Elige tu propia aventura sexual 1.13

                                          Mirar el celular una vez más

   Bajé la mirada al celular una última vez para ver la foto de Florencia nuevamente y quedarme con su imagen en la cabeza, pues la decisión estaba tomada. Guardé el teléfono en el pantalón y le dije a las chicas que yo también tenía ganas de irme a un lugar más tranquilo con ellas dos para seguir festejando la soltería de Luciana. Ellas se rieron y sentí como la mano de Belén iba subiendo nuevamente por mi pierna, mientras que su amiga se paraba y anunciaba que se iban.
   Salimos del bar y Paula se fue tan rápido como pudo para evitar saludarme, pero a mí no me importaba pues yo me estaba yendo con dos chicas hermosas a pasarla mejor de lo que podría haberlo pasado en el bar. Luciana les dijo a sus amigas que yo la llevaba a ella y a Belén hasta su casa y los tres nos subimos al auto. En el viaje mi compañera no paró de hacer chistes sobre sexo y de tocarme el brazo o la mano cada vez que tuvo la posibilidad. Sin lugar a dudas quería calentarme mucho más de lo que ya estaba. Mientras tanto Belén iba sentada en el asiento de atrás, cantando las canciones a los gritos y riéndose de los comentarios de su amiga.
   - ¿Te acordás de cuando vos te cogiste a ese profesor de gimnasia que al final estaba de novio con la loca que te caía mal?- Le preguntó Luciana a Belén.
   - ¡Sí!- Le contestó ella riendo.- ¡La mejor chupada de concha que tuve!... Bueno, la mejor hasta esta noche capaz.- Dijo después y yo sentí como se me iba poniendo dura en el pantalón.
   - ¡Bueno! ¡Tampoco te emociones!- Le contestó Luciana.- Él es mío.- Le dijo pasando su mano por mi hombro y acariciándomelo.
   - ¡Angurrienta! ¡Compartí!- Le respondió Belén.
   - Tranquilas chicas. Podemos pasarla bien los tres al mismo tiempo.- Les dije yo y ellas rieron y volvieron a cantar.
   Llegamos al departamento y Belén fue directo a la cocina a preparar unos tragos mientras que Luciana ponía música. Yo me senté en el sillón pensando que podíamos hacer algo ahí sin necesidad de ir a la pieza, pero ellas comenzaron a tomar y se pusieron a bailar como locas. Estaban las dos muy en pedo, sobre todo mi compañera de trabajo, quien en un momento casi se cae al piso. Me vinieron a buscar y me sacaron a bailar las dos, poniéndome entre medio de ellas y franeleando su cuerpo contra el mío.
   Luciana me besó y yo le devolví el beso agarrándola por la cintura. Empezamos a transar mientras que Belén seguía bailando a mis espaldas y acariciando sus tetas contra mi espalda. No podía creer lo que estaba pasando, la suerte que estaba teniendo en ese momento era increíble. Entonces Luciana se alejó de mí y como si nada siguió bailando y volvió a tomar hasta vaciar el vaso y después apoyarlo sobre la mesa.
   - Voy al baño.- Nos dijo y se fue caminando por el pasillo que había al lado de la cocina.
   Yo me di vuelta y quedé frente a Belén que me miraba fijo a los ojos mientras tomaba de su sorbete el trago que se había preparado. ¡Esos labios hermosos! Ella se acercó a mí y pegó su cuerpo contra el mío y quedamos a unos centímetros de distancia. Esta vez la besé yo y pude sentir un calor inmenso en mi cuerpo. Belén era igual de hermosa que Luciana, con un pelo marrón oscuro que le llegaba casi hasta la cintura, un escote prominente que resaltaba sus grandes tetas y un top bien cuerpo que marcaba su cola. Mientras le comía la boca seguía sin creer la suerte que tenía en ese momento.
   - ¡Quiero que me cojas bien duro!- Me dijo yendo hacia mi oído para que pudiera escuchar a pesar de la música.- ¡Quiero que me domines y me hagas acabar toda la noche!- Insistió.
   Yo la miré fijo a los ojos y ella me dirigió una mirada desafiante y sonrió para después volver a llevarse el sorbete a la boca y seguir tomando del trago que tenía. Las dos estaban muy borrachas y eso las había soltado demasiado. Luciana seguía en el baño, pero yo podía ir empezando con su amiga y que ella se sumara después. Pero por alguna razón sentía que debía ir a buscarla al baño para empezar con las dos a la vez, por la cabeza me corría la idea de que ellas arrancaran solitas para después sumarme. Los ojos negros de Belén se clavaban en los míos y su vaso se quedó vacío de golpe. ¿Qué debía hacer?


Ir a buscar a Luciana

Empezar solo con Belén

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