Hasta que nos volvamos a ver: segunda parte (reeditado)

Hasta que nos volvamos a ver: segunda parte (reeditado)
Llegamoscasi a las once de la noche a su casa y a decir verdad era la primeravez que yo iba a ese lugar. La casa está ubicada en una de las zonasresidenciales más refinadas de la ciudad, es como estar dentro deotra ciudad. La seguridad era corporativa, entraban gracias a unsistema de huellas dactilares, tarjetas magnéticas y contraseñas,me sentía como en una película de James Bond. Cruzamos el controlhacia el interior de tan lujosa zona. Continuamos por una callecitaque pasaba por unos jardines muy bien cuidados. Cada casa eradiferente, pero tenían rasgos en común, bueno es que no eran casas,eran mansiones lo que mis ojos apreciaban. Pasamos por otro controldonde se usaban las huellas dactilares para proceder. Cruzamos unoscien metros y llegamos a su casa. La fachada tenía su toque Barroco,tenía faros de antaño alumbrando y adornando la entrada. Esta vezutilizó su tarjeta magnética, la puerta se abrió y procedimosdesde su jardín donde nos daba la bienvenida el portero. Para quédescribir la mansión si con decir que hasta personal puertas adentrotenían. Él me comentó que esa mansión fue un regalo de bodas y notenían casi nada de tiempo desde su estreno. Me contó que laconstrucción tardó dos años, no por la mano de obra, sino por lafalta de distinguidos materiales para su importación.
-No dudaré ni un segundo en desprenderme de esta jaula, a la finalmis viejos tendrán que pelear por esto y reponer en algo lo que lescorresponde - Lo dijo en tono orgulloso, yo le daba la razón, antetodo la humildad. Pero no puedo negar que esa casa es hermosa. Tienencomo una docena de habitaciones fuera de las que usaría el personal.Cruzamos la gran puerta de entrada hasta el salón decorado conplantas refinadas, sillones aristocráticos, cuadros carísimos ymuchas más decoraciones típicas de un millonario.
-Dime algo ¿Acaso tienes...? - Le pregunté con pericia. Me quedómirando dulcemente y me dijo
-En esta casa hay casi de todo, lo único que tienes que hacer espedirle al personal lo que se te antoje - respondió, pero ya notenía hambre, así que, me tomé el lujo de pedirle a su mayordomo,con mucho respeto, que nos proporcionara uno que otro cóctel. Era unseñor que pasaba los cincuenta años, de altura promedio, delgado,risueño, de nariz pequeña, su cabello marcaba los rizos de sujuventud que ya empezaban a marchitarse con el gris y blanco de lavejez, Pero mi intriga era que...
-¿Crees que alguien de tu personal vaya con el chisme a tu esposa?¿Corremos algún riesgo? - Le pregunté en voz baja, no queríapretender que alguien más en la casa nos escuche. Omar se sentó ami lado para indicar...
-El personal, en su mayoría, me conoce desde que yo era un niño. Mimamá insistió en que vinieran conmigo y pues nadie se resistió.Son como mi familia y saben mis secretos. Me cuidan, me quieren y laverdad sé que no habría resistido este infierno sin su compañía.Me consideran como a un hijo, prácticamente mis valores se forjaronpor sus enseñanzas, así que no te preocupes, ya te conocen pormención mía - y empezó a describirme a los integrantes - EstáLupita, mi ama de llaves, esa viejita me ha cuidado tanto comoManuel, el mayordomo que ves en tu delante. Faltan Cecilia y Jorge,el personal de la cocina. Tuvieron que ir a visitar a la madre deCecilia que se encuentra un poco malita de salud, les cedí el fin desemana para que lo hicieran y, de ser necesario, que se tomen eltiempo que necesiten. El que está en la portería es Paco, si tefijaste bien, hay una construcción, es el departamento que le di, élvive solo ahí, es un hombre solitario, casi un ermitaño, perocuando viene nos baña de cariño. El único nuevo es Zacarías, eljardinero. Es un muchacho trabajador que viene de un pequeño puebloal sur del país - Cruzó la pierna y bebió su cóctel.

relato


Nopude evitar recordar… Omar ingresó como mi jefe inmediato. Cuandonos presentaron, la persecución sentimental fue evidente en nuestrasmiradas. Tres meses después se casó, pero nadie de la oficinaasistió a la boda, no se presentaron fotos en las redes sociales.Nadie sabía quién era la novia. Luego de eso se pasó a vivir a esepalacio, allá habrá pasado sus tres meses de matrimonio, sin contarla luna de miel por el caribe que duró un mes. Cuando regresó de suviaje y le volví a ver en el trabajo, ya no era el mismo. Aunque nocruzábamos palabra más que para lo profesional, ya ni siquiera memiraba. Él me explicó, la noche anterior que era por la presióndel trabajo sumado al estrés del hogar. Me contó que en todo elviaje su esposa lo acorralaba a cada paso, sus celos enfermizoscausaron en él mala presencia en el yate en más de una ocasión. Nolo dejaba ni siquiera ir solo al baño. Una noche, en unos de loslujosos hoteles de Santo Domingo en República Dominicana hizo unaescena que salió en los medios locales. Pues resulta que actuódeliberadamente al intentar huir del país. Su esposa estaba en elspa, él mientras tanto, como perrito amaestrado debería esperarhasta que su ama salga del lugar. No soportó más, lanzó la revistaque leía por los aires, se levantó y fue por sus documentos a lahabitación, no le importó su ropa ni nada más que sus documentos yun poco de dinero en efectivo. No puso siquiera un pie fuera delhotel cuando de pronto sintió sobre su hombro una mano tan grandecomo un guante de baseball. Un gorilón de casi dos metros de altura,fortachón hasta las orejas, lo sujetó del hombro y de un zaz loregresó al interior del hotel, eso sí, sin causarle daño alguno.El tipo se puso a la entrada mientras hacía una llamada. En elajetreo y la discusión aparece Miriam con la mascarilla de aguacatey miel con baba de caracol, derritiéndose dicha mezcla de su cara,caían pedazos de esa mezcla al suelo como la piel de un zombie. Lamujer empezó a gritar que no la deje, que cambiaría, mientras Omartrataba de escabullirse de esa mole que la misma esposa habíacontratado para vigilarlo. Omar no cedía, Miriam rogaba porque no sefuera mientras que el gorila estorbaba en la entrada, eso era todo unespectáculo y habrá durado tanto que los medios ya estabanpresentes en el banquete de carroña. Como nadie cedía, Miriam sacóde su bata un pequeño estilete que usaba para sacar punta a suscostosos lápices de labios, cosa que fuese más fácil de hacer siusara un sacapuntas, pero nadie quita las sucias intenciones de esaseñora. Gritó a todo el mundo que si Omar se va, ella se mataría ycomo él hacía caso omiso, la primera advertencia de aquella locafue hacerse un pequeño corte en el cuello, lo suficiente como paraque empezara a sangrar levemente. El próximo sería un corte letal ala yugular, advirtió. Con esa amenaza y para evitar que siga lafunción del circo, Omar se acercó y la abrazó. Me contó que esefue el abrazo más negro y amargo de su vida, pero el precio eraválido. Ese día comprendió que lo mejor era separarse de ella y deahí en adelante ya no le importaría en absoluto la seguridad de esamujer.

Amor

DonManuel, el mayordomo que nos atendía, era el más querido de supersonal. Nos brindó más cocteles mientras conversábamos con Omarsobre banalidades. Encendí un cigarrillo y me empezó a contar suhistoria de niño, sobre sus experiencias con don Manuel. Ya eran másde las dos de la mañana y estábamos cansados, don Manuel nosanunció que una de las habitaciones ya estaba lista, ya que porningún motivo nos acostaríamos en la cama matrimonial, y por algunarazón, desde que entré a la casa, sentía algo raro en mi interior,pero no presté mucha atención. Omar me propuso que nos desplacemoshasta nuestros aposentos del amor, mientras que don Manuel nosadvirtió que por ningún motivo bajemos por lo que necesitemos, quesimplemente le llamemos para lo que se nos ofrezca. Subimos lasescaleras, nos esperaba un enorme espacio similar al de la sala, perodecorado con una fuente en el centro. Un tritón empalaba la cabezade una serpiente con su tridente y de los ojos de ese animal salíael agua. Dos escaleras más que conducían a otro piso, y al frenteuna gran puerta. Bajo esas escaleras destacaban unos mosaicos querepresentaban la naturaleza. Giramos a la izquierda antes de lassegundas escaleras y nos dirigimos por un largo pasillo con al menoscinco puertas, decorado con lámparas del mismo diseño arcaico quelas de afuera, mesitas con su respectivo florero, cada uno másimpresionante que el anterior. Llegamos hasta el final del pasillo.Abrió la última puerta, me pidió que pasara antes que él y me diola bienvenida. La habitación era tan grande como la casa en la queyo vivía. Tenía muebles, Una cama de esas que solo se ven encuentos de hadas, mesas, sillas, televisores, un baño conhidromasaje y un balcón con la mejor de las vistas. Más pequeñosdetalles que me dejaron la boca abierta. En el baño disponía de suspropios artilugios para los cuidados del cuerpo, entre tantas otrascosas, un mini componente para la música. Me retiró el abrigo consuavidad.
-Por favor, estás en tu casa. El baño está por esa puerta de allá,yo mientras tanto iré a preparar la cama - No me esperé mástiempo, necesitaba una ducha. Le di un beso fuerte y me dirigí albaño, un espacio la cuarta parte de la habitación. Primero usé laducha, luego de la limpieza corporal me metí al hidromasaje, paraque se me fuera un poco el malestar de la garganta. Omar sacó unasvelas aromáticas, las encendió y las colocó al filo del artilugio.El hidromasaje daba frente a la puerta de entrada, aunque estaba auna esquina, se podía ver claramente una parte de la habitación. Vicomo se quitaba la camisa lentamente, pero estaba de espaldas.Regresó la mirada hacia mí y dijo de manera provocativa.
-¿Quieres ver más de cerca? - Apagó la luz de la habitación, entróal baño y cerró la puerta. Lentamente se fue quitando la ropa hastaquedar sin nada, por primera vez pude ver lo que tocaba, nada malpara un hombre que me pasaba por cinco años de edad, sí, sí, asísuene vulgar eso fue lo que pensé en ese momento. Tal cuerpo deAdonis disfrutaba en primera fila. Se sentó a mi lado, se acomodósuavemente y cerró sus ojos, luego levantó y rodeó su brazo en mipara decirme.
-Cada instante que estoy contigo... - suspiró y continuó - Nuncaquisiera que esto acabe - Le respondí algo jocoso que, ahora que lopienso, debería haberme sonrojado.
-Primero hay que empezar para luego acabar - Me miró a los ojosalegando que le gustaban. Me besó y sin demora consumamos el acto enel espacio menos pensado.
Nuestroscuerpos sudaban por lo caliente del agua y eso nos obligó a salir ycontinuar en el piso del baño. El ambiente se llenaba de romance, laatmósfera se cargaba de electricidad. Estábamos a merced de lasvelas encendidas. Nuestros brazos, en coreografía, recorríannuestros cuerpos centímetro a centímetro, pero con respeto ydelicadeza. Sus labios recorrían mi cuello, se puso a mi espaldapara acorralarme contra la pared. El momento se intensificó, parecíano tener fin. Omar se tornó un poco agresivo, pero el momento loameritaba, me produjo un alarido y es en ese momento que Miriam, suquerida esposa, entró por esa puerta, encendió las luces y empezóa gritar como loca que “eso es lo último que quería ver”.

sufrimiento

Parael ingreso a mi trabajo, Miriam me entrevistó. Una mujer de no másde treinta años, buena presencia, delgada, cabello rizado, tezblanca. Sus ojos parecían caramelos de limón, eran de un verdeesmeralda muy hermoso. Sus uñas pintadas, largas y brillantes,combinaban con sus labios. Llevaba unos aretes de oro blanco condiseño modesto. Su vestimenta era de oficina, pero no dejaba de ladoel glamour. Ese día la conocí y congeniamos bastante bien. Cada vezque yo llegaba pasaba por su oficina saludando. Tanta atención haciaella dio lugar a que me recomendara en un mejor puesto, pero con lallegada de Omar eso se fue por el desagüe. La verdad no me importó,a esas alturas solo me importaba el flechazo que sentí al conocerlo.
Yasí el bochorno se tornó más dramático, me acabo de enterar quemi amante es el digno esposo de mi superior laboral.
-Todo salió como lo esperaba, quería saber por mi propia cuenta loscomentarios que se cruzaban no solo en la oficina, sino en nuestrasfamilias. Ahora me doy cuenta de que esas acusaciones son ciertas. Nopodía creerlo hasta que lo viera con mis propios ojos - Estaba hechauna furia, su contorno estaba rodeado por una llamarada negra. Mepregunté el porqué nadie del servicio se dio cuenta. Resulta que latipa nunca se fue de la casa, fingió hacerlo y pacientemente seescondió en uno de los rincones olvidados. Estuvo acechandocuidadosamente, como pantera de caza. Nos vio en el salón, viocuando subimos, cuando me bañé y cuando nos amamos. No me cabe enla cabeza semejante valor para soportar esa escena, vernos en plenaacción no debió ser fácil, pero como estaba loca, todo se podíaesperar y el hecho de que las luces estuvieran apagadas aceleró elproceso, pues ella ya no nos podía ver.
Miriamtenía la sospecha de que Omar estaba saliendo con alguien, cortesíade nuestro compañeros de trabajo que empezaron por envenenarle lacabeza con calumnias; como que Omar anda distraído y no es el mismoy siempre se la pasa suspirando. Yo no entré en las sospechas hastael viernes que ninguno de los dos apareció en la reunión con loscolegas, mismos que delataron nuestra falta con Miriam.
Nopudo evitar recalcar mi traición hacia su amistad. Traté deexplicarle que no sabía nada sobre ella y Omar, pero mis palabraseran inútiles, su furia hervía en ella líquidos de venganza ylocura.

amargura

Eneso, el primer segundo había terminado y me sentía responsable delo que pasaba. Sentía vergüenza porque de alguna manera traicionéla confianza de esa mujer, pero al mismo tiempo me aliviaba el hechode que no sabía nada sobre la identidad de la esposa de Omar hastaese momento.
DonManuel había escuchado los gritos y justo en el segundo número dosaparece tras de ella, justo antes de dispararme. La sujetó de lasmanos y empezaron a forcejear por la custodia del arma. Omar se unióa la lucha y entre los dos ganaron. El resto del personal llegó allugar, mientras que Zacarías, el jardinero pueblerino de unos 22años, pero fuerte, sujetó a Miriam por los brazos y ella mientrastanto echaba maldiciones a todos los presentes. Amenazó con despedira todos y cada uno de ellos, pero a Zacarías le prometió un lugaren la cárcel. Todo el mundo estaba en shock, mientras Omar y yoseguiamos sin nada de ropa. Doña Lupita, la ama de llaves, nosacercó unas frazadas. Don Manuel le entregó el arma a doña Lupe yle pidió se deshiciera de esa herramienta de la muerte. Zacaríasempezó por sacar a Miriam del lugar, doña Lupe les seguíalentamente. Cruzaron la puerta del baño, el mayordomo se nos acercóy nos preguntó si ya estábamos bien, pero el shock no me pasaba,mis piernas temblaban por estar al borde de la muerte. Omar se sentóal filo del hidromasaje mientras su esposa forcejeaba por liberarse,ya en la habitación sus maldiciones no paraban. Omar se sujetó lacabeza y dobló las piernas, podía sentir su desesperación y sutrauma como que fuera parte de mi. El tierno viejecito se acercó aconsolarlo porque ya no resistió más, Omar entró en llanto. Loúnico que pude hacer fue contemplarlos y derramar lágrimas ante miimpotencia de no poder hacer nada. El grito de Lupita nos alertó.Miriam, de manera audaz, se soltó de Zacarías dándole un golpebajo con todas sus fuerzas, luego se lanzó hacía Lupita quitándolela pistola y empujándola para apartarla del camino. De un saltoregresó al baño, todo en cuestión de segundos. Omar no se reponía,entró en trance. Miriam apuntó el arma hacia mi, el tiempo sedetuvo.

Hasta que nos volvamos a ver: segunda parte (reeditado)

Parpadeedos veces, al abrir lentamente mis ojos vi como don Manuel se pusofrente mío. Miriam jaló el gatillo y la bala le dio de lleno en elpecho a don Manuel. El arma era tan poderosa que traspasó su cuerposin problema hacía mi, perforándome el corazón. Zacarías rompióun florero en la cabeza de Miriam antes de que se convirtiera en unpeligro para el resto, la dejó inconsciente. Lupita, a quien Miriamestrelló contra una mesa de madera fina, se levantó y gritó por laescena. Me desplomé hacia atrás, a los brazos de Omar quien salióde su trance por la fuerza del sonido. Me sujetó con fuerzas y susgritos desconsolados retumbaban por toda la mansión. La sangre nodejaba de brotar, ya solo me quedaban segundos de vida. El cuerpo dedon Manuel yacía sin vida en el piso, lo mató de contado. El pobrede Zacarías se tumbó ante él, también lloraba sin controlmientras sujetaba el cuerpo inerte de don Manuel, pues Manuel eracomo un padre no solo para Omar, sino también para Zacarías.
-Omar... Cof, cof, cof, no quiero morir, tengo miedo, la mente se meva – Le dije mientras me aferraba al hecho de que se trate solo deuna pesadilla. Omar me sujetaba con fuerza, lloraba sin control.
-Perdóname amor mío, esto es mi culpa, de no haberte pedido quevinieras nada de esto habría pasado. Soy un estúpido – Alcé mimano hasta su mejilla y le limpié las lágrimas.
-Ahora ya no siento miedo, porque tú estás a mi lado – Se acercóy me dio un beso, mientras sujetaba mi pecho con la esperanza de quela sangre dejara de salir.
-Lucha por favor, lucha por nuestro amor. No me dejes amor mío, mivida acaba sin ti – Me decía con desesperación, él miraba atodos lados en busca de una solución, pero sabía perfectamente queeso era inútil, mi hora ya llegaba.
-Por favor Omar, no digas tonterías. Tienes que vivir, tienes querecordar nuestro amor como la mejor de nuestras experiencias. Quieroque busques la felicidad en ti y, cof, cof, cof - Tosía sangre, yano podía más, pero saqué fuerzas para no decaer - Nunca olvidesquién eres y qué es lo que quieres. Estaré por siempre cuidándoteallá donde quiera que esté – No pude evitarlo, pero derramé unalágrima. Mi cuello perdió fuerza produciendo que mi cabeza semoviera a un costado.
Sentíael misterio de la muerte. Mi cuerpo perdía la batalla y mi mente sealejaba cada vez más por un abismo. Solo alcancé a escuchar...
-No existe eternidad que suprima este amor que siento por ti. Vivirásen mi corazón hasta el fin de mis días, hasta que nos volvamos ver- Morí.
relato

Novoy a entrar en detalle de qué pasó conmigo en el más allá, esoes harina de otro costal. Mientras, Miriam fue arrestada por dobleasesinato y condenada a cadena perpetua, ni todo su dinero pudo coneso. El divorcio se disolvió al instante por los hechos. Omar vendióla mansión y se pasó a vivir a una casa más pequeña. Optó poralejarse de ese modo de Zacarías, Paco, Cecilia, Jorge y Lupe, peronunca dejaron de tener contacto.
Omarle contó lo sucedido a mi familia, todo lo que vivimos en un fin desemana intenso. Lo entendieron, pues yo no ocultaba nada en mi hogar.Pero Santiago fue un problema más serio para sí mismo. Pobrecito,ahora que lo recuerdo el pobre se hundió más en el alcohol ya quede una u otra manera sí me amaba y la noticia le afectó muchísimo.Se quedó solo por sus impertinencias e infidelidades. En cuanto ami...


Latarde era espléndida, el sol estaba radiante y la misa terminó.Condujeron mis restos al mejor Camposanto de la ciudad. Omar mereservó uno de los nichos de su familia a costa de tremendadiscusión que tuvo con su madre y con su padre. Procedieron acolocarme dentro. Los llantos de mis familiares y de Omar eranincontrolables. Sellaron la tumba y cada quien regresó a sus vidas.Omar fue el último en irse, se quedó hasta la hora de cerrar.
-Me has regalado los mejores momentos de mi vida en pocas horas, quéhubiera sido de nosotros toda una vida, qué hubiera sido - Llorabaante mi tumba y siguió - Hasta que nos volvamos a ver, hasta esemomento me mantendré lejos del amor. Te prometo salir adelante, perotú prométeme que vivirás siempre en mi corazón - Hizo una pequeñapausa y continuó - Eres lo mejor que me ha pasado en la vida.Siempre te voy a amar... Mi pequeño Erick - Se levantó, marchóhacía su vehículo. No pudo evitar recordar el amorio que tuvo en elcolegio. Un compañero de clase que atrapó su corazón, su primeramor que, vilmente, fue separado de su vida cuando los descubrieronbesándose en un rincón del plantel. Desde ahí vivió bajo manodura en su casa y nunca más volvió a enamorarse de nadie, hastaahora, cuando por segunda vez y de manera más trágica se le escapael amor de las manos.



Desdeese día, todos los días me visita. Llega para regar las flores,pues su idea consiste en dejar flores plantadas en macetas y solodebe llegar a regarlas, no como lo típico, llevan flores que a lasemana se marchitan, así como el interés por seres queridos que hanmuerto.


Piensoque no es necesario que vaya todos los días, ya son algunos años yno parece aburrirle, al contrario, toma más fuerza con sus historiasdiarias del universo, sobre lo que piensa y lo que pasó en su día.Para cada visita se toma dos horas, antes de que el sol se oculte. Yopor mi parte, se lo compenso con cada noche que voy a visitarlo.Ahuyento una que otra sombra del mal, dejo limpia la casa de todaimpureza incorpórea. Me dirijo a su habitación, pero lo miro porsegundos, ya que en este estado mirar a un mortal fijamente puedecausarle pesadillas. Me pongo de espaldas y susurro su nombre. Pongoen práctica cierta enseñanza que me permite mover cosas unoscentímetros y lo arropo con la cobija. Esa noche, como tantas otras,antes de partir, me acerco a su cuello a degustar de su aroma, luegome acerco un poco más y le doy un beso en la frente. Se despiertaexaltado mientras dice mi nombre, pero no tarda en quedarse dormidonuevamente y empezar a soñarnos, de lo que en realidad soy artíficeaunque él no lo sepa y de esa manera siempre viviré en su corazón,para convencerle de que tiene que buscar el amor, como un hermosorecuerdo que cobra vida cada noche, cada noche hasta que nos volvamosa ver.
Amor

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Omarestá por salir de esa pesadilla. Su aventura continuará junto a Gustavo, Estefy y Charlot...

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