Enamorado de ella

Hola conejita!!!
Me llamo Javier, tengo 40 años y resido en Valencia, España, una de las ciudades más hermosas de Europa, frente al Mediterráneo, gozando de buen tiempo casi todos los meses del año.
Esta historia comenzó hace unas semanas, cuando el invierno del 2017 llegaba a su fin y los primeros calores de la primavera llegaban a la ciudad.
Estoy casado desde hace 20 años, con Marta. Empezamos a salir y, por un descuido –un condón roto- quedó embarazada. Los dos trabajábamos y estábamos enamorados, así que decidimos casarnos. Mi primera –y única- hija nació poco después.
Somos periodistas, por lo que siempre hemos llevado una vida bastante informal, con horarios muy flexibles, y en mi casa siempre hemos sido bastante liberales con respecto a los "temas delicados", como el sexo.
Mi hija, Carla –nombre que eligió la madre- ha hablado con nosotros de todos los temas que le han preguntado, y nunca hemos tenido tabú alguno.
De hecho, mi mujer y yo seguimos practicando sexo con mucha asiduidad, y mi hija – algún domingo por la mañana y medio en broma- alguna vez nos ha dicho que ya podríamos ser más discretos....
Me gusta ir por Valencia en moto, y muchas tardes voy a buscar a Carla a la salida del colegio. Se trata de un centro donde todos los alumnos van en uniforme, y las chicas, con la llegada del verano, suelen acortar sus faltas de cuadros y se ponen blusas cortas, muy transparentes.
Estaba esperando una tarde, en la moto, a que mi hija saliese del colegio, cuando comencé a mirarla "con otros ojos".
Aquella tarde estaba preciosa. Ya me había dado cuenta que sus caderas se habían ensanchado, y que sus pechos estaban empezando a agrandarse. Alguna vez había visto algunos tangas en la ropa sucia, y desde hacía algunos meses había tenido su primera menstruación.
Carla es morena, muy alta y delgada, con el cabello muy largo, negro y liso.
Aquella tarde – como otras tantas – se puso en la parte de atrás de la moto y fuimos a casa. Casi sintiéndome mal, sentí una erección en el pantalón, al notar los delicados pechos de mi hija en la espalda.
Se estaba convirtiendo en una mujer preciosa.
Las tardes siguientes, sobre todo en casa, mientras esperábamos a su madre para cenar, y ella llevaba muy poca ropa, al ir por la casa, me sorprendí mirándola, no como padre, sino como hombre. Me sentí mal, pero empecé a navegar por páginas sobre amor filial, donde otos hombres confesaban su amor por sus hija, y de cómo el sexo con una hija puede ser algo maravilloso.
Algunas noches, mientras hacia el amor con mi mujer, no podía dejar de pensar en Carla, y me corría en su interior pensando en que lo hacía en el interior de mi hija.
Era perverso. Pero muy excitante.
Todo ocurrió una tarde de sábado. Mi mujer tuvo que irse a Barcelona, a cubrir un evento del periódico en el que trabaja, por lo que mi hija y yo nos quedamos todo un fin de semana solos.
El sábado, poco después de comer, decidimos irnos a la playa. Luego ella saldría con sus amigas, y me quedaría en casa, preparando un reportaje para la revista donde trabajo.
Era el primer chapuzón de la temporada. No había demasiada gente en la playa, aunque el tiempo era magnífico. Nada más llegar a la playa, mi hija se quito el vestido que llevaba. Vestía un bikini negro, de tirantes, dejando su al aire casi todo su cuerpo. De un año a otro había cambiado de forma espectacular. Las formas que insinuaba eran ciertas. Tenía el escote lleno de pequeñas pecas, lo que la había aún más deseable. Algunos chicos que paseaban por la playa se dieron la vuelta para verla. Era sólo una adolescente, y supe que llevaría a los hombres a la locura, que a mí me llevaría a la locura.
Nos bañamos juntos y jugamos en el agua, como siempre habíamos hecho. Yo, aunque tengo 40 años, creo que tengo un buen cuerpo. Hago deporte y cuido mi dieta, y aunque nunca le he sido infiel a mi mujer, siempre me ha gustado "tontear" con las mujeres.
Pero Carla no era una mujer. Era mi hija. Jugando en el agua, me supe erecto y ella sintió esa erección. Fingió no darse cuenta. Yo estaba algo avergonzado, pero no dejé de abrazarla, de rozarme con ella, de apresarla por la cintura. Parecíamos amantes, no padre e hija.
Al rato estábamos tumbados sobre la arena, algo atontados por el calor y la sal, cuando Carla se quitó el bikini.
¿Te importa? – me preguntó mientras se lo quitaba.
Eh... no... como quieras – balbuceé.
Tenía los pechos pequeños, los pezones negros y duros, llenos de pequeñas pecas. Me quedé mirándolos, mientras elle cerraba los ojos. Tuve que hacer un notable esfuerzo por no bajar la cabeza y meterme uno de sus pechos en la boca. Sus pezones eran magníficos. Tuve otra erección, inmediatamente.
¿Qué vas a hacer esta noche? – le pregunté, intentando llevar mi mente a otros temas.
No sé – me contestó sin abrir los ojos – creo que saldré con Mamen al Xenon, por la plaza de toros.
Pero, ¿esa no es una disco para mayores?
Ya, pero ella tiene carnés falsos... y siempre entramos.... Además, parecemos mayores, y a las chicas siempre les dejan entrar....
Jo... no me gusta que salgas con gente tan mayor...
¡Qué mayor! Si muchos tienen mi edad, se cuelan... los puertas hacen la vista gorda.... Además creo que allí veré a Carlos...
¿Carlos? ¿Quién es Carlos?
Un amigo.... luego me llevará a casa....
¿Te llevará a casa? ¿Es que tiene coche? ¿Qué edad tiene?
.... Uf, que pesado eres papá.... Tienes 20.. Estudia periodismo, creo que te gustaría....
¿¡20 años!? ¿Y de qué le conoces?
Es amigo del hermano de Marta, mi amiga de Castellón.... ¿la recuerdas?
Sí....
Estaba algo enfadado, y me sorprendí sintiendo ese enfado. Siempre habíamos sido tolerantes con respecto a las amistades de Carla, tuvieran la edad que tuvieran y fueran como fueran. Confiábamos en ella.
Pero estaba molesto. Enfadado con ese chaval, Carlos, porque lo más seguro es que estuviera acostándose con mi hija, gozando de su cuerpo, algo que yo – por el momento- no podía hacer.
Hija, no quiero ser pesado, pero ya te hemos explicado...
Sí, sí... ponerse el condón siempre... De todas formas no lo hemos hecho... todavía....
Eres muy joven, pero si quieres hacerlo....
Ya te he dicho que no... aunque bueno.... hemos jugado....
¿Qué? ¿Qué es eso de que hemos jugado?
Bueno, ya sabes, en su coche.... – mi hija se incorporó sobre el brazo derecho, mirándome fijamente mientras hablaba. Pese a estar inclinada, sus pechos seguían rígidos – nos hemos enrollado... Y claro, no voy a decirle que se ponga un condón... bueno, ya sabes.....
¿El qué?
Jo, papá, para hacerle una mamada, que pareces tonto...
Cambié de tema y al rato decidimos marcharnos a casa. Ya estaba cayendo el sol y teníamos hambre. Nos vestimos y cogimos la moto.
Mi hija se dio una ducha, mientras yo preparaba algo de cenar, y salió al salón de casa con una pequeña camiseta de tirantes, blanca, sin nada debajo, y un pantalón corto, también blanco y trasparentándose un pequeño taguita negro.
He quedado en una hora, así que tenemos tiempo de sobra.
Cenamos algo de pasta, mientas hablábamos de temas insustanciales. De vez en cuando nos mirábamos directamente a los ojos, intentando descubrir que era lo que pensaba el otro. Terminamos de cenar cuando Carla me dijo que pensaba quedarse esa noche en casa, que se encontraba cansada y que no saldría.
No me apetece nada salir por ahí. Puede que sea por el calor del sol, de esta tarde, pero me apetece más quedarme aquí, contigo, y ver alguna peli. ¿te hace papá?
Claro, pero pensaba que preferías salir con tus amigas a esa discoteca.... antes que quedarte conmigo...
¿Qué dices? Claro que prefiero estar contigo.... a mis amigos los tengo muy visto...
Recogimos los platos y nos sentamos en el sofá. Mi hija sacó de mi videoteca "Nueve Semanas y Media". La verdad es que no me hacía mucho ver esa película, que ya había visto algunas veces, pero Carla no la había visto, y tenía ganas.
Nos sentamos uno junto al otro, apagamos las luces y sólo dejamos encendido el televisión. Sentía el cálido cuerpo de mi hija a mi derecha, casi desnudo, sus largos brazos casi sobre mi pierna. Según iba transcurriendo la película, cada vez prestaba menos atención, y sólo podía mirarla, y desear que estuviera más y más pegada a mí.
En un momento dado, Carla apoyó su cabeza en mi hombro, dejando sus brazos sobre mi regazo. Aquello era demasiado tuve una erección en el momento, bajo sus largos y pecosos brazos. Giró su cabeza, mirándome fijamente, de abajo a arriba. No pude más. Yo era un hombre. Ella, aunque seguía siendo mi hija, era una mujer preciosa. La besé con fuerza. Metí mi lengua en su boca, dejé que mi saliva entrase en ella. Ella me respondió también con fuerza, casi gimiendo.
Carla se incorporó y se sentó sobre mi regazo, son dejar de besarnos. Mis manos fueron directamente a sus tetas, pequeñas y muy duras. Sus pezones se marcaban tras la camiseta blanca. De un solo golpe le quité la camiseta, mientras ella lucha con los botones de mi camisa.
-Papá, ufff... deseaba esto desde hace mucho...
-Carla... esto no está bien.... me estabas poniendo a tope... no podía aguantar más...
-esta tarde, en la playa... he estado a punto de besarte.... he notado lo excitado que estabas...
-La culpa es tuya, con eso que me has contado de Carlos....
No podíamos dejar de besarnos. Tenía los pechos más maravillosos del mundo. Llevaba desde esta tarde en la playa como loco por comerlos, y así lo hice. Los estiré, los mordí, lamí, hasta ponerlos tan duros como piedras. Carla desbrochó los botones de mi vaquero y metió la mano bajo mi slip, liberando mi polla, erecta, llena de pre-cum.
-Espera Carla, vamos a la cama.... – iba a desvirgar a mi hija, y quería hacerlo bien.
-Sí.... vamos....
La tumbé boca arriba, le quité los pantaloncitos y pude ver su coño, depilado, lo que me sorprendió, pero apenas lo pensé y me arrojé sobre él, lamiéndolo a fondo. Era maravilloso. Estaba comiéndome el coño de mi hija adolescente. Tenía que hace esfuerzos para no correrme. Recorrí todos sus pliegues con mi lengua, introduciendo dos dedos, muy despacio, mientras Carla gemía cada vez más fuerte.
Ufffff... papá.... vamos.... hazme mujer..... métemela.....
No pude aguantar más. Me coloqué sobre ella, y sin dejar de besarla, puse la punta de mi pene sobre su entrada, completamente lubricada. Primero quise ir despacio, pero según iba introduciéndome en el interior de mi hija, dí un fuerte golpe de caderas y la desvirgué. Apenas si gimió de dolor, más bien todo lo contrario, no paraba de gemir de placer. Yo no había sentido ningún problema a la hora d penetrarla, por lo que pensé (sólo me duró unos segundos) que no era virgen, como ella me decía. Comencé a bombearla, despacio, mientras la besaba.
Carla, mi vida.... ufffff... que maravilla.... esto no tiene que saberlo tu madre.... aggggg.... es nuestro secreto.... a partir de ahora eres mi putita..... ufffffff.... te follaré siempre que quiera.....
Sí.... me daba mucha envidia escuchar.... diiioooosssss..... como mamá y tú follabais..... más fuerte por favor....... paaaaaaaaa .... soy tu zorrita..... tu pequeña zorrita.....
Le dí la vuelta, haciendo que se tumbase boca abajo. Me puse sobre ella, coloqué mi pene sobre su vagina, y comencé a bombear. Primero de forma lenta, dejando que mi pene entrase y saliese de su interior, completamente, para luego aumentar el ritmo.
Estaba a punto de correrme, pero no quería hacerlo dentro de ella. Temía dejarla embarazada, aunque la idea de que el semen que le había dado la vida corriese ahora por su interior, era excitante.
Mi hija pareció leerme el pensamiento.
-Pá, vamos, córrete ya... uffffff..... no te cortes..... échame dentro toda la leche que quieras.... ahhhhh
-Cielo, uf, no puede ser..... podrías..... quedarte...... agggggg.....
-No, fuera no.... ufffff.... vamos...
No podía evitarlo. Ella comenzó a moverse con fuerza, mientras estallaba un fuerte orgasmo que hico que mi polla se cubriera –aún más- de sus fluidos.
Me dejé llevar, y descargué, tres, cuatro, cinco trallazos de esperma en el interior de mi hija, mientras me arqueaba dentro de ella. Ya que me estaba corriendo dentro, quería disfrutarlo, correrme lo más profundamente dentro de ella. Fue maravilloso.
Nos quedamos desplomados, cubiertos de sudor, besándonos...

Te hago envio de unas pocas fotos de mi hija.
Enamorado de ella


Enamorado de ella


Enamorado de ella


Enamorado de ella



4 comentarios - Enamorado de ella

koilet +1
Wow, quede al palo con esta historia, imposible no acabar leyendola
Jack55477
Excelente historia ,tu hija tiene un buen cuerpo