Mi Cuñada Mediadora

Florencia medió entre su hermana menor Mariela y su marido, o sea, yo. Me cogió y consiguió reconciliarnos.

Nunca, pero nunca, entres en casa, en horario o día que, por el motivo que sea, se supone que estás lejos de la misma, sin avisar con antelación.
Había viajado por trabajo a un país limítrofe, en principio por tres días. Salí un martes a última hora con pasaje para volver el viernes en el último vuelo, con horario de llegada a las 23:00 Hs.
La tarea resultó más sencilla e insumió menos tiempo de lo previsto. Con suerte (¿¿??), conseguí canjear el pasaje de regreso para el mismo viernes, pero en el primer vuelo en lugar del último.
El taxi me dejó frente a casa aproximadamente a las 10:00 hs.

A esa hora Mariela estaba en su trabajo. El living estaba en penumbras, pero, en la mesa ratona frente al sofá me encontré con una botellas de cerveza, dos vasos y un cenicero con colillas de cigarrillos – ella no fuma - En la pileta de la cocina, dos tazas, dos vasos, platos y cubiertos sin lavar. Seguí, intrigado la recorrida, entré en el dormitorio. El ambiente estaba totalmente iluminado por el ventanal, que da al jardín interno, con las persianas abiertas. La cama era un revoltijo de almohadas, sábanas y cubrecama, en ambas mesitas de luz había un vaso con restos de agua y, en la mía, una cajita, abierta, de preservativos. Por si quedaba alguna duda, en el baño, en el bidet, junto a un par de tangas de mi esposa, un bóxer y una camisa, manchada con salsa o algo por el estilo, ambas prendas desconocidas para mí. En el tachito, tres preservativos usados, resaltaban entre los restantes residuos.

Alguien había ocupado mi lugar en la cama y, por lo menos tres veces, entre las piernas de mi esposa. Con el trajín, durante la noche precedente deben haberse despertado tarde y, con apuro, Mariela dejó la casa como estaba, llevó nuestro hijito a casa de los padres de ella y se fue a la oficina. Antes le facilitó a su amante una camisa mía – en el placard no estaba una blanca con tenues rayitas negras verticales y un slip – marca Hill Finger que no encontré en mi cajón. Total tenía tiempo, después del horario de trabajo, de poner en orden la casa, pensando que yo no volvería antes de la medianoche.

Quedé tildado unos minutos al cabo de los cuales me moví a ritmo nervioso / frenético:
*del altillo baje una valija mediana (que llené lo que consideré necesario en los primeros días)
*dejé sobre la mesa del comedor un frasco de perfume de marca internacional y el juguete para el nene.
*escribí una nota y la dejé debajo de la caja del perfume. El texto, palabra más o menos:
“Me voy a la casa de mis padres. Me llevo unas pocas de mis cosas, ya volveré – cuando no estés en casa a recuperar las restantes. Te dejo:
**el auto, provisionalmente, porque lo necesitas para llevar y traer a Pablito
**un juguetito de regalo para él – por favor agregale un beso de mi parte-
**la loción que te compré. Sugerencia; si te pones una gotita en cada uno de tu dos pezones y de tus dos orificios, tu amante seguro, que lo va a apreciar. ¡Ahh él puede conservar mi calzoncillo y la camisa blanca a rayitas, que le prestaste!!!

Llamé un taxi y me fui a la casa paterna. Mis padres estaban – y estarían aún unas tres semanas - en un tour por Egipto, Grecia y sus islas, de modo que iba a tener ese lapso de tiempo para decidir en soledad. Pero, el saber popular dice que “el hombre propone, Dios dispone”
No respondí, ni esa tarde, ni todo el sábado, ni la mañana del domingo llamadas, whatsapp, mensajes de texto ni emails de Mariela ni de nadie más. El domingo, apenas pasadas las 16:00 hs, sonó, insistentemente, el timbre. Cuando me asomé a la ventana ví a mi cuñada Florencia frente a la puerta de calle. No hubo manera de repelerla, aguantó estoicamente mis intentos, gestuales y verbales de negarle el ingreso. Por fin me rendí y abrí la puerta.

Tras el saludo con un beso en la mejilla, reprochó mi prolongada negativa a responder llamadas y demás comunicaciones:
-Decime ¿Vos sos o te haces? –
Ante mi falta de réplica:
-¡No podés borrarte ni borrarnos!! Todos te queremos, algunos además te necesitan-
-¿No me digas?- murmuré entre sarcástico y afligido.
-¡Si te digo!! Pablito y Mariela te quieren muchísimo y te necesitan. -
Siguió un largo alegato a favor de la hermana – estaba “destruida”, arrepentida, apenada por nuestro hijo, asustada por temor a perderme – que la había convocado para confesar su falta – metejón de un día - y pedirle consejo de como intentar remediarla.

Ella, Florencia, por su cuenta decidió venirme a ver y hacerme entrar en razón. Todo sumado la hermana había caído en una momentánea calentura, pero seguía siendo la misma:
– Ese con el que pasó la noche no le quitó nada Sigue siendo la misma y te quiere muchísimo y no concibe vivir sin vos y sin ver crecer juntos a Pablito –
-Lo hubiese pensado antes …. Ya fue– Alcancé a decir.
Hizo una pausa como sopesando que nuevos argumentos esgrimir.
-¿Vos te crees refractario a la seducción de una mujer? – preguntó.
- No lo se …. Seguro que no, pero aquí ahora no tienen nada que ver mis eventuales defectos y/o debilidades –

El encuentro, con variantes mínimas, fue monotemático y sin conclusiones ni proposiciones. A la hora de irse – la esperaba Gustavo, el marido, y sus dos hijas para una cita social – me “arrancó” el compromiso de reanudar la charla el martes siguiente – el lunes no podía por compromisos asumidos -, después del horario de oficina. Le propuse encontrarnos en un bar:
-No voy a volver aquí a eso de las 18:30 a 19:00 Hs. No me vayas a dejar de plantón como hoy, ¡Ehhh!-
-¿A la siete?¿No es tarde para vos?-
-No, ese día-
Previo beso, en la mejilla, se fue, dejándome con la intriga “¡Qué extraño el horario! A esa hora debería estar en su casa con el marido y las hijas”

Así fue, apenas pasadas las 19 Hs tocó el timbre. Muy parecida a su hermana, con rostro de rasgos nobles y delicados, de 1,70 metros o más de estatura, cabello lacio rubio como corresponde a su apellido de origen nord europeo, ojazos grandes, claros, color miel, piernas de nunca acabar y edad de alrededor de los 40, venía con una blusa y pollerita ceñidas a su figura armoniosa y tacos altos. Me pareció una bonita total. Y no era la primera vez que me sucedía.

El beso de saludo, en la mejilla, se acercó, peligrosamente, a mis labios y tuvo el “valor agregado” de un abrazo –apretón- cariñoso. Cargaba algunas bolsas tipo supermercado.
-Acá traigo una rica cena delívery y vino del bueno…. Permiso voy a poner todo en la heladera. –

De regreso de la cocina:
-¿Te vas a quedar para la cena?-
-Tenemos todo el tiempo. Gustavo viajó al interior y las nenas en casa de las primas, que vinieron del exterior y se quedan a dormir con ellas. Las dejo que falten a la escuela mañana. -
In mente sospeché “Esta nube trae agua” y como “de carne soy” se me alertó la que me cuelga en el entrepiernas. Adelanté un pie para tantear el terreno:
-¡Qué bueno! ¿Hasta te podrías quedar después de la cena? -
-¿Me estás invitando? …. No es mala idea …..Mirá Carlos, tu debilidad por mí es patente y yo la tengo por vos ….. estamos solos sin que nadie nos pueda interrumpir …ergo … -
-¿Ergo quéee?-

Estábamos los dos frente a frente, pasó una mano detrás de mi cabeza y me atrajo hasta estamparme la boca en la boca y juntó su pelvis a la mía.
-Vamos a juntar nuestras debilidades … ¿Qué te parece? –
Nos dejamos caer, sentados en el sofá y, lejos de retomar el tema de la tarde del domingo – la encamada de Mariela – nos trenzamos con ardor y lascivia.
No creo que más allá de una media hora después, convinimos que teníamos más ganas que hambre y, en lugar de la mesa del comedor, fuimos en procura de la cama de mis padres.
Florencia, se deshizo, primero de la blusa luego de la pollerita, quedó en corpiño y tanga, y se acostó boca arriba con las piernas en V. No tuvo que esperar demasiado, me desvestí y arrojé inconsideradamente y sin prudencia a su lado, le “arranqué” las dos prendas íntimas y hundí la cabeza entre sus piernas a trabajarle la concha con la lengua.

-Uhhhyyyy!!.... ¡Ahhhhhh!... ¡que buenoooo!..... ¡ahhhh!..... ¡me encanta,...! ¡siiiiiii!.... ¡mi amoooor! – aprobó Florencia, con ambas manos en mi cabello como para asegurándose que no me apartara de su entrepiernas. De pronto:
- Ahora me toca a mí -
Invertimos las posiciones:
-¡Qué buena cachiporra calzás, hijo de cien padres desconocidos! – exageró y
se la introdujo en la boca.

Mientras yo le masajeaba los glúteos, ella se introducía y sacaba la verga y me acariciaba los testículos.. Transcurridos unos minutos, soltó la presa y subió encima, me besó largamente, al cabo, siempre agachada, se introdujo el tótem y comenzó a cogerme mientras le agarraba con ambas manos, ahora el culo ahora las tetas sin hacer ningún movimiento con la parte baja de mi cuerpo. ¡Para que, si todo lo hacía Florencia! Con el recorrido ascendente para “sacar” la poronga, para luego enterrársela en la almeja con el acompañamiento de un gemido o exclamación de placer.
Luego vinieron las variaciones.

Florencia se incorporó sin interrumpir el vaivén, que ahora era cabalgata. Tenía los ojos cerrados y la boca entreabierta.. Cuando le pareció que era suficiente esa variante, giró el cuerpo 180 grados y siguió con la cabalgata. De pronto se acostó de espaldas sobre mi cuerpo, que ahora si, tuve que mover el esqueleto, bombeando de abajo hacia arriba, mientras con una mano acariciaba las tetas y la otra masajeaba el clítoris, la concha, llena de mi verga, de mi cuñada que emitía todo un catálogo de sonidos de disfrute. El orgasmo fue apoteótico, un concierto de suspiros, gemidos y gritos de placer. Florencia se derrumbó de espaldas a mi lado que seguía con la verga, aun medio erecta, brillosa por los jugos vaginales y chorreando semen.
Permanecimos juntos cabeza a cabeza, tirándonos halagos y elogios. Tras un breve descanso, la imagen de mi esposa “gastando 3 preservativos” con otro, me provocó Humillación, irritación y una nueva erección.

La segunda cogida, no guardó la consideración debida. Florencia tuvo encima un cavernícola desbordado por una mezcla de instinto, celos, irritación y placer carnal.
Después del epílogo, otra vez cabeza a cabeza pero esta vez derrumbados, al cabo de unos minutos Florencia, jugueteaba con una de sus manos en mis testículos y exteriorizó lo satisfecha que estaba:

-Carly sos un maestro haciendo el amor.....me diste con toda la polenta.....disfruté como nunca antes, .....-
-Vos también tenes todas las pilas a full.....¿será porque estás cogiendo, con tu cuñado?....casi me matás ....- devolví el elogio.
-¡Viste como, sin planearlo, se nos “despertó el indio” a los dos!! Suele pasar-

No tardó en volver sobre el tema del “renuncio” de su hermana:
-Mariela es una hermosa y simpática mujer que fácilmente, despierta la codicia masculina. No sé en base a que la suponés refractaria a las calenturas por otros “machos” y a dejarse llevar por ellas; yo creo que está en su derecho de no privarse. Es su cuerpo y su “bocho”-
-Tal vez tengas razón pero se pasó de la raya …. llevó al cojudo a nuestra casa …se lo cogió en nuestra cama …con el nene durmiendo en otra … el tipo me usó el baño …. la pistola y las bolas se las secó con mis toallas …… -
-¡Jajajaja …. No seas rídiculo! ¿Vaya la diferencia entre un hotel y la casa –

Siguió con las reflexiones- y las chanzas- sobre la sexualidad, el cariño.
Se quedó conmigo toda la noche y entre polvo y polvo siguió machacando y chicaneando.
Antes de dormirnos le dio forma a su “mediación”:
-Ahora los dos son cornudos. Mariela peor, le cogiste a la hermana mayor – por favor que no se entere-. Entre cornudos no hay cornadas. Prometeme que vas a verla, te haces rogar un poquitito – para tu ego – la perdonás y aquí no ha pasado nada del otro mundo –
Lo prometí a cambio de que se dejara coger por la cola.

El día siguiente, cumplí con lo prometido.
Otra vez estamos juntos y felices, Mariela, Pablito y yo.

PD: Con Florencia, sólo hubo otro encuentro: fogata de pasión. Muy de vez en cuando se me dan otros, fogosos e intensos, con otras damas. Sospecho que Mariela también aprovecha algunas de mis ausencias para darse el gusto de saborear “otra sopa”. No más dramas, lo tengo naturalizado. Ella, a juzgar por sus exteriorizaciones cuando hacemos el amor, la pasa requete bien conmigo y yo con ella.
Vamos a envejecer juntos.


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7 comentarios - Mi Cuñada Mediadora

Pervberto +1
Una buena manera de transformar nuevamente en simple lo que a veces se torna complicado: transformar las debilidades en fortalezas.
Tiroloco63 +1
Excelente relato... Como siempre...
Felicitaciónes...
kramalo +1
jaja...!! muy bueno..!! no quiero meter pua.... pero, andá a saber cuantas veces habras viajado, y ni prestastes atención... me alegro mucho que haya terminado de primera...saludos.
vergacorti +1
muy bueno loco. Si me pasa, te pido a tu cuñada. Saludos y puntos