Un verano caliente. Capítulo 14

Un verano caliente. Capítulo 14

Esta es la historia de Julián, un chico de 23 años que después de pasar el mejor verano de su vida nos cuenta las historias que vivió y nos mantiene calientes en este invierno frío. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…


Capítulo 14: Demasiado calor
Ese miércoles me levanté con una resaca terrible. Miré a mi alrededor y estaba en mi cama, en la pieza no había nadie. Salí y me encontré con un quilombo bastante más leve de lo que me imaginaba. El pasillo, el baño y la pieza de mis viejos estaban bastante ordenados. Había algún que otro vaso en el piso y papeles tirados, pero nada del otro mundo. El comedor y la cocina ya eran otra cosa. La mesa, las sillas y los sillones estaban apretujados contra la pared y en el centro del comedor había un colchón donde dormían Santiago y Valentín. La cocina completamente sucia, llena de vasos y botellas, un intento de piza rota y quemada en la mesada y la basura llena.
- ¿Cómo terminó todo?- Le pregunté a los chicos una vez que se levantaron y empezamos a ordenar.
- Vos desapareciste re temprano.- Me contó Valen.- La joda siguió normal hasta que uno de los pibes de rugby se puso medio loco y rompió una botella. Ahí Ema y yo que éramos los más sobrios empezamos a calmar las cosas, bajar la música y la gente se empezó a ir. Pero ya eran como las 5. Cuando todos se fueron, ordenamos un poco, intentamos hacer una piza que salió para la mierda y después te robamos dos colchones y nos quedamos a dormir. ¿Vos que hiciste?
- Me metí en la pieza con una mina,- Les empecé a contar. Pero después me di cuenta que nadie podía enterarse de que era yo.- pero ni idea quien es ni como se llamaba.
- Me acuerdo.- Me dijo Santi.- La flaquita, alta, rubia. La que se comió al boludo ese de futbol que es dos años más chico que nosotros.
- ¡Ahh de una!- Dijo Valen.- Bien vos.
- Chicos, es amiga de Cecilia.- Les confesé al final al ver que sabían quién era.- No se puede enterar nadie.
Ellos juraron no decirle nada y de hecho no lo hicieron. Con el tiempo Cecilia y Daniela (“La flaca”) se iban a pelear por lo que pasó esa noche, pero nunca se iban a enterar de que era yo el chico con el que había estado. Ese día decidí no ir al club. Me quedé ordenando toda la casa y aparte me sentía bastante mal. Ema llegó a eso de las 5 de la tarde y me ayudó a terminar de limpiar mientras me contaba lo que él había hecho.
- Cecilia se fue llorando y Tatiana se fue con ella.- Me contaba.- Yo las acompañé y después de que llegamos a la casa y las otras chicas se quedaron ahí, ella y yo nos fuimos a su casa. Me entregó el culo boludo. ¡TRE-MEN-DO! No te das una idea lo que se la banca ese orto.
Esa noche los chicos vinieron a comer unas pizas a casa y nos cagamos de la risa acordándonos de lo que había pasado. Como era acordado, Santi y Valen no le dijeron nada a Ema y a Fer, pero ellos se enteraron que yo me fui con una chica. Cerca de las 2 de la mañana, con algunas cervezas encima, acordamos que al día siguiente íbamos a salir a bailar a una fiesta que organizaba una conocida de Valentín.

Así empieza la segunda historia de esa semana, una de las noches más calurosas del verano. Venía haciendo calor, unos 35 grados más o menos un poco más cuando pegaba bien fuerte. Pero ese jueves se registraron 44 grados a eso de las 3 de la tarde y la pileta no era suficiente. El club, que ya estaba bastante vacío por la época, se quedo desolado a esa hora. Es que la única posibilidad de aguantar ese calor era con el aire. Así que cada uno se metió en su casa y hasta las 11 de la noche no salimos hasta que nos encontramos en lo de Fernando para hacer una buena previa. El calor nos dio tanta sed, que entre 5 nos bajamos 3 botellas de fernet de litro en casi 2 horas. Y a eso de la una y media de la mañana estábamos terriblemente en pedo.
Para apurar la noche cuando llegamos al boliche donde se hacía la joda las amigas de Valen, eran tal el calor que hacía ahí adentro, que terminamos en la barra tomando más fernet bien frio. No eran ni las 2 y ya empezábamos a hacer muchísimas boludeces de lo mamados que estábamos. Cuando Valentín encontró a sus amigas, lo primero que hicimos fue atacarlas como buitres. Santiago se le tiró encima a una rubia hermosa que lo sacó cagando enseguida. Fer tuvo un poco más de suerte (era el más feo del grupo pero el más jodón y chamuyer), y consiguió que una morocha linda le diera bola por un rato hasta que intentó comérsela y le dijo que tenía novio. Ema obviamente no hizo nada fuera de lugar ya que estaba enamorado de Tatiana. Yo me animé a una morochita bastante culona.
- Juliana. ¿Y vos?- Me contestó con una dulce voz cuando le pregunté su nombre.
Juliana era una chica bastante sencilla. Medía 1,65 aproximadamente, no era flaca, de hecho tenía bastantes curvas, pero eso le hacían una cola fenomenal, grande, llamativa, bastante tentadora de cachetear. De tetas ni fu ni fa, lindas, pero simples. Tenía una carita linda, con ojos negros y pelo marrón oscuro y unos labios bien carnosos, que ya se van a enterar lo que hacían esos labios.
Hablamos un muy buen rato (la mitad de la conversación no la recuerdo) y bailamos y tomamos otros cuantos vasos de fernet. Entrada la noche y no recuerdo como, ya estábamos besándonos en una esquina del boliche, bastante alejados de donde antes estaban los chicos. Beso que va beso que viene, alguna que otra mano atrevida que toquetea de más, no me acuerdo cual de los dos fue pero alguien propuso irse de ahí para un lugar “más íntimo”. Yo no recuerdo haber saludado a los chicos aunque ellos después me dijeron que pasamos y que les dijimos que nos íbamos, pero la cosa es que enseguida nos subimos a un taxi y empezamos a andar.

- ¿Y de donde lo conoces a Valentín?- Le pregunto con la idea de formar alguna conversación.
- ¿A quién?- Me pregunta ella riéndose. Era obvio que mi estado alcohólico y mis intenciones de crear un dialogo le dieron mucha risa.- Yo soy amiga de Silvia,- Ni idea quien era Silvia.- y ella me dijo que había una fiesta y vine. Yo vivo en San Nicolás y me vine a Rosario a estudiar hace unos años. No conozco a nadie de acá.
- ¿Y a donde estamos yendo?- Le pregunto al darme cuenta que yo nunca le había hablado al chofer. Ella volvió a reírse con ganas.
- A mi casa.- Me dijo entre risas.- Vivo con mi hermana que es unos años más chica. Pero quedate tranquilo,- Agregó al ver mi cara de preocupación porque no pudiéramos estar solo.- no va a ser problema.
Llegamos a la puerta de un edificio y nos bajamos. Entramos y nos subimos al ascensor para ir al piso 8. Otra vez beso que va y beso que viene, cuando llegamos me dijo que la espere en el palier. Ella entró a la casa y en lo que fue para mi una eternidad, salió con dos toallas y algo de ropa.
- Ya vas a ver.- Me dijo al ver mi cara de no entiendo.- Vení.- Me dijo abriendo la puerta del ascensor.
Volvimos a bajar al palier, pero esta vez fuimos por una puerta que antes había ignorado. Caminamos por un pasillito y salimos a una especie de patio que estaba atrás del edificio: un lugar increíble, con una parrilla enorme, con un quincho cubierto bastante grande y una pileta que se veía muy tentadora. Me di vuelta atrás para ver el edificio pero el quincho, que tenía dos pisos, lo tapaba, por lo que no había nadie que nos pudiera ver.
Cuando la vuelvo a ver a Juliana, ya estaba completamente desnuda metiéndose a la pileta por una escalerita. Sin pensarlo dos veces, me fui sacando la ropa y me senté en el borde. Ella se me acercó y poniéndose el dedo en la boca para indicarme que no haga ruido me empezó a besar las piernas. Los labios carnosos que tenía eran increíbles. De a poquito fue subiendo por mis piernas para acercarse a mi pija que estaba empezando a tomar firmeza, pero cuando lo hizo, me empujo al agua y caí encima de ella.
Cuando saco la cabeza del agua la veo a ella riéndose a uno metro de donde estaba. La miré con cara de sorprendido, pero me tiró un beso y me extendió las manos para que la agarrara, lo hizo y cuando volvimos a estar pegados nos empezamos a besar. Entre besos húmedos y lengua nos fuimos apoyando contra una de las paredes de la pileta y una vez que yo estaba entre la espada y la pared ella tomó el control. Me guiñó un ojo y volvió a meter la cabeza adentro del agua.
Lo que hizo no tengo forma de explicarlo. No se si era mi estado de ebriedad, o si era la calentura del momento, pero creo que fue la mejor chupada de verga que me dieron en mi vida. Juliana estaba abajo del agua y sin dudarlo me agarró la pija con la mano y tras pajearme unos segundos se la metió en la boca. Su cabeza se movía de adelante hacia atrás mientras que su mano sostenía mi pija para que no se le fuera de lugar. Era una sensación que nunca había sentido y era excelente. El agua aclimataba la calentura y le daba un touch especial al pete.
No se cuanto duró, pero Juliana salió del agua y tras preguntarme si me había gustado no pude hacer otra cosa que decirle que sí. Se volvió a meter y volvió a chupármela como antes, esta vez pude sentir como su lengua pasaba por todo el tronco de mi verga. Así estuvimos un buen rato, ella salía, tomaba aire y se volvía a meter para sobarme la chota. Era espectacular.
Cuando los dos no dimos más de la calentura, fue ella la que se puso contra la pared y tras levantar las piernas le metí la pija en la concha sin ningún problema. No se si era ruidosa o no, pero esa noche se concentró en no emitir sonido para que nadie se enterara de que estábamos ahí. Yo la agarré de las piernas y movía mi cintura para adelante y para atrás mientras me la cogía con ganas. Juliana me miraba seria, tratando de evitar cualquier ruido y de vez en cuando me daba un beso. Sus manos estaban sobre mis hombros, pero era la pared la que sostenía su cuerpo.
La situación era sumamente excitante. Era tanto el placer que sentía después de esa mamada que estaba a punto de acabar. Ella lo vio venir, y segundos antes me empujó para el centro de la pileta. Empecé a acabar en el agua, ella me miraba con cara rara. Fue una cantidad de leche impresionante la que empezó a manchar la pileta.
- Me tenías que avisar.- Me dijo Juliana, parecía algo molesta.- Mirá si me ibas a acabar adentro, ni loca. ¡Mirá lo que le hiciste a la pileta!
Pero a mi no me importaba nada. Me habían chupado la pija de una manera espectacular, había cogido sin forro y había acabado una buena cantidad de semen, todo eso adentro de una pileta.
Nos secamos y nos cambiamos y como si nada hubiese pasado ella pidió un taxi para que me fuera. Empezaba a amanecer y el alcohol ya no era tanto en mi cuerpo. La noche más calurosa del año había terminado.


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