Una diosa. Capítulo 46

Una diosa. Capítulo 46

Queríamos comentarles que estamos empezando un nuevo proyecto de relatos más cortos. La idea es un relato por día, donde la historia de cada uno empiece y termine ese mismo día. Pero para calentar más la cosa, la pagina se basaría únicamente en fantasías. Les dejamos el link para que nos vayan siguiendo ya que en los próximos días empezaremos a subir los primeros relatos.
Muchas gracias por todo!

http://www.poringa.net/FantasiasH

Esta es la historia de Gabriela, una diosa de 25 años que tiene muchas ganas de contarnos su vida repleta de hombres, amigos, engaños y muchas anécdotas sexuales. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…


Capítulo 46: Solo de noche
Despertarme al día siguiente de mi cumpleaños fue una pesadilla. Al principio me costó acordarme de donde estaba y el dolor de cabeza no ayudaba, pero cuando Tomás entró en la pieza enseguida refresqué mi memoria y me moría de la vergüenza. Me levanté y empecé a cambiarme con urgencia, no me importaba que él estuviese desnudo, o que mi cola y mi espalda estuviesen pegajosas de su semen, quería irme ya de ahí.
- Pará Gabi.- Me dijo él tratando de calmarse y acostándose en la cama con las piernas abiertas.- Relajémonos un rato, si querés te hago unos masajes.
Pero le exigí que me bajara a abrir y salí corriendo de su casa. Caminé unas cuadras sin dirección, eran las 9 de la mañana y todavía no podía creer donde estaba. Me senté en la parada de colectivo y miré al piso indiganada. ¿Qué había hecho? ¿Cómo le había dado el gusto a Tomás de cogerme de esa manera? Y encima le había entregado el culo. Unas lágrimas calleron de mis ojos, pero un bocinazo me distrajo. Levanté la mirada y miré al primer auto que estaba esperando que el semáforo se ponga en verde pero no reconocí al señor que estaba al volante.
- ¡Acá Gabi!- Me gritó una voz familiar del segundo auto.
Miré y vi a una chica que me resultaba conocida, pero enseguida miré al conductor y lo reconocí. ¡Era Hernán! Y lo acompañaba Clara, su novia. “Subí que te llevo” gritó y a pesar de la mirada de sorpresa de su novia, me subí al auto. Me presentó como “una amiga de Dai” y yo la saludé haciéndome la superada. Me preguntó que hacía ahí así vestida y le dije que anoche me fui a dormir a lo de una amiga porque no conseguíamos taxi y que ahora me volví a mi casa.
El viaje fue más que nada entre él y yo, su novia no habló casi nada. No fue hasta que estuvimos a unas cuadras de casa que le dijo a Hernán que me contara de la gran noticia. Él intentó esquivar el tema pero no pudo y me terminó contando que se casaba en diciembre. Como si no hubiese sido suficiente la humillación que sentía en ese momento, me golpeó ese palazo que tuve que festejar con una sonrisa falsa y un “Felicitaciones” que no podía ser más fingido.
Llegué a mi casa y apenas me subí al ascensor me largué a llorar como loca. Largué toda la angustia que sentía y cuando entré a casa me esperaron los gritos de mi madre que solo se calmaron cuando le mentí que me había quedado en la casa de Natalia. Fui directo al baño y me pegué una ducha para sacarme los restos de semen de Tomás y después me acosté en la cama y entre pensamientos me fui quedando dormida.

El mes siguió de manera natural y por suerte para mi Tomás no volvió a aparecer. Es más, me enteré semanas más tarde que él y Maipi estaban de novios y eso me alegró un poco, porque significaba que a pesar del título él no la quería a ella, sino no se hubiese acostado conmigo. Los exámenes llegaron y la facultad se hacía cada vez más fácil a pesar de que pasaba el tiempo, las materias que me quedaban eran sencillas y al venir de una universidad pública con mucho estudio no podía fallar.
Noviembre arrancó con exámenes durante las primeras semanas y entrega de trabajos más al final. El resto de la gente estaba envuelta en distintos parciales y estudios complejos que terminé pasando el mes bastante sola hasta que llegó Gastón definitivamente del norte. Nos reencontramos en una noche muy caliente llena de orgasmos y semen por todos lados que terminó en un primer polvo en su cama, un segundo más rápido en la ducha y una tercera entrega en el comedor mientras me preparaba el desayuno después de una noche bien candente.
Estaba contenta de que estuviera él ahí, pero todavía sentía que no podía ponerme tranquila en algo serio con Gastón. Era verdad que nos estábamos enamorando y por suerte íbamos paso a pasito y no acelerábamos ningún proceso. Disfrutábamos el momento y creo que había quedado claro que los dos por ahora no podíamos entablar una relación completa, es por eso que en mi cabeza yo estaba tranquila.
Gian Luca apareció una tarde casi a fin de mes, entrenando en el parque me vio una vez más en las máquinas y me vino a buscar. Cuando lo hizo supe que quería y le dije que no, pero él insistió, insistió y terminamos haciéndolo en el bañito de la pileta del edificio, algo que nunca me imaginé que iba a hacer. Totalmente incómodo y todo terminó en el complacido y yo caliente por no haber acabado.
- ¿Y el culo para cuando Gabi?- Me preguntó cuando nos cambiábamos.
- Ya te dije, cuando esté tu hermano.- Le respondí y le di un beso que causó una sonrisa en su cara.
En ese momento me era imposible imaginar que el pendejo iba a usar a su hermano para romperme la cola.

El último fin de semana del mes las chicas organizaron una salida. Nos juntamos en la casa de Andrea y ella Paola, Flavia y Florencia llegaron con mucho alcohol para divertirnos. Ailín y Daiana no podían, pero nostras decidimos que íbamos a pasarla bien a pesar de eso. Empezamos a tomar descontroladamente, casi como la noche de mi cumpleaños y cuando nos dimos cuenta estábamos bastante en pedo.
Fuimos a un boliche dónde Florencia consiguió hacernos pasar gratis y como conocía a un chico de la barra, algunos tragos vinieron de arriba. Flavia se encontró con Romina y nos terminó dejando a las otras 4 solas. Pero no iba a pasar mucho hasta que yo también me fuera. Les dije a las chicas que me esperaran porque tenía que ir al baño y empecé a caminar por el boliche.
De la nada me crucé con un chico al que le veía cara conocida y después otro. Por último lo vi, totalmente en pedo y bailando cumbia como loco. Hernán estaba en el medio de una ronda de amigos y yo terminé en frente de él. Una sonrisa se dibujó en su cara cuando me vio y me tomó de las manos para empezar a bailar. “Es mi despedida de soltero” me dijo al oído y se lo notaba muy borracho.
Seguimos bailando un rato y después empezó otra canción y sus amigos se tiraron encima y yo terminé afuera de la ronda y aproveché para ir al baño. Cuando salí estuve paseando un rato ya que no encontraba a las chicas y terminé dando unas vueltas hasta que volví con ellas. Pero no tardó en llegarme un mensaje que determinó la noche. “No esperaba verte acá. Vení a buscarme en un rato y nos vamos juntos” decía mal escrito. Una duda envolvió mi mente y no sabía que tenía que ser.
Hernán había sido mi obsesión desde chica y creí que había podido superarlo con el tiempo, pero estaba claro que no y no pude negarme a su propuesta muy indecente. Lo peor de todo es que sus amigos eran cómplices, ya que varios sabían de las aventuras de Hernán conmigo y uno de ellos nos llevó hasta un telo y él aprovechó para ir con una minita que se había ganado.
Entramos a la habitación y Hernán fue directo a la cama mientras se sacaba la ropa, quedaba claro que apenas se podía mantener parado de lo borracho que estaba. Yo, que tampoco tenía mi conciencia al 100% lo seguí desvistiéndome y me acosté sobre él en corpiño y con mi tanga negra que tanto le gustaba a los hombres. Sus manos fueron directo a mi cola y nos besamos con pasión. Pensar que la última vez que había estado con él había sido con Paola y su amigo. Pero ahora volvía a ser mío. Él siempre había sido mío.
Bajé rápidamente por su pecho hasta su pancita y cuando llegué al cierre del pantalón me encontré con un hermoso bulto que se estaba armando. Le bajé el jean y su bóxer estaba que explotaba, por lo que se lo bajé al instante. Su pija salió disparada como un mástil y enseguida me la metí en la boca con ganas. Extrañaba muchísimo esa pija bien gorda y carnosa en mi boca. La última vez que había estado con él no la había disfrutado, es por eso que esa vez quería saborearla toda.
Me la metía y me la sacaba de la boca como loca. Mis labios dibujaban el contorno de su pija y cada vez que llegaba a la cabeza le daba un besito. Empecé a moverme más rápido con el tiempo, jugando cada vez más con la lengua y con las manos alrededor de la zona. Acariciaba sus muslos y recorría con los dedos sus huevos. Le chupaba la cabeza como loca y se notaba que a él le encantaba. “¡Sí Gabi sí!” me decía, “Chupamela toda” insistía y yo me volvía cada segundo más salvaje.
Me saqué el corpiño mientras seguía entreteniéndome con su pija y después me fui bajando la tanguita. Una vez que estuve desnuda me levanté hasta quedar a la altura de sus muslos y lo miré fijo para comprobar su cara de deseo. Hernán me sonrió y yo me senté sobre su pija haciendo que esta entrara directo en mi conchita. Apoyé mis manos en su pecho y él apoyó las suyas en mi cintura. Al principio eran movimientos suaves y delicados, pero estábamos los dos tan calientes que no pude contenerme.
Comencé a moverme como loca hacía adelante y hacia atrás y el placer que me provocaba su pija en mi cuerpo me llevó a gemir y a gritar como loca. “¡Sí cogeme Gabi!” decía él con ganas y sus manos me apretaban cada vez más fuerte el cuerpo. Estaba como loca cabalgando a Hernán y me encantaba hacerlo. Mis tetas rebotaban hacia arriba y hacia abajo con cada movimiento y mi pelo hondeaba de un lado al otro. En su cara se denotaba el placer.
- Ponete en cuatro.- Me dijo y automáticamente me levanté y me acomodé a un costado.
Él metió su pija bien a fondo de mi cuerpo y comenzó a darme tan duro que tarde solamente segundos en empezar a acabar. Su pija entraba y salía de mi cuerpo con mucha intensidad y me provocó un orgasmo hermoso que le demostré con un grito de placer agudo que resonó por toda la habitación.
- ¡Ay me vengo!- Dijo él y yo nuevamente actué en cuestión de segundos.
Me acosté y me di vuelta quedando de espaldas a él y con mi cara a centímetros de su pija. Hernán se empezó a pajear bien rápido y la leche no tardó en salir. Una cantidad impresionante de semen salió de su cuerpo y fue a parar a mi cara, mi cuello y mi pecho y mientras seguía cayendo me lo iba esparciendo por cada rincón de mi piel.
- ¡Como me gustas Gabi!- Me dijo él sacudiéndose la pija y largando las últimas gotas de semen.- ¡Me pones re duro!
- ¿Ah, sí?- Le pregunté yo.- Vos me calentás siempre.- Le devolví la cortesía.
- Sí Gabi. Siempre vas a ser la número uno.


ANTERIOR

SIGUIENTE

1 comentario - Una diosa. Capítulo 46

suaveplatense +1
Gaby sos la numero 1 gaby cuandonpueda te vacuno jajjaa
HistoriasDe
Jaja gracias por pasar!