Ayer les conté sobre la primera vez que me masturbé y la primera vez que encontré la pornografía. Pero el post lamentablemente me lo borraron. Supongo que por un tema de edad. Como resumen, les puedo contar un poco, para que vayan conociéndome mejor.
Mi despertar sexual comenzó luego de clase, con una compañera de clase. Habíamos tenido una charla de educación sexual donde nos hablaron sobre la masturbación. Curiosas, corrimos a su casa, ya que estaba sola hasta la noche, y luego de buscar más información sobre el tema nos masturbamos hasta que nos salió. No recuerdo bien haber "acabado" propiamente dicho. Pero recuerdo que al final, estábamos muy cansadas y felices. Contentas de haber pasado por ese rito de iniciación.
Fue un año después, ya bastante acostumbrada a masturbarme, que descubrí en la laptop de mi hermano, toda su pornografía. Videos hermosos que movían todas las moléculas de mi cuerpo hasta dejarme en un estado completo de agitación que me llevó al placer. Pero el clímax, lo conseguí cuando encontré Poringa. En una pestaña que había dejado abierta, con su usuario registrado. Revisé todo lo que el había visto, y algunos posts más. Y para mi sorpresa, un par de posts que había subido él mismo. Tenía muy pocos subidos, quizá diez posteos. Nueve, eran fotos de chicas denudas, muy lindas, casi siempre solas masturbándose o realizando felaciones. Pero el último posteo. "Para las chicas". Un total de 5 o 6 fotos de su pene, duro, erecto, con venas protuberantes y una cabeza rosada, brillante con el líquido preseminal. Como toda hermana, ya había visto el pene de mi hermano. Algunas veces que lo espiaba en el cuarto cambiándose, o luego de la ducha.. cosas que pasan. Pero nunca lo había visto de esa forma. Y mis ojos lo absorbieron todo. Tras ver su erección tan fuerte me masturbé más y más fuerte hasta alcanzar el último orgasmo de esa noche. Caí rendida. Al otro día, hice una copia de algunos de los videos que guardaba en su disco duro, y guarde esas fotos. No sabía bien por qué, pero me excitaba ver su pene. Iba a ser mi secreto.
Y así lo fue. Durante años. Aún hoy no sabe que guarde esas fotos. Tampoco se enteró que cada tanto, entraba con su usuario a Poringa, para ver el porno que el tanto se reservaba para su propio placer.
Supongo que es algo que me metieron en la cabeza en el liceo. Las chicas no miran porno, no les interesan esas cosas.. todas esas bobadas. Y trataba de ser una de esas chicas. Pasaban meses a veces en los que no me masturbaba, ni miraba porno. Pero me era inevitable. Iba a la playa con amigas, y no podía evitar mirar sus entrepiernas, como la tela del bikini se metía apenitas en sus conchitas y podía adivinar la forma de sus labios. O me encontraban, con mis ojos perdidos en la espalda de algún chico, admirando los músculos fuertes que usaría para sostenerme mientras mantiene mis piernas en alto para penetrarme con su pene, que siempre imaginaba descomunalmente enorme.
Me enteré que no todos los penes son tan grandes como en los videos porno, la primera vez que estuve con un chico. Fue una noche inolvidable, para mi y mi mejor amiga.
Se llamaba Eliana. Me había mostrado la vida nocturna de mi ciudad, ya que no solía salir a ningún lado. Menos de noche. Esa noche Eli me dijo que ibamos a ir a una previa. Nunca había ido a una, así que supuse que sería tremendamente divertido, pero no me podía imaginar cuanto. Al llegar a la casa, donde esperaba encontrar a sus amigas de facultad, me encuentro con tres chicos. Todos mayores que nosotras. Uno o dos años nada más. Ella enseguida corre a dejar el vodka y pomelo que habíamos comprado antes de llegar.
Pasa el rato, la música aumenta su volumen, el vodka se evapora entre los cinco y mi amiga termina tirada en el sillón besándose con uno de los chicos, Juan. Nico y Facu charlaban conmigo, y nos burlamos un poco de los "tortolitos". Pero más que una burla, era envidia. Queríamos lo que estaban haciendo ellos.
Quise cambiar un poco el estilo de la velada, puse música bailable y le agarré la mano a Eli para que viniera conmigo. A regañadientes, me acompañó y bailamos un rato. Los chicos nos rodearon, y en poco tiempo Eli bailaba apretada entre Juan y Nico. No se si fue el alcohol que había tomado, pero estoy segura que entre sus movimientos, se incluía la no muy discreta mano apretando los bultos de los chicos. Pero quizá era yo, que en ese momento vi como mi amiga se convertía rápidamente en un ser sin ninguna inhibición. Qué envidia, qué ganas de ser como ella... Supongo que se notaba ese deseo en mis ojos, porque Facu me miraba fijo con sus ojos grises, apenas tapados por un mechón revoltoso de pelo negro. Esa media sonrisa, que los chicos meten creyendo que los convierte en un galán y se ven tan tontos, le quedaba perfecta. Era un tonto, pero un tonto que quería estar conmigo. No podía hacer otra cosa que pensar en sus manos apretándome por todas partes. Sujetando mis caderas y acercándome a su cuerpo de surfer wannabe. Me beso. Y yo lo bese a el. O al menos uno de nosotros besó primero. Me imagino que el dio el primer paso, pero no estoy segura. Porque estaba empapada. Sentía mi bombachita pesada, cayendo un poco por culpa de la humedad que crecía y crecía. Cerré los ojos y me dejé llevar, sintiendo su lengua torpe en mi boca y sus manos que comenzaban el descenso a mis piernas.
Abrí los ojos por primera vez cuando sentí sus dedos penetrando mi concha. Mi instinto fue mirar hacia el costado, ver qué hacía Eli. Me daba vergüenza pensar que me vieran, pero si me interrumpían, me iba a poner peor. Eli no se preocupaba por mí. Estaba recostada en el sillón. Nico lamía su concha mientras peleaba por desabrocharse el pantalón para pajearse mejor. Y Juan estaba parado junto a Eli. No entendí enseguida que estaban haciendo. Pero luego recapacité. Ella estaba chupándole la pija. Facu me dirigió hacia el otro sillón. El se sentó y me senté encima suyo. Nos besamos, moví mis caderas frotándome contra él, mientras sentía sus caricias en mis muslos, mi espalda, mi cabello. La música se detuvo. Y en la habitación comenzaron los únicos sonidos que darían ritmo a esa noche. Nuestros gemidos.
Facu me preguntó al oído si alguna vez había tenido relaciones, y le conté que no. Fue una mentira, en parte.. pero esa es otra historia. Le pedí igual que no quería tener sexo, y él me entendió. Continuó besándome pero me dio vuelta, me sentó en su falda, abrazándome de atrás y comenzó a masturbarme despacito. Besaba mi cuello, apretaba mis tetas y movía su mano en círculos sobre mi clítoris. Sabía lo que hacía. Y si los rumores eran ciertos, era probable que se haya acostado con Eli. Pero ella era muy discreta y casi nunca decía los nombres de los chicos con los que estaba. Luego me enteré que era porque la mayoría de las veces, estaba muy borracha para saber con quién o quienes se había acostado.
No se si me excitaba más que me estaba masturbando frente a Eli y esos dos chicos, o el ver a Eli con ellos. La verdad, es que no me prestaron mucha atención. Estaban demasiado absortos en sus quehaceres. Pero yo tenía asientos en primera fila para su espectáculo. Ya estaban completamente desnudos. Ambos chicos tenían lindos cuerpos. Lampiños y en forma. Seguro creían que estaban más "cuadrados" de lo que estaban. Pero eso es clásico en los hombres, se la creen, ¿qué se le va a hacer? Y seguro creían que la tenían enorme, pero no impresionaban mucho. Fue una leve decepción ver que ninguno de ellos fuera gigante. Pero tenían linda forma, y como pude comprobar después, un tamaño perfecto. Supongo que Facu se dio cuenta de cuanto me excitaba ver ese show privado. Más húmeda que nunca, levanté mi pollera y subí las piernas apoyando mis pies en sus rodillas, dándole total acceso a mi concha. Me saqué la bombacha y la tiré al piso, y ayudé a la mano de Facu para que me metiera dos dedos. Entraron enseguida. Y no demoré en comenzar a dar grititos de euforia. En ese momento, cuando mi orgasmo comenzó a latir en mi interior, todo se intensificó. Gemía, gritaba. Y sin darme cuenta, todos me observaban. Terminé gritando, y apreté las piernas. Facu me abrazó y me sostuvo mientras volvía a la normalidad.
Se sintió como que me despertara. Mechones de pelo cubrían mi rostro y tuve que echármelos para atrás con la mano. Si no fuera por la mano de Facu que cubría mi entrepierna, todos me estarían viendo completamente desnuda. No es que me importara mucho, en cierta forma, quería estar desnuda con todos esos chicos.
Nos reímos, y se burlaron un poco de mí, sin mala intención, envidiosos de que me haya dejado llevar tanto por la situación. No habían terminado aún. Eli estaba sentada, completamente desnuda entre Nico y Juan, sosteniendo ambos penes, masturbándolos despacito. Les dijimos que sigan como si nada, y no demoraron en ponerse cómodos. Eli se sentó sobre Juan mientras esta vez chupaba a Nico. Mientras, yo continué besando a Facu... pero quería más. Quería verle la pija, y sentir su sabor en mi boca. La rocé por fuera del pantalón con una mano tímida, pero apenas sentí la cabeza endurecida, no pude aguantarme y me puse de rodillas frente a él. El cierre se bajó en menos de una fracción de segundo, pero se sintió como una eternidad. Se deslizó lentamente frente a mis ojos, el jean se separó y la tela negra del boxer fue apareciendo. Bajé el pantalón un poco, y luego el boxer, descubriendo un pene aún más grande y grueso que los otros. Mis ojos se abrieron enormes frente a ese premio. Y con una sonrisa me lo llevé a la boca.
Espero sus comentarios, y que se toquen mucho pensando en esta historia. La segunda parte vendrá pronto. Quizá hoy de noche, si me demuestran su amor 😉
Mi despertar sexual comenzó luego de clase, con una compañera de clase. Habíamos tenido una charla de educación sexual donde nos hablaron sobre la masturbación. Curiosas, corrimos a su casa, ya que estaba sola hasta la noche, y luego de buscar más información sobre el tema nos masturbamos hasta que nos salió. No recuerdo bien haber "acabado" propiamente dicho. Pero recuerdo que al final, estábamos muy cansadas y felices. Contentas de haber pasado por ese rito de iniciación.
Fue un año después, ya bastante acostumbrada a masturbarme, que descubrí en la laptop de mi hermano, toda su pornografía. Videos hermosos que movían todas las moléculas de mi cuerpo hasta dejarme en un estado completo de agitación que me llevó al placer. Pero el clímax, lo conseguí cuando encontré Poringa. En una pestaña que había dejado abierta, con su usuario registrado. Revisé todo lo que el había visto, y algunos posts más. Y para mi sorpresa, un par de posts que había subido él mismo. Tenía muy pocos subidos, quizá diez posteos. Nueve, eran fotos de chicas denudas, muy lindas, casi siempre solas masturbándose o realizando felaciones. Pero el último posteo. "Para las chicas". Un total de 5 o 6 fotos de su pene, duro, erecto, con venas protuberantes y una cabeza rosada, brillante con el líquido preseminal. Como toda hermana, ya había visto el pene de mi hermano. Algunas veces que lo espiaba en el cuarto cambiándose, o luego de la ducha.. cosas que pasan. Pero nunca lo había visto de esa forma. Y mis ojos lo absorbieron todo. Tras ver su erección tan fuerte me masturbé más y más fuerte hasta alcanzar el último orgasmo de esa noche. Caí rendida. Al otro día, hice una copia de algunos de los videos que guardaba en su disco duro, y guarde esas fotos. No sabía bien por qué, pero me excitaba ver su pene. Iba a ser mi secreto.
Y así lo fue. Durante años. Aún hoy no sabe que guarde esas fotos. Tampoco se enteró que cada tanto, entraba con su usuario a Poringa, para ver el porno que el tanto se reservaba para su propio placer.
Supongo que es algo que me metieron en la cabeza en el liceo. Las chicas no miran porno, no les interesan esas cosas.. todas esas bobadas. Y trataba de ser una de esas chicas. Pasaban meses a veces en los que no me masturbaba, ni miraba porno. Pero me era inevitable. Iba a la playa con amigas, y no podía evitar mirar sus entrepiernas, como la tela del bikini se metía apenitas en sus conchitas y podía adivinar la forma de sus labios. O me encontraban, con mis ojos perdidos en la espalda de algún chico, admirando los músculos fuertes que usaría para sostenerme mientras mantiene mis piernas en alto para penetrarme con su pene, que siempre imaginaba descomunalmente enorme.
Me enteré que no todos los penes son tan grandes como en los videos porno, la primera vez que estuve con un chico. Fue una noche inolvidable, para mi y mi mejor amiga.
Se llamaba Eliana. Me había mostrado la vida nocturna de mi ciudad, ya que no solía salir a ningún lado. Menos de noche. Esa noche Eli me dijo que ibamos a ir a una previa. Nunca había ido a una, así que supuse que sería tremendamente divertido, pero no me podía imaginar cuanto. Al llegar a la casa, donde esperaba encontrar a sus amigas de facultad, me encuentro con tres chicos. Todos mayores que nosotras. Uno o dos años nada más. Ella enseguida corre a dejar el vodka y pomelo que habíamos comprado antes de llegar.
Pasa el rato, la música aumenta su volumen, el vodka se evapora entre los cinco y mi amiga termina tirada en el sillón besándose con uno de los chicos, Juan. Nico y Facu charlaban conmigo, y nos burlamos un poco de los "tortolitos". Pero más que una burla, era envidia. Queríamos lo que estaban haciendo ellos.
Quise cambiar un poco el estilo de la velada, puse música bailable y le agarré la mano a Eli para que viniera conmigo. A regañadientes, me acompañó y bailamos un rato. Los chicos nos rodearon, y en poco tiempo Eli bailaba apretada entre Juan y Nico. No se si fue el alcohol que había tomado, pero estoy segura que entre sus movimientos, se incluía la no muy discreta mano apretando los bultos de los chicos. Pero quizá era yo, que en ese momento vi como mi amiga se convertía rápidamente en un ser sin ninguna inhibición. Qué envidia, qué ganas de ser como ella... Supongo que se notaba ese deseo en mis ojos, porque Facu me miraba fijo con sus ojos grises, apenas tapados por un mechón revoltoso de pelo negro. Esa media sonrisa, que los chicos meten creyendo que los convierte en un galán y se ven tan tontos, le quedaba perfecta. Era un tonto, pero un tonto que quería estar conmigo. No podía hacer otra cosa que pensar en sus manos apretándome por todas partes. Sujetando mis caderas y acercándome a su cuerpo de surfer wannabe. Me beso. Y yo lo bese a el. O al menos uno de nosotros besó primero. Me imagino que el dio el primer paso, pero no estoy segura. Porque estaba empapada. Sentía mi bombachita pesada, cayendo un poco por culpa de la humedad que crecía y crecía. Cerré los ojos y me dejé llevar, sintiendo su lengua torpe en mi boca y sus manos que comenzaban el descenso a mis piernas.
Abrí los ojos por primera vez cuando sentí sus dedos penetrando mi concha. Mi instinto fue mirar hacia el costado, ver qué hacía Eli. Me daba vergüenza pensar que me vieran, pero si me interrumpían, me iba a poner peor. Eli no se preocupaba por mí. Estaba recostada en el sillón. Nico lamía su concha mientras peleaba por desabrocharse el pantalón para pajearse mejor. Y Juan estaba parado junto a Eli. No entendí enseguida que estaban haciendo. Pero luego recapacité. Ella estaba chupándole la pija. Facu me dirigió hacia el otro sillón. El se sentó y me senté encima suyo. Nos besamos, moví mis caderas frotándome contra él, mientras sentía sus caricias en mis muslos, mi espalda, mi cabello. La música se detuvo. Y en la habitación comenzaron los únicos sonidos que darían ritmo a esa noche. Nuestros gemidos.
Facu me preguntó al oído si alguna vez había tenido relaciones, y le conté que no. Fue una mentira, en parte.. pero esa es otra historia. Le pedí igual que no quería tener sexo, y él me entendió. Continuó besándome pero me dio vuelta, me sentó en su falda, abrazándome de atrás y comenzó a masturbarme despacito. Besaba mi cuello, apretaba mis tetas y movía su mano en círculos sobre mi clítoris. Sabía lo que hacía. Y si los rumores eran ciertos, era probable que se haya acostado con Eli. Pero ella era muy discreta y casi nunca decía los nombres de los chicos con los que estaba. Luego me enteré que era porque la mayoría de las veces, estaba muy borracha para saber con quién o quienes se había acostado.
No se si me excitaba más que me estaba masturbando frente a Eli y esos dos chicos, o el ver a Eli con ellos. La verdad, es que no me prestaron mucha atención. Estaban demasiado absortos en sus quehaceres. Pero yo tenía asientos en primera fila para su espectáculo. Ya estaban completamente desnudos. Ambos chicos tenían lindos cuerpos. Lampiños y en forma. Seguro creían que estaban más "cuadrados" de lo que estaban. Pero eso es clásico en los hombres, se la creen, ¿qué se le va a hacer? Y seguro creían que la tenían enorme, pero no impresionaban mucho. Fue una leve decepción ver que ninguno de ellos fuera gigante. Pero tenían linda forma, y como pude comprobar después, un tamaño perfecto. Supongo que Facu se dio cuenta de cuanto me excitaba ver ese show privado. Más húmeda que nunca, levanté mi pollera y subí las piernas apoyando mis pies en sus rodillas, dándole total acceso a mi concha. Me saqué la bombacha y la tiré al piso, y ayudé a la mano de Facu para que me metiera dos dedos. Entraron enseguida. Y no demoré en comenzar a dar grititos de euforia. En ese momento, cuando mi orgasmo comenzó a latir en mi interior, todo se intensificó. Gemía, gritaba. Y sin darme cuenta, todos me observaban. Terminé gritando, y apreté las piernas. Facu me abrazó y me sostuvo mientras volvía a la normalidad.
Se sintió como que me despertara. Mechones de pelo cubrían mi rostro y tuve que echármelos para atrás con la mano. Si no fuera por la mano de Facu que cubría mi entrepierna, todos me estarían viendo completamente desnuda. No es que me importara mucho, en cierta forma, quería estar desnuda con todos esos chicos.
Nos reímos, y se burlaron un poco de mí, sin mala intención, envidiosos de que me haya dejado llevar tanto por la situación. No habían terminado aún. Eli estaba sentada, completamente desnuda entre Nico y Juan, sosteniendo ambos penes, masturbándolos despacito. Les dijimos que sigan como si nada, y no demoraron en ponerse cómodos. Eli se sentó sobre Juan mientras esta vez chupaba a Nico. Mientras, yo continué besando a Facu... pero quería más. Quería verle la pija, y sentir su sabor en mi boca. La rocé por fuera del pantalón con una mano tímida, pero apenas sentí la cabeza endurecida, no pude aguantarme y me puse de rodillas frente a él. El cierre se bajó en menos de una fracción de segundo, pero se sintió como una eternidad. Se deslizó lentamente frente a mis ojos, el jean se separó y la tela negra del boxer fue apareciendo. Bajé el pantalón un poco, y luego el boxer, descubriendo un pene aún más grande y grueso que los otros. Mis ojos se abrieron enormes frente a ese premio. Y con una sonrisa me lo llevé a la boca.
Espero sus comentarios, y que se toquen mucho pensando en esta historia. La segunda parte vendrá pronto. Quizá hoy de noche, si me demuestran su amor 😉
11 comentarios - Mi primer noche (parte 1)
Me quede con gabas del post de masturbacion