Un verano caliente. Capítulo 7

Un verano caliente. Capítulo 7

Esta es la historia de Julián, un chico de 23 años que después de pasar el mejor verano de su vida nos cuenta las historias que vivió y nos mantiene calientes en este invierno frío. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…


Capítulo 7: La chica del tatuaje
Después de la fiesta de año nuevo Noelia entendió que quería una relación de amigos con beneficios y al día siguiente en el club solo me saludó como si nada y siguió de largo. Sin embargo pude denotar su mirada de odio cuando pasó por al lado de Cecilia y las culonas. Emanuel y Tatiana de repente eran inseparables, estaban todo el día juntos, iban a la pileta juntos, a comprar algo para tomar juntos, al baño juntos, era casi infumable. Pero no de novios…
- No somos novios.- Nos dijo Ema a Valentín, Santi y Fer el miércoles siguiente a la fiesta a la tarde.- Estamos saliendo. No sean tan rompe bolas.
Martina, la chica que les comenté en el capítulo anterior que es un año más joven que las culonas pero que se junta con ellas, empezó a jugar un papel importante. A pesar de que no me acercaba mucho a ellas porque a Florencia no le caía bien lo que hacía con Noelia, Ema se enteraba por Tatiana lo que hablaban y me contaba a mi. Y ella le contó que Martina le dijo a Cecilia que no le crea a Florencia, que yo era un buen pibe. Y por suerte para mi, Cecilia dudaba de Flor, después de todo, no nos habían visto coger en la cancha de rugby. Por lo que mis posibilidades con Ceci todavía existían.
- Esa piba Martina te está ayudando más que cualquiera de nosotros.- Me dijo Ema después de hablar de él y Tatiana.- Ceci le cree más a ella que a Flor o a Paula.
Sin embargo la historia que voy a contar ahora no tiene nada que ver con alguien del club. Es más, no tiene nada que ver con alguien de quien ya haya hablado. Porque para Navidad había que conseguirse alguien que fuera una única ocasión. Y así fue.

A pesar de vivir en Rosario, tengo familia en Entre Rios, en Paraná y algunos pueblitos cerca. Por lo que en las fiestas solemos ir a pasarlas a la capital de la provincia. Tengo dos primos de mi edad que son bastante fiesteros y después de armar una terrible joda en su casa, se juntan en un predio que reservan entre 10 ó 15 y todos invitan a sus amigos. Es una joda importante, con unas 150, 200 personas. Las últimas dos veces fui y la pasé bastante bien, de hecho en el 2014 me comí a una mina que estaba 10 puntos. Y este año no podía faltar.
Después de una cena increíble en la casa de mis tíos y de brindar con un buen champagne empezaron a caer los amigos de mis primos, en su gran mayoría hombres. A eso de las 2 de la mañana llegaron algunas chicas, y algunas muy lindas. Rubias, morochas, altas, bajas, flacas, tetonas, ojos claros u oscuros, de todo. Unas 15 chicas aproximadamente una más linda que la otra. Al principio puse los ojos en una rubiecita con una pinta de gato terrible, pero uno de mis primos me comentó que se estaba comiendo a uno de los locos del grupo por lo que decidí no intervenir.
Cerca de las 4 nos fuimos para el predio que alquilaron. Tenía una parte cerrada y la otra al aire libre. Uno de ellos, que era una especie de DJ era el encargado de poner música, mientras los otros armaron una especie de barra que era de pico libre (el aporte eran 100 pesos a la entrada para el alcohol). Enseguida se empezó a llenar de gente, la gran mayoría amigos de los que estaban ahí, pero desconocidos entre ellos. Chicos y chicas, amigos, parejas, conocidos, incluso algunos tipos de 30 y pico que iban a ver si pescaban algún gatito. Una fiesta increíble. Y entre medio de todo el quilombo, nos cruzamos miradas por dos segundos.
No fue algo romántico, sino que me atrajo su tatuaje y me quedé mirándolo tanto tiempo que ella se dio cuenta. Era un tatuaje que tenía en la cintura, una mariposa bastante rara, con unas alas muy bizarras y que parecía que volaba directo a la panza de la chica.
- Se más disimulado.- Me dijo alejándose un poco de sus amigas y acercándose a mi.
Yo me reí. La chica era muy linda: petiza, flaquita, con un lomo perfecto que tenía destapado gracias a su top, unas tetitas chicas pero que se destacaban y un culo que era despampanante. De cara era preciosa, rasgos muy delicados, nariz y boca chiquita, ojos celestes claritos y el pelo marrón. El tatuaje de mariposa a un costado de la pancita le quedaba hermoso.
- Perdón.- Le digo riéndome.- Es que me gusta mucho tu tatuaje.
- Viste.- Me dice mirándoselo.- Al principio dudaba en hacérmelo, pero me encanta. Tiene menos de un mes.- Agregó bajándose un poco el short para mostrarme la parte que quedaba tapada. Me pareció verle una bombachita muy sexy rosa.
- Está buenísimo.- Le digo.- Este… Julián soy yo.
- Vanina.- Me dice dándome un beso.
Enseguida nos pusimos a hablar un buen rato, con una conversación bastante variada y cuando le dije que era de Rosario pareció fascinada. Fuimos a buscar algo de tomar y como la mesa estaba bastante repleta estuvimos un rato más juntos. Le conté que estaba medio colgado ahí, ya que mis primos estaban con sus amigos o comiéndose a alguna mina y ella me dijo que me aguantaba. Era muy copada la loca, algo creída en algunos momentos, pero no me jodía ya que no tenía pensado verla todos los días.

- Che, andá si querés.- Le digo después de casi una hora y media hablando.- Tampoco quiero que dejes a tus amigas para hacerme la gamba.- Le dije. Es que después de un buen rato hablando, tenía la impresión de que no iba a llegar a ningún lado.
- Las veo todos los días.- Me dijo riéndose.- Aparte seguro que deben estar con chicos más feos que yo.- Me dijo agarrándome de la cintura.
Sin dar muchas vueltas me le acerqué y la besé. En menos de unos segundos estábamos comiéndonos la boca un poco alejados del quilombo. Besaba muy bien, era más del tipo besos románticos, poca lengua y bien largos con los labios, pero me gustaba. Aparte era hermosa. Nos fuimos contra una pared que había en la parte cerrada que parecía ser la pared para chapar, porque había otras tres parejas alrededor nuestro. Y ahí la cosa se empezó a poner más caliente.
De la nada, me agarró una mano (que yo siempre las tuve en su cintura) y la fue bajando hasta su culo, obligándome a tocarle el orto. Obviamente yo no opuse resistencia y le manoteé el ojete con ganas. Acto seguido bajé la otra. Ella no tuvo problema, es más me abrazó más fuerte para que quedáramos bien pegados y una vez ahí me empezó a franelear la cintura. Me estaba calentando mal.
- Che,- Le digo después de un rato para bajar los humos.- No me calentés al pedo.
Ella se rió y después de un rato me miró fijo:
- ¿Quién dijo que es al pedo?- Puso cara de provocadora y eso me calentó mucho.
- ¿Vamos?- Le digo tirándome un lance.
- ¿A dónde querés ir?- Me preguntó.
- No sé.- Le digo riéndome.- Vos sos la que vive en Paraná. Ni idea donde podemos ir.
- Vení.- Me dijo agarrándome de la mano.
Me llevó entre la gente a donde estaban dos de sus amigas (eran como 6 antes), habló algo al oído con ellas y enseguida me empezaron a mirar las tres mientras se reían. Una de ellas le dio una llave y después de eso Vanina se fue, nuevamente llevándome del brazo. Salimos del lugar donde se hacía la joda y empezamos a caminar entre los autos estacionados afuera. De a poco nos íbamos alejando de la joda. Le pregunté a dónde íbamos y ella me dijo que al auto de su amiga. Enseguida supuse que nos íbamos a ir a la casa de ella o de la otra chica, pero no. Vanina tenía una mejor idea y más rápida.
Cuando llegamos a uno de los últimos autos de la fila ya estábamos bastante alejados de la fiesta y como el lugar era en una especie de casa de fin de semana, no había nada alrededor nuestro. Desactivó el auto y abrió la puerta de atrás.
- Acostate.- Me dijo casi como dándome una orden.
Yo que estaba bastante caliente me acosté. Ella se tiró encima de mí y volvimos a besarnos con ganas, pero Vanina ya no aguantaba más. Se empezó a sacar la ropa casi sin aviso. Primero el top y enseguida el corpiño, liberando a las tetas chiquitas pero encantadoras. Al instante me sacó la camisa a mi y después se paró afuera del auto y se fue bajando el short. En efecto tenía una bombachita bastante mini de color rosa, pero le duró dos segundos puesta, porque se la sacó casi al mismo tiempo que el short. Lo único que se dejó fueron los zapatos. Yo algo sorprendido por la velocidad en la que se puso en bolas, me saqué la bermuda y el bóxer y los tiré al asiento delantero.
Al verme la verga completamente dura y parada se sorprendió un poco y largó una risa un poco nerviosa. Me dijo que me sentara contra la puerta y ella se sentó al lado mío, para después agacharse y empezar a chupármela. Era batante tímida mamando, lo cual me desanimó un poco, y de hecho el pete duró muy poco. Se metía solo la mitad de la pija en la boca y lo hacía sin pajearme ni escupirme por lo que se sentía medio raro. Pero no me quejé en absoluto. Cuando terminó de chupármela abrió la cartera y sacó un forro.
Me lo puse enseguida y una vez listo me acomodé bien en el asiento del medio y ella cruzó una pierna por encima de mí, quedando los dos cara a cara. Me agarré la pija con la mano y la posicioné a medida que ella iba bajando de a poco. Apenás entrada la mitad, Vanina ya no daba más, después de todo era diminuta y mi verga es bastante gruesa. Por lo que al principio se movía despacio y tratando de no hacer que entrara todo.
Para que no pensara en eso la besé, ella me devolvió el beso, esta vez un poco más fogoso. La agarré del culo y la ayudé a que se moviera para arriba y para abajo, pero cada vez le entraba más y eso le dolía. No sé porque, pero la idea de que mi pija la lastimara me calentaba mucho.
Seguimos un rato y a pesar de que no fue lo mejor, era muy bueno. Ella subía y bajaba, cada vez más rápido a pesar de que le dolía y yo la seguía besando y la manoseaba todo el culo. Como vi que así no íbamos a terminar más, volví a abrir la puerta y le dije que se pusiera en cuatro contra los asientos. Una vez que se acomodó se la metí, esta vez entró toda. Vanina gritó, pero a mí me encantó, tanto que la agarré de la cintura y me la empecé a coger tan fuerte que en menos de 5 minutos acabé. Ella estaba muerta.
- Me duele todo.- Me dijo mientras nos estábamos cambiando para volver a la fiesta.
Yo me reí. No había pasado ni media hora y sin embargo había sido excelente. Fue un sexo raro, pero muy caliente a la vez. Mi pija una vez más, había demostrado lo grande y gorda que era.


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2 comentarios - Un verano caliente. Capítulo 7

suaveplatense +1
Q lindas esas fiestas donde sos 100% visitante. Siempre alho ganas
HistoriasDe
Gol de visitante vale doble jajaja Gracias por pasar!