Vacaciones en la playa. Capítulo 2

Vacaciones en la playa. Capítulo 2


Se acerca el verano y con la mira en sus vacaciones, Cintia nos recuerda el excelente viaje que vivió hace un año en la costa con sus amigas. Esta historia es ficción, sin embargo eso no quiere decir que no se basa en algunos hechos reales…

Capítulo 2: Armas de seducción
   Es verdad, las mujeres a veces somos un poco malvadas con las cosas que les hacemos a los hombres. Pero muchas veces ellos se lo buscan. Este es el caso de lo que pasó la tercera noche de nuestro viaje con respecto a Cristian y a Tomás. Después de todo, ellos no me dejaron otra alternativa.
   El viaje había comenzado más que bien, con una primera noche llena de miradas y coqueteo con Tomás y una segunda noche de buen sexo, que nos llevó a revivir nuestra historia que yo creía que había quedado olvidada. Pero el tercer día no iba a arrancar como yo me lo esperaba. Después de volver al departamento con las chicas, descubro unos mensajes que Cristian me había mandado la noche anterior. “Cin por dónde estás?”, “A que boliche saliste?”, “Dale Cin, dame bola!” decían los primeros. Pero después de varias horas, un mensaje cortante definió todo: “Te vi yéndote con un loco. Suerte”. En ese momento decidí evitar de contestarle y dejé la respuesta para cuando me despertara después de una buena dosis de sueño.
   El resultado fue peor. Cuando me desperté Cristian había vuelto a escribirme y no parecía muy contento de que no le haya respondido. “No vayas a contestarme” me escribió y enseguida le puse que estaba re dormida y por eso no le contesté en el momento, pero él parecía no tener ganas de hablar conmigo, ya que su manera cortante de responder lo decía todo. Obviamente intenté remontar la situación, pidiéndole disculpas y diciéndole que le iba a contestar si me volví a escribir de noche, pero él insistió en hacerse el malo y me respondió que no había problema y que yo podía hacer lo que quisiera. “¡Dios! Cada día más histéricos vienen” pensé y le dije que después hablábamos bien.

   Esa tarde volvimos a la playa y nuevamente, los chicos estaban ahí. Al parecer todos sabían de mi noche con Tomás y no tuvieron problema en hacer miles de chistes al respecto. Facundo y Luciano parecían ser los dos que más se esforzaban por sacar el tema cada vez que alguien hacía algún comentario y Pablo y Andrés le festejaban cada uno de sus chistes. Él hacía de cuenta de que no pasaba nada, pero a mi me daba vergüenza que hablaran así de mi y en repetidas ocasiones les tuve que pedir que dejaran de hacer chistes al respecto.
   - ¡Ay Cin tampoco para que te enojes!- Me dijo Natalia después de que insultara a Facundo hacer un chiste bastante zarpado en alusión a que yo le había chupado la pija a Tomás.
   Entonces decidí levantarme y salir a caminar un rato por la playa para evitar el grupo. “Te acompaño” me dijo Lorena y las dos nos fuimos por la costa alejándonos de los demás. Empezamos a hablar un poco de mi noche con Tomás obviamente y le conté bastante lo que había pasado y lo que se había dado después, pero enseguida fueron cambiando los temas. “¿Y vos con Gastón? ¿Qué onda?” le pregunté haciendo alusión al amigo de Cristian y ella me contó que se habían mandado algunos mensajes pero que nada más. “Seguro que no quiere formalizar estando de vacaciones” le dije yo ya que las otras veces que nos habíamos juntado eran obvias las ganas que él le tenía a ella.
   Cuando llegamos nuevamente a donde estaba el grupo solo quedaban algunos, entre ellos Tomás que no paraba de escribir con el celular. Cuando ve que yo me acerco, rápidamente lo guarda en la mochila y al ver que lo miraba se hizo el distraído. “Te conozco” pensé y enseguida supe de que se estaba mensajenado con otra minita. ¿Eso significaba que había otra que quería estar con él? ¡No lo iba a permitir! Si Cristian iba a jugar el papel de difícil yo no iba a rogar por él teniendo a Tomás a disposición. Esa noche mi ex tenía que ser mío.

   Una vez más nos llegó la invitación de los chicos de la secundaria para ir a hacer previa a la casa de ellos y esta vez yo estuve de acuerdo. “¿Qué onda vos con Tomás?” me preguntó Natalia y yo le dije que había sido algo de una noche nomás, pero en el fondo sabía que no era verdad. Si había competencia, tenía que demostrar que yo era la que valía la pena, así que decidí ponerme la ropa más sexy que me había llevado al viaje: una remera blanca apretadita y que dejaba al descubierto la espalda y la panza y un short azul bien apretado que resaltaba mi colita. Pero con eso no alcanzaba, así que me maquillé y arreglé para quedar lo más diosa posible y una vez lista me pinté los labios de rojo fuego. Tomás no iba ni a pensar en la otra.
   Llegamos y descubrimos que no éramos las únicas invitadas. En la casa había un grupito de chicos amigos de Facundo de la facultad, unas chicas que después nos enteramos que una era prima de Luciano, otro grupo de hombres compañeros de futbol de Andrés y por último un séquito de zorras que los chicos habían conocido ahí mismo en el viaje, una de ellas era Fernanda, una morocha flaquita con cara de trola. “La competencia”.
   Los chicos, bien babosos, enseguida se fueron con ellas y parecía que el resto éramos unos completos desconocidos para ellos. Pero yo aproveché el momento en el que Tomás fue al baño y lo busqué a la salida, metiéndolo de prepo en su pieza. “¿Cuál es la que te estás chamuyando?” le pregunté haciéndome la tonta. “Nada que ver Cin” me dijo él intentando zafar, pero yo lo conozco bastante bien como para saber que me estaba mintiendo. Al final me dijo que era solo una chica que había conocido y que nada más, pero yo le dije que estaba todo bien.
   - Total, el que se pierde todo esto, sos vos.- Le dije mostrándole mi cola y salí de la habitación de vuelta con las chicas.
   En el boliche no se cortó la onda. Mis amigas no tenían ningún interés en seguir con los chicos y terminamos bastante lejos de donde estaban ellos, pero Paula se dio cuenta de mis intenciones y me propuso acercarnos un poco. Cuando estuvimos casi al lado de ellos, pude ver como Fernanda le hablaba al oído y como Tomás apoyaba su mano sobre la cintura de ella. Un ataque irracional de celos me llenó y mi único objetivo se convirtió en que esa noche, Tomás se fuera conmigo del boliche.
   Nos quedamos cerca de ellos y cuando él me vio, enseguida se acercó y me preguntó que andaba haciendo. “Nada” le respondí yo y él me dijo que me dejara de hacer la tonta y que le dijera la verdad. “Es que… Me gustó como la pasamos anoche y quería ver de repetirlo hoy” le dije al oído poniendo voz de pobrecita. “Yo no tengo ningún problema Cin” me confesó él enseguida y después agregó “Vos sabés que me encanta cuando estamos juntos”. Parecía que la noche iba a terminar como yo quería, sin embargo…
   - Pero anoche ya dejé plantados a los pibes, hoy me quiero quedar un rato más con ellos viste.- Agregó y miró de nuevo al grupo y en especial a Fernanda.- De última después hablamos.- Dijo después, pero yo sabía que si lo dejaba para más entrada la noche, la trolita esa se lo iba a llevar.- A menos que…
   - ¿A menos que qué?- Le pregunté viendo su sonrisa provocadora.
   - Vos antes me dijiste que me podía perder todo esto.- Dijo y sin problema puso su mano sobre mi cola.- Y la verdad es que me gusta mucho este culito como para perderme una oportunidad de volver a dejártelo bien roto.- Agregó y apoyó su otra mano sobre mi cola.
   - Bueno…- Le dije siguiéndole el juego.- Si nos vamos ahora a la casa de ustedes puede que te deje jugar un ratito con mi cola.- Y después lo miré fijo y me mordí los labios.

   En menos de 20 minutos estábamos nuevamente en su cama.
   Tomás se tiró sobre mi y comenzamos a besarnos con ganas. La calentura de mi comentario y las miradas tentadoras que se cruzaron en el viaje hasta la casa, habían generado el ambiente y el deseo se había hecho bien claro. De manera fogosa nos fuimos besando y tocando a medida que nos sacábamos la ropa y nos provocábamos como locos. Él estiró mis brazos hacia los bordes de la cama y me agarró fuerte de las muñecas, haciéndome prisionera de sus movimientos. Comenzó a bajar sus labios por mi cuello y siguió por mi pecho.
   - Hoy te voy a volver a llenar las tetitas de leche.- Me dijo y después se dedicó a chupármelas.
   Siguió bajando su cabeza por todo mi cuerpo, besándome y pasando su lengua por cada centímetro de piel, calentándome cada vez que sus labios me tocaban. Llegó a mi cintura y me bajó el short y descubrió otra de mis armas de seducción, una preciosa tanguita negra bien finita que solo cubría mi conchita por delante y se metía entre los cachetes de la cola. “Qué lindo como te queda esto” me dijo y pasó su lengua por encima mojándome toda. La corrió y se puso a chuparme la conchita.
   Enseguida sentí un calor increíble que recorría todo mi cuerpo. Tomás pasaba su lengua de abajo hacia arriba por mi cuerpo, haciendo que me mojara toda y generándome cosquillas de placer. Estiré mis manos y apreté fuerte las sabanas contra el borde del colchón y me predispuse a disfrutar de lo que él hacía. Su boca sobre mi conchita era hermosa, sus labios besándome y su lengua mojándome más y más.
   - ¡Ay sí!- Dije entre gemidos.- ¡Que rico!
   Él se emocionó y me siguió chupando cada vez más y más y yo disfrutaba de cómo lo hacía. De a poquito comenzó a bajar su cabeza y se iba metiendo cada vez más entre mis piernas. Sabía lo que quería hacer y yo lo dejé, después de todo se lo había prometido y con lo que acababa de hacer se lo tenía más que merecido. Entonces levanté mis piernas y las apoyé sobre sus hombros y su cara quedó frente a mi cola. Tomás corrió la tanguita hacia un costado y comenzó a pasar su lengua sobre mi culito.
   Me volvía loca como lo hacía, me excitaba muchísimo y me calentaba al máximo. Sentir su lengüita pasar por mi cola bien rápido y hacer presión hacia adentro era un placer increíble y me convertía en una puta bárbara. “¡Ay sí!” volví a gritar entre gemidos y apreté más fuerte las sábanas. Dedos no tardaron en llegar y cuando lo hicieron fueron más placer para mi cuerpo. “¡Sí, sí! ¡Metémelo todo!” le pedí mientras mis uñas se clavaban en el colchón y me mordía los labios. Me excitaba como loca y me gustaba tanto que no podía aguantar más.
   - ¡Cogeme dale!- Le rogué y me puse en cuatro sobre el colchón.
   El se acomodó atrás mío arrodillado y sentí como su verga comenzaba a penetrarme la cola, al principio bien despacio y suave, hasta que la tuve totalmente adentro y lo único que quería era placer. Empecé a moverme hacia delante y hacia atrás a medida que él se terminaba de acomodar y una vez que entra y salía sin problemas me tomó por la cintura y comenzó a cogerme bien duro.
   Su pija se metía en mi culo bien a fondo y salía casi por completo a gran velocidad mientras que su cuerpo chocaba contra el mío. “¡Ay sí!” gritaba yo como loca y mordía la almohada para descargar mi excitación por otro lado. Me encantaba como me estaba cogiendo la cola Tomás y no quería que se detenga por nada en el mundo. Sentía muchísimo placer cada vez que entraba por completo y me volvía loca la situación.
   Le dije que se acostara y me senté sobre su cuerpo, nuevamente con su pija en mi cola y comencé a cabalgarlo como loca. Apoyé mis manos sobre su pecho y me movía hacia adelante y hacia atrás con fuerza mientras el me tomaba de la cintura. Su mirada se calvaba en la mía y podía ver claramente su expresión de placer en su cara. “Te gané trolita” pensé y una sonrisa malvada se dibujó en mi cara y el placer se hizo aun más intenso.
   - Como me gusta cuando me cogés la colita.- Le dije sin pensarlo y me moví aun más fuerte.
   Seguí cogiéndomelo hasta que quiso volver a ponerse en cuatro, esta vez sobre el borde de la cama y él se paró en el piso. Cuando su pija volvió a entrar en mi cola instantáneamente supe que estaba a punto de acabar. Tomás me tomó una vez más por la cintura y empezó a darme bien duro nuevamente y la combinación perfecta entre placer y dolor se hicieron presente provocándome un orgasmo hermoso que reflejé con un grito de placer puro.
   - ¡Te gusta putita!- Me dijo él y siguió dándome más fuerte aun.- ¡Como me gusta hacerte gemir por la cola!- Insistió apretando más sus manos sobre mi cintura.
   Entonces me dijo que estaba a punto de acabar y rápidamente me arrodillé frente a él justo a tiempo para recibir toda su lechita calentita en el pecho. Una cantidad impresionante de semen salió de su cuerpo y fue a parar directo al mío sobre mis tetas. Para que no se desperdiciara nada, me lo esparcí por el resto del cuerpo y cuando terminé me lamí los dedos saboreando lo que había quedado en mis manos. Tomás me miraba enamorado de la escena.
   Fui al baño a limpiarme y cuando salí lo encontré tirado en la cama con el celular en la mano. “¿Te estás mensajeando con esa pendeja?” le pregunté y rápidamente se lo saqué de la mano. “Estaba viendo que me habían mandado” se excusó él y pude ver claramente el whatsapp que le había mandado Fernanda preguntándole donde estaba. Una sonrisa se dibujó en mi cara.


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4 comentarios - Vacaciones en la playa. Capítulo 2

amigolo +1
Excelente relato. Te invitamos a pasar por nuestros posts para saber tu opinión besitos.
HistoriasDe
Gracias! Voy a ver de pasar por los suyos. Besitos
FaradayD +1
me infartaste!
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Jajaja gracias! Necesitas RCP?
husardemomo +1
Genial, se va a poner bueno.
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Me alegro que te esté gustando
DiegoIpa +1
Excelente! Ojalá más adelante salga alguna orgía, o por lo menos un trío con Fernanda. Felicitaciones linda.!
HistoriasDe +1
Gracias. Si seguís leyendo te podés llevar algunas sorpresitas jajaja
Saludos,