Algo se rompió en la oficina

El funcionario público abordó su coche para dirigirse a su despacho. 
Tras un largo camino de trafico por fin llegó al edificio 79, desde 
donde atendía sus asuntos.


Al llegar a su despacho entró su secretaria que le ofrecía una taza de
café. Exactamente como al señor le gustaba. Ni tan dulce ni tan
cargado. Era de esperar que tal señorita secretaria tuviera algo de 
especial. No por nada este señor que era un corrupto y un vividor 
del erario la tenía a su servicio.


Al dejarle Lucy -la secretaria- unas galletas para que acompañara 
el café, don Rodolfo le propinó una dura nalgada. Lucy emitió un 
pequeño grito y dio un saltito. Después una sonrisa picaresca invadió 
su cara. Don Rodolfo no perdió el tiempo y la sentó sobre sus 
piernas, la empezó a besar, primero por el cuello, luego en los 
labios y después de haber desabrochado su blusa y su brasier, comenzó
a chuparle aquellos jugosos melones que Lucy llevaba por pechos.


La secretaria entró a un estado de excitación y don Rodolfo a un
estado de locura. Desvistió totalmente a Lucy.


Lucy muy excitada ni siquiera imaginaba lo que tramaba don Rofolfo.
Por supuesto que no era la primera vez que el jefe hacía suya a la secre,
pero esta vez lo haría de una manera muy especial.


Después de penetrarla varias veces por su vagina, don Rodolfo
puso en cuatro patas a Lucy. Lucy, con el miembro de don 
Rodolfo adentro, se perdía en un mar de placer. De un momento
a otro, don Rodolfo apuntaló su miembro y se lo dejó caer por 
su culito.


Obviamente Lucy respingó.


-¡Ayyy, ayyy!
-¿Qué hace don Rodolfo?


-Tranquila mamita, relájate.


Don Rodolfo zambutió su verga hasta el fondo y los gritos 
de Lucy inundaron la oficina.


-Auuh don Rodolfo.
-Sáquela, sáquela por favor.


Don Rodolfo hacía caso omiso a las peticiones de su secretaria.


-Ayyy mamita, ya te rompí tu colita- decía.


Lucy apretaba sus dientes y los dedos de sus manos y pies se
ponían rígidos. Todo su cuerpo se endurecía para tratar
de soportar el dolor.


Hasta eso que no duró mucho el sufrimiento para ella, por
que don Rodolfo se vino después de cinco minutos.
Unos gritos de placer salían de la boca de don Rodolfo, al
momento que de su pene salía la lechita directa a la colita de Lucy.


Complacido don Rodolfo, abrazaba y besaba a Lucy que estaba 
tirada sobre la alfombra, con lagrimas escurriendo por su cara
y con su mano sobándose su colita.


-Perdóname Lucy, pero ya le traía muchas ganas a tu colita.
Estabas muy apretadita mamita  .


Aún llorando y un poco enojada por lo que había sucedido
dijo: Pues claro don Rodolfo si nadie me la había metido 
por allí. Usted es el primero.

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