Vacaciones en la playa. Capítulo 9

Vacaciones en la playa. Capítulo 9


Se acerca el verano y con la mira en sus vacaciones, Cintia nos recuerda el excelente viaje que vivió hace un año en la costa con sus amigas. Esta historia es ficción, sin embargo eso no quiere decir que no se basa en algunos hechos reales…

Capítulo 9: Alcohol y buen sexo
   Sin duda ese verano no hubiese sido lo que fue sin unos cuantos tragos de más. Desde mi primera noche con Tomás, hasta mi más reciente mañana en el medio de la ruta con Cristian y Juan Ignacio, cada historia, cada recuerdo es gracias al alcohol. Mi penúltima noche no iba a ser una excepción.
   Llegué al departamento a eso de las 9 de la mañana en el auto de Juani y mientras entraba al palier del edificio él y Cris me saludaban contentos, después de todo debían estar muy felices con el trío que acabábamos de hacer. Las imágenes todavía pasaban por mi mente y seguía disfrutando de ese orgasmo hermoso que me habían causado sus dos pijas en mi cuerpo a la vez. El olor a semen todavía seguía en mi pecho y me dolía la cola de lo bien que me la había hecho Cristian. Pero el recuerdo que más me calentaba era cuando Juani me había propuesto de chuparle él la pija a su amigo. ¡Juan Ignacio era bisexual! Nunca me había dado cuenta. Es que después de todo era bien macho y siempre se levantaba muchas minas en los boliches, pero al parecer también le gustaba levantarse hombres. Y a pesar de que Cristian no lo era, la calentura del momento lo llevó a dejarse chupar la pija por su amigo y por mi. Esa escena iba a quedar grabada en mi mente para siempre.
   Entré al departamento y una Lorena semi dormida me preguntó qué nos habíamos quedado haciendo que había llegado tan tarde. “Nada. En el boliche” le contesté haciéndome la dormida y yendo directo a la cama por más que no tenía nada de sueño. Me acosté en la cama y seguí pensando en lo que había hecho hacía no más de una hora. Una sensación extraña recorrió todo mi cuerpo y se me dibujó una sonrisa en la boca.
   Entonces tomé el celular con la idea de ver alguna red social hasta que me diera sueño y descubrí que tenía algunos mensajes sin leer de la noche anterior. “Hola Cin! A dónde salen hoy?”, “Che por donde andan?”, “Hola hermosa, estás por ahí?” decían algunos de los mensajes que me había enviado Andrés. Para entender estos mensajes hay que retomar un poco lo que pasó antes de que empezaran las vacaciones.
   Antes de que Tomás y yo estuviésemos juntos, había mucha onda con Andrés. Nos mandábamos mensajes todo el tiempo, nos juntábamos a estudiar, a ver películas o simplemente a charlar y pasábamos mucho tiempo juntos. Llegamos a darnos unos besos pero al final todo quedó en nada cuando Tomás me confesó de que estaba atrás mío y yo directamente me enganché con él. A pesar de que eran amigos y de que mi interés por Andrés se perdió en su totalidad una vez que Tomás apareció en escena, Andrés insistió mandándome algunos mensajes e invitándome a salir alguna que otra vez. Yo no le di bola.
   Una vez terminada mi relación con Tomás y después de que arregláramos el viaje para ese verano con las chicas y de que ellos se enteraran, Andrés volvió a probar suerte a pesar de que los años habían pasado y de que aquella vez le había dejado bien en claro que no quería nada. “Así que se van a Pinamar como nosotros. Vamos a meter alta joda” empezaron los mensajes semanas antes de viajar. Pero pasados los días empezaron a hacerse mas evidentes. “Tenemos que salir alguna vez y sacarnos la cabeza como lo hacíamos hacia unos años” me decía haciendo referencia a esas noches en la que los dos terminábamos bastante ebrios y a los besos en el boliche. “Voy a tener que cuidarte para que no te encaren los chicos de lo linda que estás Cin” seguía diciendo a pesar que yo le respondía de manera algo cortante. Después de eso, me enteré que Tomás iba a estar en la misma cada que él y pasó todo lo que pasó.

   “Qué pasó anoche? No saliste?” me escribió a la mañana siguiente y yo le contesté que me había puesto muy en pedo y que no había visto sus mensajes, pero no fue la mejor idea. “Uh y eso que vos cuando te ponés en pedo te pinta la locura” me escribió después y yo le respondí que esa noche me había portado bien. Seguimos hablando un rato y al final acordamos en encontrarnos en la playa con el resto de los chicos horas más tarde.
   Ahora que Tomás y Luciano se habían ido, Andrés, Facundo y Pablo se habían quedado solos en una casa enorme, tenían una habitación para cada uno y al parecer muchas ganas de hacer una joda y pasarla bien. Es por eso que esa noche nos invitaron a hacer una previa en su casa y nosotras aceptamos. La única que dijo que prefería no ir fue Daiana, que al parecer había acordado verse Lucas. Así, Nati, Pau, Lorena y yo nos cambiamos y después de comer fuimos a la casa de los chicos para hacer una buena previa y después salir.
   A diferencia de las otras veces, la casa estaba mucho más ordenada y no habían preparado algo muy distinto. Al parecer iba a ser una noche más tranquila, entre ellos y nosotros, sin otros amigos y sin chicas que no conocíamos. Los 3 dueños de la casa armaron algunos tragos y pusieron algo de música, sin embargo la noche se fue dando de manera mucho más tranquila, entre charlas y anécdotas de cómo veníamos pasando las vacaciones y lo que se venía haciendo.
   - Así que anoche te pusiste en pedo. ¿Qué hiciste?- Me preguntó Andrés alejándose un poco del resto de los chicos.
   - Hice un trío con dos chicos.- Le respondí directamente tratando de sonar irónicamente.
   - ¿Y la pasaste bien?- Me volvió a preguntar él riendo.
   - ¡Re bien!- Le contesté yo con una sonrisa y en su cara se noto una expresión de duda sin saber si lo que yo le contaba era verdad o no.
   Seguimos hablando un rato más recordando algunas anécdotas del pasado y algunas historias de cuando íbamos juntos a la secundaria hasta que a Pablo se le ocurrió la idea de jugar a la botellita. “¿Quieren divertirse un rato?” preguntó y después de tirar su propuesta las chicas aceptaron entre risas. Corrieron la mesa principal y nos sentamos en el piso como si fuésemos niños de 13 ó 14 años con la idea de divertirnos un rato con un juego que hacía mucho tiempo no jugábamos.
   Pablo vació la botella y fue el primero en tirar. Casi como si estuviese todo preparado, le tocó darse un beso con Paula y los comentarios no se hicieron esperar. Después le tocó girar la botella a ella y el afortunado fue Andres, que se adelantó para recibir un beso bastante inocente de parte de mi amiga. Y fue entonces cuando él hizo girar la botella y la boca apuntó hacia mi. A pesar de que no me sentía muy segura de hacerlo, la idea era divertirse un rato y acepté darle un beso por más que se notó que le puso mucho más énfasis que al que le había dado mi amiga. Después de eso yo giré la botella y nuevamente apuntó hacia Andrés.
   - ¡Si toca dos veces seguidas es 5 segundos y con lengua!- Dijo rápido Facundo y todos empezaron a reír.
   Nos paramos y en medio de la ronda empezamos a besarnos con las condiciones que él acababa de dar. Andrés apoyó sus manos en mi cintura y metió su lengua en mi boca. De fondo se escuchaba los gritos de las chicas y el conteo regresivo de los chicos que lo hacían mucho más largo de lo que era para que el beso durara mucho más.
   Una vez que terminamos nos volvimos a sentar y Andrés giró la botella para descubrir que le tocaba besar a Natalia. “Ojo vos gil” le dijo Facundo cuando él se adelantó para darle un beso. Nati giró la botella y el beso con Pablo no tardó en llegar y después de que él girara una vez más la botella y apuntara nuevamente hacía mi, me dio un beso para darme el pie a mi una vez más.
   - ¡Eso! ¡Tres veces seguidas es 15 segundos y tienen que hacerlo bien zarpado!- Gritó Facundo una vez que la boca de la botella apuntara hacia Andrés una vez más.
   Entonces volví a levantarme y él se paró frente a mi y nos sumergimos otra vez en un beso, pero ahora mucho más apasionado que el de antes. Andrés me abrazó por la cintura y yo pasé mis brazos por encima de sus hombros y seguimos tranzando a pesar de que los chicos hacían el conteo mucho más lento aun. Después de lo que fueron los 15 segundos más largos de mi vida, nos volvimos a separar y a sentar cada uno en su lugar de la ronda.
   Seguimos jugando a la botellita un buen rato. Lorena y Facundo salieron varias veces y los celos de Natalia se hicieron notar. Pablo y Paula terminaron tranzando por casi un minuto después de que salieran tres veces consecutivas. Pero la pareja que más veces tocaba era Andrés y yo y hasta los chicos llegaban a hacer trampa corriéndose de sus lugares para que él y yo nos tuviéramos que besar. Al final estuvimos apretando en frente de todos por no sé cuánto tiempo hasta que quedó en claro sus intenciones invitándome a salir del juego y a “estar más tranquilos”. Pero yo le dije que prefería quedarme ahí y se cortó un poco el ambiente cuando nos volvimos a sentar.
   Cerca de las 3 de la mañana los chicos decidieron salir a bailar y Nati y Lorena los acompañaron mientras que Pau y yo nos volvimos al departamento hablando de cómo habían arreglado todo para que Andrés y yo nos besáramos. Cuando llegamos escuchamos los gritos de gemidos de Daiana que venían de la pieza suya y al acercarnos a la puerta entreabierta vimos claramente como ella cabalgaba a un Lucas totalmente eufórico que le apretaba las tetas y le decía que se moviera más y más fuerte mientras ella seguía gritando de placer. Con Paul nos encerramos en mi pieza y mientras escuchábamos de fondo los gemidos de ella, seguimos hablando hasta quedarnos dormidas.

   - ¡Estás re en pedo boluda!- Me gritó Natalia totalmente borracha.
   El día había pasado muy rápido y entre mensajes con Andrés y con el resto del grupo se había pasado a máxima velocidad. El almuerzo, la tarde en la playa y la cena parecían cosas de otro día y ahora estábamos en el boliche con Andrés, Facundo, Pablo y mis 4 compañeras de viaje tomando alcohol desde hacía ya varias horas. La más afectada parecía ser yo que no podía controlar mi cuerpo, me movía en todas direcciones y bailaba con todas las personas que pasaban en medio de la ronda. Los mensajes que Cristian me había mandado para proponerme de hacer algo esa noche habían quedado totalmente en el pasado y parecían de hacia años. Esa noche solo quería divertirme.
   Entonces me encuentro contra la pared besando a un chico de manera muy apasionada. Todo había pasado de repente, alguien me había acompañado al baño y cuando salí me encontré con él y comencé a besarlo con ganas. ¿Era él? Sus manos en mi cintura se iban cada vez más atrás y yo me dejaba llevar por sus labios. Sentía sus dedos apoyarse sobre mi cola y me gustaba la forma en la que empezaban a tocarme. Su lengua entraba y salía de mi boca y mis manos se aferraban a su cuello.
   - ¿Vamos a la casa?- Me preguntó Andrés y sin dudarlo le dije que sí.
   Pasamos por en frente de una Natalia y una Lorena que bailaban de manera desenfrenada con dos chicos que no conocía y frente a un Pablo y una Paula que se besaban muy calientemente en medio de la pista. Salimos del lugar y nos subimos a un taxi para ir directamente a la casa de los chicos. En el viaje volvimos a besarnos de manera muy fogosa y parecía que no nos podíamos aguantar las ganas de estar juntos. Cuando mi mano empezaba a meterse en su pantalón escucho al conductor decir que habíamos llegado. Andrés le pago y sin esperar el vuelto nos bajamos y entramos a la casa.
   Los gritos de Daiana volvieron a escucharse y entonces me confundí. ¿Estábamos en la casa de los chicos o en nuestro departamento? Comenzamos a caminar por el pasillo y cuando pasamos por la pieza en la que antes dormían Tomás y Facundo veo que este último y la chica rubia que supuestamente estaba enamorada de Lucas, estaban cogiendo de manera muy zarpada sobre la cama de mi ex. Ella estaba en cuatro de forma horizontal a la cama y él le daba fuertemente parado contra el borde. Cruzamos mirada durante unos segundos con Daiana y pude ver su cara de maldad y placer disfrutando de cómo se la estaban cogiendo.
   Entonces Andrés me tomó por los hombros y me llevó hasta su pieza al fondo del pasillo. “¡Que trola!” le dije una vez que cerró la puerta y me acosté sobre la cama. “¿Vos me vas a coger así de duro?” le pregunté sacándome la remera de una y estirando los brazos para que él se acostara sobre mi. Estaba muy borracha. Andrés se subió a la cama y volvimos a besarnos de manera desaforada como lo estábamos haciendo en el boliche.
   Los besos se fueron poniendo cada vez más calientes y las manos se empezaron a descontrolar. Comenzamos a sacarnos la ropa que caía al piso armando una pila y nos seguíamos tocando con mucha calentura. Andrés se quedó en bóxer y enseguida bajó entre mis piernas. Me sacó la tanguita que tenía puesta y empezó a chuparme la concha con ganas. Lo hacía de manera bien violenta, moviendo su lengua de lado a lado y apretándola fuerte contra mi clítoris. “Mmm que rico” le dije caliente y él siguió lamiéndome la conchita con ganas.
   Después se arrodilló sobre la cama y con un “ahora te toca a vos” me dio pie para que me ponga en cuatro sobre la cama y me dedique a saborear de su pija que ya estaba bien dura. Era enorme, de unos 19 centímetros y bien gorda. Una poronga hermosa, con una cabeza bien roja y un cuerpo divino que entraba y salía de mi boca que se movía hacia adelante y hacia atrás. Andrés pasaba sus manos por mi espalda y disfrutaba de cómo yo se la chupaba.
   Me hizo volver a acostarme sobre la cama y sin dar muchas vueltas empezó a meterme la pija en la concha que entró muy rápido de lo mojada que estaba. “¡Ay sí!” grité de golpe una vez que la tuve toda adentro mío. Él se apoyó sobre mi cuerpo y dándome un beso muy apasionado comenzó a cogerme bien fuerte. Mis gritos llegaron al instante que su cuerpo empezó a moverse de manera violenta, provocando que su pija entrara por completo en mi cuerpo y saliera causándome un placer inmenso.
   - ¿Te gusta Cin?- Me preguntó.
   - Sí.- Le dije yo entre gemidos.- ¡Me encanta!
   - ¿Te gusta más mi pija o la de Tomás?- Me preguntó de repente.
   - ¡La tuya!- Le contesté dejándome llevar por la calentura y el alcohol.
   Entonces Andrés empezó a darme pija de manera más violenta y sacada que antes, provocándome gritos de placer que seguramente debían escuchar los chicos desde la pieza de al lado. “¡Sí, cógeme!” le pedía como loca agarrándolo fuerte de los brazos y clavándole las uñas como loca mientras él metía y sacaba toda su pija de mi concha.
   “Ponete en cuatro” me dijo y yo me di vuelta enseguida. Él se arrodilló sobre el colchón detrás de mi y una vez más sentí su pija entrar en mi cuerpo. Andrés apoyó sus manos por encima de mi cola y agarrándose fuerte de mi cuerpo me empezó a coger igual que antes, bien fuerte y rápido. Mis gritos nuevamente se hicieron presentes y placer que me causaba su pija entrando y saliendo de mi cuerpo me volvía loca. Mis manos se apoyaban contra la pared y mi cuerpo se chocaba contra ella cada vez que la verga de mi amante entraba por completo en mi cuerpo y su cintura me impulsaba contra la misma.
   - ¿Querés la leche?- Me preguntó Andrés y yo le respondí que sí entre gemidos.- ¿Dónde?- Me preguntó enseguida y un chirlo sobre mi cola se hizo sentir.
   - En la colita la quiero.- Le dije calmando mis gemidos.
   Entonces Andrés sacó su pija de mi concha y empezó a pajearse por encima de mi cuerpo hasta que el semen comenzó a salir a chorros de su cabeza y a caer sobre mi cola que estaba roja de los golpes con su cintura y del chirlo que acababa de darme. “¡Sí putita, tomá le leche!” me dijo mientras el semen calentito seguía saliendo de su pija y se posaba sobre mi cola y caía despacito hasta mi conchita.
   Me acosté sobre la cama y el placer y el alcohol empezaron a marearme. Llegué a ver a Andrés que se acostaba al lado mío y que me miraba con cara de felicidad. Pero de repente cerré los ojos y todo lo que pasaba alrededor dejó de importar.


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2 comentarios - Vacaciones en la playa. Capítulo 9

marcos_brc +1
Buenisimo capitulo!!! muy hot!!!
HistoriasDe
Que bueno que te haya gustado! Gracias!