Una diosa. Capítulo 50

Una diosa. Capítulo 50

Queríamos comentarles que estamos empezando un nuevo proyecto de relatos más cortos. La idea es un relato por día, donde la historia de cada uno empiece y termine ese mismo día. Pero para calentar más la cosa, la pagina se basaría únicamente en fantasías. Les dejamos el link para que nos vayan siguiendo ya que en los próximos días empezaremos a subir los primeros relatos.
Muchas gracias por todo!

http://www.poringa.net/FantasiasH

Esta es la historia de Gabriela, una diosa de 25 años que tiene muchas ganas de contarnos su vida repleta de hombres, amigos, engaños y muchas anécdotas sexuales. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…


Capítulo 50: Una diosa
Y todo llega a su fin. Esta historia que atravesé por mi vida nos lleva al día de hoy, al día en el que podría decirse que después de tantas idas y vueltas encontré a alguien que me acompañe en cuerpo y alma, alguien que me quiere, alguien que me ama y alguien que me hace feliz cada día. Supongo que ya deben saber de quién hablo, pero no quiero dejar de contarles la noche que acabo de tener, porque fue mucho más que triple X, y después de todo de eso se trata esto, de contarles mis experiencias más calientes.
Ayer, sábado 4 de Junio Gastón me dijo que quería salir a comer conmigo. Obviamente acepté y me vestí como a él le gustaba, elegante por fuera y puta por debajo. Pero no era una noche cualquiera, era una noche especial. “¿Por qué?” se deben estar preguntando ustedes. Y es que un mes atrás tomamos una decisión que iba a cambiar nuestras vidas.

Después de mi noche con Tomás estaba tranquila, relajada y con la mente despejada. Es raro eso en mi, lo normal hubiese sido que quisiera volver a estar con él, pero tras la imagen de él y Maipi acostados en la cama me dio a entender que él no buscaba a alguien para querer, sino alguien para usar y divertirse. Yo no quería ser esa persona y a pesar de todo el odio que sentí por ella durante muchos años, Maipi me daba lástima. Pero era su opinión.
Ellos parecían divertirse y estar bien juntos y lo demostraron en su quinto video porno que circuló por todos lados. Al igual que el cuarto, este duraba varios minutos y empezaba con ella chupándosela como loca. Tomás le pedía que lo haga más rápido y que ponga más actitud de putita y ella se dejaba dominar. Después la ponía en cuatro y tras tocarla unos segundos se la metía por la concha y empezaba a cogérsela. Los gritos de Maipi eran exagerados, pero la cámara nos hace exagerar a todos. A los pocos minutos ella se daba vuelta y cuando estaban cogiendo se cortaba el video.
Sin embargo la imagen de él y ella era clara una vez más y los gritos y gemidos de ambos se oían con claridad como para dudar de los autores. “Que lástima” pensé yo. Ella al final resultó pareciendo una buena mina y él era tan lindo, tan tierno y simpático. Definitivamente la gente no es lo que parece.

Pero hay muchísima gente de la que prefiero hablar a ellos dos, como por ejemplo mis amigas.
Florencia sigue de novia con Guillermo después de 6 años y medio juntos (hubo un corte en el medio pero ellos no lo cuentan y nosotras tampoco). Ailín y Santiago sin embargo se llevan el record con ya 8 años juntos de novios y le siguen Daiana y Gerardo con 5 años consecutivos. Paola logró superar a Ignacio y ella y Andrea son ahora las dos solteras por excelencia del grupo. Flavia, mi hermana del alma, se terminó peleando con Romina, pero admitió que ya va a encontrar una mujer para ella y a pesar de las semanas, las complicaciones y las cuestiones, seguimos encontrando tiempo para juntarnos y hablar de las cosas de la vida.
De la facultad, Natalia y Francisco finalmente se pusieron de novios después de tantas idas y venidas y a pesar de que a Tomás y a Emiliano no les copó la idea, él dice que está perdidamente enamorado de ella. Silvina sigue empeñada en dedicarse a la carrera y consiguió trabajo en una gran empresa y aparentemente es mano derecha de uno de los gerentes. Ingrid, que venía complicada con los estudios se tuvo que volver a su pueblo por cuestiones familiares y terminó trabajando en el negocio del padre, a pesar de eso su idea es volver algún día a terminar la carrera. Matías, que empezó siendo el chico raro que se unió al grupo, terminó siendo un gran amigo para mí. Después de juntarnos a hablar y de que me contara que necesitaba trabajo, le comenté que Patricio estaba buscando a una persona para que reemplazara a un pasante y terminó entrando a trabajar en la empresa conmigo.
En la empresa estoy mejor que nunca. Me terminaron pasando a la oficina que era de Juan Manuel y a pesar de que hago mucho más trabajo y tengo más horas, la paso mucho mejor y gano un gran sueldo. Martín se terminó convirtiendo en la mano derecha de Patricio y entre los dos están manejando la empresa y obviamente yo soy su chica de confianza, lo que me da pie a que en un futuro siga prosperando y creciendo a nivel laboral.
Es por eso que decidí aceptar la propuesta de Gastón.
- ¿Querés venir a vivir conmigo?- Me preguntó y yo acepté enseguida.
Así, entre llantos de mi madre y la sonrisa cómplice de mi hermano, empezamos a acordar las cosas para la mudanza. Como Gastón tiene muebles, cama y muchísimas cosas en su departamento, lo principal que me llevaba era ropa y algunas otras cositas. Pero tuvimos que dedicarle todo el fin de semana a acomodar las cosas en cajas, bajarlas a su auto y terminamos haciendo dos viajes ya que todo no entraba. Llegamos al departamento y él me regaló una copia de la casa y me la entregó junto con un beso y una sonrisa. “Gracias” le dije yo y abrí la puerta de mi nuevo hogar.
La felicidad, la emoción y la alegría se juntaron en unos saltitos de nena tonta que di por el living y cuando lo miré él me observaba con esa mirada en sus ojos, la misma que me había dado la noche del 14 de Febrero. Me acerqué a él y le dije que estaba feliz de mudarme con él y pasando mis brazos por sus hombros, lo besé. El se aferró a mi cintura y me devolvió el beso con pasión. Sentía una alegría inmensa, después de tantas cosas vividas, tantos años de locura y tantos meses complicados, por fin estaba tranquila.
- Hay que celebrar que ahora vivimos juntos.- Le dije y lo tomé del cuello del pulover y lo llevé hasta el sillón.
Lo obligué a sentarse y él me miró con ganas. Me saqué el saquito que tenía y lo tiré a un costado, quedándome con una remera bien escotada. Me senté encima de él y enseguida sentí sus manos recorrer el camino desde mi cintura hasta mi cola. Lo besé y él me devolvió el beso que indicaba que esa noche la íbamos a pasar bien. Sus manos se fueron metiendo entre los cachetes y mientras le besaba el cuello le pregunté si tenía ganas de hacerme la cola.
- Obvio que quiero.- Me contestó emocionado.- Quiero cogerte toda
Me calentó tanto ese comentario que con brutalidad empezamos a sacarnos la ropa hasta que estuvimos casi desnudos. Yo terminé acostada en el sillón con las piernas en alto y él arrodillado en el piso frente a mi cuerpo. Su lengua pasaba por mi concha a gran velocidad y sentía como me mojaba toda. Me encantaba como me lamía los labios y el clítoris, provocándome cosquillas placenteras. Sus deditos entraron en juego segundos más tarde y me abrieron al medio. No podía más.
- ¡Cogeme dale!- Le pedí con los labios apretados.
Gastón se levantó y apoyó sus rodillas contra el borde del sillón y me metió su pija bien a fondo. Gemí cuando lo hizo y pude sentir como me invadía el placer. Apoyé mis piernas contra su cuerpo y él las tomó con fuerza y empezó a cogerme bien duro. Sacaba y metía su pija de su cuerpo a gran velocidad y me volvía loca. Yo me aferraba con fuerza a los almohadones y gritaba como loca. Cerré los ojos y disfruté de cómo me cogía, de cómo me daba placer. Su respiración agitada, el golpe de su cuerpo con mi cola, el calor que me recorría, era todo tan excitante.
Me puse en cuatro sobre el sillón y él volvió a metérmela en la conchita y grité bien fuerte indicándole que me estaba volviendo loca. Apoyó sus manos en mi cola y comenzó a cogerme tan fuerte que el ruido de su cuerpo chocando contra el mío era muy fuerte. Cada pijazo que me daba era placer puro para mi, no podía aguantar y empecé a gritar como una puta en celo. “¡Sí, sí!” decía y le pedía más y más y Gastón me daba más y más.
Se sentó en el sillón y yo me senté de nuevo encima de él, como cuando habíamos comenzado. Ahora yo tenía el control de la situación y de su pija. Comencé a moverme despacio en forma de círculos, pero estábamos tan calientes que no pudimos contener nuestros cuerpo y mientras él se movía hacia arriba yo lo hacía hacia abajo. Era una penetración muy profunda y me provocaba muchísimo placer.
- Voy a acabar.- Me dijo él.
- Acabá.- Le respondí yo entre gemidos y empecé a moverme más rápido todavía.
Enseguida empecé a sentir la lechita salir de su pija y llenarme la concha y no pude contener un orgasmo muy placentero. El calor que me provocaba su semen sobre mi cuerpo me excitó tanto que hizo que yo acabara al igual que él. Me recosté sobre su cuerpo transpirado y él me beso y me abrazó bien fuerte. No me había dado cuenta hasta ese momento que pasé, pero la casa estaba muy fría.
- Ay Gabi, como me pones…- Dijo él con respiración agitada.- Sos una diosa.

Nos limpiamos, nos cambiamos y pedimos algo de comida ya que estábamos muy cansados de todo el día de la mudanza. A la noche nos fuimos a acostar y nos quedamos dormidos en cucharita a pesar de que la intensión era otra. Teníamos mucho sueño. A la mañana me desperté antes que él y después de ir al baño decidí revivir un poco la pasión y aprovechar nuestro primer fin de semana juntos para tener mucho sexo. Me desvestí y me puse tan solo mi tanga negra y me acosté para metérteme entre las sábanas con él.
Al sentir mi piel tocando la suya, Gastón se despertó y me sonrió. “Hola hermosa” me dijo y me sonrió y yo l besé. Al abrazarme se dio cuenta de que yo no tenía nada de ropa y se alejó para mirarme con cara de sorpresa. “Apa” me dijo cuando bajó hasta mi cola y tocó la tanga finita. Una sonrisa se dibujó en su rostro y enseguida entendió que a partir de ahora, en su vida iba a haber mucho más sexo que de costumbre.
Para devolverle el favor que él me había dado el día anterior en el sillón, me fui metiendo entre las sábanas hasta llegar al fondo de la cama y quedar a la altura de sus piernas. Le saqué de una el bóxer que tenía puesto y comprobé que su pija ya estaba bastante firme. Que linda pija que tiene y como me gusta chuparla y saborearla. Me la metí en la boca y comencé a disfrutarla mientras él hacía lo mismo. Movía mi cabeza hacia arriba y hacia abajo entre las sabanas y sus piernas, tragándomela toda y disfrutando cada centímetro de pija. Podría escuchar los suspiros de Gastón que indicaban que estaba disfrutando de eso.
Salí de las sábanas y él me recibió con un beso. “Ahora te voy a cabalgar la pija” le dije haciéndome la puta y a él le encantó. “¿Puedo cogerte con la tanguita puesta?” me preguntó pasando sus manos por mi cola y yo le dije que si podía. La corrí hacia un costado y me senté sobre su pija que estaba al palo. Nuevamente una sensación de placer recorrió todo mi cuerpo y compartirla con él la hacía más placentera. Gastón apoyó sus manos en mis caderas y yo sujeté sus brazos con fuerza mientras empezaba a moverme cada vez más rápido.
Su cara de felicidad era hermosa, su cuerpo, su piel, sus ojos, todo hermoso. Su pija clavada en mi concha, provocándome placer constante era una sensación mágica y todo era perfecto. Me gustaba tanto montarlo y verlo disfrutar de eso, me gustaba la forma en la que me agarraba y me daba placer. Yo me movía cada vez más rápido y disfrutaba de todo.
Gastón se levantó, me agarró de la cola y sin sacármela de adentro me acostó en la cama y se puso encima de mí. “Wow” dije yo sorprendida y él me besó enseguida. Levanté mis manos hasta ponerlas encima de mi cabeza y él recorrió el mismo camino hasta que nuestros dedos se entrecruzaron. Ahora él tenía el control y él se movía con violencia. Mi cara a centímetros de la suya, sentía su respiración. Veía sus ojos clavados en los míos y sentía como me penetraban. El placer aumentaba a medida que él iba cada vez más rápido. No podía creer lo bien que la estaba pasando.
Y nuevamente un orgasmo llegó entre gemidos y gritos de placer y Gastón acabó segundos más tarde llenando mi cuerpo de semen una vez más. Cuando terminamos me volvió a besar y fue un beso hermoso, que denotaba más que solo buen sexo.

De ahí fuimos directo a la ducha. Después de limpiarnos bien volvimos a los besos y una cosa llevó a otra y terminé arrodillándome frente a él hasta sacarle hasta la última gota de leche. Acto seguido fuimos a desayunar y después nos pusimos a ordenar un poco mis cosas. Después del almuerzo decidimos tirarnos a dormir algo y entre besos y caricias nos fuimos calentando. Gastón volvió a ir arriba mío al principio pero después tomé yo el control y me senté de espaldas a su cuerpo y mientras bailaba sobre su pija él me manoseaba el culo con ganas.
- Al final ayer no me lo entregaste.- Me dijo cuando acabó por cuarta vez en 24 horas.
- Es verdad.- Le dije yo abrazándolo.- Es que estaba muy caliente.
- Yo también me olvidé.- Me dijo.- Es que me ponés tan al palo.
Pero no hubo que esperar mucho, cuando nos despertamos de la siesta seguimos ordenando la casa y por último preparamos la cena. El día estaba completo y la casa había quedado casi perfecta. Nos sentamos en el sillón a ver un rato la tele, pero enseguida nuestras miradas cómplices se cruzaron y fuimos corriendo a la cama.
Gastón se fue sacando la ropa hasta quedarse en bóxer y yo me quedé con mi tanguita azul y el corpiño de encaje. Me acosté sobre él y comencé a besarlo con locura. Sus manos recorrieron todo mi cuerpo y se frenaron en la cola, esta vez el objetivo estaba claro. Yo bajé por su pecho y sus abdominales hasta llegar a la cintura y le bajé el bóxer para reencontrarme nuevamente con su pija.
Enseguida comencé a tocarlo y me la metí en la boca una vez más. Me encantaba tenerla entre mis labios. La lamí como loca, le pasé la lengua desde la base hasta la punta y le chupé la cabeza como si fuese un chupetín. Gastón disfrutaba de mi boca, mientras yo le lamía todo el cuerpo y le manoseaba los huevos.
Me levanté y él me acostó en la cama pero boca abajo. Se sentó sobre mis muslos y me desabrochó el corpiño y me lo sacó. Sus manos bajaron por mi espalda y mi cintura hasta llegar a mi cola. Me sacó la tanga con rapidez y siguió bajando su cuerpo hasta que sentí su boca en mi cadera. Sus labios empezaron a bajar entre mis cachetes y sus manos iban abriendo el paso. Cuando pasó su lengua por mi culito un escalofríos muy excitante recorrió todo mi cuerpo. Las cosquillas me llenaron y el placer me abrazó enseguida. Gastón pasaba su lengua como loco de aquí para allá y yo me mojaba cada vez más. Un dedo entro y para mi sorpresa lo hizo enseguida, así que intentó con un segundo dedo y me gustaba tanto que no me pude aguantar pedirle que me cogiera enseguida.
Se volvió a sentar sobre mis muslos y pude sentir su cabeza penetrando mi cola. Despacio, suave, pero con intensidad. Me relajé y abrí la cola y lo dejé entrar por completo sobre mi cuerpo. Me gustaba tanto que me cogieran la cola que no pude aguantar empezar a gemir tan solo segundos más tarde. Me estaba volviendo loca del placer. Gastón se movía bien rápido y sentía como su pija me abría al medio cada vez que entraba por completo. “¡Sí cógeme!” le pedía a gritos con las sábanas entre mis labios y él me obedecía dándome bien duro.
No pude aguantar mucho y un orgasmo excelente acompañado de una acabada por la concha salió de mi cuerpo. Grité y grité de placer y Gastón se motivó tanto que empezó a darme bien duro. Sentía como su pija me partía al medio, me estaba volviendo loca. No podía aguantar. No lo podía creer. Un segundo orgasmo tan solo segundos más tarde llegó y esta vez fue un grito mucho más fuerte. Pero este vino acompañado de la leche de él, que empezó a salir de su cabeza llenándome la cola. Su semen calentito me llenó toda y me provocó una sonrisa en la cara. Gastón se acostó sobre mi espalda y me abrazó con fuerza.
- Te amo Gabi.- Me dijo dándome un beso en la mejilla.
- Yo también.- Le respondí, pero no era suficiente. Necesitaba decirlo.- Te amo Gastón.


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UN AÑO DESPUÉS

2 comentarios - Una diosa. Capítulo 50

suaveplatense +1
Muy buen finalnpara una hermosa historia. Felicidades
HistoriasDe
Gracias!! 🙂
popehell +1
exceelentee si hay mas despues d e convivir conta y contaaa lei todas y cada unaaa
HistoriasDe
Por ahora tenemos hasta ahí. Si el publico pide hacemos un capítulo especial jajajaja