La amiga de mi abuela 24

Y la historia sigue así; una vez que mamá me dijo que no se la pusiera de una porque mi cabeza era grande y le iba a doler, apoyé la puntita firmemente en su hoyito, para poder empezar a penetrarla suavemente, ante la primer suave embestida que hice, sentí como su orificio anal, ante mi sorpresa, se contrajo aún más e imposibilitaba siquiera que le calzara la puntita, esto hizo que recordara algo que me había dicho la abuela la primera vez que la cogí por el culo, "las mujeres necesitamos un tiempo para acostumbrarnos a perder el miedo que una pija nos desgarre el orto, acordate siempre". Este recuerdo me hizo reflexionar, que no es por mandarme la parte, pero la tengo bastante gruesa, (la base de mi cabeza es de casi 6 cm, lo que le dá forma de hongo), y decidí, cambiar la táctica, agarré el pote de crema, y esta vez rodié la parte más gruesa de mi garcha con mucha crema, una vez echo esto, acerqué mis labios al oido de mamá, le besé la oreja, después le mordí suavemente el lóbulo de la misma, y por último le susurré, tranquila, que no te voy a hacer nada que te haga mál, para terminar diciendole ya en voz alta, para darle un toque de humor que la calmara, solo estoy acá para romperte bien el culo, al escucharme esbozó una sonrisa, lo que me confirmo que hice bien en cambiar la estrategia, volví a besarla en su oreja, para agradecer su sonrisa, y en ese momento fué que ella me dijo, seducime hijo, habláme con palabras sucias, decime chanchadas, contáme las barbaridades que me vás a hacer, como vas a coger a la puta de tu madre. Si hasta ese momento yo estaba caliente, se imaginarán como estaba ahora, sin pensarlo demasiado empecé a decirle cosas que no se me ocurriría decirle ni a la más sucia de las putas, pero que sin embargo a mamá parecía le agradaban como si fueran un cumplido. Puta de mierda, estabas esperando un pendejo para que te recogiera bien la concha y tenía que ser yo tu propio hijo; y ahora te haces la santa y te haces la difícil para entregar ese culo viejo, vos sabés la poronga que te estás perdiendo, claro que lo sabés, si ya la tuviste bien adentro de esa concha jugosa y hambrienta, la tuviste bien dura y parada, pidiendo que acabara porque no aguantabas más, y no hablemos como te tragaste toda la leche, después de pajearla, pasarle la lengua y hacer garganta profunda hasta atragantarte con mi semen espeso y caliente, fué en ese momento que sentí aflojarse los músculos de su ano y con cuidado empuje suavemente mi pija contra su puerteado orto, la lubricada puntita cruzó la puertita de atrás, hasta hace unos segundos firmemente cerrada, y la crema lubricante hizo lo suyo, ayudando a los empujones de mi poronga, que en dos o tres embestidas , venció la resistencia de los esfínteres de mamá, y ante su grito de dolor, lo inevitable había sucedido, mi pija completa estaba dentro del orto de mamá, su grito de dolor disminuia y se convertía en sollozo, otra ves le hablé al oido, no llorés puta, que no te la voy a sacar hasta que me hagás acabar, además que hasta ahora no sentiste nada, solo la entrada, a partir de este momento te vá a doler, y simultaneamente con estas palabras me empecé a mover dentro de ella, con el saca y pone, que la hizo volver a sollozar primero, para convertirse en jadeo con los movimientos de entrada y salida de mi pija en su culo, hasta el movimiento final, bien adentro cuando largué un largo chorro de espesa y caliente leche, y con el cual caí sobre su cuerpo, besandole la espalda suave y hermosa, hasta que mi poronga salió sola del hermoso conducto anal de mamita, me tiré a su costado le agarré la cara por la barbilla, se la giré hacia mi y la besé, nos besamos con un interminable beso de lengua, de amantes, nos juramos amor por siempre, no filial, nos prometimos amor de pareja, sexo para cuando lo desearamos, y así nos quedamos, abrazados, yo de costado admirando su cuerpo desnudo, y viendo como por su culo empezaba a derramarse parte de mis jugos que empezaban a fluir desde su interior.

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