Vacaciones en la playa. Capítulo 10

Vacaciones en la playa. Capítulo 10


Se acerca el verano y con la mira en sus vacaciones, Cintia nos recuerda el excelente viaje que vivió hace un año en la costa con sus amigas. Esta historia es ficción, sin embargo eso no quiere decir que no se basa en algunos hechos reales…

Capítulo 10: Fiesta de despedida
   Abrí los ojos y miré alrededor. ¿Dónde estaba? Me sonaba ese lugar, sabía que lo había visto en algún momento. Giré la cabeza y había alguien durmiendo al lado mío, era un hombre y estaba desnudo. ¿Quién era? Tenía el brazo sobre la cara, por lo que no podía ver bien de quien se trataba. Miré hacia los pies de la cama y descubrí que yo también estaba desnuda y no solo eso, sino que él me había acabado en la cola. El chico se movió y al sacar su brazo de su cara pude comprobar que se trataba de… ¡Andrés!
   Entonces me acordé de todo. Imágenes borrosas empezaron a pasar por mi mente de lo que había sido la noche anterior. Besos en el boliche, manos curiosas, los dos saliendo a las apuradas, entrando a su pieza, más besos sobre la cama y por último el sexo. Violento, fuerte, gritos y gemidos, él llamándome “putita”, todo eso había pasado la noche anterior. “¿Qué hice?” pensé enseguida.
   Me levanté de la cama y así como estaba empecé a juntar mi ropa y a cambiarme. Se notaba que era de día, ya que unos rayos de luz entraban por la ventana, pero no sabía qué hora era exactamente. Me cambié lo más rápido que pude, sin que me importara ponerme la ropa por encima de la cola llena de su semen seco y pegajoso. Agarré mis cosas y salí lo más en silencio que pude, sin que Andrés se diera cuenta de que me estaba yendo. Caminé por el pasillo sin emitir un sonido y me fui de la casa.
   Eran las 11 de la mañana según mi celular y por la calle ya circulaba gente que estaba yendo a la playa. Por suerte la casa que ellos habían alquilado estaba cerca del departamento que nosotras teníamos, por lo que no tuve que caminar esas cuadras, pero para mi cerebro fueron muy largas. “¿Qué hiciste?” me preguntaba una y otra vez. “Es el amigo de tu ex” me decía pensando en lo que podía llegar a pasar con Tomás si él se enteraba de que yo había estado con Andrés.
   Llegué al departamento y una Natalia medio dormida me saludó. “¿Dónde estabas?” me preguntó y entre murmullos y vergüenza le conté lo que había pasado. Su cara de sorpresa fue inmensa, no podía creer como es que yo me había acostado con Andrés y por más de que me seguía preguntando yo no encontraba una razón coherente para darle.
   - Lore está en el baño y Pau sigue durmiendo pero ya la voy a levantar.- Me dijo cuando le pregunté por las chicas.- Daiana volvió a desaparecer. Seguro que está con Lucas.
   - No… Yo sé dónde está Daiana.- Le dije recordando otra imagen de la noche anterior.
   Le conté lo que había visto apenas llegué a la casa de los chicos, de cómo había sido testigo de que ella y Facundo estaban cogiendo en la pieza de él. “Perdoname” le dije después de contarle lo que había pasado y le aclaré de que por más de que no me gustaba decirle eso me sentía obligada. Nati me agradeció por lo que le había dicho y a pesar de sus lágrimas me dijo que Facundo no valía la pena.
   Paula y Lorena se terminaron de despertar una media hora más tarde y las 4 juntas desayunamos mientras yo les contaba todo lo que me acordaba de la noche anterior. La cara de sorpresa de ambas al enterarse de mi aventura con Andrés no fue tanto como cuando se enteraron de lo que vi antes de que eso pasara. Minutos más tarde Daiana entró por la puerta del departamento y a pesar de que se quiso hacer la distraída e irse a su pieza, entre todas la sentamos en la mesa y la obligamos a escuchar como Natalia la mandaba bien a la mierda.
   Como si fuese poco, una Lorena muy embroncada la obligó a armar su valija y a irse por más de que todavía quedaba una noche más para nosotras 5. Ella dijo que no tenía problema y una hora más tarde pudimos ver como se iba del departamento sin siquiera decirnos chau.
   - Cuando llegue a Rosario creo que la mato.- Dijo Natalia sentándose en la mesa y largándose a llorar una vez más.

   Ese último día fue bastante melancólico y el clima no acompañó. Sabíamos que nos teníamos que ir al medio día del día siguiente ya que a las 2 salía el colectivo, pero a su vez no queríamos ponernos a armar las valijas ni despedirnos de ese departamento. Dado que estaba algo nublado y el viento era muy fuerte, aprovechamos para acomodar todo y ya dejar preparadas las cosas para no tener que hacer todo a las corridas esa noche.
   Después nos fuimos al súper a comprar algo para ya tener de cenar y terminamos en la playa a pesar de todo, donde nos encontramos con Cristian, Gastón, Juan Ignacio y Esteban que estaban mucho más relajados que nosotros y nos propusieron de hacer algo esa noche a modo de despedida. Nosotras aceptamos su invitación y después de hablar un rato nos volvimos al departamento ya que era imposible seguir estando ahí, por el viento.
   “Hey cuando te fuiste? Yo recién me despierto. Qué bien que la pasé anoche con vos Cin.” me escribió por whatsapp Andrés cuando me volvía caminando. No supe que responderle así que le dije que después hablábamos mejor, sin embargo apenas entramos al departamento le escribí contándole que lo nuestro había sido un error y que si podía mantenerlo en silencio mejor. “Tranquila Cin. Va a ser nuestro secreto.” me respondió él y a pesar de que no me quedaba muy tranquila, dejé el celular y me despreocupé del tema. Después de todo esa noche que quedaba era para Cristian y para mi.

   - Buenas.- Nos saludó Juani cuando entramos.
   Al parecer los chicos también habían sido precavidos como nosotros y habían ordenado el departamento y preparado las cosas para la vuelta. Nos pusimos a hablar en el living que tenían en la casa y nos comentaron que ellos tenían pensado volver más bien a la mañana, “para evitar un poco el tránsito” nos explicó Gastón que era uno de los que había ido en auto. A pesar de eso, parecían no tener ningún problema en hacer una última noche con una gran cantidad de alcohol, música y un buen rato.
   No recuerdo muy bien como se dio, pero creo que fue a raíz de un comentario que dijo Paula sobre Juan Ignacio que él le contestó que para eso tenía que pedirme autorización a mi.
   - ¿Autorización para qué?- Le pregunté yo cuando Paula vino y me dijo que Juani le había dicho eso.
   - Para que yo esté con él.- Me explicó ella.- ¿Es cierto que vos me tenés que dar autorización?
   - ¡Nada que ver!- Le contesté riéndome.- ¿Por qué lo decís Juani?
   Entonces se hizo un silencio absoluto que solo quedó arruinado por el ruido de la música y todos lo miraron a él y después a mi. Enseguida dirigí mi mirada a Cristian que se reía porque sabía que yo iba a tener que inventar algo para zafar de eso. Lo que él no sabía es que yo podía decir la verdad.
   - Juani y yo estuvimos juntos.- Le termino diciendo a Paula y todos los presentes se sorprendieron.
   - ¿Cuándo?- Me preguntó Esteban.
   - Cuando fuimos a Mar del Plata hace dos días.- Le contesté yo y la cara de sorpresa de todos fue evidente ya que se debían esperar una historia de meses atrás.
   - ¿Cómo?- Me preguntó Lorena más sorprendida que nadie.- No me contaste nada.- Me dijo levantando las cejas y apuntando a Cristian con la mirada.
   - Es que Cristian también estuvo.- Le confesé después y ahora él fue el que se sorprendió.
   Nos sentamos todos en los sillones y las mesas del living y mientras Gastón bajaba el volumen de la música yo les iba contando como se había dado la situación. A pesar de los detalles que daba, a las chicas les costaba creer lo que habíamos hecho y tuvimos que dar algunos datos más sobre el momento íntimo. “¡Sos una trola tremenda!” me gritó Natalia riendo cuando les confesé que los dos me habían dado a la vez, uno por adelante y el otro por atrás.
   - No te tenía tan zarpada Cin.- Me dijo Esteban.
   - Y yo que tenía ganas de estar con él.- Dijo de la nada Paula en referencia a Juan Ignacio.
   - Y estén juntos.- Le dije yo como si fuese algo obvio.- Coge bien la verdad.
   - ¿Ah sí?- Me preguntó Pau y se levantó para ir a buscarlo.- Ya fue, esta noche no salimos y en vez de eso nos quedamos acá pasándola mejor.- Agregó mientras lo agarraba de la mano y lo levantaba para llevárselo a una de las piezas.
   Las chicas no paraban de reírse mientras que Gastón y Esteban miraban sorprendidos la velocidad con la que Paula había agarrado viaje para estar con Juani. Entonces fui y me senté en el lugar que ahora estaba vacío, al lado de Cristian y le di un beso en el cachete diciendo que el plan que había propuesto Pau me gustaba mucho más que salir a bailar.
   Primero le di un beso suave sobre los labios y él me lo devolvió para después mirar a los chicos que volvían a observarme a mi como cuando les conté de nuestra noche loca. Entonces decidí darles un poco de show y volví a besarlo, pero esta vez lo tomé de la cara y no dejé que se corriera. Comencé a comerle la boca mientras pasaba mis piernas por encima de él que sin perder tiempo, empezó a tocarlas levantándome despacito la pollera apretada que tenía ese día.
   Natalia y Esteban hablaban entre sí, mientras que Lorena miraba como Cri y yo nos íbamos poniendo cada vez más calientes juntos. Gastón, sentado bien en frente de Lore, la miraba con ganas, pero ella parecía no poder controlar su vista que iba directo a nosotros. Parecía que iba a quedar todo ahí o que íbamos a tener que ser nosotros dos los que nos íbamos a tener que ir en caso de querer seguir, pero de repente algo pasó.
   El primero fue suave, despacio, casi imperceptible teniendo en cuenta las voces de Nati y Esteban y el ruido de la música, sin embargo nos llamó a todos la atención y nos miramos sorprendidos. El segundo fue más audible y dado que todos estábamos prestando atención a ver si habíamos escuchado bien, lo pudimos oír con claridad. El tercer gemido de Paula, fue más claro aun.
   - ¡Ah bueno! ¡Esto se está yendo a la mierda!- Dijo Gastón mirándonos a todos.
   Al parecer en la pieza Juani y Pau estaban pasando un buen momento y por la forma en la que todos nos miramos, también queríamos pasar un buen momento nosotros. Entonces yo volví a besar a Cristian y él me devolvió el beso de manera bien apasionada y poniendo algo de calentura pasó su mano por mi muslo y fue directo a mi entrepierna. Lo miré sorprendida y le dije que era un atrevido, pero cuando él sacó rápidamente su mano, yo la tomé y la volví a poner entre mis piernas para que me siguiera tocando.
   Lorena y Gasón estaban sentados en el mismo sillón y se besaban de manera más bien romántica, pero con un solo fin. En cuando a Esteban y Natalia, seguían hablando tranquilos, pero no faltaba mucho para que ellos dos se sumaran. Una vez que Cristian me acostó sobre el sillón y se tiró encima de mí, pude ver como ellos se levantaban y se iban hasta la mesa para comerse la boca con ganas. El juego había empezado…
   Mientras Gastón y Lorena se besaban de manera un poco más apasionada sobre un sillón para una persona estando ella sentada sobre él, Cristian y yo ya lo hacíamos como dos calentones, tirados en el sillón, con su cuerpo entre mis piernas y sus manos bordeando mi cintura y levantando mi remera. Más cerca de la mesa, la otra parejita seguía a los besos y a poco se iba notando el deseo entre los dos.
   Obviamente los primeros en tomar la iniciativa fuimos nosotros. Cristian bajó por mi cuerpo besándome por encima y debajo de la remera y cuando llegó a mi cintura me levantó la pollera hasta dejarla arrugada a la altura de mis caderas y me bajó la tanguita negra que tenía puesta. Se arrodilló en el piso y moviéndome un poco las piernas comenzó a chuparme la conchita como loco. Pasaba su lengua por encima de mi clítoris de lado a lado y me causaba un gran placer la forma en la que lo hacía. Sentía la humedad de su boca sobre mi concha y me hacía mojar toda entera. Entonces abrí los ojos y me dediqué a observar lo que pasaba a nuestro alrededor.
   Lorena se había dejado llevar por la situación y arrodillada frente al sillón en el que se encontraba sentado Gastón, le estaba haciendo un pete que él parecía disfrutar. No podía ver bien lo que hacía ya que ella se encontraba de espaldas a mi, pero parecía ser buena teniendo en cuenta la cara de placer de su chico. La remera de él se encontraba tirada en el piso a pocos centímetros del sillón. Un poco más alejados estaban Natalia y Esteban. Ella se había sentado sobre la mesa con las piernas abiertas y se besaban muy apasionadamente. Observé como ella le sacaba la camisa y como después él hacía lo mismo sobre ella para después desabrocharle el corpiño y entrenarse con su boca sobre las grandes tetas de mi amiga. Entonces ella me miró y me guiñó un ojo.
   Cristian siguió dándome placer con su boca hasta que me dejó totalmente caliente. Entonces le dije que se parara y así como estaba frente al sillón le bajé el pantalón y el bóxer y me metí su pija directo en la boca. Me encantaba esa verga bien grande y gruesa con una cabeza enorme y roja. La tomé con mi mano y mientras lo tocaba me la metía y sacaba de la boca como loca. Mis labios recorrían cada centímetro del tronco de esa hermosa pija y la disfrutaba como a mi me gustaba. Él puso sus manos sobre mi cabeza y despacito empezó a moverse hacia adelante y hacia atrás, cogiéndome la boquita como bien le gustaba hacer. Levanté la viste y nuestras miradas se cruzaron un segundo y llegué a ver el deseo en sus ojos.
   Entonces le dije que se sentara en el sillón y una vez que lo hizo me saqué rápidamente la ropa y dándole la espalda me senté sobre su pija bien despacito, sintiendo como entraba cada centímetro de ella. Una vez que la tuve bien adentro de mi conchita tiré mi cuerpo hacia atrás apoyándolo contra el pecho de Cristian que estiró sus manos y las apoyó sobre mis tetas apretándolas bien fuerte. Comencé a moverme en forma de círculos haciendo que su pija bailara adentro mío y se sentía muy bien.
   En frente nuestro las otras dos parejas también la estaban pasando muy bien. Sobre la mesa, Natalia se había acostado boca arriba con la cabeza contra el borde y saboreaba la verga de Esteban que movía la cintura hacia adelante y hacia atrás cogiéndose la boca de mi amiga. Sus manos iban directo a las tetas de ella que se movían como locas con cada movimiento que él daba. En el sillón ahora era Lorena la que disfrutaba de la boca y la lengua de Gastón, que arrodillado sobre el piso le chupaba la conchita. Fue en ese momento que él se levantó y semi agachado le pidió que se corriera bien contra el borde y fue metiéndole la pija hasta tenerla totalmente adentro del cuerpo de ella que no pudo contener un ruido orgásmico. Desde la pieza todavía se escuchaban los gritos de placer de Paula que disfrutaba de buen sexo con Juan Ignacio.
   - ¿Te gusta ver como se las cogen a tus amigas?- Me preguntó Cristian al oído subiendo una de sus manos hasta su pera y girándome la cabeza.- ¿Te gusta?
   - ¡Sí!- Le contesté yo y él me comió la boca.
   Entonces sus manos bajaron hasta mi cintura y yo comencé a moverme hacia arriba y hacia abajo cogiéndome con violencia su pija. Sentía como entraba y salía de mi cuerpo con fuerza y de lo dura que estaba me provocaba mucho placer. No me pude contener y tuve que empezar a gemir de lo bien que la estaba pasando. “¡Dale Cintia! ¡Cogeme, dale!” me dijo él al oído y sus palabras me motivaron a moverme más rápido. Sobre el sillón Gastón se seguía cogiendo a una Lorena que se encontraba tirada sobre el sillón con mucha cara de placer. Encima de la mesa Natalia se había sentado una vez más contra el borde y Esteban le estaba dando mientras ella lo envolvía con sus piernas y sus brazos.
   Cristian me ordenó que me levantar y me pusiera en cuatro a lo largo del sillón. Una vez que me había acomodado, él se arrodilló detrás de mi y abriéndome los cachetes de la cola empezó a pasar su lengua desde mi concha hasta mi culito. Un suspiro de satisfacción pura salió de mi boca cuando lo hizo y siguió medida que él continuaba dándome placer oral. La movía como loca abarcando cada centímetro de mi entre pierna y cuando llegaba hasta mi colita hacía presión como si quisiera meterla en ese agujero. Entonces sus dedos empezaron a aparecer, primero una sobre mi conchita pero enseguida fue subiendo hasta que se posó sobre el culito y lo sentí entrar bien despacito hasta tenerlo todo adentro.
   Natalia se había bajado de la mesa y dándole la espalda a Esteban se había desplomado sobre ella dejando la colita bien en alto. Él se la metía y se la sacaba de la concha con mucha furia mientras sus manos se aferraban fuerte a la cintura de ella. Nati, con los ojos cerrados y los labios apretados, se contenía de gritar de placer. En el sillón ahora Gastón era el que estaba sentado y Lore la que lo cabalgaba. Él había puesto sus manos sobre la cola de ella y su boca se divertía con las tetitas de mi amiga. De la pieza seguían viniendo los gritos y gemidos de placer de una Puala que no paraba de gozar.
   Una vez que Cristian logró meter dos deditos, mi cola estaba lista para recibir su hermosa pija. Pero primero volvió a arrodillarse y me la metió en la conchita para cogerme bien fuerte son sus manos sobre mi espalda. “¡Si cogeme!” le pedí como loca y él siguió dándome bien fuerte haciendo chocar su cintura contra los cachetes de mi cola. Le volví a pedir que lo hiciera y él se volvió loco, posando una de sus manos sobre mi cintura y apretándola bien fuerte y llevando la otra hasta mi cabeza y tomándome bien fuerte del pelo empezó a tirarlo hacia atrás. Entre la violencia y la fuerza con la que me cogía sentía mucho placer. La estaba pasando demasiado bien. Su verga me hacía gozar mucho. Sentía que iba a llegar. “¡Dale cógeme!” le pedí una vez más entre gemidos y Cristian me dio cada vez más fuerte.
   Un hermoso orgasmo llegó a mi y me hizo pegar un grito increíble de placer que provocó que Lorena se diera media vuelta y me mirara con una sonrisa en la cara. Entonces Cristian apoyó la punta de su pija sobre mi cola y comenzó a hacer presión. Mientras Esteban de parado se cogía a Natalia que estaba tirada sobre la mesa y mientras Lore cabalgaba sobre Gastón que emocionado le apretaba fuerte la cola, él me la iba metiendo despacito en el culito. Relajé mi cuerpo y dejé que entrara toda bien a fondo.
   Cristian se paró sobre el sillón y agachando su cuerpo sobre el mío empezó a mover su cintura cogiéndome despacito la cola. Entraba y salía su pija de mi culito bien abierto y se sentía muy bien. Cada vez que la metía toda mi boca se abría y exhalaba un suspiro de placer puro. “¿Te gusta Cin?” me preguntó al oído y yo le respondí que sí. “¿Te gusta cómo te estoy cogiendo el culito?” me volvió a preguntar y yo una vez más le dije que sí.
   Cerca de la mesa, Esteban se había sentado sobre una silla y ella se había sentado encima de él de frente a su cuerpo y mientras él la tomaba por la cintura, ella lo cabalgaba como loca tirando su cabeza hacia atrás. Sobre el sillón Lorena se había dado vuelta y montaba a su amante dándole la espalda. Gastón tenía las manos apoyadas encima de las tetas de ella que atenta miraba como Cristian me hacía la cola. En la pieza los gemidos de Paula se habían apagado, lo que indicaba que la acción ahí ya había terminado.
   Ahora Cristian me cogía el culito bien rápido dándome muchísimo placer. Sentía como su pija grande y gorda entraba y salía de mi cuerpo a toda velocidad y me partía al medio. Me volvía loca como lo hacía y sentía que no iba a poder más del placer. “¡Como te gusta putita!” me dijo una vez más al oído y su cuerpo golpeó bien fuerte contra el mío. Cerré los ojos y me dejé llevar por el placer y no pude contener mis gritos orgásmicos que ahora debían ser igual de fuerte que los de Paula. Eso pareció motivar a las chicas, que ahora ellas también gemían y gritaban como locas.
   Un segundo orgasmo llegó cuando la pija de Cristian entró bien a fondo de mi colita en un golpe seco y mi grito fue tal que él se dio cuenta lo que había causado. “¡Mirá que lindo como te acabaste todo!” me dijo y entonces me di cuenta de que de mi conchita salían mis juguitos de placer. Cristian me sacó la verga de la cola y se agachó entre mis piernas para saborear mi acabada provocándome unas cosquillas y una sensación hermosa en todo el cuerpo.
   Entonces le dije que se parara al lado del sillón y una vez que lo hizo me arrodillé frente a él y comencé a pajearlo bien rápido. Lorena seguía cabalgando a Gastón que tenía una cara de fascinación inmensa y Natalia montaba como loca a Esteban que le pasaba la lengua de una teta a otra. Pero al ver que yo estaba a punto de recibir la leche de Cristian, decidieron copiar mi movimiento y les dijeron a sus amantes que se pararan frente a ellas.
   Cristian acabó una cantidad enorme de lechita que fue a parar casi toda a mi boca y como buena nenita obediente me tragué todo lo que pude. “¡Que linda putita que sos!” me dijo él pasando su mano por mi cara y corriéndome el pelo de lugar. Me metí su pija en la boca y se la seguí chupando con mis ojos clavados en los suyos hasta sacarle la última gota.
   Esteban fue el siguiente en acabar y a pedido de él Natalia dirigió el semen hacia sus enormes tetas y una vez que había terminado uso su pija de pincel para esparcírselo por todo el pecho. Gastón acabó más tarde, también en la boca de Lorena, pero a diferencia de mi ella decidió escupirlo despacito como si fuese una cascada. Cuando los tres chicos estuvieron listos, nosotras nos quedamos arrodilladas disfrutando un ratito más de esas hermosas pijas que tanto placer nos habían dado.
   - ¡Ah bueno! ¡Mirá la fiesta que nos perdimos acá!- Dijo Paula saliendo de la pieza y mirando a Juani.
   Nosotras tres nos levantamos y después de limpiarnos un poco nos cambiamos mientras los chicos hacían lo mismo e intercambiaban bromas sobre lo que acababa de pasar. El resto de la noche fue chistes y conversación sobre lo excelente que había sido la despedida. Al día siguiente los chicos se fueron temprano a la mañana y nosotras volvimos al departamento para comer algo y tomarnos el colectivo para volver a Rosario mientras intercambiábamos mensajes con nuestros amantes.
   Ahora el calor empieza a llegar y los recuerdos de aquel verano parecen mucho más reales que antes. Ya tenemos todo programado. Nati, Pau, Lore y yo vamos a volver a Pinamar, y nos van a acompañar Ingrid, ex compañera de la secundaria y Clarisa, amiga mía y de Paula de la facultad. Los chicos ya nos confirmaron que también van a viajar, por lo que cualquier cosa puede pasar. ¡Este verano, tiene que ser mejor que el anterior!


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