La casa de las brujas. Capítulo 1

La casa de las brujas. Capítulo 1

Esta es la historia de 5 amigas que se van de viaje a la costa con el objetivo de pasarla bien y de disfrutar su último verano antes de empezar la facultad. Obviamente los romances, los misterios y la seducción van a ser protagonistas de sus vacaciones. Esta historia es ficción, sin embargo eso no quiere decir que no se basa en algunos hechos reales…

Capítulo 1: 5 amigas, una casa (Jimena)

   Saludamos a nuestras familias, nos subimos al colectivo y enseguida nos empezamos a reír. El año acababa de empezar y nosotras no veíamos la hora de llegar a la costa para pasar nuestras vacaciones juntas, esas vacaciones que tanto habíamos planeado. Hacía meses que veníamos hablando de esto, que veníamos organizando, viendo casas para hospedarnos, haciendo cálculos para los gastos y cruzando llamadas y mensajes para que todo saliera a la perfección. Sin dudas las cinco queríamos que fueran las mejores vacaciones de nuestras vidas.
   Victoria, Tamara, Danisa, Luciana y yo (Jimena) nos conocimos ni bien empezamos la secundaria y con el correr de los años nos fuimos haciendo inseparables. Cuando nos fuimos a Bariloche compartimos habitación y sin dudas para nosotras fue un viaje increíble y es por eso que queríamos repetirlo. Ni bien volvimos de nuestro viaje de estudios empezamos a planear estas vacaciones con el fin de despedirnos de la secundaria, al fin y al cabo cada uno iba a tomar su camino este año y había que despedirse a lo grande.
   Contratamos una casa en Villa Gesell con dos habitaciones que íbamos a compartir pero que estaba a una cuadra de la playa y en medio del centro. Pero no éramos las únicas que se iban para la costa ese verano. Nuestros amigos de la secundaria también estaban ahí. Emanuel, Ignacio, Ezequiel, Manuel, Juan Pablo y Hernán, el novio de Luciana habían contratado una casa enorme bastante cerca de donde estábamos nosotras. A último momento se les había sumado Santiago quien es mi interés romántico por decirlo de alguna manera. Él y yo tuvimos algo de historia en Bariloche a pesar de que nunca llegamos a nada sexual y al final yo me terminé enganchando con un chico más grande que iba a nuestro colegio y en ese momento estaba en la facultad. Este otro chico pasó a ser mi primera vez y Santiago siempre estuvo celoso de él. Pero ahora yo volvía a estar sola ya que con este otro chico la cosa quedó en nada y tenía intenciones de estar con mi ex compañero de secundaria.
   Los mensajes con Santiago comenzaron ni bien él le confirmó a sus amigos que iba a viajar y fueron bastante directos. "Todo puede pasar ahora que yo voy" me dijo después de que yo diera un indicio de que estaba soltera y que no tenía problema en estar con él. A medida que se acercaba la fecha de salida, los mensajes se volvieron cada vez más calientes. Cuando nos encontramos en la terminal descubrimos que no viajábamos en el mismo colectivo, fue por eso que estuvimos gran parte de la noche mandándonos mensajes.
   Quienes sí viajaban en el colectivo eran los otros chicos de la secundaria, los del otro grupo. Lucas, Leandro, Gastón y Valentín tenían justo los asientos que estaban atrás de nosotras y enseguida establecieron conversación con Danisa y Victoria, que eran las que mejor se llevaban con ellos. Los chicos se habían puesto de acuerdo con las chicas de su grupo para ir todos a una misma casa, por lo que ellos cuatro iban a compartir alojamiento con otras cinco chicas de la secundaria que eran algo así como nuestras archi-enemigas. Sin embargo ellos no tuvieron problema en invitarnos a hacer previa a su casa, al fin y al cabo habían conseguido una propiedad enorme, con un living inmenso donde seguramente iban a armar terribles fiestas.
   Cuando llegamos a Villa Gesell y fuimos a la casa nos dimos cuenta de lo chiquita que era. Lo primero que hicimos fue reírnos y sortear las habitaciones. Danisa y Victoria compartían la cama matrimonial mientras que Luciana, Tamara y yo nos íbamos a la habitación que tenía tres camas. En cuestión de horas la casa ya era un caos con ropa tirada botellas de alcohol por todos lados. Eso no nos importó para irnos a la playa para encontrarnos con los chicos, sobre todo por la insistencia de Luciana de ir a encontrarse con Hernán, a quien no veía desde que nos habíamos subido al colectivo.
   Cuando llegamos nos encontramos con que los chicos estaban junto a los del otro grupo, tanto los hombres como mujeres. No es necesario hablar de todas ellas, solamente de Soledad, quien antes de que nos fuéramos a Bariloche estuvo con Santiago y cuando yo estuve con él en el viaje de egresados, ella vino a increparme de que le había quitado a su chico. La cosa no terminó bien porque Santiago jugó un rato con ella cuando yo estuve con el chico más grande y a pesar de que él me lo negó, yo se que Soledad y él tuvieron sexo. Debo confesar que por más que yo no estuviera con él, enterarme de eso me molestó bastante.
   Los chicos de nuestro grupo nos comentaron que esa noche íbamos a hacer la primera previa de las vacaciones todos juntos, en la casa que Gastón, Leandro, Valentín y Lucas habían alquilado, algo que sin dudas no debía de gustarle mucho a Soledad y las demás. Nosotras aceptamos y después de pasar la tarde en la playa nos volvimos a la casa para cambiarnos y prepararnos para nuestra primera noche de joda.
   Sin dudas la casa de los del otro grupo era enorme. Quedaba frente a la costa, tenía una planta baja con un living y una cocina inmensa y donde se encontraban algunas habitaciones y un segundo piso con el resto de los dormitorios, varios baños y hasta un pequeño gimnasio con una cinta, bicicleta y algunas pesas. Las chicas estaban súper orgullosas de estar ahí y se pasaron toda la noche subiendo y bajando mientras nosotras tomábamos y nos divertíamos con todos los chicos.
   No pasó mucho tiempo para que Danisa y Gastón estuvieran juntos. Ellos tenían bastante historia, inclusive estuvieron a nada de ponerse de novios pero nunca concretaron nada. Nosotras sabíamos que iba a pasar, pero las otras chicas no pudieron contener su cara de odio cuando vieron a una de nosotras estar con uno de los chicos de su grupo. Yo obviamente fui más disimulada. Cuando Soledad y las demás desaparecieron para ir a arreglarse para el boliche, yo me fui a la cocina y Santiago me siguió. No tardamos en quedar cara a cara y él que era un chamuyero nato, me dijo dos palabras y nos pusimos a transar. Pero como yo no quería que el resto se enterara, le dije que en el boliche veíamos que pasaba.
   Obviamente volvimos a estar juntos a las pocas horas. Él me separó del resto del grupo que se había dispersado bastante y nos fuimos a unos sillones a seguir besándonos. Él enseguida se puso algo calentón e intentó meter mi mano entre mis piernas, pero yo lo corté enseguida y le dije que no. Santiago insistió en que quería estar conmigo pero yo le dije que esa primera noche no iba a pasar nada, dejando la puerta abierta a que algo sucediera más adelante.

   Al otro día me levanté y las chicas empezaron a interrogarme sobre lo que había pasado. Simplemente les comenté que habíamos transado y nada más, pero ellas decidieron no creerme. Danisa por su parte nos contó que Gastón le propuso irse a la casa de él, pero que ella rechazó la oferta porque no quería que las chicas la vieran ahí con él. Fue entonces cuando me llegó un mensaje de Santiago diciéndome que fuéramos a la playa porque me quería ver.
   Cuando llegamos ellos nos esperaban con unas cervezas y algo para comer. Al igual que el día anterior el resto de los chicos y chicas no tardaron en llegar y la mirada de odio de Soledad se clavó en mi nuca. Pero no me importó y cuando Santiago me invitó a ir al mar yo acepté. El aprovechó la oportunidad para que nos perdiéramos entre la gente y nos besáramos entre las olas a pesar de que yo le decía que no quería que nos viéramos. Sin embargo no oponía mucha resistencia, después de todo yo me moría por estar con él. A medida que pasaban los minutos él se calentaba más y cuando me agarró de la cola y me subió a sus piernas con la ayuda del agua yo supe que si no parábamos ahí nos iban a terminar echando de la playa.
   A la noche volvió a pasar lo mismo que el día anterior, después de bañarnos y cambiarnos, fuimos a la casa del otro grupo para hacer la previa. Esa noche Santiago estaba decidido a que algo más pasara entre nosotros dos. No le importó que Soledad se pusiera un escote inmenso para lucir sus enormes tetas, él solo tenía ojos para mí. Después de transar en la casa a "escondidas" nos fuimos al boliche y volvimos a estar. Buscamos los sillones como la noche anterior, pero en esta oportunidad yo dejé que él pusiera su mano entre mis piernas. Santiago me empezó a calentar con la yema de sus dedos y yo supe que esa noche algo más iba a pasar.
   Salimos del boliche y nos subimos a un taxi para ir directo a la casa donde estábamos nosotras ya que él no podía porque compartía habitación con dos de los chicos. Llegamos y nos encontramos con la sorpresa de que Luciana y Hernán estaban ahí y estaban cogiendo (con la puerta abierta) en la pieza donde yo también dormía. En un principio pensé que no íbamos a poder estar juntos, pero después de ver a Hernán semi desnudo cerrando la puerta a las apuradas, vi como la habitación de Danisa y Victoria estaba vacía y tomando a Santiago de la mano, me metí en ella.
   Nos tiramos en la cama matrimonial después de correr algunas prendas que las chicas habían dejado sobre ella y tras cerrar la puerta. Santiago estaba completamente al palo, se lo notaba muy lanzado y se acostó encima de mí para besarme con ganas. Yo le seguí el juego, después de todo hacía tiempo que no tenía sexo y sin dudas me moría de ganas de hacerlo con él. Solo había estado con un hombre y hacía ya algunos meses que eso se había terminado, por lo que no veía la hora de probar de estar con chicos nuevos y Santiago era el indicado.
   Él se desprendió de la ropa a gran velocidad, como si no pudiera esperar para estar conmigo. Se lo notaba mucho más lanzado de lo que ya era y eso me daba confianza. Sabía que él había estado con Soledad y seguramente debía de haber estado con alguna otra mujer en su vida, por lo que debía de tener experiencia y eso me calentaba por alguna extraña razón. A medida que nos fuimos desvistiendo pude ver su piel, su cuerpo bronceado por el sol y su cintura divina que se marcaba al costado de sus abdominales. Pero la mayor sorpresa me la llevé cuando se sacó el bóxer.
   Santiago estaba al palo, literal. Tenía la pija completamente dura y esta era enorme. Debía de tener unos veinte centímetros y era bien gorda, algo que llamo mi atención pues la otra que yo conocía era mucho más chica que esa. “¿Te gusta mi pija?” me preguntó y yo le dije que sí para después tomarla con la mano y empezar a pajearlo. Él estaba como emocionado, disfrutando del momento, besándome por todo el cuerpo y acariciando mis tetitas con ganas. Sus labios estaban húmedos y mojaban cada lugar de mi piel que tocaban.
   - ¿Me la chupás un poquito?- Me preguntó.
   Obviamente no esperaba esa pregunta, de hecho la otra persona con la que yo había estado era completamente silenciosa a la hora del sexo, pero Santiago perfilaba distinto, directo, atrevido y muy dominante. Él se recostó contra el respaldar de la cama y yo me acomodé entre sus piernas para meterme su enorme pija en la boca. Era tan grande que no me entraba toda, pero yo lo intentaba igual, abriendo bien grande mi boca y metiéndomela hasta donde podía, a tal punto que casi me atragantaba con ella. Mis ojos iban directo a los suyos que escondían un brillo divino, Santiago estaba fascinado por lo que sucedía.
   Entonces él buscó un preservativo en el pantalón y después de ponérselo yo lo monté sin dudarlo. Costó que toda su pija entrara en mi conchita, pero estaba tan mojada que después de acomodarnos pude empezar a sentir el placer que esta me daba. Eran tan grande que me dolía un poco, pero era un dolor que me excitaba, que me gustaba. Él me miraba con una sonrisa inmensa que se dibujaba entre su boca semi abierta. Yo le agarré las manos y las llevé a mi cintura de la cual Santiago se aferró para acompañar mis movimientos.
   - ¡Uhhh sí!- Gimió él.
   Sin dudas los dos estábamos disfrutando el momento, gozando como locos de poder estar por fin juntos. De fondo se escuchaban leves gemidos que provenían de la otra habitación y a pesar de que estos quedaban tapados por el rechinar de la cama, me generaron el morbo de querer empezar a gritar yo. “¡Ay sí!” lancé por primera vez y después de eso no me pude contener. Abrí bien grande mi boca y lancé varios alaridos de placer que iban en sintonía con mis saltos sobre el cuerpo de Santiago. Era como si quería que Luciana se enterara de que estaba cogiendo en la habitación de al lado.
   La cara de satisfacción de Santiago iba en aumento y parecía no dar crédito a lo que sucedía. Pero si eso le parecía una locura, no debo imaginar lo que pasó por su cabeza cuando él se puso encima de mi cuerpo y me empezó a coger a toda velocidad. Mis gritos fueron cada vez más fuertes y constantes. “¡Sí! ¡Sí! ¡Sí!” lanzaba por mi boca con cada golpe que él daba contra mi cuerpo. Su pija se metía por completo adentro de mi húmeda conchita y me volvía loca de placer. El otro chico nunca me había cogido así, nunca había sido tan duro conmigo.
   De golpe Santiago me besó. Agachó su cuerpo hasta que este se apoyó contra el mío y sentí sus labios cálidos sobre los míos. En ese momento mi cuerpo se prendió fuego y llegué a tener mi primer orgasmo, el que el otro hombre nunca había podido darme. Grité como loca de placer para después abrir bien los brazos y aferrarme a ambos lados de la cama. Él acabó segundos después, cogiéndome bien duro y golpeando con su cintura contra la mía provocando que la cama se estampara contra la pared en más de una oportunidad.
   Cuando terminamos él se acostó al lado mío y respirando de manera agitada me dijo que le había encantado. Yo seguía sorprendida por el tamaño de su verga y de lo mucho que me había gustado sentir una así de grande. Giré la cabeza para verlo y en su rostro seguía dibujada una sonrisa de oreja a oreja, como si acabara de cumplir alguna fantasía suya. “¿Qué pasa?” le pregunté yo y él me preguntó si podía contarme un secreto.
   - Esta es mi primera vez Jime.- Me dijo sin dejar de sonreír.- Te quedaste con mi virginidad.


SIGUIENTE


OTRAS HISTORIAS:
VACACIONES EN LA PLAYA. CAPITULO 1
UN GANADOR. CAPITULO 1
OJOS QUE VEN, CORAZON QUE SIENTE (FANTASIA)

5 comentarios - La casa de las brujas. Capítulo 1

2018jus +1
Simplemente hermoso!
2018jus +1
Pasate por mi perfil. Hay fotos y relatos reales
HistoriasDe
Muchas gracias!! Dale voy a pasar y. ver que hay
Pervberto +1
Sensual y tierno como toda iniciación, cuando el cuerpo es adolescente y la vida se abre como una flor que hay que ir a tomar.
HistoriasDe +1
Gracias por comentar y por los puntos!
2018jus +1
No puedo sacarme de la cabeza, la imagen de las cinco desnudas en esa casa chiquita
2018jus +1
@HistoriasDe eso es lo que nos enseñó xvideos durante tanto tiempo
HistoriasDe
Si sos feliz con esa verdad jajajajaja
2018jus
@HistoriasDe siempre hay que buscar ser felices vio!
juuli88 +1
ay me siento muy identificada jaja
HistoriasDe +1
Jajajaja a todas nos pasó algo así algunas vez.
Gracias por pasar!!