Vacaciones en la playa. Capítulo 6

Vacaciones en la playa. Capítulo 6


Se acerca el verano y con la mira en sus vacaciones, Cintia nos recuerda el excelente viaje que vivió hace un año en la costa con sus amigas. Esta historia es ficción, sin embargo eso no quiere decir que no se basa en algunos hechos reales…

Capítulo 6: Noche romántica
   - Cogimos apenas llegamos, después de un rato repetimos y cuando yo estaba por irme me preguntó si no quería quedarme un ratito más y lo volvimos a hacer.- Le contó Paula a Natalia y a Lorena resumiendo lo que me había contado a mi la noche anterior.
   Las cuatro estábamos desayunando y a pesar de que todas sabían de Nati y Facundo, así como de Pau y Pablo, ninguna parecía saber de qué Tomás y yo habíamos estado juntos, cosa que me alegró bastante, porque a pesar de lo increíble que había sido el sexo en la playa, ahora que lo pensaba bien, estaba bastante arrepentida.
   En medio de la anécdota de Paula, la puerta del departamento se abre y entra Daiana que nos saluda sin mirarnos y se sienta en una silla sin decir nada. Nosotras seguimos hablando de lo que íbamos a hacer ese día evitando volver al tema delante de ella. Entonces acordamos en ir al super a comprar algo para comer en la playa y aprovechar del día. “¿Vos venís?” le pregunté a Daiana que parecía un zombi todavía vestida con la ropa de la noche anterior.
   - Me cambio y voy después.- Me respondió y se fue directo a su pieza.
   - En cualquier momento saca una ametralladora y nos mata a todas, chicas.- Bromeó Nati.

   Los mensajes de Tomás llegaron apenas se despertó. “La pasé muy bien anoche con vos. Hay que repetirlo” decía el primero y a pesar de que yo también la había pasado excelente, no pensaba igual que él con respecto a la segunda parte. Mi relación con Tomás había terminado bastante mal y él como si nada siguió con sus chicas haciendo la suya y yo me quedé sufriendo la ruptura. Y lo que me había hecho en esas vacaciones de usarme los primeros días para sacarse las ganas y después dejarme por Fernanda no me había gustado mucho menos. El problema es que me volvía bastante débil cuando estaba con él. Pero lo iba a superar y sabía con quien.
   “Que cortado que estás” le mandé minutos más tarde a Cristian que no me había hablado casi nada en los últimos dos días. Él me respondió casi al instante y empezamos a hablar lo más bien, organizando para vernos esa tarde en la playa a pesar de que las chicas se querían juntar con los de la secundaria.
   Cuando volvimos al departamento Daiana estaba en la cocina limpiando todo, lista para ir a la playa. “Las estaba esperando. Lavé todo y acomodé un poco el baño” nos dijo con una sonrisa y nosotras nos miramos completamente sorprendidas. Preparamos la comida, nos pusimos la malla y fuimos a la playa a disfrutar del día.
   Entre eso Daiana empezó a contarnos de a poco de que le había pasado esos días. Aparentemente se estaba viendo con un tal Lucas (el rubio de cuerpo excelente y carita hermosa con el que los pesqué teniendo sexo una mañana) y en esos 5 días la cosa avanzó como si estuvieran saliendo por meses. Pasaban casi todas las noches juntos y todas las mañanas, se iban a la playa solos, salían solos, conversaban y se contaban de todo y obviamente tenían mucho sexo. El problema es que ella le encontró en el celular (sí, sí sorprendentemente ya se revisaba el celular) mensajes de una supuesta ex bastante loca y obsesionada con él y ahora Dai no sabía qué hacer.
   - O sea que el loco se busca todas minas dementes.- Nos dijo Pau a Nati a Lore y a mi cuando Daiana fue al baño.- ¿Quien se obsesiona tanto con alguien de esa manera?
Pero yo preferí no decir nada, después de todo yo me había obsesionado mucho con Tomás, tanto que él me tenía comiendo de su mano cada vez que quería. La conversación siguió y Natalia y Lorena le dieron varios consejos de cómo sobrellevar la situación con Lucas por más de que parecía que Daiana lo único que quería escuchar era “seguí haciendo lo mismo”.
   En un momento se me da por revisar el celular y veo un mensaje de Cristian preguntándome que hacía esa noche. Le respondí que no tenía nada concreto y si quería que fuéramos a hacer previa con las chicas a la casa de ellos, pero él me contestó que me quería proponer otra cosa. “Querés que salgamos a comer algo por ahí?” me preguntó por mensaje. “De última después vemos si vamos a un boliche o que onda” escribió enseguida. La propuesta me parecía excelente y le dije que sí sin dudarlo. Una noche romántica en medio de un viaje de locura.

   Cuando volvimos al departamento le conté a las chicas que no podían creer lo que Cristian me había propuesto y había opiniones cruzadas. Paula decía que no tenía que ponerle romanticismo al viaje y que tenía que salir de joda y ser romántica después. Lorena por el contrario estaba muy emocionada y decía que le encantaba la pareja a lo que Daiana, la nueva romántica del grupo, se sumó diciendo que había que apostar al amor. Nati tenía sus dudas, pero al final me terminó diciendo que vaya ya que según ella era obvio que Cristian me gustaba muchísimo. Así que me bañé, me vestí y esperé a que Cristian me pasara a buscar.
   - ¿A dónde vamos?- Le pregunté cuando llegó y lo saludé con un beso en la mejilla.
   - Vi un lugar lindo para comer acá a unas cuadras.- Me respondió.
   Fue una noche distinta. Nos sentamos en un barcito re lindo y comimos muy bien con unas copas de vino mientras hablábamos un poco de todo. Le conté sobre Daiana y Lucas y a pesar de las risas él opinaba que si ellos querían pasar sus vacaciones así, estaba bien. “Igual, ¿me vas a decir que se enamoraron en 5 días?” agregó al ver que había sido muy romántico con respecto a la situación. Después de eso hablamos de Lorena y Gastón y él me contó que todos los días le preguntaban a él por qué no se la encaraba. Entre un tema y otro la noche se fue haciendo muy agradable.
   Después nos fuimos a caminar un poco por la calle principal y cuando llegamos al final de la zona céntrica me propuso ir a pasear por la playa. Estaba lleno de chicos haciendo previa y tomando, sin embargo nosotros seguíamos caminando y hablando de distintos temas. Una vez que nos alejamos aun más de la zona donde había gente me preguntó que quería hacer.
   - No sé que tenías pensado vos.- Le dije dejando que el siguiera manejando la situación.
   - ¿Querés que vayamos juntos a pasar un rato solos?- Me preguntó y a pesar de que no fue directo le entendí por completo.
   - Dale.
   Volvimos a la calle principal y nos subimos a un taxi que nos llevó a una dirección que él le dio. Llegamos y nos bajamos en la puerta de un telo que estaba un poco alejado de la zona céntrica y de los boliches, pero que parecía de muy buen nivel. Entramos y pedimos una habitación.
   Al principio el ambiente era muy distinto más bien tranquilo. Nos acostamos sobre la cama uno al lado del otro y él comenzó tocándome suavecito el brazo y yo le sonreí. Se acercó a mi y me besó de manera apasionada y yo le devolví el beso mientras que su mano iba de mi cintura a mi espalda. “Sos hermosa Cin” me dijo mirándome a los ojos y no pude evitar sonrojarme para después besarlo de nuevo. Su mano de a poco comenzó a levantarme y a tocarme la piel y pude sentir el calor de sus dedos que me causó escalofrió.
   Volvió a besarme y de a poco fue bajando hasta mi cuello. Cada beso que me daba era un cosquilleo hermoso sobre mi piel y me gustaba cada vez más. Despacio siguió bajando su cuerpo por el mío, besándome los hombros, el brazo, la panza, hasta llegar a la cintura. Me desabrochó el short y suavemente me lo sacó hasta dejarme con una tanguita bien chiquita que había llevado al viaje y no había usado hasta el momento. Él siguió besándome la cintura y me tocaba suavemente los muslos. Sus manos calentaban cada centímetro de piel que me tocaban y me provocaban algo más que simple calentura.
   Me fui cambiando de posición hasta quedar acostada boca arriba sobre la cama y él se colocó entre mis piernas, mientras seguía besándome la cintura y las piernas que cada vez se me abrían más. Entonces me corrió la tanguita hacia un costado y suavemente pasó su lengua por mi concha mojándola toda y provocándome una ola de calor que subió hasta mi cabeza. Agarré fuerte las sábanas y me dediqué a gozar de su lengua sobre mi cuerpo.
   Cristian comenzó a lamerme la conchita de una manera excelente, tal como él sabía hacerlo, moviendo su lengua bien rápido hacia arriba y hacia abajo y de un lado al otro. Con una mano sostenía la tanguita hacia un costado y con la otra me acariciaba el muslo y la cintura apretando bien fuerte. Cuando su lengua pasaba por mi clítoris no podía evitar un gemido intenso de placer que le indicaba que lo que estaba haciendo me volvía loca. Despacito fue acercando su mano hacia mi concha y pude sentir como un dedito entraba bien suavemente. Así, mientras me daba placer con su boca, me empezó a coger suavemente con su dedo que entraba y salía bien despacio de mi concha.
   - ¿Así te gusta?- Me preguntó.
   - Me encanta.- Le respondí y él instantáneamente volvió a pasar su lengua por mi clítoris.
   Siguió lamiéndome un buen rato y yo me dediqué a disfrutar de cada segundo. Mientras lo hacía me saqué la remera y el corpiño, quedándome completamente desnuda y a su merced. De a poquito comencé a levantarme y él también, quedando los dos frente a frente. Pasé mis brazos por sus hombros y lo besé de manera apasionada tocando sus labios húmedos de tanto haberme chupado la concha. Entonces lo acosté en la cama y me senté sobre él, que todavía tenía la ropa puesta.
   - A ver si te sacas un poquito de ropa que si no, no vamos a poder hacer nada.- Le dije y comencé a levantarle la remera para que él se la terminara de sacar.
   Pude apreciar su cuerpo bien armado, con abdominales y brazos trabajados y lo toqué con mis manos de arriba a abajo. Después comencé a bajar mi cintura y mi cuerpo hasta que mi boca quedó frente al cierre de su pantalón. “Esto también te lo voy a tener que sacar” le dije mientras se lo desabrochaba y enseguida terminó en el piso al lado de su remera. Su pija, bien gorda y dura, ya estaba lista para que la disfrutara, entonces la tomé con mi mano y me la metí de lleno en la boca.
   Como no quería cortar el ambiente, comencé chupándosela bien suave, despacito y con romanticismo. Me la metía por completo en la boca y lentamente me la iba sacando hasta chupar fuerte la cabeza. “¡Que linda boquita!” dijo él después de que repitiera ese movimiento y tras una tercera vez esbozó un “¡Uhhh!” que fue puro placer. Su pija empezó a entrar y salir de mi boca un poquito más rápido y cuando sus manos pasaron de mis hombros a mi nuca supe lo que iba a pasar. Cristian tomó mi pelo con fuerza y comenzó a mover mi cabeza de arriba abajo un poco más rápido. Ahora era él quien dirigía mis movimientos.
   - ¿Así te gusta?- Me preguntó pero yo no le contesté porque tenía la boca llena.- Te pregunté si ¿así te gusta?- Repitió él segundos más tarde y yo le respondí un “sí” que quedó ahogado por su pija.
   Entonces Cristian comenzó a mover mi cabeza cada vez más rápido de arriba hacia abajo y su pija comenzó a cogerme la boca de forma un poco más violenta. Sentía como salía casi por completo y después entraba a fondo en mi garganta y hacia que me ahogara. La noche romántica había terminado.
   Me dijo que me pusiera en cuatro y rápidamente me coloqué contra el borde de la cama y él se pasó detrás de mi. Abrió un poco mis piernas y pude sentir como su pija me penetraba por completo causándome un placer instantáneo y un grito de satisfacción puro. “¿Te gusta mi poronga?” me preguntó y yo le contesté que sí nuevamente. Entonces me tomó por la cintura y empezó a cogerme.
   Al principio lo hizo despacito, suavemente, como para ir entrando en ambiente. Pero enseguida tomó ritmo y su verga entraba y salía de mi concha mojada a toda máquina. El placer no tardó en llegar y unos gemidos comenzaron a salir de mi boca a medida que Cristian me daba cada vez más fuerte y sentía como su cuerpo chocaba contra mi cola. “¿Te gusta? ¿Te gusta mi poronga?” Volvió a preguntar y enseguida yo le contesté una vez más que sí. Pero él no quería esa respuesta simple entonces me preguntó: “¿Sí que?”.
   - Sí. Me encanta tu poronga.- Le respondí con voz firme.- Me encanta como me cogés.- Insistí.
   Entonces él apretó sus manos aún más fuertes y comenzó a darme más rápido de lo que ya venía, provocándome un grito que mezclaba placer con dolor. Si pija entraba bien a fondo y me volvía loca y sentía que no iba a poder más. “¡Dale!” le grité sin pensar y Cristian siguió cogiéndome más y más. Estaba a punto de acabar, sentía que lo iba a hacer y quería que siguiera. “¡Seguí!” grité una vez más.
   Y el orgasmo vino con un gemido de descargo que me desplomé sobre el colchón. Sentí un placer absoluto que recorrió todo mi cuerpo y me puso aun más caliente de lo que estaba. Entonces lo tomé por los hombros y lo tiré sobre la cama para sentarme encima de él como lo había hecho antes, pero esta vez estábamos sin ropa. Tomé su pija con mi mano y despacito la fui acomodando hasta tenerla nuevamente adentro de mi conchita. “Ahora me toca a mi” le dije y comencé a moverme.
   Apoyé mis manos sobre su pecho y él las tomó con fuerza por las muñecas y entonces me fui moviendo hacia adelante y hacia atrás. Enseguida sentí que ya no daba más, que iba a volver a acabar pero el orgasmo no llegaba entonces me tuve que mover más y más rápido. Quería que llegara, el placer me estaba matando pero no lograba. Su pija inmensa y bien gorda me causaba gritos de satisfacción. Cerré los ojos y tiré mi cabeza hacia atrás y de a poco fui inclinando el cuerpo hasta apoyar mis manos contra el colchón a la altura de sus rodillas. Entonces sentí como su dedo se apoyó sobre mi clítoris y empezó a masajearlo provocándome más placer del que su pija ya me estaba haciendo sentir.
   - ¡Ay sí!- Sentí que salía de mi boca y me seguí moviendo.
   Un nuevo orgasmo se apoderó de mi, pero este fue mucho más fuerte que el anterior. Sentí como empezaba a cavar y salía de mi conchita un liquido caliente que iba bajando por el tronco de su pija cubriéndola toda. Una vez más me desplomé sobre su cuerpo y lo besé de manera apasionada y después lo miré a los ojos. “No podés hacerme acabar así de bien” le dije y lo besé otra vez. Ahora le tocaba a él.
   Cristian se levantó y yo me arrodillé frente a él. Tomé su pija con mi mano y comencé a chupársela, saboreando los jugos que mi acabada le habían dejado. “¡Uy sí!” dijo él y se llevó las manos a la nuca y cerró los ojos. “¡Dale que ahí viene!” dijo y entonces comencé a pajearlo bien rápido y alejé un poco mi boca para recibirla toda. La leche comenzó a salir con potencia y fue a parar toda a mi cara. Me llenó la boca, la pera y los cachetes de semen calentito y despacito comenzó a caer sobre mi cuello y mi pecho. Una vez que ya terminó me acosté contra el borde de la cama y me fui limpiando la cara dejando toda su lechita en el colchón.
   Después de eso nos fuimos a la ducha donde nos bañamos y nos tocamos juntos para volver a calentarnos un poquito. Tanto nos fuimos de manos que tuvimos que salir y dar un segundo round hasta terminar totalmente satisfechos sobre el colchón una media hora más tarde.
   - Que hermosa noche que me hiciste pasar.- Me dijo él cuando volvimos del telo y me llevó hasta la puerta del departamento.
   - Vos también.- Le dije recordando el orgasmo hermoso que me había dado.
   Entonces le di un beso en los labios y me di media vuelta y entré al palier del edificio con una sonrisa inmensa de oreja a oreja.


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2 comentarios - Vacaciones en la playa. Capítulo 6

25martin +1
Uuufff tremendo
HistoriasDe +1
Gracias!
25martin
@HistoriasDe viste y vos decis q no los leo y no los comento 😉
HistoriasDe
@25martin perdón 😞