Mi compañero del colegio, mi amante IV: reencuentro [+foto]

Acá está cómo empezó todo:
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Mi compañero del colegio mi amante I
Mi compañero del colegio mi amante II
Mi compañero del colegio mi amante III

Ya aviso, esta nueva parte es larga, así que tomate tu tiempo y no te apures para acabar, si? Ah, me encantaría que me mandes una fotito de tu acabada por privado, me calienta demasiado![/font]
Después del encuentro que tuvimos, Pablo y yo, en el cual finalmente me pegó tremenda cogida, el destino nos llevó por caminos diferentes: él se fue a la capital, con el sueño de ser médico, y yo me fui a una ciudad universitaria cercana, donde demoré a descubrir mi pasión por el periodismo.
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Desde 2012, muchas cosas pasaron en nuestras vidas de forma separada. Yo estuve con otras personas, experimenté cosas que jamás creía que lo haría algún día. Pero eso les contaré en otra oportunidad. Si, pretendo estar más presente con mis perversiones y aventuras en Poringa, así que nos vamos a ver seguido bebé!

A fines de 2016, después de un año con muchas sorpresas y cambios en mi vida, decido ir a visitar a mis padres a la ciudad donde cresci. Se supone que sería un finde tranquilo como siempre. Pero eso fue hasta que supe que Pablo también estaría en la ciudad, y lo mejor: sus padres se habían ido al campo por el fin de semana. Era la oportunidad perfecta para recordar lo que habíamos hecho 4 años atrás.

Volvamos un poco en el tiempo para que puedan entender lo que sucedió durante todo ese tiempo. Perdimos contacto después del colegio, aunque siempre supe cómo encontrarlo. Por un lado fue bueno, porque empezábamos una nueva etapa en nuestras vidas. En algún momento, entre 2013 y 2014, nos mandamos algunos mensajes por Twitter para saber que onda, en que andábamos y demás, pero nunca pasó de eso, tampoco nunca hablamos sobre lo que habíamos hecho.

En 2015, yo trabajaba en un semanario local y me terminan eligiendo para cubrir el relatório anual del Poder Legislativo en la capital. Es más. Hice de todo para que fuera elegido, siempre con una segunda intención en las dos cabezas. Nos comunicamos, esta vez por Instagram, y quedamos en que después de toda la actividad del dia me iría a su apartamento, antes de que tuviera que volver. Nos terminamos desencontrando y finalmente no se dió. La calentura se triplicó y el deseo de reencontrarnos también.

Bueno, llegó el sábado 12 de noviembre y yo estaba muy, pero muy nervioso. Lo había hecho mil veces con mucha gente (sí, suena promiscuo y pervertido, y lo soy), pero ésta vez era diferente. Había una história. Y si no le gustaba? Y si no lo conseguía hacer? Todo había cambiado, nuestros cuerpos, nuestra mentalidad, nuestra madurez.

Me tenía que preparar, sin dudas. Era raro estar en la casa de mis padres y tener que hacer lo que hacemos para que el sexo sea mejor. Pero no había otra opción. Fui a una farmacia y compre forros extragrandes (mi pija no es gigante, al contrario, pero es ancha y siempre el condón normal me molesta), un buen lubricante (me acordaba muy bien del tamaño impresionante de su poronga!) y un kit de enema para estar limpio y no pasar vergüenza.

Me bañe, me hice la limpieza anal perfecta, me puse mi mejor look y después de casi 2 horas estaba pronto para encarar mi pasado, me volvía loco y muchas veces había fantaseado con volver a verlo! Puse una buena cumbia en el auto para entrar en clima. Estaba hecho una perra con todas las letras. Toque timbre en su edifício, bajo a abrir, infelizmente había cámaras por todo y no le podía hacer nada ahí nomás.

Mal entramos a su apartamento, me puso contra la pared y me dio un beso sensual, caliente, con ganas, parecía un animal. A esta altura yo estaba que se me volaba la cabeza y al palo. Nos empezamos a tocar mientras continuamos con aquel beso increíble. Su pija ya estaba hecha piedra, se marcaba en la bermuda y me hacía presión en la pierna. Era su vez de ir a la pared. Le saque la bermuda y me mandé sus 20 cm a la boca con el profesionalismo que había adquirido en mis aventuras. Su pija además de larga es gruesa, me ocupaba toda la boca. Como buena puta me la mandaba hasta la garganta sin hacer arcadas. Chupaba toda se extensión y con fuerza. Mi boca ya producía saliva suficiente para lubricar un equipo de fútbol entero y eso hacía con Pablo se retorciera de placer. Era el mejor pete mojado de su vida.

Como no quería acabar allí nomás, Pablo me frena y cambiamos de lugar: retomó el pete que me empezó a hacer 4 años atrás en aquel micro! Se notaba que él también estuvo practicando bastante. Se metia toda mi pija en la boca, no tenía ningún problema en ir hasta el fondo, su boca estaba muy mojadita también y me la chupaba con fuerza mientras me masajeaba los huevos. Alternaba entre agarrar mis tetitas y meterme un dedo en el orto sin parar de chupar. Yo tampoco quería que se terminara allí. Paramos, y con las mismas ganas nos fuimos al cuarto de sus padres donde todo iba a suceder.

En el camino fuimos dejando la ropa. Parecíamos dos machos animales peludos, con la pija muy dura. Directamente me tira a la cama y me empieza a chupar de nuevo. Esta vez, más cómodo, me chupaba los huevos y se dirigía al orto. “AAAAAAAAAAAAHHHHH”. Esa fue la única reacción que pude tener cuando sentí su lengua áspera invadiendome el orto de aquella manera. Me pego la mejor chupada de culo de mi vida. Me lo dejó todo babado. Solo con acordarme ya estoy al palo, con una mancha de líquido preseminal en el pantalón y con el orto inquieto.

Rápidamente, se pone un forro y me llena el culo con lubricante efecto frio. Me clavó los 20 cm de una. Estaba tan excitado que ni me queje. No hubo dolor. Desde el inicio fue puro placer. La goze tanto mientras hacíamos el misionero. Me la enterraba hasta el fondo y mirándome a los ojos. Estuvimos unos 10 minutos así, hasta que cambiamos. Lo acosté y me senté en aquella poronga rica. Ya no era una perra. Era una loba. Sedienta por leche en el orto. Durante un buen rato cogimos en varias posiciones: el perrito, la mariposa, el esclavo, los dos pilares.

Pablo me hacía lo que quería. Me dominaba y yo me entregué totalmente. Después de nose cuanto tiempo culiando, él decide: me va a llenar el orto en la posición cucharita. Me pone de costado y se acuesta a mi lado. Me la enterro despacito, sin apuro. Sentí como cada milímetro de aquel pedazo de carne entraba. Decidido, empieza a darme duro y rápido, buscando el climax. Yo quería que acabáramos juntos nuevamente. Así que arranque una paja frenética. Los dos agitados, gozando cada segundo. Yo apretando el culo para dejarlo aún más loco y él respirando en mi nuca erizandome todo.

Como dos animales explotamos en un orgasmo, gritando de placer los dos. Se habrá escuchado en todos los apartamentos vecinos, pero no nos importaba. Mi culo feliz con tantos lechazos, mientras la cama estaba toda acabada con tanta leche que disparé. No teníamos fuerza para mas nada. Nos quedamos enganchados por unos instantes, hasta que se le quedó muerta la pija. Pasamos rápidamente por la ducha, con pocos juegos, porque no dábamos más. Nos vestimos y me fui.[/font]
[/size]¿Qué les pareció? Se me hizo larga la historia, pero precisaba contar con lujo de detalles. ¿Valió la pena? Déjame tu comentario, me calientan y me animan a seguir escribiendo. Em breve se vienen más relatos, de otras aventuras reales, algunas más cortas, otras no tanto. Si te pinta, dejame unos puntitos y mandame un privado. Podes mandarme foto del lechazo que diste con esta historia o podemos hablar por snapchat, para calentarnos juntos bebé.

Ah, les dejo foto de su poronga deliciosa y de mi orto glotón jajaja!

Los 20 cm de Pablo que me hacen acabar por el orto

Mi compañero del colegio, mi amante IV: reencuentro [+foto]

Mi orto que acaba con los 20 cm de Pablo

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4 comentarios - Mi compañero del colegio, mi amante IV: reencuentro [+foto]

TheBestRay1317
Me leí todas las partes de esta historia y me re calentó!!!
Increible, +10 puntos 😜