Una diosa. Capítulo 20

Una diosa. Capítulo 20

Esta es la historia de Gabriela, una diosa de 25 años que tiene muchas ganas de contarnos su vida repleta de hombres, amigos, engaños y muchas anécdotas sexuales. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…


Capítulo 20: Fantasías
Después de que le conté el regalo de cumpleaños que le hice a Eloy a las chicas pasé a ser la referencia de sexo en el grupo. Ailín que quería darle un buen regalo de aniversario a Santiago me contó casi todo lo que hacían en la cama y me preguntó que podían hacer de nuevo. Andrea, que seguía en su “relación abierta” con Juan Carlos también se interesó en mi opinión sobre qué podía hacer de nuevo en la cama. Lo más gracioso es que yo no era ninguna eminencia en el tema y lo único que hacía era contarle algunas experiencias personales a ver si les parecía interesante para hacer ellas. Lo mejor de todo era que Eloy parecía más que contento con el hecho de ser el novio de la putita experta del grupo y se calentaba mucho cada vez que se enteraba de alguna consulta que me hacían las chicas.
Guillermina, Manuela y Romina también acudían a mi a la hora de algún consejo sexual, después de todo mi novio se había encargado de contarle a ellas a Ramiro y a Germán lo bien que la pasábamos en la cama. No fue hasta mediados de Abril que una chica la cual no conocía su nombre con la que cursábamos una sola materia me vino a preguntar cómo podía revivir su noviazgo y ahí me cansé. Le pedí a Eloy que dejara de alegar lo que hacíamos en la cama y después de una tarde de enojo entendió. Al otro día le pedí a los chicos que por favor no contaran más nada, pero la fama ya estaba hecha. Y como dice el dicho: Hazte fama y échate a dormir, ahora no había vuelta atrás.

A pesar de eso seguía disfrutando mucho del sexo con mi novio y nos habíamos expandido un poco. Además de trajes, vestimenta, juguetes e interpretar roles, empezábamos a cambiar de lugares. La cocina fue el primero, cuando me agarró por detrás y me envolvió con sus brazos hasta sentir su pija dure debajo de su pantalón, mientras yo preparaba unas pizas caceras. La cuestión es que terminamos comiendo a las 12 de la noche después de una sesión dura de sexo. La ducha volvió a convertirse escenario de mis anécdotas después de mucho tiempo, así como también el balcón, el auto, la terraza y la pileta del edificio. De a poco comenzábamos a explorar nuevas cosas.
Pero la idea que había quedado flotando en mi cabeza era la de un trío con dos hombres. Después de haberlo hecho en dos ocasiones con Florencia (una con su novio y otra con el mío) quería probar lo que se sentía tener dos pijas todas para mi. El recuerdo llegó a mi cabeza una noche de fines de Mayo cuando accidentalmente escuché una conversación entre mi hermano y su novia, Luciana.
- Me encantaría hacerlo si vos estás dispuesta- Le dijo Julián en la cocina y yo me quedé inmóvil centímetros antes de pasar la puerta. Me apoyé contra la pared y me dediqué a escuchar. ¿Qué era lo que ella tenía que estar dispuesta a hacer?
- Ya te dije que sí.- Le respondió ella.- Me da cosa, pero tengo ganas de probarlo.
- ¿Y con quién tenés ganas?- Le preguntó él.
- No sé. Decime vos con quién no tendrías problema.- Le contestó ella.- De tus amigos de la facultad preferiría que no. Pero con alguno de los de futbol o los de la secundaría no tendría problema.- ¿De qué hablaban? ¿Ella quería acostarse con otros hombres?
- Le puedo decir a Lucho.- Aconsejó él.- Es fachero y tiene levante. ¿O no?
- Es re lindo Luciano.- Le confirmó ella.- ¿Aparte con él no fue que estuvieron con esa mina?
- ¿Con Laura? Sí, sí con él hicimos el trío con Laura.- Dijo él.- Así que tenemos experiencia en el tema.- Agregó riéndose.- Bueno entonces le pregunto mañana que lo veo si tiene ganas de hacer un trío con nosotros.- Le comentó para concluir.- Seguro que no tiene problema.
Cuando escuché que movían las sillas me hice la dormida y entré a la cocina a buscar un vaso de agua. Los dos me miraron medio raro, pero yo seguí fingiendo que no había escuchado nada y con un vaso en la mano volví a mi pieza. ¿Mi hermano iba a hacer un trío? Estaba bastante clara la charla y por lo que habían dicho ya lo había hecho antes con Luciano. Sí, era hermoso el pibe, bien alto, morocho, musculoso de ojitos claros, pero era un tarado bárbaro. La idea se clavó nuevamente en mi cabeza y esta vez no se iba a ir hasta cumplir con la fantasía.

El tema volvió a surgir una noche de Junio que nos juntamos en la casa de Eloy con algunos de sus amigos del pueblo. Pamela y su novio Esteban habían llegado para contarnos la noticia de que se iban a casar al año siguiente y decidimos juntarnos para que nos cuenten todo. Salimos a comer algo afuera con algunos otros amigos de ellos y después nos volvimos los 4 al departamento de mi novio para seguir charlando un rato. Estuvimos hablando de varios temas hasta que Eloy hizo el comentario:
- Loco, no vas a poder acostarte con otras minas.- Le dijo bromeando. Esteban se río pero le contestó enseguida.
- Ni que fuese un mujeriego.- Le respondió riéndose.- Aparte que estemos casados no significa que no podamos estar con otra gente.- Yo lo miré algo sorprendida y él al notar eso agregó:- Siempre podemos hacer un trío.
Yo me reí de manera un poco forzada ya que pensé que era un chiste (uno malo), sin embargo ellos me miraron de manera seria y me callé enseguida.
- No te preocupes.- Me dijo Pamela.- Ya hemos hecho varios tríos y hemos estado en más de una orgía. Nos gusta hacerlo con otras personas. Es una fantasía que teníamos hace mucho tiempo, la cumplimos y nos gustó. ¿Vos no tenés alguna fantasía de ese estilo?
Mi cabeza iba a mil por hora. Tenía la oportunidad de confesarle a mi novio y a ellos que me moría por estar con dos hombres, es más si tenía suerte esa misma noche se cumplía mi fantasía. Pero no me animé. “Obvio que tengo fantasías” le dije y después intenté cambiar el tema, pero como fue demasiado evidente no quedó ahí. Al día siguiente Pamela y yo decidimos salir a ver algunos vestidos y después a desayunar y cuando nos sentamos en un café me preguntó cuál era exactamente mi fantasía que tanta vergüenza me había dado la noche anterior.
- Hace unos meses estuvimos con Eloy y una amiga.- Empecé contándole y ella me respondió un “Ya sé” que decidí ignorar.- No es mi primer trío, el año pasado estuve con esta misma amiga y su novio, va ahora ex novio. Y las dos veces la pasé muy bien… Pero ahora quiero probar con dos hombres.- Terminé la frase.- Me llama mucho la idea, pero me da cosa porque no sé cómo se lo puede tomar Eloy.
- Gabi, dejame que te cuente.- Comenzó ella.- Eloy ya estuvo en otro trío con hombres. Es más, su primer trío con otro hombre y otra mujer, fue con Esteban y conmigo.- Me sorprendió un poco esa confesión pero seguí escuchando.- Y después volvimos a estar un par de veces hasta que te conoció a vos. Él te ama y quiere hacerte feliz, pero sobre todas las cosas él sabe que el sexo es un indicador de la felicidad y si vos querés estar con dos hombres él no va a tener problema.
Seguimos hablando el tema y sus palabras lograron calmarme un poco y darme cuenta de que estaba exagerando antes de conocer su respuesta. Después de un rato de charla, llegamos a un plan para que yo pudiera cumplir mi fantasía.
- ¿Hacemos así te parece?- Me preguntó ella y yo asentí. Lo que no sabía es que esa fantasía se iba a cumplir esa misma noche.

Después de comer algo tranquilo en la casa de Eloy preparamos unos tragos y nos quedamos hablando. Él y Esteban empezaron a contar anécdotas de la secundaria mientras nosotras dos ordenábamos un poco. La idea era ir a un bar a tomar algo, salir un poco, pero como llovía torrencialmente decidimos cambiar de planes y quedarnos ahí. Volvimos al comedor y nos sentamos en la mesa, Pamela bien cerca de su novio y lo envolvió con sus brazos.
Despacito comenzó a tocarlo y acariciarlo. Al principio no nos dimos cuenta, no le dimos importancia, pero no fue hasta qué él se sumo a las caricias que empezamos a notar con Eloy que la cosa se estaba calentando. “Paren un poco che” les dijo mi novio en forma de chiste. Pero Pamela había puesto en marcha el plan sin avisarme y le contestó “¿Por qué? Tengo ganas de tocar a mi novio. ¿Por qué no tocas vos a la tuya?”. Pero yo fui más rápida y me adapté a la situación a máxima velocidad, me paré de mi silla y me senté sobre las piernas de Eloy para comenzar a acariciarlo como Pamela lo hacía con su novio.
Los besos no tardaron en llegar. Pame lo hacía más bien suave, sobre el cuello de Esteban y mientras tanto acariciaba su pecho. Nosotros dos los mirábamos fijo, casi que sorprendidos por la soltura que tenían para calentarse en frente a nosotros. Pero había que pasar a la segunda etapa del plan y Pamela se levantó y con un “Voy al baño” se fue.
- ¡Mirá como me dejás!- Le dijo su novio.- No podes calentarme e irte así.- Agregó riéndose.
- Bueno, si te quedaste caliente ahí tenés a Gabi.- Le dijo señalándome con la mirada.
Los dos me miraron automáticamente a mi algo sorprendidos, esperando mi reacción, que obviamente no eran la que ellos se esperaban. Sin decir nada puse una sonrisa pícara y después de darle un beso bien fogoso a Eloy, me levanté de mi silla y fui caminando hasta quedar en frente de Esteban. Él miró a su novia que con una sonrisa se fue al baño y entendió que había piedra libre para hacer lo que quisiera. Pero fui yo la que dio el primer paso, apoyando mis manos sobre sus rodillas y abriéndole las piernas de manera casi violenta. Su mirada de sorpresa lo dijo todo, ni él ni mi novio se esperaban terminar esa noche así. Lo peor de todo, es que yo tampoco me lo imaginaba.
Me arrodillé frente a Esteban y pasando mis manos bien fuerte por sus muslos llegué al cierre de su pantalón para descubrir que adentro había algo que se estaba poniendo muy duro. Él miró a su amigo en señal de aprobación y yo giré la cabeza justo para ver como este le guiñaba un ojo dándole permiso de hacer lo que quisiera conmigo. Le desabroché el cinturón y el bajé el cierre del pantalón. Esteban se paró para darme lugar a que le bajé el pantalón y el bóxer y descubrí que su pija estaba completamente dura. La tomé con la mano y después de tocarla unos segundos me la mandé a la boca.
No era muy grande, inclusive al lado de la de Eloy me parecía chiquita, pero el morbo de tener la pija del mejor amigo de mi novio en la boca me ratoneaba de una manera increíble. Sin dar vueltas comencé a chupársela con ganas, mientras lo pajeaba con una mano, mi cabeza se movía hacia adelante y hacia atrás haciendo que su pija entrara y saliera de mi boca con ganas. Me volvía loca tener su verga en mis labios y escuchar su respiración agitada y sus expresiones de placer. Con las dos manos me agarró el pelo y lo junto sobre mi nuca y fue acompañando mis movimientos.
Eloy se paró y vino caminando hasta pararse al lado de su amigo y solo se desabrochó el pantalón y se lo bajó para dejar al descubierto su pija que ya estaba bien dura. Se la miré de reojo y sin pensarlo se la tomé con la otra mano que tenía libre y me la llevé a la boca. Ahora le tocaba a mi novio y mis labios se humedecían al ver como su verga se había puesto bien dura de verme hacerle un pete a otro hombre. Así estaba yo, con la pija de mi novio en mi boca y la de su mejor amigo en mi mano. Levanté la vista y vi como los dos me miraban fijo con una sonrisa en la boca y decidí volarles la cabeza con una frase con tono de putita:
- ¿Saben que quiero?- Les dije haciendo pucherito.- Quiero que me den por adelante y por atrás los dos juntos.
Sus miradas lo dijeron todo. Se miraron fijo el uno al otro y después volvieron a mirarme a mi. Me ayudaron a levantarme y fuimos al sillón donde se sentaron uno a cada lado mío. Esteban abrió mis piernas y enseguida pasó su mano por encima de mi pantalón, Eloy fue directo a mis tetas. Comenzamos a sacarnos la ropa y cuando Pamela volvió a entrar al comedor ya estábamos los tres desnudos. Mientras su novio bajaba con su boca por mi cuerpo, ella se fue a sentar a la silla donde estaba anteriormente y a ver como entre los dos me daban placer.
Esteban se arrodilló frente a mi y comenzó a lamerme con ganas mientras Eloy me comía la boca y manoseaba mis tetas. El placer no tardó en llegar con los movimientos de su lengua sobre mi cuerpo y no pude evitar un gemido cuando entró el primer dedo. “¡Como te gusta!” me dijo levantando la cabeza entre mis piernas y vi su cara de perverso que me volvió más loca aun. Mi novio había bajado hasta mi pecho y se entretenía con mis pezones mientras su amigo seguía jugando con mi conchita. Miré a Pamela que seguía sentada en la mesa y vi como tenía una de sus manos adentro de su pantalón.
Seguimos jugando un rato más con nuestras bocas y manos hasta que totalmente caliente les pedí que me cogieran. Eloy me dijo que me pusiera en cuatro a lo largo del sillón y él se acomodó detrás de mi y su amigo en frente. Enseguida sentí como me penetraba llenándome de placer. Su pija bien gorda de 17 centímetros me llenó por completo y tomándome de la cintura comenzó a cogerme bien fuerte. Frente a mi cara tenía la pija de Esteban, que casi obligándome la puso en mi boca y entre gemidos se la iba chupando. De repente empiezo a sentir un dado curioso que fui bajando por mi cintura hasta llegar a mi culito y comenzó a jugar.
- ¡Mirá como disfruta la putita!- Dijo Esteban al ver como el dedo de Eloy entraba en mi cola.
Comenzaron a hablar entre ellos y a reírse haciendo chistes que yo no escuchaba. Mi concentración estaba sobre mi cuerpo que en ese momento tenía una pija en la concha, una en la boca y un dedo en el culo. Me encantaba lo que me estaban haciendo vivir, pero yo quería sentir esa doble penetración. Ellos parecieron darse cuenta y se prepararon. Esteban se sentó sobre el sillón y de frente a él con las piernas abiertas me senté encima suyo, haciendo que su pija entrara en mi conchita. Eloy me empujó hacia adelante y arrodillándose sobre el sillón comenzó a empujar su pija sobre mi cola.
Cuando entró no pude contener un grito de placer puro. Cerré los ojos y comencé a disfrutar esa sensación divina. Eloy era el que se movía y marcaba el ritmo, haciendo que su pija entrara y saliera de mi cola lento al principio y rápido después. No me podía contener, me dejé llevar de lleno por el placer y comencé a gemir como loca. Me encantaba. Esteban jugaba con mis tetas mientras mi novio me hacía la cola. Era el placer más grande que había vivido hasta el momento.
- ¡Sí!- Grité cuando llegué a un orgasmo hermoso provocado por esas dos pijas que estaban en mi.
Eloy se levantó y me abrió la cola para ver cómo me había quedado. “Qué lindo agujero” dijo y después me pegó un chirlo en la cola. Esteban lo miró y después miró a su novia. Me di media vuelta y vi como Pamela se había desnudado y se acercaba hacia su amigo para agarrarlo y besarlo por sorpresa.
- Andá con ella que yo la termino de atender.- Le dijo Esteban a su amigo.
Eloy y Pamela se fueron al otro sillón mientras yo me quedaba con Esteban y comenzaba a cabalgarlo con ganas. Así nos quedamos un buen rato, cogiendo cada uno con la pareja del otro y cuando las dos ya estábamos satisfechas, nos acostamos en el piso y ellos comenzaron a pajearse sobre nuestros cuerpos para llenarnos de leche.
Había cumplido mi sueño y me había encantado. Sentir una pija en la concha y otra en la cola me había vuelto loca y había provocado una sensación divina en mi cuerpo. A partir de ese día me iba a prometer que cuando tuviese una fantasía, me iba a concentrar en cumplirla. Después de todo, los mayores placeres se dan cuando uno hace lo que más desea.

ANTERIOR

SIGUIENTE

1 comentario - Una diosa. Capítulo 20