís dequé se trata a lo mejor te puedo ayudar.
-         Tengo que darle estas planillas para que las revise.
-         Pasá a mi oficina y las miro.
Entramos a laoficina. Me invita a sentarme. Deja las planillas sobre el escritorio. Enciendeuna luz y comienza a leerlas.
-         Están bien, pero se las voy a dejar a Ali para que lasmire el lunes a primera hora. ¡Ay, esta lámpara! Me tiene podrida, titilasiempre. Ya le dije a Fernández –de mantenimiento- que la arregle y no lo consigo.
-         Yo fui a escuela técnica, si quiere me fijo qué tiene,debe ser una pavada…
-         Ay, tuteame, que me siento vieja... Sí, por favorrevisala.
-         Perdón, Sandra... A ver… Es el portabombas... Si queréscompro uno y mañana lo cambio.
-         ¿Sí? ¿Pero no te va a llevar mucho tiempo?
-         No es nada. Traigo las herramientas y en 5 minutos estálisto.
-         ¡Gracias!
Nos saludamosnormal. A la tarde pasé por una ferretería, compré el portabombas.
Al díasiguiente paso por la oficina para cambiarlo. Allí estaba con una camisa que dejabaentrever dos tetas tamaño pomelo.
-         Hola Sandra. Acá tengo todo para arreglar la lámpara.
-         Ay, te acordaste, sos un amor…
Me da un besoen la mejilla, como acercándose a la boca un poquito más de lo habitual pero nadaque llamara mi atención.
Hice elarreglo. Me invita a sentarme y me sirve un café. Empezamos a hablar, me hacealgunas preguntas sobre mi vida, en qué zona vivo... Resulta que ella vive aocho cuadras de mi casa. Me dice que tiene varios arreglos de electricidad parahacer en su casa, pero que no consigue un electricista con el que puedacoordinar horarios. Me propone que vaya al día siguiente, sábado, porque tienetoda la tarde libre y no está la hija. Le digo que sí, ningún problema. Nosagregamos al whatsapp. Salgo de la escuela, al rato recibo un mensaje con ladirección exacta, un “te espero mañana, prepará tu herramienta. Beso”. Hasta esemensaje no había tenido ninguna señal. Pero lo de la “herramienta” me dejópensando... No puede ser, me decía, es una mina de más de 40, yo soy un pibe 22.¿Si le tiro onda y la cago?
Ese viernes ala noche no salí. Soltero, y con tres semanas sin ponerla, estaba muy cargado. Sábadoa la tarde agarré mi caja de herramientas y me fui para su casa. Lleguépuntual. Toqué timbre y me abrió. Estaba con un short y una remera blanca.Tenía corpiño pero la remera era chica se le marcaban un poco los pezones.
-         ¡Hola, nene! Gracias por venir. Muack.
-         Hola Sandra, ¿cómo estás?
-         Bien, bien, pasá. Sentate que te traigo un cafecito conmasitas.
-         Dale, gracias.
Se sienta ami lado, con el café. Empezamos a hablar. Se me iban los ojos hacia las tetas.Y ella se daba cuenta pero seguíamos hablando como si nada.
-         ¿Estás de novio?
-         No, soltero hace unos meses.
-         Mmmm ¿algo debés tener por ahí?
-         La verdad que no. Hace un tiempo que nada.
-         Ah, por eso me relojeás las lolas jajajaa
-         Eh, uh, perdón…
-         Todo bien, nene.
Me mira fijo.Hacemos contacto visual. Comienza a acercarse. Un primer beso suave. Segundo,tercero… Me come la boca y manda lengua hasta el fondo. Nos mandamos lengua losdos. Se monta sobre la piernas y me sigue comiendo la boca. Apoyo mis manos ensus caderas y ella se saca la camisa y el corpiño. Ahí pude ver los dos misilesque tenía. Enormes, naturales, con pezones medianos. Le saco el corpiño, le acariciolas tetas, se las amaso, se las beso, me prendo a sus pezones. Ella respira intenso,jadea cerca de mi oído y me besa el cuello, lo que me pone al palo. Me frota lachota con su pelvis.
-         Mmmm, así bebé, me encanta.
-         Sandra, no tengo forros, voy a comprar…
-         Tranquilo, nene, tengo una caja en mi pieza.
Estuvimos 15 minutosen el living haciendo previa. Me lleva a su habitación, me acuesta sobre sucama, me quita remera, besa mi pecho, mi panza, me saca el boxer y empieza apetear. Nunca me habían chupado la pija tan bien. Primero le da golpecitos conla punta de su lengua. Pasa sus labios por el tronco. Me da piquitos en lacabeza. Después se la come, primero la mitad y después hasta el fondo. Y mehace algo que me ponía loco por lo bien que lo hacía: aspiradora sobre lacabeza mientras me pajeaba el tronco.
-         Ahhh, así... Estoy cargado, me vas a hacer acabar.
-         Todavía no, nene.
Deja depetear. Me agarra el tronco de la chota y le da un apretón. La mantiene agarradaunos segundos. Después supe que eso servía para retrasar la eyaculación. Se abrede piernas y me pide sexo oral. Me faltaba técnica a esa edad, pero le puse garray estuve un rato abajo y se mojó. Se incorpora, me la chupa unos minutos hastaque se pone bien dura y me coloca el forro. Me acuesto boca arriba, ella memonta y empieza a cabalgar. Primero despacio, muy suave mientras me ofrece lastetas para que se las coma. Cosa que hago con mucha dedicación. Después acelerael ritmo. Y empieza a mojarse, cada vez más húmeda. Yo creo que en se momento teníalos ojos en blanco, estaba como ido… Sigue cabalgando un rato, hasta que medice:
-         Ahora vos arriba.
-         ¿Así te gusta?
-         Sí. Más profundo. Más fuerte.
-         ¿Así?
-         Sí bebé, así, más, quiero más… Fuerte, partime almedio.
-         Ahhhh, ahh
-         Ay, así, así, así… Dámela toda…
Aguanto unosminutos y termino llenando el forro de leche. Me acuesto a su lado.
-         Ufff. Estuvo bien, nene.
-         Gracias, San. Estaba muy cargado. Espero que el segundosea mejor.
-         Tenés que mejorar el sexo oral. Pero vos tranqui que laprofe te va a enseñar todo lo que necesitás para recibirte de gauchito.
-         Jajajajaja Dale, me encantaría aprender con vos.
Y así fue. Laveterana me enseñó a chuparle la concha como ninguna. Se me acalambraba lalengua de tanto darle. Y a ella le encantaba. Si lo hacía bien, me dejabaacabarle en la boca y se la tomaba, cosa que me vuelve loco.
Terminadaslas lecciones de sexo oral, me dio el curso de sexo anal.
Estuvimostres meses garchando. Ella era insaciable. Pero empezó a salir con un tipo desu edad y la onda se cortó. Igual tengo muy buen recuerdo.

4 comentarios - Sandra la vicedirectora

DIEGOTE19X5 +1
Excelente relato máquina faltó la foto
Cesar_Fit_26 +1
Gracias.
Tengo que buscar y editarla. No puedo mandar al frente a la vicedirec-trola 😄
matutes094 +1
Tremendo relato. Que lindo debe ser.