Manada

Emiliano coje con fuerza, empujando su miembro duro hasta el límite mismo de su propia humanidad dentro de la cajeta de Elisa. Ella está abajo, con los ojos cerrados y mordiéndose el labio inferior con fuerza. Se tapa con el antebrazo como puede su cara llena de leche. Gime de una manera extraña que a él le hace acordar ciertas películas porno que ha visto. Ve bambolear hermosas, las tetas carnosas de la chica y apura el ritmo para que suban y bajen con más fuerza. Las chupa, las lame, muerde esos pezones apetitosos con el ansia acumulada de millones de pajas. Ve a esa bella chica abierta y entregada a su poronga y se siente que toca el cielo con las manos. Ella esquiva su mirada, pero ya no dice nada. El siente el orgasmo venir de entre su entrepierna y saca la verga de sus entrañas, se levanta. Pajeándose le entrega también sus jugos seminales en la cara como lo han hecho ya cuatro de sus amigos, que ahora festejan a los gritos a su lado. 
Emiliano ha dejado de ser virgen. 
Unas horas antes, por la tarde, hace calor en el camping a la vera del río. Se apiñan caóticas unas doscientas carpas en un predio abierto y un poco sucio. En el centro mismo de la confusión ruge una especie de guiso endemoniado de diez parlantes vomitando música bailable al mismo tiempo. La gente habla a los gritos, casi todos con una bebida en la mano. La mayoría no pasa de los 25 años. 
Elisa llegó hasta allí con tres de sus amigas. Traían en sus valijas más bebidas que ropa. A eso de las cuatro de la tarde armaron un porro y lo fumaron tranquilas a la sombra de un paraíso, al borde mismo de la barranca. Mirando el agua pasar unos tres metros bajo sus pies descalzos, que se mueven sobre el pasto al ritmo que sale de un pequeño parlante azul. Las cuatro parecen uniformadas. Todas llevan puesto un pequeño short, cavado y metido en el culo y la parte de arriba de la bikini tapando sus pechos. Elisa se destaca de entre todas por ser la más alta y la más exhuberante. Sus tetas enormes apenas se contienen dentro del corpiño verde flúo. Se mueven al compás de una canción mientras aspira profundamente el porro. Se rie de algo que le dicen y sigue bailando. Tiene el pelo rubio y largo. se ve un tatuaje tribal en su espalda y varios corazones surcándole la pantorrilla izquierda. Además, se hizo un pequeño rayo sobre la concha, pero ese tatuaje solo lo verán Emiliano y sus amigos horas más tarde. 
Ellos están a unos metros de donde las chicas fuman su porro, en la sombra de un sauce llorón. Tienen su propio parlante y toman fernet con coca de una botella de plástico cortada torpemente a la mitad.  Se rien un poco grotescamente y miran todo el tiempo hacia el grupo de amigas de Elisa. Les invitan fernet y ellas los rechazan. Están en su mundo, pero de alguna manera se dejan ver por esos cinco chicos. Les gusta que las vean. Bailan y se abrazan. Elisa para joder a los vecinos le da un pico a una de sus amigas. Todos gritan como excitados. Ella saluda haciendo bambolear sus tetas y una de ellas se escapa de dentro del corpiño y deja ver el pezón grande, rosado, carnoso. Emiliano siente que la verga le estalla dentro del pantalón ante la visión de esa mujer hermosa y su teta al aire. 
El pico había sido un poco para provocar y un poco en serio. Elisa y Julieta estan experimentando con sus cuerpos en esas semanas de verano. Más por curiosidad que por tendencias homosexuales, sobre todo Elisa, quien no paraba de decirle que prefería toda la vida una buena poronga a la mas hermosas de las conchas. De todas maneras, disfrutaba esas tardes acaloradas, en bolas con su amiga, sacándole el máximo de goce posible a sus cuerpos aprendiendo.


Pasaron los dos grupos toda la tarde uno al lado del otro. Tomando, escuchando música, bailando y fumando. Los chicos calentándose con las mujeres a su lado. Ellas disfrutando y calentándose también en un juego que nunca dejaron correr demasiado. Rechazaron todos los intentos de sus vecinos por acercarse. Esa tarde no tenían ganas. 
Emiliano no podía dejar de mirar azorado la belleza de Elisa. Sus tetas grandes. Su culo como manzana apetitosa, sus tatuajes hechos en zonas tan excitantes para él. Le gustaban sus labios. La imaginaba chupándole la verga y tragando su semen como en los miles de videos que habia visto en su vida. La pija dura no bajaba bajo su short. Los huevos llenos de leche empezaban a molestarle. 
Las chicas siguieron sin tener ganas por la noche. Simplemente querían emborracharse y drogarse tranquilas, festejando estar juntas. Era el cumpleaños de Elisa. Cumplía 19.
Por la noche todo el clima se puso un poco más caótico todavía. Poca luz artificial, muchos mosquitos, mucha música sonando al mismo tiempo. 
Elisa y sus amigas comieron unos choripanes en una mesa de hormigón bajo una lamparita llena de bichos revoloteando. Estaban muy risueñas y bastante borrachas. Arrastraban las palabras al hablar. En un momento a Elisa le bajó todo el alcohol ingerido durante el día y sentía que los ojos se le cerraban. Les dijo a sus amigas que se iba a dormir, que ellas se quedaran. Se levantó tambaleante y arrancó la caminata de unos doscientos metros que la separaban de la carpa donde dormían.
Entre la borrachera y la falta de luz, Elisa perdió el camino y terminó deambulando como zombie en una zona un poco alejada del camping, entre árboles añosos, pisando hojas secas con sus pies descalzos y erráticos. No sabía dónde estaba. En algún momento escuchó voces y vió una fogata encendida. Se acercó al grupo de cinco que rodeaba el pequeño fuego. Obviamente eran Emiliano y sus amigos, que languidecían en charlas inocuas, también medio borrachos ellos.
Vieron venir a Elisa de entre las tinieblas, hermosa y borracha y quedaron todos callados.
Elisa, balbuceó algunas palabras. era evidente su estado de embriaguez. Uno de los chicos se levantó y la agarró del brazo para hacerla sentar en un banco donde estaban otros dos chicos. La puso en medio y algo dijeron, que ella no llegó a responder demasiado claramente.
De repente, y porque sí y sin decir nada, uno de ellos empezó a manosearle las tetas. Ella le sacó la mano enérgicamente, pero sin fuerzas. El otro hizo lo propio con la otra teta. Elisa empezó a repetir "no, no, no, no" monótonamente e intentó levantarse. Los chicos siguieron sin escucharla. Ella intentó levantar la voz, pero un tercero la agarró por detrás y le tapó la boca. Los demás la agarraron de los brazos y piernas y la tiraron al piso donde le arrancaron la poca ropa que llevaba puesta y la dejaron inmovilizada, asustada y en bolas a sus pies. Emiliano no sabía qué hacer. Veía a sus cuatro amigos y no los reconocía. No se reconocía a sí mismo no haciendo nada para frenar esa locura. Vió como se abalanzaban sobre ese cuerpo hermoso como hienas hambrientas. Como de a uno la iban cogiendo como pedazo de carne. Como reían y gritaban y por turnos le acababan en la cara, que de a poco se fue llenando de semen, lágrimas y tierra.
Elisa desesperada puso su mente en blanco y solo esperaba que terminara pronto. Al otro día contó que en realidad no recuerda casi nada de todo eso. Que fueron como flashes que su mente eligió borrar.
Emiliano de a poco se fue acercando. Tenía la verga dura y la mente en blanco también. A su turno, medio a los empujones de sus amigos, se puso sobre el cuerpo flácido de Elisa, lleno de leche y magullones. Metió torpemente la verga dentro de su concha hinchada y bombeó frenéticamente.

fin.

pd. Obviamente este texto habla de una violación. Es medio tramposo, porque presenta la situación como excitante la principio. Es la idea.
Quise presentar a la chica de esa manera, a propósito. Provocativa, sin cuidarse, borracha y drogada en una situación poco propicia, para entender también, que hasta en esos casos, No es No y que la violación es un acto aberrante.
Saludos a todes.

7 comentarios - Manada

Pervberto
Muy de acuerdo. Valga el juego de palabras, lo sensual es consensual. Si no, es un desperdicio de todo tipo.
real-visceral
Excelente, y tan necesario, siempre..no es no..paspado clavandola al angulo siempre!
Lady_GodivaII
Historias que lamentablemente se repiten, evidentemente el ser humano en masa pierde su humanidad como ya lo decía Tomás "Homo homini lupus"
Seba18ju
Recien lo leo, mirando todo su trabajo que es exelente, al no es no le agrego que si una persona no esta conciente de sus actos sea por el motivo que sea, siempre es no