Obligaron a mi amiga

Yo me encontraba en la casa de mi novia Cintia, era un viernes de Enero, previo a irnos de vacaciones a España y ya comenzaban nuestros días libres.
Íbamos a cenar algo tranquilo y yo me ofrecí para hacer las compras. Me fuí caminando por avenida Cabildo y me encuentro con Anto, una amiga de Cintia de la secundaria que también vivía en el barrio con la cual siempre compartíamos salidas y cenas en pareja. De hecho hacía menos de un mes que nos presentó a su actual pareja Nico. Ella era una chica rubia de mediana estatura, delgada, con unas gomas y un culo fuera de serie... pero lo que siempre me había gustado de ella era su boca. Sobretodo cuando usaba un labial rojo opaco que me volvía loco. De hecho hasta imaginariamente modifiqué unas palabras de Cortazar pensando en su boca: "Toco tu boca, con la punta de mi pija toco el borde de tu boca...la boca que mi pija elige para dibujarla en tu cara y coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi pija te dibuja". En fin... quién no ha fantaseado alguna vez en la vida con alguna amiga de su novia? pero en el caso de Anto iba más allá porque era de esas mujeres que estaba tan, pero tan buena que era imposible de conquistar para cualquier mortal. Tenía un sex appeal impresionante.
Entonces nos pusimos a charlar, me contó de Nico, de su laburo y de sus planes para el finde. Eran mas de las 20hs y yo por dentro pensaba dos cosas 1) que me iba a cerrar el Coto y 2) tratar de mirarla a los ojos y no a las gomas. Resulta que ella también estaba yendo a comprar palta para un guacamole y para cortar camino nos metimos en una galería que salía justo enfrente del supermercado al cual íbamos.
En ese horario las galerías comienzan a cerrar sus puertas para evitar que los vagabundos duerman ahí durante las noches. Al llegar al otro extremo del paseo nos percatamos de que había una reja cerrada con candado que no nos dejaba salir por lo que decidimos volver a la entrada y ¡oh! también la habían cerrado. Caminamos un poco en busca de alguien que nos pudiera abrir la puerta hasta que llega un hombre de seguridad que custodiaba el lugar y nos dice:
- ¡Alto ahí o disparo! ¡Estoy cansado de los delincuentes en esta galería!
Nos llevamos un susto impresionante hasta que le pudimos explicar lo que nos había pasado. Ahí el seguridad reaccionó (con cierto vestigio etílico) y nos dijo:
-Ustedes parecen una parejita que ha venido aquí a buscar un lugar para tener sexo.
Y yo le expliqué que no éramos novios y que ella era una amiga, a lo que el tipo me dice:
- Ah pero que linda nenita tu amiguita, ¿nunca intentaste nada con ella?- No, para nada, eso no corresponde, ella tambien es amiga de mi novia. -¿Ah no? Bueno esta noche yo te voy a hacer un favor, porque algo de ganas seguro que le tenés- me dijo el de seguridad.
Ahí mismo volvió a tomar su arma y apuntando a la cabeza de Anto le dijo:
-¡Quiero que le toques la verga!
Se pueden imaginar la cara de Anto… y la mía. Pero mi ella no hacía nada.
-Te dije que le toques la verga a tu amigo o te vuelo los sesos!
Yo de alguna manera intenté reaccionar interponiéndome entre el arma y Anto, pero al hombre poco le importaba lo que hiciera yo y me corrió de un empujón, volivendo a apuntarle a ella.
Ahí fue que Anto se puso muy nerviosa y casi por acto reflejo me agarra la pija por encima del pantalón.
-¡Apretásela, tocásela!- Decía el de seguridad que estaba desencajado.
Anto cabizbaja y muerta de miedo respondía a sus órdenes y me pajeaba suavemente por encima del pantalón y aunque parezca mentira, aún en el estado de nerviosismo en el que yo estaba, mi verga había comenzando a responder.
-Ahora sacásela del pantalón y pajealo…
Eso hizo mi amiguita y sacó mi miembro del pantalón que ya estaba muy muy erecto y comenzó con un sube y baja lento pero firme. El nerviosismo era tal que a Anto le temblaban las manos y yo no podía dejar de ver al tipo con el arma apuntándonos a ambos.
Esa era la bizarra situación: Anto, la mujer mas perra del mundo, amiga de mi novia y en pareja con Nico, me estaba pajeando con la zurda y la verdad es que eso estaba muy bueno,. Yo creí que iba a acabar en ese mismo momento, pero el de seguridad dijo:
-Mirá como lo pusiste a tu amiguito, está al palo, ahora algo le vas a tener que hacer. Agachate putita y chupásela.
Yo intenté decirle al tipo que era suficiente, que Anto estaba haciendo algo que no debía y que él se había excedido con nosotros, pero el tipo no entendía razones y le apuntaba a la cabeza. Ella se agachó, cerró los ojos y me besó el glande suavemente mientras me masturbaba. ¡Yo estaba al palooo!
-Así no se chupa una pija pendeja! Metetela toda en la boca que quiero ver un buen espectáculo- decía el de seguridad.
Algo hicieron esas palabras en Anto porque primero con mi pija en su boca comenzó a mirarme fijo y después se puso a chuparme la pija de una forma descomunal, mi glande chocaba contra su garganta, se metía y se sacaba mi verga de su boca repetitivamente, se refregaba la punta de mi pija por toda la cara, me la escupía y se la volvía a meter en la boca, chorreaba saliva de la comisura de boca hacia sus tetas... practicamente me la estaba cogiendo por la boca. Ponía saliva en mi pija una y otra vez, y se la volvía a meter en la boca como si fuese la última vez que iba a chupar una verga.
Yo estaba en el cielo, esta mina que era una bestia porno amateur chupándome la pija frente a un desconocido.
Ahí empecé a sentir las palpitaciones pre-eyaculatorias, volví a la realidad y la saqué de su boca porque no quería acabarle adentro ya que mucho castigo había tenido ella hasta el momento y no estaba dispuesto a someterla a más. En ese momento veo que el tipo de seguridad se estaba pajeando, la mira a Anto y le dice:
-¿Qué haces que no te tragás la leche de tu amigo?
Mi amiguita entonces se mete mi verga nuevamente en la boca y me la succiona de tal forma que le eyaculo adentro y solo derramando pequeñas gotitas en sus comisuras, el resto se lo estaba tragando.
Luego de ver esto el de seguridad se acaba en su pantalón y ya más tranquilo, pajeado y borracho como estaba nos deja ir. Yo la miraba a Anto y ella tenía una cara extraña, mezcla de nervios, ganas de llorar y algo de excitación quizás.
Llegamos al Super, hicimos las compras que teníamos que hacer y la acompañe a su casa sin pronunciar palabra. Los dos estábamos algo aturdidos. Sólo un ligero abrazo en forma de consuelo fue lo que pude hacer en el momento. Al entrar en su departamento, fue Anto quién rompió el silencio diciendo:
-Ahora decime que tal estuve nene- mientras me hablaba al oído
Su reacción fue de lo más inesperado, un escalofrío recorrió mi cuerpo. Nos trenzamos en unos besos de lengua que tenían sabor agridulce (a esperma mío supongo). Metí mi mano por debajo de su pollera y estaba muy mojada (probablemente desde hacía un rato) y comencé a tocar su clítoris y a meter mis dedos en su vagina, estaba que chorreaba. ¡La muy puta se había re-calentado mientras me la había chupado!
Nos masturbábamos mutuamente, la hice girar, reclinada apoyando sus tetas sobre la mesa, le levanté la pollera, le bajé la tanga y ahí la tenia como tantas veces me la había imaginado…
Me agaché, lamí y saboreé su clítoris y sus líquidos. Me paré, comenzé a masturbarla con la punta de mi pija, sus gemidos, el olor y sabor de su sexo...uffff.
Ganas animales de penetrarla, de mezclarme con ella, de que entremos en contacto piel con piel, de que compartamos nuestros fluidos... 
La penetracíón fue fácil y profunda.
Mis huevos hacían ese ruido al chocar contra la piel de su culo... Clap, clap, clap, clap
Ella gemía, suspiraba en voz baja, con sus ojos enrecerrados y empujaba hacia atrás -Ahhhh, ahhhh, siiii, siiiiiiii, metémela, ahhhhhhh, Ahhhhhhhhh, ¡como me coges! mmmmmmmm, estoy re caliente, que dura la tenes!
Escuchar gemir Anto era increíble y más aún ver su cabello revuelto, su cara desencajada, sus jugos chorreando por la cara interna de sus muslos. Me pedía más y más pija. En el ambiente se olía sexo, se sentía sexo, se escuchaban gemidos y sexo, se percibían ganas acumuladas por ambos durante meses. El orgasmo se nos aproximaba. Le dije –Anto tengo mas lechita para vos- 
-llename, acabame toda- fue su respuesta.
Empecé a eyacular duro y profundo, a llenarle su vagina de leche, mucha leche tibia y espesa, su vagina estaba rebalsando, y yo me estaba vaciando con ganas, con bronca y con desesperación.
Ella también empezó con su orgasmo, se contorsionó, gimió y al cabo de un par de minutos nos quedamos ahí, en esa posición, yo aún con mi verga dentro de ella quien sabe cuanto tiempo, casi inconscientes, hasta que escuchamos el ruido del ascensor, que nos devolvió a la triste realidad de que éramos ¿solo amigos?...

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