Una noche con Rocío (2da parte)

Para quienes no pudieron leer la primera parte, aquí les dejo el link: http://www.poringa.net/posts/relatos/2856800/Una-noche-con-Rocio.html

Ahora si, vamos con la segunda parte de la historia:

Continuamos tomando, y ya el vino empezaba a hacer efecto en ambos, pues creo que nos calentó un poco y empezamos a conversar ya no solo de su problema, sino de la universidad, y de cosas sexuales. Me contó que nunca había chupado una pinga, lo que hizo que me calentara más, y le dije que a mi si me la habían chupado, cuando le dije esto, noté como su mirada bajó un poco hacia la entrepierna de mi jean, pero me hice el que no vi nada. Así continuamos, y me contaba que nunca le "habían besado atrás", "ni se lo habían echo por allí", pues le daba miedo que le doliera mucho, así que le decía que todo dependía de que esté muy excitada para que no sienta tanto dolor. Intentó cambiar la conversación diciendo que estaba algo cansada y estresada, y le dije que si quería podía darle un masaje, lo pensó unos segundos y accedió.

Le pedí que se recueste, cierre los ojos y se relaje. Empecé a tocar sus pies, ya solo con tocarlos estaba nuevamente empezando a excitarme, los acariciaba y masajeaba suavemente, mientras ella sonreía y parecía gustarle. Me dijo si podía ir hacía su espalda, y yo le dije que perfecto, dio la vuelta y la pijama se pegó mas a su piel, dejando notar ese culito rico que apuntaba al techo y a la vez estaba tan cerca de mi cara que no lo podía creer. Pero no podía arriesgarme tan pronto, así que solo seguía dándole masaje en la espalda. Creo que fue cuando ella empezó a calentarse, se levantó un poco el polito y mis manos ya tocaba la piel de su espalda. Subía mis manos hasta su nuca y baja lentamente hasta llegar casi a la raya de su culazo. Le pedí que girara un poco, de manera que podía masajear mejor su nuca y hombros, aunque a la vez su cabeza quedaba cerca de mi pinga, que estoy seguro ella no tardo en notar que estaba recontra erecta, y le gustaba verla. La ayudé nuevamente a moverse a la posición que estaba al inicio, así aprovechaba para tocar su culo, y se escuchó un "¿oyeee, eso también es parte del masaje?" y soltó una suave risa.

Le dije que no estaba incluido, y me reí un poco. A lo que ella contestó que no me preocupe, que siga y haga los masajes que crea conveniente. Eso fue sin duda una "invitación". Así que le dije que cerrara los ojos, caminé unos pasos hacia donde estaba recostada su cabeza, busque sus labios y le di un beso, que fue correspondido casi al instante, separamos los labios, me miró y me dijo que siguiera con el masaje. Volví hacía el lugar que quería tocar desde hace mucho, fui a buscar el culo canela que tenía. Bajé suavemente la pijama y apareció un calzonsito verde, que apretaba esos ricos cachetes. Le daba masajes a esas nalgas de un lado a otro, y le daba besos por todos lados, mientras aprovechaba por momentos para tocar esa vagina húmeda.

No aguanté más y le bajé despacio esa prenda verde que me separaba del cielo, y cada centímetro que bajaba aprovechaba para ir besando cada milímetro de su piel hasta llegar a la planta de sus pies y volver nuevamente a su maravilloso culo. Le dijé que "hoy iba a probar cosas nuevas". Abrí todo lo que pude esos cachetes y empecé a pasar mi lengua por su asterisco negrito y notaba como provocaba gemidos en ella, a la vez que movía suavemente esa colita. Le debo haber besado su anazo por lo menos unos 15 minutos, cuando decidí voltearla boca arriba y vi esa "zanja" morocha y depilada, fui hacía ella y empecé a lamerla como loco, jalaba sus labios todo lo que se podía y dejaba mi baba por todo los lados de esa conchaza morena. Mientras hacía esto me empecé a sacar el pantalón y mi boxer, pues mi pinga estaba como loca por salir.

Continuará...

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