Mi timidez y las mujeres de mi familia 28

Mi timidez y las mujeres de mi familia 28



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Mi  timidez y las mujeres de mi familia 27

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Mi timidez y mi responsabilidad guiaron mi juventud, hasta que mis tías, mi madre y mi prima y otras chicas me hicieron despertar, pero las circunstancias me abrieron los horizontes.






Cuando me llegó el olor a unas tostadas, volví a la vida, Tere con el delantal que yo ya conocía, el recuerdo de Italia con el cuerpo desnudo de mujer impreso, estaba ultimando los preparativos, aquello era un verdadero desayuno europeo, no faltaba de nada, las energías perdidas volvieron a nuestros cuerpos.


En una bandeja trajo el desayuno a la cama, la sabana en otro momento impoluta estaba arrugada y llena de manchas de secreciones sexuales, nos sentamos sobre la cama las piernas entrelazadas y la bandeja en medio, nos invitamos el uno al otro, nos ofrecíamos la comida y nos chupábamos los dedos imitando las chupadas antes recibidas, la imagen del cuerpo desnudo de Tere detrás de la bandeja, las tetas presidiendo el desayuno no era la mejor manera de que yo guardara la compostura y mi polla estaba pegada bajo el tablero de la bandeja.


Tere no llegó a devolver la bandeja vacía a la cocina, la dejó en el suelo al lado de la cama y me abrazó, yo esperaba que fuéramos a follar alocadamente otra vez, pero se acurrucó contra mi pecho y me dijo…


-        Manu, no sé qué pasará de ahora en adelante, soy consciente de nuestra situación, soy tu profesora y tu mi alumno, la sociedad no mira nada bien estas relaciones y no puedo comprometer tu futuro ni el mío, espero ardientemente que volvamos a encontrarnos, pero si por desgracia no lo conseguimos quiero que sepas que me has dado una noche inolvidable, no solo de sexo, sino de hacerme sentir una mujer muy deseada y respetada, cosa que hoy no es frecuente encontrar, sé que por justicia te mereces encontrar la felicidad y la mujer que encuentres será dichosa a tu lado.


Me dio un tierno beso en los labios, en él descubrí toda la verdad que me acababa de decir, realmente lo sentía.


Ya estaba la mañana avanzada cuando regresé a casa, Jorge estaba leyendo los deportes en el periódico en el salón, tenía su sillón favorito al lado de la ventana, Ana me seguía con la mirada escrutadora esperando que fuera yo quien empezara a hablar, entré en mi habitación y me tumbe vestido, no había pasado un minuto cuando tocaban con los nudillos en la puerta y la cabeza de Ana se asomaba, se sentó a mi lado me cogió la mano y me preguntó…


-        Y?... cuenta, cuenta por favor, estoy en ascuas, y con detalle.


Me incorporé y la besé ligeramente en los labios, le cogí del cuello y la tumbé a mi lado, sin mirarle fui relatando con todo detalle toda la cita desde la cena hasta la despedida, ella callaba, solamente asentía con la cabeza y sonreía, cuando termine se dio la vuelta sobre mí y me dijo a dos centímetros de mi cara…


-        Estoy muy orgullosa de ti y muy contenta, no me has defraudado, es más, tengo envidia sana de tu profe Tere, a estas horas debe estar recordando minuto a minuto toda la noche contigo y creo adivinar donde tendrá los dedos…


Nos reímos los dos, Ana me lleno de besos la cara y  la boca, se notaba muy contenta, luego se paró y me dijo sonriente…


-        Ah! Sabes una cosa? He hablado con tu madre y se lo he contado!
Salté como un resorte, me quedé sentado en la cama mirando a Ana, no lo podía creer de ella.


-        Que le has contado a mi madre todo?


-        Claro, y se ha alegrado mucho, sobre todo por mí y por Jorge, claro.


-        A ver, que es lo que le has contado a mi madre?


-        Qué va a ser tonto, que estoy embarazada.


-        Aaaah, creí por un momento que era lo de anoche.


-        Tan poco confías conmigo? Eso es secreto entre los dos. Se ha alegrado mucho y me ha dicho que ha cogido dos días de descanso y que va a venir a verme, bueno a vernos.


-        Que sorpresa, que alegría, ya hace demasiado que no estoy con ella.


-        Le he invitado a casa pero ha preferido quedarse en la vuestra, de paso le dará una mirada.


-        Ana si te parece bien me gustaría pasar esos días con ella, no te importa que me vaya con tu hermana?


-        Todo lo contrario, te lo iba a proponer ahora, en tu habitación podríais dormir, pero esta cama es un poco estrecha para dos, aunque tu madre sea de talla pequeña como yo.


-        Nos volvimos a reír a carcajada limpia, luego se puso seria y me dijo…


-        Pero confiesa… como son las tetas de Tere? mucho mejor que las mías?


Le metí la mano por el escote y le cogí una teta, me costó encontrarla, gracias al pezón tan prominente… si no? me puse a pensar en voz alta.


-        Bueno… Tere tiene las tetas redondas, suaves, duras, calientes y brillantes cuando las muerdo pero… No tiene este pezón tan duro, tan negro, que parece de café, y es tan sensible que cuando estoy cerca ya me presiente y se pone duro como una aceituna.


Se lo pellizque y nos echamos a reír otra vez juntos, ella me dio un beso en la boca, suavemente al principio pero fue haciéndolo más ardiente hasta que nuestras lenguas se fundieron, nos separamos justo antes de que Jorge llamara con suavidad y se asomara tímidamente, Ana riendo le contó que me había contado la conversación con mi madre y que iba a venir, Jorge se rió con nosotros, hicieron planes para cuando viniera.


Continuará.




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