El Oso...

Mientras estuvimos en San Justo, retomé una vieja costumbre. Jugar al tenis en las canchas de la Ciudad Deportiva de Almirante Brown.
De chica era mi deporte favorito, incluso llegué a representar al Mirasol en varios interclubes. 
Después de tanto tiempo me resultaba inspirador volver al club en el que pasé tan buenos momentos... Sí, de los que se están imaginando y de los otros también. 
Me acuerdo en especial de uno de mis primeros profesores de tenis, que tras una clase, me atendió de lo lindo en el mismo vestuario contiguo a la cancha. Obvio que al volver pregunté por él, pero ya se había jubilado y no tenían datos actualizados suyos. Una pena.
De a poco me fui reencontrando con antiguas amigas, ya casadas y madres, como yo, con las que empezamos a organizar partidos de tenis.
La rutina era siempre la misma, jugábamos hasta que nos aguantara el físico, y luego nos íbamos a tomar algo fresco al buffet del club, en dónde nos poníamos al día con nuestras respectivas vidas.
Lo que les voy a contar me pasó luego de un dobles, en el que jugué mi peor partido desde que volví a las canchas. 
El motivo fue que al entrar al club ese día me había topado con el Oso. ¿Y quién es el Oso?, se preguntarán ustedes.
El Oso es, ni más ni menos, que un barra brava de La Justina. Lo conozco porque de más jóvenes mis hermanos también fueron barras, pero de La Banda Mostro, por lo que durante años fueron enemigos acérrimos.
Ni sé cuántas veces se agarraron a piñas en la misma popular o en las inmediaciones del estadio. Me acuerdo como venían mis hermanos, todos magullados después de cada enfrentamiento, escondiéndose de mis viejos para que no les prohibieran volver a la cancha.
Pero ellos ya no pertenecen a la barra, incluso dejaron de ir a los partidos para no tener problemas. El Oso, en cambio, sigue, incluso estuvo involucrado en el tiroteo del 2017.
Por supuesto que él sabe muy bien quién soy yo. Quizás por eso me miró de esa forma, como desnudándome con la mirada.
No me había olvidado de la forma en que solía cebar a mis hermanos, usándome a mí como el objetivo de sus chicanas.
"Cuidá a tu hermana que si la agarro la dejo bizca de tanto que le voy a hacer el orto".
"Cuando tu hermana vea la que tengo acá (tocándose el paquete) se baja ella misma el calzón y me entrega la cajeta".
"No te pongas celoso cuñadito, que cuando la agarre le echo un polvo por vos también".
Nos cruzamos en la entrada de la Ciudad Deportiva. Él salía y yo entraba, pero cuándo me vio, pegó la media vuelta y volvió a entrar. Desde ese momento ya no me pude concentrar.
Durante el partido de dobles con mis amigas, podía ver como me observaba a través del alambrado, fumando un cigarrillo de lo más campante.
Por supuesto que no podía hacer nada, ya que esa clase de sujeto, pese a la violencia que genera, suele gozar de una impunidad total. En Almirante Brown por ejemplo tiene pase libre.
-Che, ¿ése no es el Oso?- pregunta una de mis amigas al verlo ahí, acechándonos.
-¿No estaba preso?- acota otra.
-Entra y sale como si fuera su casa- interviene la tercera.
Yo me mantuve callada, porque sabía que estaba ahí por mí.
Seguimos con el juego, por mi parte haciendo un papel lamentable, hasta que terminamos con el triunfo de mis adversarias. Luego, cuando ya nos dirigíamos hacia el buffet, me disculpé con ellas aduciendo un compromiso laboral impostergable.
En realidad quería saber si el Oso se animaba a seguirme. Me daba cuenta que de esa manera estaba jugando con fuego, y aunque el riesgo a quemarme era alto, no podía resistirme. 
Empiezo a caminar por el interior del club, con él detrás, sin acercarse todavía demasiado. Al llegar a los árboles que están detrás de la cancha de hockey, me detengo. Me apoyo de espalda contra un tronco y lo espero.
-¿Me estás siguiendo?- le pregunto cuando me da alcance.
Sí, yo con mi metro sesenta y cincuenta kilos, me le planté a esa bestia grande como un ropero a quién no en vano le dicen Oso.
-¿Que pasa? ¿No se puede dar un paseo por el club?- se defiende con ese vozarrón suyo tan característico e identificable.
-¿No te acordás de mí, Oso?-
Me mira de arriba abajo, con ojos ávidos y escrutadores.
-No estabas tan grande la última vez que te vi- repone, enfocando su persistente mirada en mi delantera.
-Creo que la última vez que nos vimos todavía estaba en el secundario- asiento.
-Supe que te habías casado, me imagino que con un hincha del Mirasol- repone, acercándose todavía más, de modo que su gigantesca figura proyecta toda su sombra sobre mi cuerpo, tapando por completo el Sol.
Es como si de repente se hubiera producido un eclipse.
-No, con un bostero...- le aclaro.
-Todavía estás a tiempo de recapacitar- bromea.
-No creo, ya tenemos un hijo- 
-Espero que por lo menos te salga aurinegro el pibe-
-¿Porque me seguías, Oso?- le cambio bruscamente el rumbo de la conversación.
-Te reconocí apenas te vi, solo quería invitarte una birra, por los viejos tiempos-
-Nuestras familias son como los de Romeo y Julieta, Oso. Si nos ven aunque sea saludándonos se puede armar un quilombo como el del 2017-
-En eso tenés razón, mejor no agitar el avispero-
-Te aceptaría la cerveza pero fuera de acá, no en el club- lo sorprendo.
-Podría ser en mi casa, está acá cerca, de paso te muestro la cantidad de trapos que le afané a tus hermanos- me propone.
-¿Me estás invitando a entrar en territorio enemigo? ¿Tu señora no va a decir nada?-
-Está laburando, así que ni se va a enterar- me sonríe cómplice.
Salimos en forma separada del club, reencontrándonos al otro lado de la avenida Rucci. Caminamos unas pocas cuadras y apenas pasando la Cámara de Comercio, está la casa del Oso, uno de los capos de la Justina. Si me vieran mis hermanos entrando con él, mansamente, como corderito al matadero, no me dirigen la palabra nunca más en la vida.
Soy consciente del riesgo que corro, sé que el Oso me la tiene jurada desde hace años, y que la mejor forma de vengarse de sus enemigos, o sea mis hermanos, es cumpliendo sus amenazas de entonces..., "dejándome bizca de tanto hacerme el orto", como había proferido hacia ya tanto tiempo.
-También tenés hijos- le digo al ver varias de las fotos que adornan la sala en las que se lo ve con la esposa y dos niños.
-Hinchas y socios del Almirante desde la cuna- responde orgulloso -Y no te preocupes que ahora están en la colonia-
-Yo no me preocupo, me parece que el preocupado sos vos-
-¿Yo preocupado? ¿Y porqué?-
-Por confraternizar con el enemigo, si alguien se entera...-
-Tratemos de que nadie se entere, entonces-
Contando con mi tácita complicidad, me lleva al sótano en dónde tiene tiene guardados los bombos y las banderas propias y ajenas. Entre ellas una con la rúbrica de la banda mostro, seguramente de las tantas robadas a mis hermanos, como me había dicho. También tiene camisetas del club firmadas por jugadores, dos de ellas enmarcadas, una del actual técnico, Blas Giunta y otra de Bazán Vera.
-Parece que tenés muchos amigos en el club- le digo no sin cierta ironía en obvia alusión a su prontuario.
-Años de tablón...- se ufana.
Doy un par de vueltas por el sótano, admirando los diferentes trofeos de guerra que fue coleccionando a lo largo de los años. Tiene de casi todos los equipos de Primera B y del Nacional. Solo le faltaba uno que, justamente, estaba de pie ahí enfrente suyo.
-Como dijiste, ésta "reunión"...- le digo haciendo con los dedos el gesto de comillas -va a quedar entre nosotros ¿no?-
-Secreto total, te lo juro por el Mirasol- me asegura con una mano en el corazón.
-Entonces...- me le tiro encima, como si fuera un adversario en plena batalla, y poniéndome en puntas de pie para alcanzarlo, lo beso en la boca.
Pese a la sorpresa inicial, el Oso me responde con la misma premura, enredando su lengua con la mía en una forma por demás jugosa y efusiva.
-Acá me tenés Oso...- le digo al tomarme un breve respiro -Supongo que me trajiste para esto, ¿no? Para cumplir con las amenazas que les hacías a mis hermanos-
El Oso me mira obnubilado, como si no entrara en razón todavía, pero cuando reacciona, me agarra de la cola, me levanta en el aire y así en upa me lleva fuera del sótano. Mientras subimos la escalera y atravesamos la sala, nos seguimos chuponeando, a la vez que con mis piernas enlazadas en torno a su cintura, me voy frotando contra su entrepierna, sintiendo que lo que le late por debajo del pantalón guarda perfecta simetría con el resto de su cuerpo.
Recorremos un pasillo, abre de una patada una puerta y entramos a lo que vendría a ser su habitación. Todavía puede olerse en el ambiente el perfume de su mujer.
Me tira de espalda en su cama, me saca la pollerita de tenis, la bombacha y abriéndome las piernas, se mete entre ellas y me chupa la concha. ¡Y cómo me la chupa!
La lengua me entra de lleno para lamer todo mi interior, mientras que con los dientes me raspa el clítoris, provocándome unos espasmos deliciosos.
Estoy tan caliente que desde adentro me sale una mielcita que él se dedica a saborear con especial predilección.
Con los dedos me separa bien los gajos, lamiendo, chupando y hasta mordiendo esa carne hinchada y dilatada que se expande delante suyo.
Luego se levanta y se desabrocha el pantalón, pelando una pija que le hace honor a su imponente figura. 
Tal como había sentido mientras me restregaba contra su cuerpo, lo que el Oso tiene entre las piernas no le va en zaga al resto de su anatomía.
Una pija de forma aflautada, más gorda en el centro que en los extremos, con un pintoresco lunar en el medio del lomo que pareciera estar señalando el preciso centro geográfico de su virilidad.
Ahora soy yo la que chupa con ganas, comiéndome la chota del Oso hasta dónde me cabe. Me lleno la boca con su carne, succionando a morir, empalagándome con ese sabor que vulnera todos mis sentidos.
Los suspiros, la forma en que disfruta mi mamada, me empodera e incentiva.
Cuando se aleja para buscar los forros en la mesa de luz, aprovecho para sacarme el resto de la ropa. Él también se desnuda por completo y tras ponerse el látex, se echa de espalda en la cama.
Me le subo encima y me voy acomodando de a poco en esa herramienta letal que parece ir haciéndose más y más gorda a medida que me va entrando.
El Oso tiene decorado el cuarto con varios espejos, no sé si porque le gusta verse mientras coje, o la mujer sea coqueta al vestirse, pero los reflejos de los mismos devuelven la imagen de mi delicado cuerpo perdiéndose entre la grasa y los músculos de esa mole que es el capo de la Justina.
Cuándo ya me tiene bien atornillada, me hunde los dedos en las nalgas y agarrándome bien fuerte me empieza a bombear de lo lindo.
"PLAP PLAP PLAP PLAP PLAP"
Por momentos el ruido de nuestros cuerpos chocando resulta ensordecedor.
Nos besamos con toda la boca y con toda la lengua mientras nuestros sexos se funden en uno solo.
Mis pezones, duros y erectos por la calentura se clavan en su tórax mientras me muevo en torno a ese macizo porongazo que no detiene ni por un momento su agresivo avance.
Mientras nos cogemos intenta meterme algún dedo en el culo, pero se lo impido. No olvido su promesa de dejarme bizca de tanto hacerme el orto y aunque estoy dispuesta a entregárselo, no pienso hacérsela fácil. Así que cada vez que un dedo trata de colarse por esa otra entrada se lo aparto enérgicamente.
-No seas mala, dejame probarte el culito...- me insiste, pero yo sigo rechazándolo.
Lo beso en la boca, chupándole la lengua y mordiéndole los labios.
-¿No te gusta mi conchita?- le pregunta con la voz ronca de excitación.
-Me encanta- me asegura -Pero también me encantaría hacerte la cola-
-La tenés muy grande- le digo haciendo un pucherito -Si llego rengueando a mi casa, ¿que le digo a mi marido y a mis hermanos?-
-Que el Oso cumple sus promesas- repone con obvio orgullo machista.
-Se los diría si no fuera que esto va a quedar entre nosotros- le recuerdo. 
-¡Como me gustaría que tus hermanos sepan de la cogida que te estoy dando!- insiste, por un momento más atento a su venganza personal que a mi propio placer.
-¡Olvidate de mis hermanos y dame bien duro, Oso!- lo incito, mientras me zarandeo sobre su verga, sintiéndola en toda su aguerrida enormidad.
Dispuesto a complacerme, me voltea bruscamente y poniéndose encima mío me empieza a garchar con todo, sacudiendo hasta la cama con cada arremetida.
Lo pedís, lo tenés...
El bombeo iba in crescendo a medida que yo me mojaba una y otra vez, perdida debajo de la mole de su cuerpo.
Cuando está por acabar, me la saca de la concha, se desprende del forro y metiéndomela en la boca, me la llena de leche. Casi ahogándome, siento los guascazos golpeándome el paladar y derramándose por mi garganta. 
No me opongo a tal inyección láctea, por el contrario, le aprieto bien los huevos para extraerle la mayor cantidad de semen posible. Pura miel de Oso.
Cuando me la saca de la boca, todavía chorreando, me quedo relamiéndome gustosa, sintiendo como su calor vital me incendia las entrañas.
Mientras él se queda derrumbado en la cama, extenuado, me levanto y voy al baño que está dentro de la misma habitación.
Me enjuago la boca y hago pis. Sentada en el inodoro le pregunto si puedo ducharme, me dice que sí. Abro la ducha y dejo que el agua se entibie, ya que aunque estamos en verano, no se trata de un día particularmente caluroso.
Me estoy bañando, enjabonándome el cuerpo, cuando de pronto todo se oscurece. Me doy la vuelta y lo veo al Oso metiéndose en la bañadera, con una erección que incluso hasta parece superar a la primera.
-Lo siento pero no puedo dejarte ir sin hacerte la cola, es una cuestión de principios- me dice en tono amenazante mientras me retiene de cara contra los azulejos.
-No seas hijo de puta Oso, si estuvimos bien, la vas a arruinar- le replico tratando de defenderme, aunque cualquier esfuerzo que pueda hacer resulta totalmente inútil.
Con una mano me sujeta ambas muñecas, inmovilizándome, mientras que con la otra agarra el jabón de tocador y me lo pasa por toda la raya del culo, a modo de lubricante. 
Una vez que ya estoy bien enjabonadita, sigue con los dedos, metiendo primero uno y luego dos, pata distender apropiadamente la zona. 
Podría decirle que no necesito tanto preparativo, que una vez que me la ponga mi culito no le va a oponer ninguna resistencia, pero me gusta sentirlo. Por eso le sigo el juego resistiéndome y tratando de zafarme, aunque lo que menos quiero es que me suelte.
Cuando ya queda conforme con la dilatación conseguida, sin soltarme las manos, me las levanta por encima de la cabeza y manteniéndome inmovilizada contra la pared, se sitúa por detrás y me la mete despacio aunque con firmeza, haciéndome bramar de placer.
Sí. El Oso me está culeando en el baño de su casa. Ahí dónde se baña su mujer, me revienta el culo a puro pijazo.
Ya no me hago la que me resisto, ahora me entrego y lo disfruto. 
Cuando me libera las manos, meto una por entre mis piernas y me pajeo al ritmo que él marca desde atrás. Acabo casi enseguida, meándome del gusto que me da sentirlo.
En medio del disfrute, el Oso me la saca, sale de la bañera y tomándome de la mano me lleva de nuevo a la cama. Me pone en cuatro, la cara aplastada contra el colchón, el culo bien levantado y poniéndose por detrás, me vuelve a ensartar por la colectora.
No sé si me pongo bizca, pero siento como si se me entrecruzaran los ojos de tan al fondo que me la mete.
-¡Aguantate guachita que ya acabo..., sí..., ahí viene..., ahí..., ahiiiiiiiií...!- vocifera entre jadeos, y sacándomela de un tirón me riega la cola y la espalda con una soberbia acabada.
No sé como se las arreglará, pero dejamos las sábanas manchadas de sudor, semen y flujo vaginal. 
Luego del sexo nos duchamos juntos, pedí un taxi y muy subrepticiamente salí de su casa. Como nos habíamos pasado los celulares, mientras viajaba le escribí:
"La venganza estuvo OK...".
Lo que no sabe es que la venganza también fue mía, ya que su mujer, Clelia, me hizo la vida imposible en el secundario. Sí, yo también sufrí de bullying, pero como bien dice una conocida frase, todo da vuelta en ésta vida, querida...










 






 

27 comentarios - El Oso...

catrro
Que maravilla..... lo que daria por conocerte, me dejas la pija dura como nunca..... y solo con leerte!!
Muchos Besos
maritainfiel
Gracias... Besos para vos y para esa pija dura... Jaja...
sleepmaster
Como come pija ese culo Marita!!!!! Ojalá algún día se coma la mía!!.
maritainfiel
Jaja... Tiene una dieta irrestricta de pura carne...
Desert-Foxxx
Ufff marita. Yo creó no poder culearte como el oso, pero si va s a tener que andar tapada del cuello para abajo durante una semana por los chupones que te dejaría en esas tetas.
maritainfiel
Culeadas, chupones, todo es bienvenido, y por las marcas no me preocupo, en todo este tiempo aprendí a taparlas muy bien con maquillaje... Besos...
Desert-Foxxx
@maritainfiel entonces ojalá tenga el placer de degustar a mordidas esas ubres.
horrotika
Hermoso relato del conurbano caliente!!
maritainfiel +1
Muy caliente...!!!!
celta05
Depredadora, máquina insaciable. Cuando podremos admirar una foto de tu culo?
maritainfiel
Me gustaría, lo q pasa es que tengo un tatuaje muy identificable, tendría q ver la forma de q no se note. Por ahora lo tengo en pendiente... Besos
celta05
@maritainfiel me imaginé una cosa por el estilo
gast1987
Como quisiera ser el oso
maritainfiel
Jaja... El Oso, y el Cholo y Pablo y Jorgito, y la lista sigue, sigue y sigue... Gracias y besos...
Marc_2 +1
Capa Marita además de trola inteligente.
maritainfiel +1
La venganza es dulce, muy dulce... Besos...
dantraloco
La venganza es un plato que se sirve frío ajajja
Buen relato van puntos.
Y una pregunta. Estos individuos de las barras que son delincuentes ¿Quién los protege para que salgan impunes? ¿Protección política o mera mafia?
dantraloco
Muchas gracias por responder. Y ahora otra pregunta sobre el tema. ¿Como pagan la protección política? Porque los favores tienen que ir en las dos direcciones.
maritainfiel +1
@dantraloco no sé mucho, pero mis hnos llevaban gente a los actos de un político que fue candidato a gobernador de la provincia...
dantraloco
Ahhhhhhhhhh entiendo, gracias por la respuesta.
juanjitox027
el karma...
juanjitox027
cuando te veo en mdeo para otra visita tuya en la ciudad y ser parte de tus relatos😈😈
maritainfiel +1
@juanjitox027 Jaja... Le debo una visita a Braulio, quizás prontito...
juanjitox027
te tomo la palabra entonces? 😏😈😂
Loza_Kyle +1
Una hermosura marita cada vez mas hermosos risas relatos me dejo al palo preciosa!!!! 😍😍😍
maritainfiel +1
Gracias, besos y que linda pija...
Loza_Kyle
@maritainfiel Me encantaria dártela a toda preciosa, y poder conocerte 😢..
Sute41
@maritainfiel, como siempre, con tus relatos me dejas al palo... lo que daría por conocerte... Van +10...
maritainfiel
Gracias y nunca digas nunca... Besos...
Sute41
@maritainfiel la esperanza es lo último que se pierde. Un beso Diosa...
Blues_Local1
espectacular como siempre, +10 parece poco
maritainfiel +1
Gracias... Un beso también me parece poco...
criselkpo +1
No me gusto!!! Naaaaa Mentira muy bueno ...me cae mejor el cholo .. Este es un gil...Aguante el cholo...Jajajaja
maritainfiel +2
También me cae mejor el Cholo, pero la turra de la esposa del Oso me decía ubres de vaca en el colegio, y el marido terminó rechupando esas ubres...Jaja...
Gracias por pasar y besos...
criselkpo +1
@maritainfiel Jajaja Me estalle con el Ubre de Vaca ...jajaja ...sos todo lo que esta Bien ...besos
PEREZCASTRO
el te rompio el culo a vos, Mi Pincha de Caseros se lo sabroseo a su Almirante!....aguante el Pincha! marineritas putas!!
maritainfiel +1
No sé las demás, pero yo soy una marinerita puta y con el culo bien roto...
PEREZCASTRO
exquisita.....ya te imagino con esas polleritas cortitas y se me para.....que lindo cogerte si estuvieras vestidita asi y yo con la del Pincha....
Bass_07
como me gusta leerte marita, siempre me mato a pajas cuando te leo, sueño con cojerte como te cojen todos esos tipos jaja
moesyou
Genial....como todo lo que Que imagino de vos...pediría cosas como los demás, pero sólo me limito a que no dejes de escribir. +10
kohinoor2k9
Exclente!!! Hay segundo capitulo de la venganza? jajaja
FabricioBiazzi
me encantóoo, me pones muy al palo, @maritainfiel
Challenger31
Muy buen relato. Que potra debes ser en la cama
LikkXxx
Que paja me estuve haciendo leyendo!!! Me encantaria seas mi pareja y te garche asi el Oso... Tira alguna data a ver si logro encontrar al oso para mostrarle foto de mi pareja
ValenJR
Esto no sucedió verdad?