Despertar incestuoso de una hija enamorada cap 10 31 julio

Hola! antes que nada, una disculpa por haberme ido por unas semanas. Realmente no me sentía bien, y me desanimé bastante. En fin. Creo que neuvamente he recuperado la chispa para escribir, y les dejo la continuación de donde me quedé.
Si alguien quiere seguir leyéndola, díganmelo en los comentarios para que sepa jeje, saludos


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Estaba muerta de la vergüenza. ¿Cómo se me había ocurrido pedirle a mi padre semejante estupidez? Era absurdo, más allá de una simple ilusión caprichosa. ¿Tener un bebé con él? ¿Qué clase de… idea me estaba pasando por la mente.
Y sin embargo, el hecho de que dijera que no bastó para que me sintiera fatal y rechazada. No es que quisiera volverme madre; pero tampoco quería pasarme la vida sin un propósito como ese. Mi cabeza era total confusión.
—Deberías llamarle al menos, para que sepa en dónde estás —sugirió Rebeca mientras me acariciaba la cabeza—. Eres mi amiga, y no me gusta verte así de triste.
—Lo sé, y gracias por tu apoyo —me pareció tan hermosa, que no pude hacer más que pedirle un beso en la boca. Rebeca me lo dio, con un poco de saliva en la punta de su lengua. Me recostó sobre el sofá, y descendió rápidamente por mi cuello. El sexo entre amigas era de lo mejor.
—Oh… necesito consolarte mejor, Brandi. Vamos al dormitorio, si quieres.
—Vamos —acepté, y dejé que me llevara de la mano. Subimos por las escaleras y me acosté sobre su cama. Comencé a desnudarme rápidamente mientras Rebeca iba a su armario, sacaba un arnés y comenzaba a colocárselo.
— ¿Por el culo? —me preguntó con naturalidad.
—Sí, pero usa bastante lubricante.
—Será un placer.
Sin ropa, me tumbé de espaldas y levanté las nalgas hacia mi amiga. Rebeca se aproximó, y noté su lengua recorriendo el orificio de mi recto, y tentándolo con uno de sus frágiles dedos. Dios… la estimulación anal era tan hermosa… tan perfecta y relajante.
—Aquí voy —avisó, separando mis carnes tiernas y luego metiendo la punta del arnés dentro de mi orto. Apreté los párpados y relajé mis músculos todo lo que pude. ¿Por qué el anal era tan delicioso? No lo comprendía.
—Qué rápido se lo traga tu cuerpo —dijo Rebeca, con una pequeña risa curiosa.
— Me encanta por atrás.
— Vamos a rellenarte como un pavo de navidad.

Diciendo esto, comenzó un rápido mete y saca que agitó todo mi cuerpo hacia adelante y hacia atrás. Jadeé despacio, tratando de no hacer un escándalo en su dormitorio. Mi amiga siguió follándome por atrás mientras me daba fuertes nalgadas y rasguñaba mi espalda lumbar con sus largas garras.
Apoyé la cabeza entre las sábanas y dejé de jadear despacio, para soltar rápidos grititos de placer al sentir cómo el arnés me quemaba desde dentro. Rebeca movió su cadera en círculos, causando un excitante dolor dentro de mi recto. Noté las paredes que se me dilataban a causa de la profunda penetración. Mi pecho latía como loco y la sangre me zumbaba en las orejas.
Tuve mi primer orgasmo con un gritito que traté de ahogar. Rebeca no se detuvo en ningún momento. Ejerció más presión, y logró encadenar otro orgasmo al primero.
—Ah… eso fue maravilloso —exclamé, tumbándome y acariciándome las tetas.
Rebeca se quitó el preservativo del arnés, y luego levantó mis piernas sobre sus tiernos hombros. El sudor le corría como una capa brillante entre las tetas, y empezó a dirigir su juguete hacia mi coño. Penetró fácilmente y a una gran profundidad. La atraje hacia mí, y comencé a besarla con desenfreno, uniendo mi lengua a la suya e intercambiando saliva.

ALAN

Recibí la llamada de Brandi casi a la media noche. Dijo que estaba bien, y que se iba a quedar en casa de Rebeca. Vendría por la mañana, así que me ofrecí a ir a buscarla. Aceptó, y colgó. El tono de su voz me dijo que estaba triste,pero no enojada por la pequeña disputa que habíamos tenido sobre lo del bebé.
Bebé. Por Dios. Me sonaba tan ridículo tener un hijo con mi propia hija.
Así pues. Al día siguiente fui a buscar a Brandi a la casa de Rebeca, y la traje a la nuestra. En todo el camino, mi hija se la pasó callada. Al llegar, dijo que iría a ducharse. Que no me invitara con ella hizo que me sintiera mal, pero supuse que necesitaba tiempo para volver a adaptarse.
Salió envuelta en una coqueta toalla rosada, que le cubría lo justo. Así, bajó a la sala y agarró una soda del refrigerador.
—Brandi, ven acá.
Ella, tímida y sonrojada, se paró frente a mí. Parecía como si volviera a ser una niña recibiendo el regaño de su papá.
— Quítate la toalla —pedí, y ella lo hizo. La prenda cayó y vi su cuerpo en todo su esplendor. Era tan hermosa, y tan sexy, como una lolita que entregara su cuerpo por primera vez.
—Papá… —dijo, sentándose a mi lado y subiendo las piernas sobre la mesa—. Me siento… mal por lo que pasó. Creo que me dejé llevar por el momento.
—Vamos a olvidarlo. Nos reiremos de esto en el futuro ¿no crees?
Asintió, aunque sin ganas. Yo no perdí rastro de la fina curva de sus pechos rosados. Luego, suspirando, bebió un sorbo de soda y me miró con ojitos de cachorro.
—¿Tenemos… sexo?
—Claro —al fin, pensé. Me quité los pantalones en ese momento, y Brandi no tardó en arrodillarse para mamarme la polla. Lo hizo con una devoción innata de ella, como si fuera su forma de pedirme perdón por los malos entendidos.
Aunque nada más había pasado un día, tener mi pene dentro de la boquita de Brandi me dio un placer inimaginable. Al verla, con esa cabeza pequeña y de rasgos juveniles, no pude sino excitarme más de lo que ya estaba. Su pequeña boca se tragaba la mayor parte de mi miembro, y jugaba con él restregándolo en la parte interna de su caliente boca.
—Cómeme las bolas —levanté mi pene para que ella pudiera tener acceso a mi escroto. Brandi sonrió al ver mis huevos allí, y entonces les dio unos besos tan tiernos, para después metérselos por completo y succionarlos a tal grado que sentí dolor. Un dolor placentero. Chupó toda esa zona hasta dejarla empapada de saliva.
Luego, parándose y dándose la vuelta, se sentó sobre mí. Mi verga la penetró como quien entra a una cueva caliente y resbalosa. Empezó con sus sentones mientras yo la tomaba de las caderas para ayudarle con los movimientos.
— Soy tu… hija —dijo para reafirmar nuestra incestuosa relación. La jalé para atrás, y sin dejar de penetrarla, la besé y le froté las jugosas tetas, cuyos pezones estaban erectos otra vez. Su piel era tan fresca y suave que me daban ganas de romperla a cogidas.`

Cambiamos de posición. Se sentó en el sofá, y yo subí una pierna en el repozabrazos, de tal forma que mi polla quedó a la altura de su cara. Brandi la tomó sin más y se la llevó a la boca, exprimiéndola como una pequeña gatita buscando leche. Con sus manos ordenó mis testículos, tirando suavemente de los pocos vellos que tenía, y jugando con mis huevos igual que si fueran canicas entre sus dedos.
Finalmente dejé ir una andada de semen dentro de su garganta. Brandi me miró mientras se bebía y chupaba cada gota. Luego, me mostró que se había tragado toda mi leche. Siguió mamando de mi polla sin darle tiempo de volver a recuperarse.
Cuando se sintió satisfecha, se levantó y me abrazó para besarme el pecho. La cargué del culo y correspondí comiéndole la garganta con mi lengua y mordiéndole el lóbulo de la oreja.
Era tan delgada que no pesaba mucho, y fácilmente la pude cargar. Sus ojos estaban cargados de una fina inocencia, y con ella me di cuenta de lo mucho que me gustaba mi adorable hija.

BRANDI

Un par de meses más tarde, papá y yo habíamos encontrado la forma de convivir sin que el asunto del bebé nos molestara. Ya tendría tiempo para pensar en qué hacer.
Una mañana me desperté sin muchas ganas de ir a la escuela, pero papá insistió en que fuera, pues no podía descuidar mis estudios por él.
—La verdad es que el profesor de educación física está como para comérselo —me dijo una de mis amigas, llamada Estefy— ¿Qué opinas, Brandi?
—Debe tener una polla deliciosa —fue lo que respondí—. Me la comería toda.
—Oh, sí. Bendita leche dentro de mi estómago —rió Carolina.
—Son unas guarras que sólo piensan en penes y testículos —protestó Sandra, que era un par de años menor que nosotras y apenas comenzaba sus estudios.
—Mira tú, la lesbiana hablando —le burlé y le di un beso en la mejilla. Sandra se sonrojó.
—No soy lesbiana. Sólo… no me gustan los penes. No sé por qué.
—¿Cómo no pueden gustarte los penes y seguir siendo hétero? —inquirió Carolina, que amaba la polla tanto como yo.
— Pues… una vez vi el pene de mi papá. Era muy niña, y desde eso, ya no quiero saber de hombres.
—¿Cómo era? —preguntó Estefy.
—Pues… grande, como la trompa de un elefante.
—Yo desde los doce años ya quería comerme un pedazo de carne bien lleno de esperma… —comentó Carolina, y todas nos echamos a reír.
En ese momento, el profesor de educación física, llamado John (pues venía de Estados Unidos) se acercó y nos pidió que fuéramos a ducharnos. Cosa que hicimos gustosas, claro. No nos gustaba la clase de educación física, y terminar con ella era lo mejor del día.
Dentro de las duchas, las chicas nos bañábamos en pequeños cubículos que podíamos ocupar de forma individual.
—¿Puedo bañarme contigo? —preguntó Sandra, asomándose desnuda y con sus bonitos senos blancos tapados.
—Claro, entra —nadie miraba, así que la dejé pasar y nos metimos bajo el agua de la regadera. Ella descubrió sus pechos, y vi lo bonitos que eran en realidad. Unas puntitas rosadas, y un coño con sólo una rayita de vello encima de la raja de su vagina. Yo, iba completamente lampiña por supuesto. Me gustaba tener el coñito como el de una niña. Además, a papá le gustaba mi apariencia de lolita, pese a mi edad.
— ¿Te depilas? —me preguntó Sandra, mirando entre mis piernas.
—Casi no es necesario. Realmente soy medio lampiña ¿tú?
—Pues lo dejo así —señaló el pequeño rastro que tenía en su coño —¿Crees que se ve bien?
—Se ve excelente y sexy —le sonreí. Su pelo negro se le pegaba a la cara.
Y entonces, sin que pudiera evitarlo, Sandra se lanzó a por mis labios y me besó con una pasión propia del miedo. Reaccioné un instante después, separándome de ella y empujándola. Luego la agarré antes de que cayera.

—¿Qué diablos fue eso? —le pregunté en voz baja, pero con enojo.
—Sólo quería saber si era lesbiana o no…
—¿Y?
—No… no lo sé. No quiero ser lesbiana. Aquí son muy mal vistas.
Respiré para serenarme, y torcí los labios. Le acaricié el hombro.
—No tiene nada de malo, pero si quieres saberlo… prueba a comerte una polla y ve si te gusta.
—¿A quién le voy a pedir su pene? No digas tonterías.
En ese momento tuve una idea. Yo ya era una experta, y era hora de pasar mi conocimiento a un digno aprendiz como Sandrita.

21 comentarios - Despertar incestuoso de una hija enamorada cap 10 31 julio

pacovader
Pues yo quiero seguir leyendo. 😀
MarcosDip
Noo hijo de mil puta! no podes jajajaj esta increible la historia boludo no la dejes ahi ! me dejaste con la leche en la punta de la pija!
estuve esperando con ansias tu regreso... amo esta saga, amo tu relato, y realmente muero por leer mas!
¿sera que la putita de brandi lleva a la tal sandra a coger con su amiga rebeca y el macho de ella?....
emi_killua
Me gusta y quiero que continues
LoliTet
Amo tus historias ❤
Santo_369
chica por Dios! no te ausentes tanto tiempo! Candente, mejor que nunca!
juanitotix
Perfecto relato, excelente que hayas vuelto ya extrañaba tus relatos
Calle21
Excelente como siempre!!
Lordofbooks
Permíteme mostrarte mis respetos, eres la mejor escritora erotica que he tenido oportunidad de leer. Mil gracias por brindarme una sonrisa cada vez que veo que has posteado algo nuevo.
4trujillo52
que putita esta brandi; ya quiere tener su sumisa para enseñarle a coger!!, hasta creo que va a ser su bebota para el padre, vamos hammer, segui levantando el cipote de muchos!!
ozkr123zl
Hola que gusto que vuelvas a escribir y claro que muchos quisiéramos las continuaciones de tus relatos animo y saludos
mikemaster
Me encantan tus relatos son muy cachondos, siempre me dejan con ganas de follar esas preciosuras que tienes en tu historia, estpy en espera d los.siguientes, saludos.
daniloco90
Que felicidad que volvieras te mando todas las fuerzas para que no vuelvas a desanimar
bruno24
Genial!!!!!! Seguí así!+10
prozzezion
muy buenos, lei todos, seguilo!!
pedroohrnndz
NECESITO MAS DE TUS HISTORIAS PORFAVOR ❤️