Vacaciones en la playa. Capítulo 3

Vacaciones en la playa. Capítulo 3


Se acerca el verano y con la mira en sus vacaciones, Cintia nos recuerda el excelente viaje que vivió hace un año en la costa con sus amigas. Esta historia es ficción, sin embargo eso no quiere decir que no se basa en algunos hechos reales…

Capítulo 3: Celos de verano
   No podía creer la escena de celos que estaba haciendo, hasta yo misma estaba sorprendida de cómo me había puesto. Pero no podía haberme hecho eso, no podía hacerme pasar por esa situación y de repente así como si nada decirme que en realidad “estaba confundido”. La bronca que tenía en ese momento se notaba en la forma en la que le gritaba y el odio me llevó a pegarle una cachetada.
   - ¡Pará! ¿Qué haces?- Me dijo Tomás y después me empujó hacia atrás.- ¡Estás enferma!- Dijo después y pegó media vuelta y se fue dejándome sola en el patio del boliche a punto de llorar.
   Cristian llegó enseguida. “¿Estás bien?” me preguntó y me llevó hasta un banco donde nos sentamos y automáticamente empecé a llorar. “No te pongas así Cin” empezó a consolarme él, pero yo tenía mucha bronca por lo que había pasado, por lo idiota que había sido y por lo mal que había quedado. Tomás me había usado y yo me había dejado mentir por él. Esa noche, me tenía que vengar.

   Todo empezó a la mañana siguiente de que estuve con mi ex por segunda vez. Después de una noche zarpada de sexo donde me hizo la cola y volvió a acabarme las tetas, parecía que los sentimientos que se habían apagado hacía un tiempo volvían a resurgir y esta vez era de parte de los dos.
   Nos encontramos en la playa antes del medio día y empezamos a caminar tranquilos hablando de lo que nos estaba sucediendo. “No sé qué onda Cin, pero a mi me gustas” me dijo en medio de la conversación y segundos después se puso frente a mi y me comió la boca de un beso. Volvimos caminando de la mano y hablando de distintas cosas del viaje y de lo que había pasado en esos tres días. Cuando llegué al depto le conté a Natalia a Lorena y a Ingrid y las tres me confesaron que tenían una mala intuición al respecto. Lamentablemente decidí no escucharlas.
   Esa tarde volvimos a encontrarnos con ellos en la playa y a pesar de los chistes de Luciano, yo hice oídos sordos y me senté al lado de Tomás para ir de a poco reviviendo el amor que había entre nosotros dos. El problema fue que Fernanda y sus amigas se sentaron al lado de los chicos y con la intención de no demostrar nada de lo que habíamos hablado esa mañana, él se levantó y se alejó de mi y me esquivó toda la tarde.
   “Sos un idiota” le mandé por mensaje cuando nos volvimos para bañarnos y cenar. Él se excusó diciendo que no quería generar problemas y rápidamente trató de cambiar el tema invitándome a hacer previa con ellos y a “pasar la noche juntos”, pero Cristian y sus amigos ya nos habían invitado antes y como había chicos nuevos para Nati, Pau y Daiana, decidimos ir con ellos esa noche. “Bueno, nos vemos en el boliche hermosa” concluyó la conversación con Tomás. Lo que yo no sabía (pero sospechaba) era que en ese momento él también se estaba mensajeando con la otra.
   Los otros chicos habían alquilado una casa que estaba frente a la playa y tenía un patio trasero donde estaban comiendo y tomando cuando llegamos. Nos recibieron con gritos y risas y después de armarnos algunos tragos, empezamos a charlar y a bailar. Gastón no perdió ni un segundo y fue a buscar a Lorena, pero la timidez le ganó de mano y ella dejó todo en suspenso. Juan Ignacio y Esteban, los otros dos chicos que habían ido con ellos, eran muy buena onda y enseguida nos incorporaron a sus bromas internas y a los chistes. Daiana puso el ojo en Esteban al instante, pero él parecía mas interesado en Natalia, el problema era que ella no paraba de mandarle mensajes a Facundo del grupo de la secundaria.
   Cristian me buscó cuando fui al baño, pensé que se la iba a jugar por completo, pero solo me preguntó como andaba y como la estaba pasando. La conversación se cortó rápido cuando Juan Ignacio entró a la casa para ir al baño, sin embargo me di cuenta de que Cristian no se había dado por vencido.
   El problema fue que cuando llegamos al boliche y vi a Tomás a lo lejos, me olvidé por completo del otro chico y fui directamente a buscarlo. Como no lo encontré, empecé a mandarle mensajes y el hecho de que no me contestara me hizo ponerme un poco loca. Decidí salir al patio para ver si estaba ahí y cuando lo vi me vino un odio y una bronca terrible. Tomás y Fernanda estaban sumergidos en un beso muy caliente y no me salió otra cosa que ir a gritarle y pegarle por estúpido.
   - ¡Para loca de mierda! ¿Qué haces?- Empezó a decirme cuando lo empujé contra la pared.
   Fernanda enseguida se fue y yo me quedé discutiendo con él, que no supe mejor excusa que decir que en realidad estaba confundido y que no sabía si quería volver conmigo. Yo le seguí pegando hasta que él me corrió y entró al boliche, seguramente para buscar a la trolita esa. Me quedé quieta por unos segundos hasta que empecé a llorar y Cristian vino enseguida a abrazarme.
   - ¿Me estabas siguiendo?- Le pregunté después de un rato de que me consolara.
   - De hecho no.- Me dijo él riendo.- Es más yo estaba acá afuera cuando saliste y pensé que me buscabas a mi hasta que vi lo que pasó.
   - Quedé como una loca ¿verdad?- Le pregunté secándome las lágrimas.
   - Más o menos.- Me dijo él.- Igual me gustó verte así en modo dominante.- Agregó riéndose y no pude evitar reírme.
   Lo miré fijo unos segundos y me di cuenta de que quería besarlo. Así que lo besé y él me devolvió el beso abrazándome aun más fuerte de lo que me estaba abrazando. Volvimos a entrar al boliche y encontramos a las chicas que no paraban de bailar como locas y la noche fue cambiando con el pasar del tiempo. Cristian me compró unos tragos para que me sintiera mejor y cuando caí en la cuenta ya estaba bastante tomada y no podía controlarme.
   - Sos más bueno vos conmigo.- Le dije tirándome sobre su cuello y besándolo con pasión.- ¿Sabés qué? Tendría que haberte esperado y haberme acostado directamente con vos. ¿Querés que vayamos a tu casa y nos volvamos locos?- Le pregunté sin pensar lo que decía.
   Él me dijo que sí, pero que vayamos más tarde así que me di media vuelta y volví a bailar con mis amigas con una sonrisa en la cara. El resto de la noche se pasó en un abrir y cerrar de ojos, entre tragos y canciones que cantábamos como locas. Cerca de las 5 de la mañana, Cristian me agarró de la mano y me llevó hasta la puerta del boliche sin darme oportunidad de saludar a las chicas.
   Fuimos caminando por la calle ya que estábamos a pocas cuadras y yo iba cantando y saludando a todos los que me cruzaba, mientras él evitaba que me cayera al piso. “Voy a tener sexo con él” le grité a unos chicos que iban por la vereda de en frente y todos empezaron a aplaudir y a felicitarlo, mientras lo único que Cristian hacía era morirse de la risa. Cuando llegamos me llevó directo a la pieza y me recostó sobre la cama para tirarse después encima de mí.
   Me besó con ganas y yo le devolví el beso poniendo mi mano sobre su nuca y revolviéndole el pelo. Cristian fue bajando sus manos desde mi cuello hasta mi cintura y sentí un escalofrío por todo mi cuerpo que manifesté con un risita idiota para luego volver a besarlo. Comencé a desabrocharle la camisa y nos fuimos sacando las prendas hasta quedar en ropa interior. Rápidamente apoyó sus manos sobre mi corpiño y lo apretó juntando mis tetas y pasándome la lengua por encima. Siguió bajando su cabeza por mi panza y besaba y lamía cada lugar por el que pasaba, provocándome una calentura que comenzaba a hacerse notar. Me sacó la bombacha y pasó su mano por encima de mi concha que ya se estaba mojando y después se chupó los dedos para metérmelos bien a fondo.
   No pude evitar un gemido de placer que salió de mi boca cuando sus dedos entraron y salieron completamente. Lo miré con ganas y me mordí los labios mientras él dirigía su mirada hacia la mía. Bajó su cabeza y la metió entre sus piernas para empezar a darme placer con su boca. Cristian empezó a chupármela la conchita bien suavemente y logró volverme loca en cuestión de segundos. Sus movimientos eran increíbles y me encendieron por completo a medida que su lengua se movía por mi cuerpo y que sus manos me acariciaban. Me encantaba lo que estaba haciendo y me calentaba muchísimo.
   Me levanté y decidí devolverle el favor. Me saqué el corpiño y después le arranqué el bóxer de manera desesperada y su pija bien dura entró directo a mi boca. Era hermosa, mucho más grande que la de Tomás y bien, bien gorda, por lo que me costaba tenerla toda adentro. Pero yo quería devolverle el favor y comencé a chupársela a medida que lo pajeaba y a él le encantaba.
   - ¡Sí que lindo como la chupás!- Dijo él y eso me motivó a hacerlo con más ganas.
   Me metía y me sacaba su pija de la boca mientras que con sus manos me acariciaba el pelo por la nuca. Entonces me lo agarró bien fuerte inmovilizándome la cabeza y comenzó a mover su cintura hacia atrás y hacia adelante cogiéndome los labios con su pija. “¡Mira como te estoy cogiendo la boquita!” me dijo mientras seguía dándome bien fuerte y metía su pija hasta el fondo de mi garganta.
   Entonces me dijo que me pusiera en cuatro y yo obedecí acomodándome sobre el colchón. Cristian se puso atrás de mi y me metió su verga hasta el fondo provocándome un grito combinado con un gemido de placer. Acto seguido me pegó un chirlo en la cola y después de tomarme de la cintura me empezó a coger bien fuerte. Yo no podía contener mi excitación y gritaba como una loca a pesar de tener mi boca tapada con las sábanas. Él me daba cada vez más duro y mientras me pegaba en la cola me decía que le encantaba cogerme y que lo volvía loco mi cola.
   Sentí un dedo suyo apoyarse sobre mi culito y a pesar de que sabía que no le iba a entregar la cola esa primera vez, lo dejé jugar con el agujerito mientras me seguía cogiendo la conchita. “¡Como me calienta tu cola Cin!” me dijo y volvió a pegarme un chirlo con la mano que tenía libre. Sentía como su pija grande y gorda me penetraba en la concha dándome mucho placer y provocándome gemidos de satisfacción que hacían que me mojara por completo.
   Después de eso decidió darme el mando a mi y él se acostó en la cama y yo me senté sobre su pija, nuevamente gritando una vez que le tuve bien adentro. “¿Te gusta mi chota?” me preguntó y yo le respondí que sí a medida que arrancaba a moverme. Él nuevamente posó sus manos sobre mi cintura pero enseguida las subió hasta mis tetas y se dedicó a acariciarme los pezones mientras yo lo cabalgaba con ganas y sentía su pija gorda adentro de mi cuerpo.
   Cristian me tiró hacia adelante pegando mi cuerpo contra él suyo y apoyó sus manos sobre mi cola y comenzó a mover su cintura de abajo hacia arriba cogiéndome él a mi en esa posición. Pude evitar gemirle bien fuerte el oído y eso pareció gustarle por que hizo que se moviera cada vez más y más fuerte. Y entonces lo pude sentir, un orgasmo increíble que hizo que acabara toda su pija y que me mojara mucho más de lo que ya estaba.
   Entonces me levanté y bajé hasta su cintura y mientras él seguía acostado me dediqué a chupársela mientras lo pajeaba bien rápido. “¡Sí dale! ¡Dale que te lleno la boquita de leche!” me dijo él y yo seguí hasta que el semen comenzó a salir y a llenarme la boca. Una vez que había salido todo, le mostré mi boquita y mi lenguita llenas de su lechita caliente y comencé a escupirla despacito para que me callera por la pera y el cuello. Acto seguido decidí volver a chupársela hasta que de a poquito se fue poniendo blandita.
   Me levanté y fui hasta mi ropa y busqué un pañuelito de la cartera para empezar a limpiarme la boca. “Andá al baño” me dijo él y señaló una puerta que no había visto que daba a un baño chiquito pero privado que tenía en la misma habitación. Al igual que como había hecho con Tomás la segunda noche, comencé a limpiarme la boca y me miré al espejo contenta y satisfecha de lo que había hecho. Pero cuando salí del baño, me encontré con que Cristian estaba acostado en la cama con una mano sobre su pija que volví a estar completamente dura.
   - ¿Estás lista para una segunda vuelta?- Me preguntó y una sonrisa se dibujó en mi rostro.


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1 comentario - Vacaciones en la playa. Capítulo 3

husardemomo
Uf, ya veo por dónde nos va a llevar éste presonaje. Muy bueno.
HistoriasDe
Muchas gracias!