La primera vez no se olvida...Infidelidad

Dicen que uno nunca olvida el primer amor. De la misma forma, creo que nadie olvida su primera vez teniendo sexo. Talvez eso me hizo débil, llevándome a serle infiel a mi novia. Siempre me consideré como alguien fiel, es decir, no ando por la calle ligandome a mujeres, o consiguiendo whatsapp para sacarles packs. De hecho, mi novia tiene acceso libre a mi cel, y yo al de ella. Pero debo serles honesto: cuando pasó, la mitad de mi no quería que pasara, la otra mitad…se moría de ganas.
Debo empezar diciéndoles que mi novia siente celos por Aliena. Mis experiencias con Aliena salieron a luz, cuando en una plática de hombres todos empezamos a discutir de la primera vez. Cuando llegó mi turno, sorprendí a todos al contarles sobre ella. En especial a Gael, cuando le confesé que una vez me la cogí en su cama. Como ella está medio…loca, nunca dejaron de hacerme bromas sobre ella. Y no fue la excepción cuando recién nos mudamos a vivir con mi novia. Así, ella se enteró sobre Aliena y mis muchas escenas sexuales con ella.
Les digo esto, porque, por obvias razones, no le platiqué que me vería con ella en un fin de semana. Como cada sabado, mi novia va a visitar a sus papas. Un fin de semana la llevo yo, y otro vienen por ella mientras yo me quedo solo en casa. Ese fin de semana, me iba a quedar solo, por eso quedamos de vernos en mi depa después de las 6.
Mi novia se fue, y a la hora llegó Aliena. Tocó la puerta y yo abrí. Ella vestía de lo mas sencillo: un pantalón de mezclilla con unas balerinas y una blusa muy coqueta sin ser para nada sensual o provocadora.
La saludé y ella a mí, de los más simple. Dos o tres preguntas de como estas, como te va y bla bla. Jugó un poco con mis perros mientras hacíamos la clásica conversación de que raza son, que edad tienen y bla bla. Al cabo de un rato, se sentó en el sillón mientras yo destapaba una cerveza que fui a comprar antes de que llegara. Se la di y ella sorbió un buen trago.
“&%#$/” inició en tono de duda. “Qué pasó Aliena” contesté siguiendo el hilo de la conversación. “Oye… … … vamos a hacer algo?” Dijo muy pausado. “Algo de qué?” Obviamente sabía a qué se refería. “Vamos a tener sexo o no?” Como siempre, ella era demasiado directo con las cosas. Como les dije, una parte de mi esperaba que pasara, otra parte quería mantener mi pene exclusivo para mi novia. Pero la primera vez nunca se olvida.
“Ali, tienes novio, y yo también tengo novia. Ya no podemos hacer esas cosas así nada mas” Le explique con un tono seguro, casi autoritario. “ay por favor. Dime que no me invitaste para eso….” vociferó con un tono de fastidiada, y continuó “…si por eso me dijiste que viniera después de las 6, que por que tu novia se iba a las 6, o no?” Tenía razón.
“No, pero, pues nada más para que no viera…” “%$”%&, ya somos adultos. E hicimos cosas cuando vivimos juntos. No pasa nada si ninguno se entera…a menos que le vayas a decir a tu novia.” Concluyó al interrumpirme cortantemente. Yo permanecía parado, ella sentada. Se arrimó al otro extremo del sillón, acercándose a mí, casi dejando su cabeza a la altura de mi verga.
“Nadie se va a enterar, segura?” Quise reiterar como justificando que lo que iba a hacer, estaba bien. “Yo no le voy a decir a tu novia o al mio.” Me tomó unos segundos definir mi mente. Cuando lo hice, me acerque al sillón, frente a ella, aventando la pelvis a su cara. Ella entendió lo que quería, puso la cerveza en el piso, y comenzó a besarme sobre el pantalón. Un minuto después me sacó la verga del pantalón. Besó la cabeza y le dio unos lengüetazos, y luego, hundió todo mi miembro en su boca fría por la cerveza.
Con una mano jalaba el pellejo hacia a atrás y delante mientras sus labios estimulaban el resto de mi miembro. Su lengua se movía dentro, saboreando los líquidos pre seminales que ya comenzaban a salir de mi. De vez en cuando, empujaba mi pene hasta el fondo de su garganta, sosteniendo su cabeza con mis manos y violando su boca con tres o cuatro arremetidas. También se la sacaba y le daba golpecitos en su cara, le ponía los huevos en la cara y ella gustosa los lamía.
Al cabo de un rato de estarme mamando la verga, la levante de un jalón y la lleve a mi cama. La acosté y comencé a desnudarla. Primero la blusa y brassier. Le dediqué algunas lamidas de pezón y continué. Luego el pantalón y un bonito calzón tipo culotte que tanto me encanta. La abrí de piernas dejando expuesto al completo su mojado coño. Iba bien arreglada, no depilada, pero si con un corte de la mata de pelo que le daba una apariencia deliciosa.
Y sin previo aviso, comencé a chupar y lamer toda su vagina. Primero su clítoris, succionándolo y dándole unos pequeños mordiscos. Luego sus labios, besándolos y jalándolos tanto como ella me permitiera. Luego saboreaba todos sus jugos penetrándola con mi lengua. Ella solo se retorcía de un lado a otro pudiendo no hacer nada más que mantener sus piernas bien abiertas.
Le metí un dedo, en inmediatamente comencé a cogerla con intensidad. Alternaba mi dedo entre recto para alcanzar la donita de su útero, a arquearlo para estimular su punto G, pero siempre con un ritmo veloz. A la par, mi lengua recorría su clítoris de arriba abajo. Un momento después, dio un gritó ahogado, jadeando en silencio mientras su espalda se arqueó completa y sus manos apretaban mi cabeza y jalaban mi pelo. La hice tener un orgasmo.
Se recuperó dejándose caer sobre la cama y jadeando como si no pudiera respirar. Yo me incorpore sobre, sosteniendo mi pene y acercándolo a la entrada del paraíso. “&%&#$&, espera…todavía más?” gimoteó entre jadeos que casi no se le entendía nada. “Todavía falto yo, así que cállate” Le ordené. “%$&&$, no me cogías así de rudo antes. Qué te pasó?” “Nada, solo ya te traía muchas ganas de nuevo.”
Me levante de la cama y tome un condón de los que guardo para mi novia cuando está en sus días. En ese momento me di cuenta de lo que estaba haciendo. No solo le estaba siendo infiel a mi novia, también estaba cogiéndome a otra mujer en la misma cama donde ella duerme, donde me la he cogido mil veces. Dudé un poco de lo que estaba haciendo, pero ya iba a la mitad y debía terminar. Ya luego me preocuparía de los detalles.
Me puse el condón, tomé a Aliena por los muslos y la puse en cuatro sobre el borde de la cama. Y de un súbito golpe, se la clave hasta el fondo haciéndola gemir fuertemente. Y seguí penetrándola duramente sosteniendo sus nalgas para que no se deslizara hacia adelante por la fuerza en que se lo hacía. Ella solo se dedicó a gemir con la misma intensidad.
Varié un poco la posición, cerrando sus piernas, dejando caer su cara sobre la cama, poniéndola sobre sus manos de forma que su espalda se arqueara, tomándola por los hombros y hasta del cuello. En esa forma, creo que volví a hacerla tener un orgasmo, porque de repente se dejó caer sobre su pecho, se quedó callada y su vagina se estremecía con pequeños espasmos. Ella solo musito un inaudible “espera”, pero yo, sin misericordia seguí bombeándola tan duro como antes.
Al cabo de un rato, la sostuve por sus caderas, dejando mi pene lo más profundo que su cavidad permitía, y arremetí más duro, llegando a un éxtasis tan elevado que todo mi cuerpo tembló y se paralizó. Había terminado. Casi como arte de magia toda la energía de hace un momento abandonó mi cuerpo súbitamente.
Apretando sus nalgas, le saqué la verga. Me quité el condón y lo tire en la basura. Ella yacía en la misma posición, jadeando con una respiración como asmática. Aún permanecía con la cola parada, con la vagina bien abierta y escurriendo jugos por sus piernas. No sé qué animal me poseyó esa noche, pero la dejé rendida, y los dos nos quedamos dormidos sobre la cama en donde, yo, dormía con mi novia.
Pasamos la noche juntos. A media noche ella me despertó con una buena mamada, me hizo acabar comiéndose toda mi leche. A la mañana siguiente volvimos a coger. Esta vez más simple, de lado sin más juego previo, más bien un rapidito. Al terminar, ella se bañó, y yo hice lo propio al terminar.
“Ojala nos veamos más seguido.” Dijo cuando estaba a punto de irse. “Pues me avisas y le hacemos igual.” Mi comentario me llevó a reflexionar sobre cómo íbamos a llevar la mentira. Acordamos no hablar mucho más en mensaje de celular ni nada parecido. Como si nada hubiera pasado. Y se fue.
El resto del día me dediqué a limpiar la casa. Tiré las cuatro cervezas que quedaban. Tiré la basura con los condones y cambié las sabanas. Lave algo más de ropa para despistar porque había lavado las sabanas que quité. Fui a la farmacia y repuse los condones gastados.
Para mi suerte mi novia no detectó nada. Pero como ya saben, la primera vez siendo infiel es una aventura que te tiene con los huevos en la garganta por al menos unos días, imaginando mil escenarios posibles e ideando explicaciones de porque lo hiciste. No pasó nada y a la fecha, no he vuelto a ver a Aliena, ya que ella vive a tres horas de mi ciudad y eso dificulta poder organizarnos.

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