Vacaciones en la playa. Capítulo 8

Vacaciones en la playa. Capítulo 8


Se acerca el verano y con la mira en sus vacaciones, Cintia nos recuerda el excelente viaje que vivió hace un año en la costa con sus amigas. Esta historia es ficción, sin embargo eso no quiere decir que no se basa en algunos hechos reales…

Capítulo 8: Reconciliación de a tres
   Cuando le conté a Lorena, a Natalia y a Paula de la noche que había pasado con Germán y de cómo sus amigos nos habían encontrado en plena acción, no podían parar de reírse. “Sos única, boluda” me dijo Nati mientras las otras se destornillaban de la risa. Cuando salí de la casa, ya limpia y cambiaba vi que sus amigos estaban en la esquina fumando y tomando una cerveza. Germán me pidió un taxi y después de intercambiar celulares me volví al departamento. Cuando llegué me encontré con un mensaje de Cristian que me preguntaba donde estaba y sin darle mucha importancia le respondí que esa noche me había quedado en casa y que al día siguiente hablábamos.
   Las cuatro fuimos al super y mientras les contaba algunos otros detalles de mi noche con Germán, ellas iban mechando algunas anécdotas de lo que les había pasado a ellas. Aparentemente Daiana había desaparecido la noche anterior una vez más y nadie sabía con quien. “Seguro que está con ese pibe Lucas” dijo Nati mientras entrábamos al super. Pero algo me dejó parada en seco.
   A pocos metros de donde estábamos nosotras estaban Cristian y Esteban. Enseguida nos vieron y vinieron a saludarnos, causando un momento incómodo cuando todas se quedaron calladas al momento en el que Cris me vino a saludar a mi. Como si nada, seguimos en el super y en ese momento Lore les preguntó que hacían esa noche y Esteban le contestó que se iban a Mar del Plata otra vez a la casa de sus amigos a pasar la noche.
   - ¿Quieren venir?- Sugirió entonces mirando a Cristian esperando su aprobación.
   - Ah de una. Estaría bueno.- Contestó él y miró a las chicas y por último a mi.
   - Sí que se yo…- Dijo después de unos segundos Paula.- Lo hablamos y después les decimos.
   - Dale, no hay drama. Nos avisan.- Cerró Esteban y cada uno fue por su lado.

   Apenas volvimos a la casa empezamos a debatir que queríamos hacer. Obviamente Lorena fue la primera en sugerir que fuéramos aprovechando que ellos iban en auto y que la íbamos a pasar re bien. A Natalia no le gustaba mucho la idea, decía que volver a las 6 de la mañana por la ruta no era un plan que a ella le cerraba, pero Lore le insistió en que los chicos ya habían ido dos veces y que no les había pasado nada. Pau dijo que si íbamos ella se prendía.
   En ese entonces se abre la puerta y llega Daiana con cara de cansada y a punto de llorar. Nos mira parada al lado de la puerta y entre lágrimas y sollozos se va directo a la pieza. Nosotras nos miramos y sin entender que pasaba nos quedamos paradas ahí esperando que algo lógico sucediera. “Vayan ustedes chicas, yo me quedo con ella” dijo entonces Nati y se fue a la pieza de su compañera de facultad.
   La tarde fue bastante rara, el día estaba ni fu ni fa por lo que fuimos un rato a la playa pero el viento era tal que nos terminamos volviendo casi al instante. Cuando llegamos le confirmamos a los chicos que Lorena, Paula y yo íbamos a ir a Mar del Plata con ellos y nos dijeron que a las 7 nos pasaban a buscar. Por lo que nos bañamos y nos cambiamos a las apuradas.
   Minutos antes de que nos pasaran a buscar me llega un mensaje de Germán preguntándome que hacía esa noche. “Hola hermosa. Qué haces hoy? Salen a algún lado?” decía y aunque le contesté de que me iba a pasar la noche a Mardel, él me mandó otros mensajes para ver si nos podíamos ver después del boliche, a lo que no le respondí.
   Los chicos habían ido a Pinamar en dos autos, uno manejado por Gastón y otro por Juan Ignacio. En el primero iban el conductor, Esteban y se sumaron Lore y Paula, dejándome a mi con Juani y con Cristian en el otro auto. Obviamente yo con Juan tenía muy buena relación, por lo que estuvimos casi todo el viaje hablando entre los 3 como si nada pasara.
   Apenas llegamos fuimos a la casa de unos amigos de ellos, un poco alejada de la zona centro, pero cerca de la calle donde estaban todos los lugares para salir a bailar. Era bastante grande y tenía un patio inmenso atrás, con una pileta y un quincho que lo hacían parecer aun más grande. Cuando llegamos los chicos nos presentaron a sus amigos y a otras chicas que estaban en la casa. Entonces comenzó el chismerío entre nosotras 3, donde Lore y Pau me preguntaron que onda el viaje en el mismo auto que Cristian y yo le consulté a Lorena que tal le había ido con Gastón a lo que Paula me respondió que no dejaron de tirarse palazos en todo el viaje.

   La noche se fue dando de manera rara. Los chicos y chicas de Mar del Plata fueron muy buena onda con nosotras y nos integraron a sus conversaciones y chistes para que no quedáramos tan colgadas. Mientras algunos cocinaban, otros ponían la mesa o se encargaban de poner la bebida en frío para la noche. Durante la cena Cristian, que se había sentado al lado mío totalmente a propósito, no paró de hablarme ni un segundo, preguntándome cómo estaba, cómo la venía pasando en las vacaciones y distintas cosas.
   Cuando empezó la música y los tragos sus intenciones se hicieron más evidentes, pero con ganas de aclarar un poco lo que había pasado le dije que no me había gustado su actitud de hacía unos días. Él me reconoció que había estado mal, pero que le había dado celos enterarse de que yo había estado con otro chico. “Pero si vos ya sabías que yo estaba en algo con otro” le dije hablándole de Tomás y de cómo él me había visto irme con él.
   - Ya se Cintia.- Me dijo él como haciéndolo obvio.- Pero vos me gustas mucho. Me agarró una ola de celos irracionales. Lo reconozco.
   Ese comentario me terminó sacando una sonrisa y terminamos hablando lo más bien. Me contó de cómo habían conocido a los chicos de Mar del Plata y de cómo Juan Ignacio había estado con una de las chicas a pesar de que a ninguno de ellos le caía bien esa chica. “Están celosos de que él ganó y ustedes no” le dije yo riéndome y mirando como Juani bailaba como loco frente a mis amigas. “Bueno, él tiene doble chance de ganar” dijo Cristian y a pesar de que me sonó raro ese comentario simplemente me reí y lo dejé pasar.
   En el boliche no tardamos en estar juntos. Después de unos tragos y unas canciones de bailar algo apretados, terminamos a los besos a un costado del enorme grupo que éramos esa noche. Nos fuimos al patio del lugar a sentarnos y a estar un poco más tranquilos y entre besos y caricias fuimos pasando la noche hasta que le propuse de volver con el grupo que un poco se había reducido. Así nos quedamos bailando hasta que el sol se empezaba a notar.
   - ¿Vamos?- Preguntó Esteban a Gastón y este le dijo que sí.
   - Quédense un rato más.- Dijo entonces Juan Ignacio, pero las chicas también parecían estar cansadas.
   - Nosotros nos quedamos.- Le dije a Cristian dándole un codazo suave para que me apoyara.
   - Sí, sí. Te hacemos el aguante.- Respondió él riéndose.
   - Bueno, pero no se pongan a chapar.- Dijo Juani y saludó a los chicos.
   Entonces nos quedamos nosotros tres con algunos de los chicos de Mar del Plata mientras que los otros se fueron para ir volviendo a Pinamar. Automáticamente fuimos a la barra a comprar algunos tragos y un agua para Juani que había dejado de tomar hacía rato ya que tenía que manejar. Casi una hora después de eso, salimos del boliche y nos subimos al auto para ir volviendo.

   - ¡Loco cálmense un poco!- Dijo de repente Juan Ignacio al ver que Cristian y yo no parábamos de besarnos y de tocarnos en el asiento de atrás.- Voy a chocar solo para que se dejen de manosear.
   - ¡Celoso!- Le gritó Cristian y metió su mano entre mis piernas que cerré automáticamente.
   - Frená y vení vos también.- Le dije yo riéndome.
   - ¿Vos te pensas que tengo problema?- Me preguntó el disminuyendo la velocidad.
   - ¡Vení!- Lo desafié yo.- Tengo aguante para vos también.- Le dije después y me di cuenta que hablaba más el alcohol que yo misma.
   - Mirá que él lo hace.- Me advirtió Cristian al ver que Juani apuntaba a entrar a una estación de servicio que parecía estar abandona.
   - No hay problema.- Le dije yo segurísima, dudando si era capaz de hacerlo o no.
   - ¿Te la bancas entre los dos?- Me preguntó entonces Cristian.
   - ¿Te calienta eso?- Le pregunté yo.
   Entonces Juan Ignacio entró a la estación que estaba totalmente vacía y bordeó el edificio principal estacionando el auto atrás para que quedásemos a ocultas por si alguien pasaba por la ruta. Se dio media vuelta desde el asiento como dándome una oportunidad de arrepentirme, pero yo le lancé un “vení” tomándole la mano y el comenzó a pasar entre los asientos hasta quedar los tres sentados atrás.
   - ¿Alguna regla?- Me preguntó Cristian mirando después a Juani.
   - Mientras que no se pongan violentos…- Les dije yo.- Todo vale.
   Cristian automáticamente me comió la boca y yo le devolví el beso apoyando una mano en su pierna y la otra en la pierna de su amigo. Juani enseguida comenzó a tocarme, subiendo bien rápido por mis muslos hasta mi cintura. Cristian por su parte solo me besaba con una mano en mi cuello y con la otra me abrazaba. Yo me dejé llevar por los dos, después de todo fui yo la que los desafió.
   Juani abrió la puerta de su lado y propuso de salir para estar más cómodos. Yo lo seguí y cuando lo hice Cristian me metió un cachetazo en la cola que me sacó una sonrisa. Apenas me bajé fui directo a los brazos de Juani y le comí la boca sin perder tiempo. Cristian se bajó y se paró atrás mío empezando a tocarme la espalda y la cola. Enseguida me levantó la remera y la tiró en el asiento trasero mientras que el otro me sacaba el corpiño y me comía la boca.
   - No sabés lo bien que la chupa Cintia.- Le dijo Cristian a su amigo y él le preguntó “¿A sí?” y después me miró a mi esperando que yo actuara.
   Me arrodillé entre medio de los dos y mientras ellos se desabrochaban el pantalón yo les iba tocando las piernas y el cuerpo. Como Cristian fue el primero, decidí comenzar chupándosela a él. Giré mi cabeza hacia la derecha y la tomé con la mano y me la metí en la boca. La tenía blandita todavía, pero esa pija bien grande y gorda se iba poniendo dura a medida que yo se la chupaba. Mientras tanto Juani me agarró la mano y la llevó a su verga la cual la tomé con fuerza y empecé a pajearlo mientras mi boca se divertía con la de su amigo.
   Entonces giré la cabeza y pasé a meterme en los labios la pija del otro chico. No era tan grande como la de Cristian, debía tener unos 15 centímetros, pero me encantaba estar así entre dos pijas y se la empecé a chupar con ganas mientras seguía tocando la otra con mi otra mano. Juani pasó su mano por mi nuca e iba acompañando cada uno de mis movimientos haciendo presión hacia adelante para que me entrara toda en la boca.
   Así me tenían, arrodillada entre medio de los dos, yendo de una pija a otra saboreándolas intercaladamente sin soltarlas en ningún momento. “Tenés razón. La chupa muy bien” le dijo Juani a Cristian en relación al comentario que él había hecho anteriormente. Eso me gustó y me motivó a seguir haciéndolo bien rápido.
   Le pedí a los dos que se juntaran un poquito más y cuando quedaron casi pegados tomé las dos y me las llevé ambas a la boca a la vez. “¡Qué lindo!” dijo Cristian al verme ahí arrodillada con su pija y la de su amigo en mi boca. Con algo de dificultad comencé a mover la cabeza hacia adelante y hacia atrás intentando chuparlas las dos a la vez. Por más que me costara y que no me entraban muy a fondo, yo seguía mamándolas a las dos a la vez y los chicos me miraban fascinados.
   En un momento Juan Ignacio se arrodilla para quedar frente a mi y me come la boca de un beso, mientras que yo seguía pajeando a Cristian. Bajó un poco más y se concentró en lamer mis tetas y yo volví a meterme en la boca la pija de su amigo que ya estaba bien dura. “¡Que rico Cin!” dijo Cristian y me corrió el pelo de la cara para que se la chupara mejor. Juani volvió a subir y le di nuevamente un beso. Entonces me miró con una mirada rara y le pregunté “¿Qué?”
   - ¿Te calentaría si se la chupo yo un rato?- Me preguntó y miró de reojo a Cristian.
   Mi sorpresa fue inmensa. ¿Juan Ignacio quería chuparle la pija a mi amigo y quería saber si me calentaba eso? Entonces caí en sí y recordé la frase que Cris me había dicho hacía unas horas: “Juani tiene doble chance de ganar”. Lo miré sorprendida y le pregunté si él era bisexual a lo que Juani me responde que sí. Pero automáticamente le pregunté a Cristian si él también lo era y me dijo que no, pero que si a mi me copaba él no tenía problema. Entonces un morbo muy grande me envolvió y las ganas de ver a un hombre chupársela a un amigo me calentaron mucho.
   - Vamos juntos.- Le dije a Juani y volví a agarrar la pija de Cris para metérmela en la boca.
   Se la empecé a chupar yo viendo como Juani me miraba al lado mío. Entonces me la saqué de la boca y se la di a él que enseguida comenzó a chuparla como loco. Subí la vista y vi a Cristian que se había apoyado contra la puerta del auto y disfrutaba del pete con los ojos cerrados. Nuevamente volví a chupársela yo y segundos después se la di a él que se la metía en la boca con ganas y le pasaba la lengua como loco. Esa imagen me calentaba mucho.
   Cristian me tomó de la nuca y me acercó a su pija, pero a la vez repitió el movimiento con su amigo y entre los dos empezamos a compartir de esa verga bien grande y dura juntos. Mis labios se encontraban con los de Juan Ignacio que la recorrían de arriba abajo y mientras yo le pasaba la lengua él se concentraba sobre la punta. Saber que éramos dos disfrutando de esa terrible pija me calentaba muchísimo. Quería que me cogieran ya.
   Me levanté y le comí la boca a Cristian mientras Juani seguía comiéndole la verga. Entonces le dije que quería que me cogiera bien fuerte. Apoyé mis manos sobre el capot del auto y Cris se paró detrás de mi y después de tocarme apenas unos segundos y comprobar que estaba totalmente mojada me la metió de lleno. Su amigo se levantó y vino hacia donde estábamos y comenzó a tocarme las tetas y la espalda mirando como el otro me cogía bien fuerte con sus manos sobre mi cintura.
   Sentir esa pija enorme y bien gorda penetrándome otra vez era un placer de los dioses y que mientras eso pasaba dos manos me acariciaban todo el cuerpo y me apretaban bien fuerte las lolas, lo hacían todo mucho más excitante. Me incliné hacia el borde y le dije a Juani que se acercara y cuando lo tuve a centímetros tomé su pija con la mano y me la volví a meter en los labios. Pero se me hacía muy difícil chuparla porque Cristian me hacía gemir como loca del placer que me estaba dando, sin embargo yo quería disfrutar de las dos pijas a la vez.
   Después le tocó a Juan Ignacio que al igual que su amigo me penetró bien a fondo y tomándome de la cintura se dedicó a cogerme la concita bien duro. “¡Mirá como goza la putita” dijo y Cristian afirmó diciendo que yo era una fanática de la pija. Le pedí que se acercara como lo había hecho con el otro y mientras Juani me cogía bien duro le iba chupando la pija como loca. La estaba pasando muy bien con esas dos vergas solo para mi.
   - ¿Saben que quiero?- Les pregunté levantándome y acercándolos a los dos a mi cuerpo uno de cada lado.- Quiero que me cojan los dos a la vez.- Les dije después de que ellos ansiosos me preguntaran que.
   Entonces Juani me dio vuelta para dejarme frente a Cristian y se agachó para meter su cara entre mi cola. Comenzó a chupármela tan de repente que no me dio tiempo a mentalizarme y su lengua me hizo pegar un saltito de placer que no me lo esperaba. Frente a mi, seguía el chico morocho que ahora me besaba el cuello y las tetas mientras yo le agarraba la pija con ganas. Comencé a inclinarme hacia adelante y él dio unos pasos hacia atrás hasta que la tuve nuevamente en mi boca. Así estábamos, en el medio de una estación de servicio abandonada, al lado del auto, yo agachada disfrutando con mi boca de la pija de Cristian mientras Juan Ignacio me pasaba la lengua por la cola. El placer era increíble.
   Los deditos no tardaron en llegar y la satisfacción que eso me provocaba se reflejó en gemidos que quedaban ahogados por la pija de Cris. Él me tomó por la nuca recogiendo mi pelo y me obligaba a seguir chupándosela por más de que yo quería salir a gritar tranquila. Pero no podía, me tenían totalmente dominada y eso me volvía más loca. Era su puta y ellos lo sabían. “Vos seguila chupando” me dijo moviendo mi cabeza hacia adelante y hacia atrás provocando que su pija entrara y saliera de mi boca. Atrás mío, los dedos y la lengua de Juani me hacían pasar un momento increíble, ya que me cogía con su mano por los dos lados.
   Se paró y abriéndome los cachetes de par en par volvió a meter su pija en mi concha y el grito se escuchó por todos lados. Me tomó fuerte de la cintura y me empezó a dar tan duro que el ruido de su cadera chocando contra mi cola era lo único que se podía escuchar. “¿Así te gusta?” me preguntó y yo traté de responderle que sí, pero no podía. “¡Te pregunté si te gusta! ¡Contestame!” gritó de nuevo dándome más duro y apretando aun más sus manos sobre mi cintura.
   - ¡Si me encanta!- Le respondí logrando liberarme de la pija de Cristian.
   - Arrodillate en el auto que te hacemos la cola.- Dijo entonces y ambos se corrieron para darme espacio.
   Me metí en el asiento de atrás y me puse en cuatro bien contra el borde. Juan Ignacio abrió la puerta del otro lado y se sentó a la atura de mi cabeza obligándome a que le chupe la pija, mientras que atrás mío Cristian apoyaba la cabeza de su verga sobre mi colita y comenzaba a hacer presión. De a poquito comenzó a entrar, pero era tan gruesa que me dolía mucho y me provocaba unos gritos. “¡No grités!” me dijo Juani y me corrió la cara contra su pija metiéndomela de prepo en la boca. Me volvía loca ese juego de ser su putita, me hacía sentir mucho placer. Y cuando tuve la verga de su amigo bien adentro de la cola, todo fue gozo.
   Mientras uno me cogía por atrás el otro me obligaba a chuparle la verga. Me sentía totalmente una trola y eso les encantaba a ellos, pero también me encantaba a mi. Y pensar que todo había comenzado con un chiste y ahora estábamos ahí, con ellos cogiéndome bien duro, con una pija que entraba y salía de mi cola cada vez más rápido. “¡Que lindo como come ese culito!” le dijo Juani a Cris y él afirmó pegándome un chirlo en la cola. Pero yo las quería a las dos a la vez.
   Entonces se me ocurrió probar una pose que ya una de las chicas había hecho cuando tuvo un trío con su ex y un amigo. Juani se acostó sobre el piso de la estación y yo me senté de frente a él con su pija sobre mi concha e incliné mi cuerpo hacia adelante hasta quedar pegado al suyo. Cristian se paró atrás de mi y se fue agachando hasta que sentí nuevamente como su pija entraba toda en mi cola. “¡Ay sí!” grité una vez que la tenía totalmente adentró.
   Y así comenzaron a cogerme como yo quería. Tenía a Juani que acostado frente a mi y con su verga dentro de mi concha me abría los cachetes de la cola para que su amigo me rompiera el culito a pajazos. “¡Como te gusta la pija!” me dijo Cristian al oído y yo le afirmé su frase diciéndole que me encantaba. Los dos empezaron a moverse a distintas velocidades y sentía como ambas pijas me entraban y salían del cuerpo generándome un placer inmenso, algo que nunca antes había sentido. El placer era increíble, mis gritos agudos eran bien fuertes y sus frases diciéndome de que era una putita y una golosa me volvían loca.
   Acabé a los pocos minutos de que me cogieran de esa forma y pegué un gritó orgásmico desplomándome sobre el pecho de Juan Ignacio y sintiendo como Cristian me la metía bien a fondo. Les dije a los dos que se levantaran y se volvieran a colocar frente a frente y yo me arrodillé entre medio de ellos dos. “Dénme la leche” les ordené y se empezaron a pajear a la vez. Me corrí el pelo del cuerpo y saqué pecho para que la lechita fuese a parar directo a mis tetas y un momento después los dos me estaban bañando por completo en semen calentito.
   - Gracias chicos.- Les dije tomándo ámbas pijas con la mano y tocándolos un ratito más.
   Nos levantamos, nos vestimos y nos subimos al auto para hacer los kilómetros que nos quedaban hasta Pinamar. Me dejaron en el departamento cerca de las 9 de la mañana y ellos se fueron con una sonrisa en la boca. Me dolía todo el cuerpo y estaba muerta de cansancio, pero la experiencia que acabábamos de vivir había sido hermosa e increíble.


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3 comentarios - Vacaciones en la playa. Capítulo 8

Crazypussyman +1
Ummmmmm tremendo relato..... muy caliente...... mucho morbo, imposible contener la erección y las ganas siguiendo toda la secuencia hasta el final y desbordando de leche ufffffffffff....... muchas gracias por compartir!!!!!!
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Gracias por comentar! Que bueno que te provoque todo eso 😉
husardemomo +1
Muy bueno, aplausos de piel. Sos mi ídola.
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Gracias por pasar hermoso!
suaveplatense +1
Q buena doble penetracion. Zarpada historia
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Muchas gracias!!