Agustina
Estaba en cuarto año, y debo admitir, bastante alzada. Disfrutando a pleno la época de descubrimiento de muchas cosas, sobre todo en lo sexual, donde poco a poco me iba soltando cada vez más.
Los miedos quedaron atrás, dando paso al deseo y la lujuria. Si me gustaba un flaco, me lo garchaba. Y así fue como me garché a 2 pibes de quinto año, en menos de 5 meses. A pesar de eso, seguía dando la imagen de nena inocente, y a muchas cosas aun decía que no.
Uno de los problemas en la adolescencia es el miedo a no encajar en un grupo, a ser rechazados. Y fue eso, creo yo, la principal causa por la que me terminé de pervertir y traspasé todos los límites imaginados.
Un fin de semana, los de quinto año hicieron una fiesta para recaudar fondos para el viaje de estudios. El colegio prestó el salón de eventos y varios padres participaron ayudando a los chicos.
Nuestro curso fue invitado, y por supuesto, no pensábamos faltar ya que sabíamos que había chances de chaparse algún graduado y eso te levantaba el ego. Y más porque esa promoción realmente fue una locura; la de chongos que había!
Como dije al principio, yo me había garchado a dos, unos meses atrás. Esa noche, me los tranzé a los dos y a otro compañero de ellos. En esa época tenía las hormonas muy alteradas, y estaba re caliente. Pero muy. Mucho chape, pero poco sexo. Esa noche estaba decidida a coger con cualquiera de estos pibes, el primero que avanzaba, me garchaba.
Tan decidida estaba, que había ido en una mini pollerita de jean que apenas llegaba abajo de mi cola. En cada chape, los pibes no dejaban de meter mano y levantarme la pollera. Primero, les sacaba la mano, pero después los dejé manosearme como quisieran. Solo les pedía que fuéramos a un lugar más oscuro para que no nos vieran (había padres participando de la fiesta también).
Entre idas y vueltas (no estuve fijo con ninguno), esperando al que me encarara para coger, apareció Ale. Me lo volví a tranzar en un rincón. Yo estaba mojando mi tanguita cada vez más. Y podía notar su pija a punto de explotar refregándose en mi pierna. No podía aguantar más, pero aun no me animaba a ser yo la que dijera "vamos a coger". Hasta que por fin lo dijo.
- Agus, no doy más... te quiero coger toda
- Ay siii por favor cogeme - le decía entre besos y gemidos en su cuello
Me agarró del brazo, y para mi sorpresa, me llevó hasta la zona de los salones del colegio. Yo pensaba que nos rajábamos e íbamos a su casa... a lo sumo un telo.
- Aca no voy a coger - le dije señalando el aula donde me quería hacer entrar.
- Dale boluda, un rapidito, tengo que volver a la fiesta
Después de un rato tratando de convencerme (Yo contra la pared, él hablándome al oído y acariciando mis piernas), la calentura que tenía fue más fuerte y nos metimos adentro. Cerró la puerta, dejó todo a oscuras y seguimos con lo que habíamos empezado.
Yo le desabroché la camisa desesperada de tocar su piel. Él me levantó la pollera por la cintura y me sacó la remera. Su mano se clavaba entre mis nalgas, apretándolas fuerte. Bajó despacio con sus besos por mi cuello, hasta llegar a mis tetas.
Me las agarró, amasó y acarició los pezones, mientras con la lengua los humedecía para que resbalaran más fácil. De lo caliente que estaba, se me ponían duros de solo rozarlos.
No podía evitar gemir, cada vez más fuerte. Mis piernas temblaron cuando su mano se metió dentro de mi tanga y acarició mi concha. Sentía como sus dedos se humedecían y desparramaban todo mi flujo por la zona.
Me hizo sentar en uno de los bancos y abriendo mis piernas enterró su cabeza en mi concha. No hubo suavidad, ni ternura ni delicadeza. Su lengua golpeaba con fuerza mi clítoris y sus dedos me penetraban con rudeza.
Después de un rato, me hizo bajar. Me arrodillé en el piso frente a él, mientras se bajaba el jean. Su pija saltó con fuerza golpeando en su abdomen. No la tenía muy grande, pero era un linda pija bien cabezona. Me la metí en la boca y lo empecé a petear.
Sabía que eso lo hacía bastante bien, y la cara de placer de Ale me lo confirmaba. Mientras metía y sacaba toda su verga de mi boca, él acariciaba mi pelo y acompañaba el movimiento de mi cabeza.
- Pará puta que me vas a hacer acabar. Levantate.
Me hizo parar y me dio vuelta apoyando mi cuerpo sobre el banco. Otra vez, nada de ternura. Era la puta a la que se quería coger y nada más. Y yo quería sentir esa pija bien adentro y tampoco me importaba que piense así.
Estaba súper mojada, la pija de Ale resbalaba y golpeaba dentro mío con fuerza. Yo trataba de no gemir ni gritar mucho, por las dudas pase alguien cerca. Después de un rato de darme por atrás, me hizo dar vuelta y me siguió cogiendo de frente. Yo tiré levemente mi cuerpo hacia atrás, para que él aprovechara y tuviera mayor acceso a mis tetas.
Sus penetraciones eran cortas y fuertes, tratando de hacer el menor ruido posible. Pero de pronto, me pegué el cagaso del siglo. Vi una sombra en la puerta, que se había detenido como escuchando que pasaba adentro.
- Pará pará.. hay alguien afuera- le dije casi susurrando.
- No pasa nada, dale... - me decía él sin intenciones de parar. Yo quedé sin poder mirar otra cosa que no sea la puerta. Hasta que se abrió.
Cuando me di cuenta de eso me sobresalté. Ale me tapó la boca para que no gritara, y vi que entraba uno de sus compañeros de curso (el otro que me había cogido).
Ale ni se inmutó. Me di cuenta que lo habían planeado para garcharme los dos. Yo me quedé inmóvil, desnuda sentada en el escritorio del aula, mientras los 2 pibes me miraban sonriendo. El segundo empezó a desvestirse, mientras Ale me acariciaba los muslos.
Ese era el momento donde tenía que gritar y salir corriendo, pero algo me detuvo. El roce de los dedos en mis piernas, el otro pibe desvistiéndose me provocaron. No pude sacar los ojos del bulto del otro chabón, que tampoco paraba de mirarme.
- Querés esto puta? - me dijo amasándose la verga por encima del calzoncillo, al darse cuenta que mis ojos no se despegaban de su pija marcada.
- Si... - le respondí entre suspiros. Ale me hizo bajar del escritorio y me sentó en una silla. Los dos se pusieron a mi lado y apoyaron sus pijas en mi cara. "Mmmmm" exclamé, mientras me las iba metiendo en la boca alternadamente.
Como había aprendido, me fui metiendo sus pijas hasta el fondo. No fue difícil. Había tenido cosas más grandes. Casi que ni sentía arcadas. Eso hacía aumentar mi ego. En poco tiempo tenía las dos porongas ensalivadas y lubricadas.
El segundo pibe me hizo levantar de la silla. Se sentó él y me puso arriba suyo. Sin dudar agarré su pija y me la clavé en la concha para empezar a cabalgar. Los dos no paraban de decirme lo puta que era, lo puta que estaba y como me iban a coger esa noche. "Ayy siii cojanme cojanme toda", repetía yo mientras saltaba cada vez más fuerte en la pija del flaco.
Ale se paró al lado mío. Estiré mi mano y le agarré la verga para pajearlo mientras cabalgaba. Después de un rato, me agarró de los pelos y me llevó al escritorio nuevamente, poniéndome boca abajo. Otra vez, me garchó salvajemente. Tanto, que me dejó con las piernas colgando.
El otro pibe se puso en una esquina y metió su pija en mi boca. Yo no me había dado cuenta de esto, porque estaba con los ojos cerrados disfrutando la garchada de su amigo. Entonces, como tenía la boca cerrada, me agarró del pelo y me la hizo tragar a la fuerza.
Aguanté las embestidas mientras peteaba al mismo tiempo. Después de un rato cambiaron y se fueron turnando para cogerme hasta que Ale no aguantó más y me largó la lechita en la cola.
Al otro flaco no le importó que tuviera la acabada de su amigo chorreando por mis nalgas, y me agarró de atrás y siguió dándome como si nada. Ale tenía la pija durísima aun y me la puso en la boca.
Y entonces se fue todo a la mierda. Sentí que abrían la puerta del aula nuevamente. Dos pibes más entraron susurrando sin poder creer lo que veían y lo que estaban por hacer. Cuando quise girar mi cabeza, Ale me agarró fuerte del pelo diciendo "Seguí chupando putita".
El que me cogía se frenó y la sacó. Me hizo bajar y arrodillar mientras él se pajeaba. Apoyó la pija en mi boca, pero la saqué. Entonces, la levantó en mi frente. El lechazo que pegó me dejó blanco el pelo. Después, varios chorros cayeron por mi frente y mis mejillas. Cerré mis ojos y me fui limpiando lo que podía.
Pero poco tiempo tuve para acomodarme. Los dos que entraron ya tenían la pija colgando delante de mi cara. Instintivamente, adelanté mi cabeza y las empecé a chupar, con la leche aún chorreando por mi cara. Una de esas era bien grande, casi como los pijones que me había comido otras veces.
Le empecé a dedicar más tiempo a esa. Encima, pude reconocer quien era el dueño de esa pija. Un bombonazo del que estábamos todas las de mi curso (y todo el colegio, bah) re calientes. No podía ser más perfecto de tener también terrible pijón.
Si bien mi garganta ya había entrado en calor, para tragar semejante pijón tenía que meter más saliva. Un par de clavadas hasta la mitad, un poco de arcadas, y sacaba. Hilos de saliva unían mi boca con su pija. Al rato, mi nariz golpeaba contra su abdomen duro y marcado mientras mis manos no perdían la oportunidad de manosear ese lomazo.
Al otro pibe no le di mucha bola y quedó relegado, pajeandose a nuestro lado. Pero no se perdía ningún detalle del espectáculo. Sentía los murmullos y los "uuuhhh" cada vez que mi boca se tragaba todo el pijón y lo mantenía adentro.
Me paré, más caliente que antes, y me tiré solita en el escritorio. "Cogeme", le ordené al pijudo mientras lo arrastraba encima mío. Apuntó la cabeza de la pija y la metió. Sus amigos ya habían hecho un buen trabajo dilatándomela. Los dos primeros, estaban sentados en los bancos admirando el espectáculo
El otro pibe que había entrado con el pijudo se paró al lado mio. Traté de petearlo, pero estaba incómoda. "Dejame un rato", le suplicó a su amigo. El pijudo salió y lo dejó al rezagado un rato. Terrible la diferencia. Casi ni la sentía.
Yo no podía creer lo que estaba haciendo. Dejarme coger por 4 pibes en el mismo colegio! Pero mi poder de asombro se iba a romper. Otro más entró al aula. El que me cogía aceleró el ritmo y acabó sobre mi panza.
"Siempre le tuve ganas a esta putita..." dijo el que entró nuevo. Me dio vuelta, apoyando mi panza guasqueada en el escritorio. Me la clavó de una y empezó a cogerme salvajemente. No aguantó casi nada. Prácticamente se había hecho la paja con mi concha.
"Ya está?" le pregunté riendo. Me paré y me fui derecho a cabalgar al pijudo, pero Ale y el pibe con los que habíamos arrancado se me pusieron adelante. Me besaron mientras yo acariciaba sus pijas con mis manos.
"Chupá putita" me dijeron haciéndome arrodillar. El pijudo se sumó a los dos, y me puse a pajear y chupar como podía. El que había acabado rápido seguía duro y se puso atrás. Sentí su pija golpear mi hombro. Sin soltar las otras, giré mi cabeza y lamí la puntita. Sentía como la verga daba saltos con cada roce de mi lengua.
El pijudo me agarró de los pelos y empezó a cogerme la boca. Había quedado fascinado con mi garganta y la quería llevar al extremo. Me cogía cada vez más fuerte. La sentía casi en la tráquea de lo profunda que me la estaba metiendo. Hasta que me soltó y escupí toda la saliva que me había quedado acumulada.
"Me la garcho una vez más y me voy", dijo el pibe que vino con Ale. Me sentó en el escritorio y me pegó una garchada rápida. Cuando estuvo por acabar, me hizo arrodillar en el piso y me acabó en las tetas. Me las agarré y las fui amasando, desparramando la leche por mis pechos..
El pijudo no perdió el tiempo y me acomodó en 4, ahí en el piso. Se puso encima mío y me la clavó. Se agarró de mi cintura y empezó a sacarla y ponerla casi por completo. Los otros 3 se fueron turnando para ponerse frente a mi y ponerme la pija en la boca.
Se fueron pasando como en una fila por mi concha y mi boca. Sentí dos acabadas más en la espalda, y cuando pensé que todo se terminaba, apareció otro chabón más que venía a unirse a la fiesta.
"Noooo pensé que me estaba jodiendo", dijo sin poder creer lo que veía: yo en 4 recibiendo las pijas de sus 4 amigos. Evidentemente, no habían organizado solo dos para cogerme.
Mi concha no daba más, pero no podía parar. Sentirme rodeada de machos me calentaba. Me recordaba rodeada de 4 pijas y se me hacía agua la concha. Ale acabó de nuevo en mi cara, mientras su amigo por atrás me seguía atendiendo con fuerza.
Pedí que pararan porque me dolían las rodillas de tanto roce con el piso. Me senté nuevamente en el escritorio, regalándome para que sigan haciéndome lo que quisieran. Y si que lo hicieron.
El que entró nuevo ya estaba en bolas, pajeándose delante mío. Se acercó y me la puso de una. Mientras me cogía, me tocaba las tetas. Este se movía muy bien. Sacaba y metía su pija por completo, la dejaba adentro y me la clavaba corta y fuerte. Hizo que otra vez se me mojara y volviera a estar lista para seguir cogiendo otro rato.
Fue el turno del pijudo nuevamente, pero no por mucho. La sacó justo cuando iba a acabar, la apoyó en mi pierna y me largó un chorro impresionante de leche que quedó goteando hasta el suelo.
De a poco, fueron acabando y dejando el aula. Quedé sola con el pijudo, que seguía empalmado y me garchó de nuevo, aunque ahora yo lo cabalgué al él. Lo hice acabar otra vez, en mi panza. Quedé tirada en el piso, sintiendo como el último lechazo se escurría por mi cuerpo y caía al piso.
Sentía toda la piel pegajosa. De a poco fui recuperando el aliento y mis pulsaciones fueron bajando. Mi concha latía y me ardía. El pijudo se cambió y me preguntó si quería ayuda. "No, no dejame así, ahora voy" le dije. Cerró la puerta y se fue. Yo me quedé sola un rato tirada en el piso toda enlechada, sin poder moverme. Sentía semen escurrirse por todo mi cuerpo.
Ese curso tenía 11 varones. Yo me había cogido a 6. No me daba la cara para volver a la fiesta después de eso, y mucho menos al colegio el lunes siguiente. Por supuesto, los rumores no tardaron en correr. Quedé como la putita del colegio.
Me sentí extraña al notar que en realidad, mucho no me molestaba eso. Es más, en el fondo me terminó gustando que me trataran como una puta.
Encima, empezaron a buscarme con más insistencia esos mismos pibes, a los que me di el lujo de rechazarlos (bueno, salvo a un par... imaginarán quienes). Cuando mis amigas se enteraron, primero no podían creer los rumores que estaban circulando. No se aguantaron y me agarraron en un recreo.
- Es verdad lo que dicen????- me preguntaron casi al mismo tiempo.
- Chicas... Les tengo que contar algo...
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Estaba en cuarto año, y debo admitir, bastante alzada. Disfrutando a pleno la época de descubrimiento de muchas cosas, sobre todo en lo sexual, donde poco a poco me iba soltando cada vez más.
Los miedos quedaron atrás, dando paso al deseo y la lujuria. Si me gustaba un flaco, me lo garchaba. Y así fue como me garché a 2 pibes de quinto año, en menos de 5 meses. A pesar de eso, seguía dando la imagen de nena inocente, y a muchas cosas aun decía que no.
Uno de los problemas en la adolescencia es el miedo a no encajar en un grupo, a ser rechazados. Y fue eso, creo yo, la principal causa por la que me terminé de pervertir y traspasé todos los límites imaginados.
Un fin de semana, los de quinto año hicieron una fiesta para recaudar fondos para el viaje de estudios. El colegio prestó el salón de eventos y varios padres participaron ayudando a los chicos.
Nuestro curso fue invitado, y por supuesto, no pensábamos faltar ya que sabíamos que había chances de chaparse algún graduado y eso te levantaba el ego. Y más porque esa promoción realmente fue una locura; la de chongos que había!
Como dije al principio, yo me había garchado a dos, unos meses atrás. Esa noche, me los tranzé a los dos y a otro compañero de ellos. En esa época tenía las hormonas muy alteradas, y estaba re caliente. Pero muy. Mucho chape, pero poco sexo. Esa noche estaba decidida a coger con cualquiera de estos pibes, el primero que avanzaba, me garchaba.
Tan decidida estaba, que había ido en una mini pollerita de jean que apenas llegaba abajo de mi cola. En cada chape, los pibes no dejaban de meter mano y levantarme la pollera. Primero, les sacaba la mano, pero después los dejé manosearme como quisieran. Solo les pedía que fuéramos a un lugar más oscuro para que no nos vieran (había padres participando de la fiesta también).
Entre idas y vueltas (no estuve fijo con ninguno), esperando al que me encarara para coger, apareció Ale. Me lo volví a tranzar en un rincón. Yo estaba mojando mi tanguita cada vez más. Y podía notar su pija a punto de explotar refregándose en mi pierna. No podía aguantar más, pero aun no me animaba a ser yo la que dijera "vamos a coger". Hasta que por fin lo dijo.
- Agus, no doy más... te quiero coger toda
- Ay siii por favor cogeme - le decía entre besos y gemidos en su cuello
Me agarró del brazo, y para mi sorpresa, me llevó hasta la zona de los salones del colegio. Yo pensaba que nos rajábamos e íbamos a su casa... a lo sumo un telo.
- Aca no voy a coger - le dije señalando el aula donde me quería hacer entrar.
- Dale boluda, un rapidito, tengo que volver a la fiesta
Después de un rato tratando de convencerme (Yo contra la pared, él hablándome al oído y acariciando mis piernas), la calentura que tenía fue más fuerte y nos metimos adentro. Cerró la puerta, dejó todo a oscuras y seguimos con lo que habíamos empezado.
Yo le desabroché la camisa desesperada de tocar su piel. Él me levantó la pollera por la cintura y me sacó la remera. Su mano se clavaba entre mis nalgas, apretándolas fuerte. Bajó despacio con sus besos por mi cuello, hasta llegar a mis tetas.
Me las agarró, amasó y acarició los pezones, mientras con la lengua los humedecía para que resbalaran más fácil. De lo caliente que estaba, se me ponían duros de solo rozarlos.
No podía evitar gemir, cada vez más fuerte. Mis piernas temblaron cuando su mano se metió dentro de mi tanga y acarició mi concha. Sentía como sus dedos se humedecían y desparramaban todo mi flujo por la zona.
Me hizo sentar en uno de los bancos y abriendo mis piernas enterró su cabeza en mi concha. No hubo suavidad, ni ternura ni delicadeza. Su lengua golpeaba con fuerza mi clítoris y sus dedos me penetraban con rudeza.
Después de un rato, me hizo bajar. Me arrodillé en el piso frente a él, mientras se bajaba el jean. Su pija saltó con fuerza golpeando en su abdomen. No la tenía muy grande, pero era un linda pija bien cabezona. Me la metí en la boca y lo empecé a petear.
Sabía que eso lo hacía bastante bien, y la cara de placer de Ale me lo confirmaba. Mientras metía y sacaba toda su verga de mi boca, él acariciaba mi pelo y acompañaba el movimiento de mi cabeza.
- Pará puta que me vas a hacer acabar. Levantate.
Me hizo parar y me dio vuelta apoyando mi cuerpo sobre el banco. Otra vez, nada de ternura. Era la puta a la que se quería coger y nada más. Y yo quería sentir esa pija bien adentro y tampoco me importaba que piense así.
Estaba súper mojada, la pija de Ale resbalaba y golpeaba dentro mío con fuerza. Yo trataba de no gemir ni gritar mucho, por las dudas pase alguien cerca. Después de un rato de darme por atrás, me hizo dar vuelta y me siguió cogiendo de frente. Yo tiré levemente mi cuerpo hacia atrás, para que él aprovechara y tuviera mayor acceso a mis tetas.
Sus penetraciones eran cortas y fuertes, tratando de hacer el menor ruido posible. Pero de pronto, me pegué el cagaso del siglo. Vi una sombra en la puerta, que se había detenido como escuchando que pasaba adentro.
- Pará pará.. hay alguien afuera- le dije casi susurrando.
- No pasa nada, dale... - me decía él sin intenciones de parar. Yo quedé sin poder mirar otra cosa que no sea la puerta. Hasta que se abrió.
Cuando me di cuenta de eso me sobresalté. Ale me tapó la boca para que no gritara, y vi que entraba uno de sus compañeros de curso (el otro que me había cogido).
Ale ni se inmutó. Me di cuenta que lo habían planeado para garcharme los dos. Yo me quedé inmóvil, desnuda sentada en el escritorio del aula, mientras los 2 pibes me miraban sonriendo. El segundo empezó a desvestirse, mientras Ale me acariciaba los muslos.
Ese era el momento donde tenía que gritar y salir corriendo, pero algo me detuvo. El roce de los dedos en mis piernas, el otro pibe desvistiéndose me provocaron. No pude sacar los ojos del bulto del otro chabón, que tampoco paraba de mirarme.
- Querés esto puta? - me dijo amasándose la verga por encima del calzoncillo, al darse cuenta que mis ojos no se despegaban de su pija marcada.
- Si... - le respondí entre suspiros. Ale me hizo bajar del escritorio y me sentó en una silla. Los dos se pusieron a mi lado y apoyaron sus pijas en mi cara. "Mmmmm" exclamé, mientras me las iba metiendo en la boca alternadamente.
Como había aprendido, me fui metiendo sus pijas hasta el fondo. No fue difícil. Había tenido cosas más grandes. Casi que ni sentía arcadas. Eso hacía aumentar mi ego. En poco tiempo tenía las dos porongas ensalivadas y lubricadas.
El segundo pibe me hizo levantar de la silla. Se sentó él y me puso arriba suyo. Sin dudar agarré su pija y me la clavé en la concha para empezar a cabalgar. Los dos no paraban de decirme lo puta que era, lo puta que estaba y como me iban a coger esa noche. "Ayy siii cojanme cojanme toda", repetía yo mientras saltaba cada vez más fuerte en la pija del flaco.
Ale se paró al lado mío. Estiré mi mano y le agarré la verga para pajearlo mientras cabalgaba. Después de un rato, me agarró de los pelos y me llevó al escritorio nuevamente, poniéndome boca abajo. Otra vez, me garchó salvajemente. Tanto, que me dejó con las piernas colgando.
El otro pibe se puso en una esquina y metió su pija en mi boca. Yo no me había dado cuenta de esto, porque estaba con los ojos cerrados disfrutando la garchada de su amigo. Entonces, como tenía la boca cerrada, me agarró del pelo y me la hizo tragar a la fuerza.
Aguanté las embestidas mientras peteaba al mismo tiempo. Después de un rato cambiaron y se fueron turnando para cogerme hasta que Ale no aguantó más y me largó la lechita en la cola.
Al otro flaco no le importó que tuviera la acabada de su amigo chorreando por mis nalgas, y me agarró de atrás y siguió dándome como si nada. Ale tenía la pija durísima aun y me la puso en la boca.
Y entonces se fue todo a la mierda. Sentí que abrían la puerta del aula nuevamente. Dos pibes más entraron susurrando sin poder creer lo que veían y lo que estaban por hacer. Cuando quise girar mi cabeza, Ale me agarró fuerte del pelo diciendo "Seguí chupando putita".
El que me cogía se frenó y la sacó. Me hizo bajar y arrodillar mientras él se pajeaba. Apoyó la pija en mi boca, pero la saqué. Entonces, la levantó en mi frente. El lechazo que pegó me dejó blanco el pelo. Después, varios chorros cayeron por mi frente y mis mejillas. Cerré mis ojos y me fui limpiando lo que podía.
Pero poco tiempo tuve para acomodarme. Los dos que entraron ya tenían la pija colgando delante de mi cara. Instintivamente, adelanté mi cabeza y las empecé a chupar, con la leche aún chorreando por mi cara. Una de esas era bien grande, casi como los pijones que me había comido otras veces.
Le empecé a dedicar más tiempo a esa. Encima, pude reconocer quien era el dueño de esa pija. Un bombonazo del que estábamos todas las de mi curso (y todo el colegio, bah) re calientes. No podía ser más perfecto de tener también terrible pijón.
Si bien mi garganta ya había entrado en calor, para tragar semejante pijón tenía que meter más saliva. Un par de clavadas hasta la mitad, un poco de arcadas, y sacaba. Hilos de saliva unían mi boca con su pija. Al rato, mi nariz golpeaba contra su abdomen duro y marcado mientras mis manos no perdían la oportunidad de manosear ese lomazo.
Al otro pibe no le di mucha bola y quedó relegado, pajeandose a nuestro lado. Pero no se perdía ningún detalle del espectáculo. Sentía los murmullos y los "uuuhhh" cada vez que mi boca se tragaba todo el pijón y lo mantenía adentro.
Me paré, más caliente que antes, y me tiré solita en el escritorio. "Cogeme", le ordené al pijudo mientras lo arrastraba encima mío. Apuntó la cabeza de la pija y la metió. Sus amigos ya habían hecho un buen trabajo dilatándomela. Los dos primeros, estaban sentados en los bancos admirando el espectáculo
El otro pibe que había entrado con el pijudo se paró al lado mio. Traté de petearlo, pero estaba incómoda. "Dejame un rato", le suplicó a su amigo. El pijudo salió y lo dejó al rezagado un rato. Terrible la diferencia. Casi ni la sentía.
Yo no podía creer lo que estaba haciendo. Dejarme coger por 4 pibes en el mismo colegio! Pero mi poder de asombro se iba a romper. Otro más entró al aula. El que me cogía aceleró el ritmo y acabó sobre mi panza.
"Siempre le tuve ganas a esta putita..." dijo el que entró nuevo. Me dio vuelta, apoyando mi panza guasqueada en el escritorio. Me la clavó de una y empezó a cogerme salvajemente. No aguantó casi nada. Prácticamente se había hecho la paja con mi concha.
"Ya está?" le pregunté riendo. Me paré y me fui derecho a cabalgar al pijudo, pero Ale y el pibe con los que habíamos arrancado se me pusieron adelante. Me besaron mientras yo acariciaba sus pijas con mis manos.
"Chupá putita" me dijeron haciéndome arrodillar. El pijudo se sumó a los dos, y me puse a pajear y chupar como podía. El que había acabado rápido seguía duro y se puso atrás. Sentí su pija golpear mi hombro. Sin soltar las otras, giré mi cabeza y lamí la puntita. Sentía como la verga daba saltos con cada roce de mi lengua.
El pijudo me agarró de los pelos y empezó a cogerme la boca. Había quedado fascinado con mi garganta y la quería llevar al extremo. Me cogía cada vez más fuerte. La sentía casi en la tráquea de lo profunda que me la estaba metiendo. Hasta que me soltó y escupí toda la saliva que me había quedado acumulada.
"Me la garcho una vez más y me voy", dijo el pibe que vino con Ale. Me sentó en el escritorio y me pegó una garchada rápida. Cuando estuvo por acabar, me hizo arrodillar en el piso y me acabó en las tetas. Me las agarré y las fui amasando, desparramando la leche por mis pechos..
El pijudo no perdió el tiempo y me acomodó en 4, ahí en el piso. Se puso encima mío y me la clavó. Se agarró de mi cintura y empezó a sacarla y ponerla casi por completo. Los otros 3 se fueron turnando para ponerse frente a mi y ponerme la pija en la boca.
Se fueron pasando como en una fila por mi concha y mi boca. Sentí dos acabadas más en la espalda, y cuando pensé que todo se terminaba, apareció otro chabón más que venía a unirse a la fiesta.
"Noooo pensé que me estaba jodiendo", dijo sin poder creer lo que veía: yo en 4 recibiendo las pijas de sus 4 amigos. Evidentemente, no habían organizado solo dos para cogerme.
Mi concha no daba más, pero no podía parar. Sentirme rodeada de machos me calentaba. Me recordaba rodeada de 4 pijas y se me hacía agua la concha. Ale acabó de nuevo en mi cara, mientras su amigo por atrás me seguía atendiendo con fuerza.
Pedí que pararan porque me dolían las rodillas de tanto roce con el piso. Me senté nuevamente en el escritorio, regalándome para que sigan haciéndome lo que quisieran. Y si que lo hicieron.
El que entró nuevo ya estaba en bolas, pajeándose delante mío. Se acercó y me la puso de una. Mientras me cogía, me tocaba las tetas. Este se movía muy bien. Sacaba y metía su pija por completo, la dejaba adentro y me la clavaba corta y fuerte. Hizo que otra vez se me mojara y volviera a estar lista para seguir cogiendo otro rato.
Fue el turno del pijudo nuevamente, pero no por mucho. La sacó justo cuando iba a acabar, la apoyó en mi pierna y me largó un chorro impresionante de leche que quedó goteando hasta el suelo.
De a poco, fueron acabando y dejando el aula. Quedé sola con el pijudo, que seguía empalmado y me garchó de nuevo, aunque ahora yo lo cabalgué al él. Lo hice acabar otra vez, en mi panza. Quedé tirada en el piso, sintiendo como el último lechazo se escurría por mi cuerpo y caía al piso.
Sentía toda la piel pegajosa. De a poco fui recuperando el aliento y mis pulsaciones fueron bajando. Mi concha latía y me ardía. El pijudo se cambió y me preguntó si quería ayuda. "No, no dejame así, ahora voy" le dije. Cerró la puerta y se fue. Yo me quedé sola un rato tirada en el piso toda enlechada, sin poder moverme. Sentía semen escurrirse por todo mi cuerpo.
Ese curso tenía 11 varones. Yo me había cogido a 6. No me daba la cara para volver a la fiesta después de eso, y mucho menos al colegio el lunes siguiente. Por supuesto, los rumores no tardaron en correr. Quedé como la putita del colegio.
Me sentí extraña al notar que en realidad, mucho no me molestaba eso. Es más, en el fondo me terminó gustando que me trataran como una puta.
Encima, empezaron a buscarme con más insistencia esos mismos pibes, a los que me di el lujo de rechazarlos (bueno, salvo a un par... imaginarán quienes). Cuando mis amigas se enteraron, primero no podían creer los rumores que estaban circulando. No se aguantaron y me agarraron en un recreo.
- Es verdad lo que dicen????- me preguntaron casi al mismo tiempo.
- Chicas... Les tengo que contar algo...
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Indice
24 comentarios - Inocencia interrumpida
gracias por pasar!
super zorra
gracias por pasar
Excelente relato! Van pts. 🙂
gracias por pasar!
Echate mala fama y echate a morir jajjajajaja pero quizás en aquel lugar y en aquellas fechas esa fama más que mala era buena ¿o no? jjajajjajajja
Por lo que veo los preservativos como si no se hubieran invenado jajaja
Al menos se te salvo el culito
¿Hasta que punto te hubieras podido negar? Porque visto desde fuera podría parecer la típica violación en grupo en una fiesta universitaria
pero, sin dudas, el uso de preservativo es importante para cuidarse de muchas enfermedades (no solo sida o embarazo)
gracias por pasar! 😉
gracias por pasar
gracias por pasar!
gracias por pasar!