Mis primas de la capital 7

Me sentí más aliviado después de la conversación con María, aunque notaba que se me estaba yendo de las manos la situación, desde que empecé la relación de primas folladoras hacía ya bastante tiempo, mi la vida había dado un giro radical, no es que me quejara no, pero primero era estar liado con mis primas y con el morbo de hacerlo juntas o por separado, que me llenaba bastante, y luego entraron en escenas otras mujeres que aunque no me arrepiento en absoluto, rompieron la paz y cada vez se liaba más y más la madeja.
Mi prima se marcho de mi habitación nada más hablar conmigo, me demostró ser una chica estupenda, yo según iban pasando cosas tenía el temor de que al enterarse se rompieran nuestra relación, pero me equivoqué porque además de estar al corriente de lo que ocurría, me animó a seguir, por el momento todo seguía a las mil maravillas.
Con mi prima Maite no era menos, había una total complicidad entre las dos hermanas que me demostraron una gran madurez y un gran aprecio hacia mí.
Cuando me desperté a la mañana siguiente ya era tarde, la clase empezaba a media mañana, apenas abrí los ojos me metí en la ducha, había dormido toda la noche como un bebé y me sentía muy animado, por eso cuando volví a la habitación a vestirme casi no me extrañó ver sobre mi cama el sujetador de seda de mi tía extendido sobre las sabanas, estaba claro que había perdido una batalla, pero no la guerra y no se iba a rendir, con la moral alta bajé ya vestido, mi tía estaba en su habitación, cuando pasé por su puerta, se estaba arreglando para irse a la tienda, pero aún tuvo la picardía de hacerlo con la puerta abierta y sin sujetador, llevaba una falda de tubo por debajo de las rodillas que le hacía las caderas más estilizadas, la cintura más fina y las tetas más voluptuosas.
Cuando me oyó pasar por su puerta salió y me preguntó si iba a salir, para eso se pegó a mí a menos de un palmo, la punta de sus tetas apenas rozaban mi pecho, ya estaba maquillada y su perfume me envolvía, cuando paso sus brazos alrededor de mi cabeza sobre mis hombros, me dijo…
--- Te gusta mi perfume nuevo? Me lo he comprado pensando en ti.
Me flojeaban las piernas, mis manos parecía que se me escapaban hacia sus pechos redondos y erguidos, tuve que hacer un gran esfuerzo para estar quieto y decirle que me iba ya, aunque no era verdad, hizo un gesto de desilusión y me dijo casi al oído…
--- Que pena que te tengas que ir, me habría gustado que guardaras el sujetador que te he dejado en tu habitación, lo has visto?, igual encontrábamos otro que te gustara aún más.
Cuando terminó de decir la frase se pegó tanto a mí, que sus tetas se aplastaron sobre mi camisa y su falda se pegó a mi bragueta, noté su monte de Venus hinchado contra mi polla todavía más hinchada.
Me separé en contra de mi voluntad maltrecha, fui a la cocina y tomé un café rápido y salí hacia la universidad aunque era muy pronto.
La casa de Asun estaba más o menos en mi camino, pensé en llamarle y acompañarla a clase, le pareció muy bien y al rato estaba llamando al timbre para que bajara.
Me dijo que todavía no estaba arreglada, que subiera y esperara arriba, lo hice y me recibió con una sonrisa angelical, muy propio de ella, me senté en la salita, pero me dijo que pasara a su habitación, la cama ya estaba hecha y todo ordenado, solamente estaba organizando sus libros, todavía no se había arreglado, llevaba una toalla en la cabeza, y un pijama súper grande.
Cuando pasó por mi lado me hizo una mueca graciosa y me besó en la nariz, me hizo gracia, pues no era de muchos gestos cariñosos, en la clase.
Yo sentado en la silla la observaba ir y venir sin cesar, parecía que llegaba tarde a todos los sitios y eso que aún faltaban dos horas para la clase.
Cogió unos libros y los fue a dejar en una estantería a mi lado, al subir los brazos el pijama dejó ver un trozo de su vientre y estómago, fue la ocasión perfecta para que mis manos la cogieran de la cintura “para ayudarle”, cuando bajó, mis manos no lo hicieron y se quedaron justo bajo el nacimiento de sus tetas, Asun no se movió, simplemente se me quedó mirando con la misma cara inocente del día anterior, solo que poco a poco se fue quitando la chaqueta del pijama.
Mis manos quietas estaban haciendo de sujetador, simplemente se abrieron para que los dos globos encajaran en la palmas entre mis dedos.
Asun frente a mí se sentó en mis rodillas rodeándome con sus piernas, me abrazó y me besó entreabriendo sus labios antes de llegar a mí, me absorbió mi boca hasta sacarme la lengua y se la metió en la suya, se deslizó por mis piernas hasta pegarse a mí, tuve que soltar sus tetas para meter las manos bajo el pantalón del pijama y apretar sus nalgas, eran suaves, sin ser grandes estaban duras.
Al estar separadas las piernas mis manos no tuvieron dificultad para pasar bajo sus nalgas y llegar a la entrada de su vagina, ella sacó el culo hacia atrás y pude meter medio dedo, todavía no estaba húmeda por lo que me mojé el dedo con saliva y lo volví a introducir, ella me facilitaba más arqueando la cintura, con la otra mano pasé por delante del pijama y busqué su pubis velloso.
Me llevé una sorpresa, al no encontrar vello, solamente dos labios casi abiertos y con el clítoris asomando duro, le miré a los ojos y me sonrió arrugando un poco la nariz, el dedo que tenía en la entrada de su vagina, estaba ya húmedo de sus jugos, lo saqué y rozando el perineo lo apoye en el agujero apenas rugoso que seguía entre sus nalgas, no hizo ningún respingo, simplemente dejó abrirse más las nalgas.
Después de dar varias vueltas alrededor del ano, la primera falange de mi dedo corazón entro suavemente, al notar que su esfínter me lo permitía sin recelo me aventuré con la segunda falange, notaba la suavidad del intestino, parecía seda frente a lo rugoso de su vagina.
Se puso de pié sin juntar las piernas, simplemente dejó caer el pijama al suelo, mi dedo se hundió hasta donde pude mientras que la otra mano metía dos dedos en su vagina, en su interior se rozaban mis dos manos, al estar de pié frente a mí, se cogió las dos tetas y juntándolas me las presentó en mi boca, solo me cabía un pezón pero los iba alternando, ella solo me miraba y suspiraba.
Como pude saqué la mano del coño de Asun y me solté mi pantalón, el bulto que se apreciaba bajo el bóxer denotaba el estado de excitación que tenía, ella cogió de la cintura la prenda interior y solo levanté el culo de la silla cuando lo pasó por bajo; mi polla saltó al frente, ella se sentó sobre ella, yo pensaba que se la iba a introducir por el coño pero me quitó las mano del culo, abrió un cajón de la mesita de noche y sacó un tarro de crema hidratante, se embadurno el culo y lo hizo también con mi polla, luego se sentó suavemente.
En principio, se quedó quieta en la entrada, luego suspiró largamente y se dejó caer, despacio, mi glande se deformó ante la estrechez, pero en ese punto estaba lo suficientemente duro para obligar al ano a adaptarse a su tamaño, al final ganó el glande y el ano tuvo que dejarle paso; mi glande le dio un premio al pasar el anillo y quedar el tronco un poco más delgado, la crema hizo el resto, la chica notó el cambio, solo un gemido hizo saber que lo peor había pasado cuando se relajó, rápidamente se sentó hasta quedar sobre mis piernas.
Mi mano le abrió los labios del coño y atrapando el clítoris lo masajeó hasta notarlo descubierto de su protección estaba duro a la vez que suave, mientras ella había cogido mis huevos y con una mano los apretaba suavemente.
Cuando se adaptó al tamaño de mi polla se levantó casi hasta sacarla pero al llegar al glande se volvió a sentar, era un recorrido que sentía y gozaba en toda su extensión,
Del movimiento apenas visible fue pasando a un agitado sube y baja, yo notaba sus músculos como apretaban mi falo, su cabeza se echo hacia atrás, cuando se tensó abriendo la boca y respirando agitadamente, todavía aceleró más y cuando una serie de estremecimientos sacudieron su cuerpo, se abrazó a mí apretando sus uñas en mi espalda, mis dedos agitaban el clítoris con fuerza, hasta que me suplicó…
--- Por favor Juan me vas a matar… de gustooo.
La abracé también, mi polla dura seguía dentro de ella, Asun tampoco parecía que tenía prisa en dejarla salir, su corazón sonaba como un tambor contra mi pecho, poco a poco noté como bajaba el ritmo, entonces se levantó, pero solo lo justo para que saliera mi polla, así como estaba mirando al techo, se volvió a meter pero esta vez en el coño, al buscar ella con un movimiento mínimo la situación del glande.
Ya no hubo suavidad, fue notar el glande entre sus labios cuando se sentó de golpe, mi polla hizo tope en el cuello del útero pero no paró, siguió saltando sobre mí, ladeando las caderas moviéndose hacia delante y atrás, mi polla estaba a punto de estallar, cuando mirándome con esa mirada fija me dijo…
--- Ahora Juan, córrete conmigo, lléname de leche caliente.
Fue una corrida magistral, coordinada al máximo, los latigazos que sentíamos se mezclaban sin orden, saltábamos y gemíamos besándonos y acariciándonos sin orden, ella siguió cabalgándome hasta que sin poder controlarme le tuve que decir…
--- Por favor Asun, me vas a matar… de gustooo.
Cuando se levantó, mi polla ya blanda estaba empapada de semen y jugos vaginales, tuvimos que salir al baño, una ducha nos dejó como nuevos.
Cuando salíamos, su compañera nos cruzó y dijo socarronamente…
--- Buenos días.
Cuando bajamos, en el primer bar que encontramos, le invité a almorzar, le pareció una idea estupenda.
En clase nos sentamos un poco separados para evitar comentarios, pero lo suficientemente cerca para mirarnos con frecuencia.
Cuando llegué por la tarde, la familia estaba en casa al completo, mi tía había preparado una cena suculenta, mi tío estaba ya sentado a la mesa, parecía muy contento, mis primas no dejaban de mirarme.
Cuando más tarde me acosté no tardé en notar que se abría la puerta, se levantó la sabana y se metieron en la cama mis dos primas, estábamos apretados pero a gusto.
Se pegaron las dos a mí, me dijeron que me fuera preparando, parecía que mis tíos preparaban algo, estaba muy contentos los dos, la gran cena solo era un síntoma, les parecía que el siguiente plato iba a ser yo, me quedé helado, pero solo un segundo después rompimos a reír los tres.
Entre las dos me quitaron el pijama, enseguida me olieron el cuerpo, me dijeron al unísono…
--- Juan, tú has estado follando!
En la oscuridad de la habitación nos reímos a carcajadas.
En seguida sus manos estaban palpando mis huevos, por supuesto estaban llenos otra vez y se lo hice notar.
--- Los tengo cargados otra vez para vosotras, siempre tendréis vuestra ración.
Las risas llenaron la habitación otra vez, pronto mi polla fue requisada por una boca y un coño me tapó la mía, no me importaba su propietaria, las dos eran deliciosas, y sabían cómo usarlas, las tetas que cogía eran buenísimas las cuatro, y los coños sabían y olían deliciosamente.
La boca que se tragaba mi polla solo la dejó cuando había engordado tanto que ya no le dejaba casi respirar, a partir de entonces se dedicó a lamer y chupar el glande, una mano me estrujaba los huevos, lamiéndolos a intervalos, los labios que estaban pegados a mi boca se paseaban de arriba abajo, cuando llegaban al final mi lengua entraba un poco en el ano para luego entrar en la vagina hasta lamer el clítoris y terminar en el pubis, pronto el orgasmo me inundó la boca, apenas podía tragar la cantidad de flujo que manaba aquel coño.
Mi mano dentro del otro coño agitaba el clítoris a toda velocidad con dos dedos dentro, la boca que me chupaba la polla aceleró hasta que estaba morado el glande y un dedo fino se deslizó entre mis nalgas hasta hundirse dentro de mí, un chorro de leche espesa salió de mi polla, el primero se pegó en la cara de la chica, el siguiente ya fue a parar a su garganta, apenas podía mantener el ritmo de mi corrida al coincidir con la suya, mi mano mojada escurría liquido hasta la sabana, la habitación olía a sexo por triplicado, cuando extenuados nos acostamos entrelazados en silencio, por la puerta entraban los ruidos junto los gemidos y bramidos de mis tíos, estaban follando acompañados de Carlitos.
Al día siguiente me enteré de que este mismo sábado era el cumpleaños de mi tía, lo cierto es que nunca me había preocupado de estos detalles, pues yo no lo celebro, por eso no me extrañó que cuando llegué a casa la mesa estaba preparada con esmero, mis primas iban de aquí para allá poniendo hasta el último detalle y mi tía se afanaba en la cocina, mi tío por supuesto se ocupaba de las bebidas.
Yo con la mirada le pregunté a mi prima María que era aquella celebración anticipada y ella se encogió de hombros.
Cuando nos sentamos en la mesa todos estaban la mar de contentos, todo era alegría, yo expectante miraba a todos e intentaba seguir en la misma línea, al final cuando se levantaron mis primas a traes el postre, mi tío sacó del bolsillo de la chaqueta dos sobres que puso bajo los platos de mis primas, cuando volvieron lógicamente preguntaron qué era aquello y mi tía les dijo que lo abrieran que era un regalo especial para ellas, aunque no era su cumpleaños.
Al abrirlo se quedaron maravilladas, no podían decir palabra, yo no me podía imaginar que sería y esperaba curioso, el misterio se resolvió pronto, las dos al unísono se levantaron y se abrazaron a su padre, lo cubrieron de besos y abrazos, luego explicaron que era aquello, eran dos entradas para este mismo sábado para un concierto en una ciudad cercana de un conjunto musical que ellas adoraban, para el cual no habían entradas desde hacía meses, preguntado su padre cómo las había conseguido, simplemente les dijo…
--- Tu padre tiene buenos amigos, y tu madre muy buenas ideas, haría cualquier cosa por nosotros.
Todo eran gritos de júbilo y las chicas se abrazaban sin cesar, cuando se les pasó la euforia preguntaron…
---Y cómo vamos a ir? Nos vas a llevar en el coche?
--- No, he pensado que mejor os vais el viernes por la tarde, he reservado una habitación doble en un hotel que conozco.
Ya el estruendo era ensordecedor, no se esperaban tanta “libertad” de momento, cuando terminaron de gritar se volvieron a sentar a la mesa y después de mirar por enésima vez las entradas se me quedaron mirando disimuladamente con sonrisa picarona con doble intención.
A quien más le gustaba el grupo musical era a Maite por lo que al irme a dormir pasé por su habitación para felicitarla, cuando llamé me contestaron dos voces invitándome a entrar, estaban las dos hermanas dentro de la cama charlando y haciendo planes, al verme entrar me hicieron sitio en la cama abriendo las sabanas.
Yo me desnudé rápido y me metí para saber más detalles del fin de semana, ellas sin más apagaron la luz y en un movimiento rápido salieron por el aire los respectivos pijamas, al estar los tres desnudos se pegaron a mí y no paraban de contarme sus planes para el sábado, mientras me tenían cogida la polla y los huevos, no sabían donde acariciarme y hacerme cosquillas, estaban exultantes de alegría, me besaban en todos lados y cuchicheaban entre ellas al oído, de un salto la que me tenía cogida la polla la soltó y se subió a caballo sobre mí, la que me sujetaba los huevos, mantuvo la polla vertical el tiempo suficiente para que su hermana se lo introdujera en el coño.
Mientras se dejaba caer y se metía mi estaca hasta dentro seguía hablando con su hermana de que discoteca visitarían el viernes y la marcha para el día siguiente, yo por las tetas que colgaban sobre mi cara adiviné que la que estaba empalada con mi polla era María, apenas pude entrar en la conversación, pues cuando dije que me gustaría ir con ellas por toda respuesta tuve el coño de Maite sobre mi boca acoplado perfectamente a mis labios, moviéndose cada vez más rápido hasta que mi prima María aceleró sus movimientos también y no tuve más remedio que ante la inminente llegada de sus orgasmos me corrí junto con ellas.
María se bajó de mí y se pegó a mi lado junto a Maite, nuestros corazones sonaban a tambores de guerra, poco a poco se tranquilizaron, en el silencio se oía como mis tíos estaban otra vez follando desesperadamente, mi tía gritaba sin reparo y mi tío gruñía como un oso.
María me preguntó seria mientras se apoyaba en mi pecho poniendo sus tetas sobre mí…
--- De verdad no te has enterado de lo que va la fiesta?
--- Bueno… pues creo que es por el cumple de tu madre y ha coincidido con el concierto…
--- Que inocente que eres… la fiesta la vas a tener tú el sábado, cuando no estemos nosotras, vas a ser el regalo de cumpleaños de mi madre, lo presiento.
--- No te comprendo, qué fiesta.
--- No estoy segura, dijo Maite, pero el sábado tendréis una súper cena y de postre… igual te folla mi madre…
--- No burlaros de mí, si estará tu padre en casa.
--- Y qué!, mi padre hará lo que sea para complacer a mi madre y ya se inventará el modo de tenerla contenta.
Me dejaron perplejo, no llegaba a entender la posibilidad de esta trama, pero me fui a mi habitación a pensar más despacio mi situación.
El viernes por la mañana me levanté y fui un rato a clase, cuando volvía me entraron unas ganas locas de hablar con mi vecina Emi del tema y de paso también me hormigueaba la polla de pensar en poder follármela, cuando entraba en la calle miré a la lejanía, vi como mi tía salía de mi casa, cruzaba la calle y entraba en la de enfrente, procuré ocultarme y esperar un poco, al momento salió acompañada de la vecina, las dos muy arregladas, entraban en el coche y se iban, yo me quedé con la boca abierta viéndolas partir.
Me fui a casa, comí algo a solas, mis primas ya se habían ido y no sabía qué hacer exactamente, por lo que decidí salir también a dar una vuelta.
Después de arreglarme también salí sin rumbo fijo, estando pensando qué detalle podría hacerle a mi tía por su cumple, al final me decidí por lo más socorrido, un perfume, pero caí en la cuenta de que es un tema muy personal y con los gustos de mi tía no sabía por dónde empezar.
Estaba deambulando por un gran almacén cuando detrás de mí oí un shiiiit, me volví y no vi a nadie, me reí para mis adentros pues era muy improbable que me conociera nadie, pero al volver una estantería llena de ropa de señora me topé de golpe con Marta la señora de la secretaría de la universidad, iba acompañada de otra señora más joven que ella, las dos muy guapas y elegantes.
Me alegré de verla y de que se acordara aún de mí, la saludé educadamente y después de darme dos besos en las mejillas me presentó a la otra señora…
--- Hola Juan! Que sorpresa verte por aquí, te presento a mi hermana Asunción, es mi hermana pequeña, Asunción, este joven es Juan un alumno de la universidad.
--- Hola Juan! Te puedo llamar así?, me alegro de conocerte, he oído hablar muy bien de ti.
Yo me quedé un poco pensativo y no me di muy bien cuenta de lo que podía haber contado Marta sobre mí, mis pensamientos me distrajeron un poco hasta oír a Marta que me preguntaba qué hacía allí. Le conté lo del regalo de mi tía y se ofreció a orientarme sobre los perfumes, accedí encantado.
Al llegar a la sección de perfumería, estaba perdido ante tanta variedad y con todas estas chicas a cual más bonita ofreciendo sus marcas, Marta se dio cuenta de cómo miraba más a las dependientas que a los frascos y me cogió del brazo y me susurró…
--- Mmm… Juan que te parece si vamos primero a la obligación y luego a la devoción?
Sin pensar sonreí y la seguí hasta una marca bastante conocida, después de preguntarme por mi tía, su edad, su forma de vestir y su carácter se decidió por darme a oler un perfume, la verdad no entiendo nada de esto y todos me parecían estupendos aunque eran diferentes, ante mi ignorancia, Marta se decidió por uno, lo pedí lo más presentable posible y después de pagar nos fuimos, no reparé en lo que valía por supuesto, mi tía valía lo que pidieran.
Marta me preguntó si tenía prisa y yo la verdad es que ni prisa ni rumbo tenía, por lo que me rogaron que las acompañara, las seguí y al poco nos detuvimos en la sección de lencería, yo me quedé en el pasillo mirando distraído mientras ellas curioseaban en el mostrador, al rato Asunción vino a por mí y me preguntó si las podía ayudar,
--- Naturalmente, dije yo.
--- Es que tenemos una duda y necesitamos la opinión de una tercera persona.
Me acerqué al mostrador que tenía varias cajas abiertas y prendas extendidas, yo estaba un poco violento porque no sabía nada del tema pero Marta se volvió a mí y me preguntó…
--- Mira Juan, es que quiero renovar un poco el vestuario y quisiera tu opinión.
La dependienta me miró con una leve sonrisa malintencionada en los labios, yo en cambio le miré el canalillo que asomaba por el escote del uniforme, ella al darse cuanta se apoyó sobre el mostrador disimuladamente y me enseñó un poco más profundamente el par de tetas que sujetaban una prenda blanca y escueta, yo le lancé un leve beso al aire agradeciendo el gesto, luego seguí a las dos damas hacia el probador, la chica iba detrás de mí con las prendas en la mano y con el dedo me señalaba una en concreto, luego me guiñó el ojo con complicidad.
Las dos mujeres pasaron al probador con las prendas y yo me quedé fuera con la dependienta, era un día de mucha venta y no podía entretenerse allí mucho rato por lo que le dije si podía esperar, me sonrió y dijo que sí.
Cuando se entreabrió la puerta del probador asomó una mano y sacó un sujetador y pidió otro, la chica se lo dio pero se le cayó al suelo uno, se agachó rápidamente y al hacerlo puso el culo pegado a mi bragueta, yo me encogí ante lo imprevisto pero ella aguantó la postura tardando en recogerlo, mi polla reaccionó más pronto que yo y su dureza fue notada por las nalgas de la chica, ella se apretó contra mí, debería llevar un tanga pues mi polla se enterró entre sus nalgas, notaba el calor tibio que desprendía, al levantarse me miró y me hizo una mueca de aprobación, luego me dijo que sujetara las prendas, yo pasé la mano por debajo de las suyas para recibirlas, pero ella me cogió del codo y llevó mi mano hasta sus tetas oculta por las prendas, la gente pululaba a nuestro alrededor y no se percataban de nosotros, solo pude pasar la mano entre la chaqueta del uniforma por el espacio de un botón que previamente se había despasado, llevaba un sujetador muy suave sin tirantes, mis dedos bajaron la copa lo suficiente para sacar la teta de su sitio y cogiendo el pezón lo estiré lo suficiente para que saliera duro y áspero, luego abarqué con mi mano toda la teta suave y tersa, cuando saqué la mano la polla estaba salida del bóxer y colgando pantalón abajo.
Al marcharse bajó la mano y la pasó a lo largo del camal, simplemente se despidió dándome un apretón en el glande.
Cuando la puerta se abrió y pidió otra prenda se la di y me dijo si podía pasar, lógicamente lo hice, no sabía si estaba menos presentable fuera que dentro con el bulto en el camal, Marta me dijo que opinara, llevaba puesto precisamente el sujetador que me había recomendado la dependienta, era una belleza, levantaba el par de tetas y las juntaba haciendo un efecto maravilloso, hasta se le notaban los pezones, quizá se habían hinchado al verme entrar, esto no ayudaba para que mi polla se bajara, por lo que continué empalmado.
Asunción me preguntó que me parecía, le dije que era perfecto, no contenta con esto quiso arreglárselo y colocarlo mejor y se agacho a dejar lo que tenía en las manos, su culo fue a parar donde menos debía, a mi polla dura, en la estrechez del probador, no había culpa de nadie pero los segundos que estuvo pegada a mi polla eran sospechosos, luego quizá sin querer le estiró hacia abajo el sujetador y le dejó las dos tetas al aire, saltaron a la vez frente a mi cara, fui totalmente irreflexivo, lo sé, pero mis manos le cogieron las dos tetas a la vez con la excusa de taparlas, pero no fue ese el resultado, Asunción me cogió la polla con la mano y en menos que un suspiro se oyó un ziiip y me bragueta dejaba salir a la fuerza mi polla sacada con destreza por Asunción.
Marta a través del espejo vio como desaparecía mi glande entre los labios de su hermana, me cogió de las manos para que no soltara sus tetas, mis dedos rodeaban sus pezones y los ponían a mil, se salían de duros, mi lengua pronto los atrapó mientras la hermana pequeña me mamaba la polla ya caliente, hasta que sin poder moverme apenas, dejé que saliera toda mi leche en la garganta de Asunción, Marta mientras tanto apretaba mi cabeza contra su pecho besándome en el cuello.
Cuando salimos del probador me temblaban las piernas, apenas me había podido colocar la polla dentro, todavía estaba dura, la dependienta acudió rauda al vernos salir, lo primero que miró fue mi polla, aún se notaba la gran hinchazón, luego miró a las mujeres, Asunción aún tenía unas gotas de semen en la comisura de los labios, la chica se relamió al mirarme.
Al ver que se quedaba el modelo que ella me había dicho además de otros dos, la chica me guiñó un ojo, era una buena venta, volvió a despasarse un botón del uniforme y se ladeó para que mirara, se había quitado el sujetador, se le veía hasta el pezón moreno y puntiagudo, yo le indiqué que observara mi polla, ella asintió y me hizo como si la mordía, yo hice un gesto de dolor, ella se rió.
Cuando dejamos la sección propusieron de ir a merendar, no me pareció mal, pero Asunción dijo que no tenia apetito y que aunque había “tomado” algo quería volver a casa, Marta me dijo si me era igual merendar en casa, yo asentí un poco mosqueado, la polla estaba más contenta con la idea.
Cuando llegamos a su casa, Marta se fue a cambiarse de ropa, su hermana se quedó acompañándome hasta que su Marta llegó, traía una bata puesta y en la mano los paquetes que había comprado, mientras Asunción estaba cambiándose también estuvo abriendo las cajas, lo cierto que las prendas eran divinas, aún sin poner, cuando se nos unió llevaba una camiseta muy suave y un pantalón de algodón, bajo la camiseta… nada, solo un par de tetas mejor aún que las de Marta y ya con los pezones preparados, el pantalón le marcaba los labios del coño, presentí que de bragas nada tampoco.
Sin dar importancia a nada Marta se quitó la bata y luego el sujetador que llevaba, era muy elegante pero nada que ver con las compras recientes, su hermana le ayudó a soltarle el cierre y no esperó a tener el otro preparado, las dos tetas salieron disparadas, aún estando un poco caídas estaban impresionantes, mientras Marta se colocaba un sujetador comprado.
Asunción sin decir más, se quitó la camiseta y empezó a desplegar otro modelo, eso dio tiempo para que yo apreciara el par de tetas que tenía, por un momento me dio la impresión de que los había visto antes, pero estos eran más grandes, me fijé y le distinguí apenas bajo uno de ellos una leve cicatriz, los tenía operados, pero mi polla no entendía de eso, estaba igual de dura.
Yo apenas podía atender con la mirada a las dos mujeres, Marta me preguntó si le sentaba bien, le tuve que decir que se debía elevar los tirante un poco, me dijo que lo hiciera yo y estuve ajustando el tirante caído mientras una teta se salía de su copa, a la vez Asunción había sacado las bragas a juego de su sujetador y bajando el pantalón de un tirón se quedó admirándolas mientras exhibía su coño depilado con esmero, estaba hinchado, los labios redondeados ocultaban malamente un clítoris seguramente excitado ya y que sobresalía húmedo y rosado entre ellos.
Cuando creí que estaba el tirante ajustado a la medida cogí la teta juguetona y la metí en su copa, no sin pellizcar un poco su pezón, luego subí el tirarte, Marta se percató de la diferencia y me dijo que siguiera con la otra.
Su hermana reclamó mi atención para que opinara sobre ella, se dio la vuelta dejándome admirar el culo de paso, bajo una espalda lisa se estrechaba en una cintura impropia de su edad, suponía que tendría sobre los cuarenta y tantos, las caderas imitaban la silueta de una guitarra española, las nalgas apenas escondidas por las braguita hacían de unión a unos muslos torneados.
Al volverse me preguntó con bastante intención, cual de las dos tenía mejor tipo, yo intuí que quería alzarse con la mayor de las alabanzas dada la diferencia de edad, pero la experiencia que había tenido con Marta, no me dejaba ponerla en segundo plano.
--- Bueno, tengo que reconocer que las dos tenéis un tipo fantástico, me gustan las mujeres mayores que yo…
--- Si eso ya lo sé.
--- Pero si tengo que opinar, diría que Marta aún siendo mayor conserva una figura ideal, sus tetas aún un pelín más caídas que las tuyas tienen el encanto de poder atraparlas cuando campanean sobre mí, y su culo, qué podría decir de él, es lo más suave y agradecido de todo, se adapta a cualquier situación.
Marta se quedó mirándome intrigada, en realidad no podía opinar sobre su culo de la forma que lo hacía, no lo había catado, aún claro, pero lo comprendió cuando su hermana me cortó rápidamente…
--- Bueno no puedes opinar sobre mi culo todavía, te sorprenderías lo acogedor que es, de hecho mi coño le tiene envidia.
--- Tus tetas en cambio tienen la ventaja de que son mi tipo preferido, de hecho me parece haberlas visto antes, y los pezones son mi ideal aunque los de Marta son tan sensibles y agradecidos que llenan la boca nada más lamerlos.
Yo era consciente que la conversación se estaba poniendo caliente por momentos, ya no habían disimulos, solo faltaba una chispa para explotar.
Asunción arrugó en entrecejo y quitándose el sujetador se acercó lentamente a mí y me dijo…
--- No se puede juzgar una cosa sin tener pruebas, por qué no los catas y verán lo sensibles que son?
Tanto se acercó a mí que no tuve que hacer mucho esfuerzo para agacharme y coger la teta y apretándola, sacar el pezón todo areola y meterlo en mi boca, con la lengua rodeaba toda su superficie mientras ella suspiraba de placer, detrás de mi noté como unas manos sacaban la camisa del pantalón y acariciaban mi estomago y mis tetillas, mis manos estaban ocupadas con las dos tetas hinchadas de la hermana pequeña.
 Marta estaba ya soltando el cinturón de mi pantalón que caía al suelo, al estar medio agachado la mano pasó entre mis piernas entreabiertas y presionaba mis huevos, luego al notar lo duros que estaban, pasó por entre el camal de bóxer hacia arriba, al notar la mano, el escroto se arrugó haciendo mis huevos en forma de pelota de tenis pegarse a la base de mi polla, siguió la mano hacia arriba a lo largo del tronco hasta llegar al glande que estaba pegado a mi pubis y llegaba al ombligo, con la otra mano separó la goma del calzoncillo y se unieron las dos atrapando toda la polla, entre las dos bajaron la prenda hasta las rodillas, mi polla mantuvo los 45º y el capullo rojo y brillante.
Asunción soltó una de mis manos pegadas a una teta y me la puso sobre su vientre, la palma de mi mano se deslizó abierta bajo su recién estrenada braguita y mis dedos se repartieron por su monte de Venus, dos de ellos se separaron hacia las ingles, dos más abrieron los labios y el corazón fue directo hacia el clítoris, no sé quien encontró a quien, pero el clítoris ya estaba descapullado cuando lo toqué, estaba suave pero a la vez duro.
Yo con una postura un poco forzada, estaba chupándole una teta a Asunción mientras mi mano acariciaba su coño, Marta se agachó e interponiéndose entre los dos se metió mi polla en la boca enredada entre nuestras piernas, cuanto más me apretaba con su lengua y el paladar yo más le succionaba el pezón a su hermana, casi llegué a tener media teta dentro de la boca, cuando la solté estaba roja.
Lo que quedaba de ropa, mi camisa, no tardó en desaparecer, los sostenes cayeron al suelo y la bragas les siguieron, Marta no dejaba mi polla de su boca, mientras Asunción me guiaba la mano hacia sus nalgas, noté como su ano presumiblemente arrugado estaba dilatado, uno de sus dedos se había adelantado a mí y me había facilitado la tarea, por eso cuando se volvió de espaldas a mí apoyándose sobre el brazo del sofá, Marta sacó mi polla de su boca y la puso frente al agujero oscuro de Asunción yo dejé caer toda la saliva que pude reunir entre has nalgas de la mujer y cuando hubo alcanzado el objetivo apoye mi glande, una leve presión y desapareció por arte de magia, ella culeó hacia mí y se introdujo de golpe el resto de tronco hasta casi todo, yo hice el resto un empujón y el chasquido de mis huevos con la húmeda vagina señaló el tope.
Marta me acariciaba los huevos por debajo de mis piernas, su hermana jadeaba cada vez que le llegaba el glande a lo más profundo de su recto, sus tetas caían en vertical sobre el asiento del sofá, las recogí con las dos manos, me sirvieron de sujeción para apretar más mi polla en su culo, por cortesía le pregunté…
--- Te hago daño?
Un hilo de voz me respondió…
--- Nooo, me encanta tu polla, la siento dentro de mí me llenas del todo hacía mucho que nadie me la metía como tú, mi marido no sabe.
Me quedé sorprendido, hasta ahora no había pensado en la situación civil de la mujer, la verdad no me importaba, pero me chocó ver el gusto que sentía después de desearlo tanto.
--- Quisiera que te corrieras dentro de mí, pero no soy avariciosa, ya he probado tu leche, mi hermana se merece que le llenes el coño también.
Su último comentario cuando estaba casi desfallecida me dejó pensativo…
--- Mi hija tenía razón.
Poco a poco se fue abriendo de nalgas aún más, a la vez que un temblor recorría su cuerpo, cuando una serie de fuertes latigazos, la hicieron caer sobre el sofá dejando a mi polla salir completamente roja y mojada.
Marta a mi lado, seguía acariciándome los huevos, con la otra mano me limpió la polla con la bata que se había quitado un momento antes, me sentó en el sofá al lado de su hermana caída, separó las piernas y se subió sobre las mías, se pegó a mi cuerpo y pasando la mano entre los dos cogió mi polla y se la metió entre sus piernas hasta después de dar un paseo por sus labios húmedos la ingresó en su coño, después suavemente se dejó caer suspirando, cuando saboreó bien mi polla caliente pegada a su útero empezó a subir, sus pezones como dátiles rozaban mi pecho hasta mi boca, los mordía y cuando los soltaba ella se dejaba cae de golpe, yo levantaba mi cadera para que tuviera más longitud de polla, pero ella lo desfrutaba igual, cuando quería mas polla se incrustaba entre mis muslos y la buscaba, sus uñas se clavaban en mi espalda cuando empezó a sentir como una electricidad le recorría el cuerpo, una serie de estertores incontrolados le siguieron, al notarlos me hicieron perder la resistencia y dejar que mi polla soltara la cantidad de leche que retenían desde hacía rato, Marta no paró de saltar sobre mí hasta que la leche y los jugos vaginales empaparon mis muslos y el sofá, se inclinó sobre mí y estuvo quieta presionando mi polla con sus músculos vaginales escurriéndome, hasta que se salí de ella, terminando de vaciarse de semen.
Al levantarse Marta, Asunción que estaba con su cabeza pegada a mi lado observando en primer plano la escena, se adelantó lo suficiente para reptar sobre mi regazo y atrapando mi polla lacia la chupó hasta dejarla completamente limpia de semen y flujo.
Después de un rato de relax, Martas sin vestirse trajo unos tacos de jamón y unas cervezas, fue una merienda improvisada, cuando estábamos recordando lo mejor de la tarde, le pregunté a Asunción…
--- Una curiosidad, porque has dicho eso de tu hija?
--- Ah! Se me escapó, tengo una hija que estudia en la universidad, se llama Asun, quizá la conozcas, tenemos una gran confianza y me contó como un chico la había desflorado de una manera maravillosa, incluso la había desvirgado analmente, le encantó, luego mi hermana me contó que había influido para que entraras en la universidad y en la misma clase que Asun, lo demás fue atar cabos sueltos y adivinar, mi hermana no me había contado nada de lo vuestro, pero se lo noté cuando te presentó.
--- Vaya, pues creí en un primer momento que Marta te lo había contado todo, me alegro.
Después de pasar la tarde juntos hablando nos vestimos, antes de irme Marta me rogó que pasara por los grandes almacenes y le cambiara de color el sujetador que quedó en la caja, los había comprado todos negros y le gustaba uno blanco, al darme el ticket me di cuenta que donde ponía “Le ha atendido la Srta. Lucía” estaba tachado el teléfono de la tienda y había escrito a mano otro número de teléfono.
Cuando llegué a casa mi tía ya había llegado y estaba en la cocina preparando la cena, mi tío en el sofá leía un libro.
Les di las buenas noches y subí a ducharme para cenar.
Empecé a prepararme mentalmente para el sábado.
Continuará.
Espero sus comentarios

3 comentarios - Mis primas de la capital 7

sevas2
Muy bueno 10+
masitasexxx
Muy bueno. Que clase de embrujo hace que todas las mujeres quiersn coger con este muchacho?