Marcela

Marcela.
Mi primer novio fue Alejandro él era el hijo de panadero que el padre tenía varios negocios de panadería y masas finas, y abastecía a las empresas al realizar fiestas de casamientos o eventos
El vivía a media cuadra de mi casa.
Cursamos el secundario en un colegio de Saavedra, y al último de nuestra secundaria me puse de novia, (como se decía antiguamente) en el periodo de vacaciones de verano
Ambos nos habíamos recibido y yo en marzo entraría a trabajar con mi madre en un negocio de costura de mi madre y mi tía Ernestina
Alejandro aunque era un tipo generoso, era inexperto en el arte de saber conquistar a una mujer sexualmente, yo siempre fui caliente pero nunca me animé a adelantarme al hombre por esa largas charlas con mi madre que me decía:
Siempre hija la mujer tiene que esperar a que él, te haga sentir que tes enamore de él, ahí, si cuando te sientas segura avanza…

Realmente era inepto con el trato sexual a una mujer y yo después de pasar varias horas en el coche del padre (tocándonos como locos), realmente quedaba exhausta
Pero a medida que avanzábamos en esos manoseos en el coche, descubría de él, nuevos modos de excitarme fue su cumbre una noche cuando llegó a desnudarme casi por completo
Alejandro nuca atinó a penetrarme; solo me dejaba recaliente me hacía que se la chupara acabándome en la boca y a los segundo después de mostrárselos, escupía, por la ventanilla.
Luego me llevaba a casa.
La conclusión de esa calentura en el coche era que: terminaba a la noche sola en mi cama masturbándome como loca, solía pasar largo tiempo en esa operación e innumerables veces solía acabar varias veces un día llegue a cinco cuando la noche hubo de hacerse mañana


Cuando me alejé de Alejandro, supe por una amiga ocasional de él que nos encontramos una tarde de verano en la plaza a cinco cuadras de mi casa ya sabía que ella me conocía y yo que trabajaba con mi ex novio
Al tiempo de una charla de dos mujeres que solo se quieren confidenciar me dijo que una mañana escucho decir al padre de Alejandro, llamado “Don Oscar” por todos:
Alejandro si ella queda embarazada, te vas de esta casa
Y que Alejandro tendría que irse a vivir a una pensión o de últimas: en mi casa.
Yo empezaba mi vida sexual muy de mayor cumpliendo mis diecinueve años: antes fueron los bailes y los amoríos solo de mano en pasillos, terrenos desocupados o simplemente en el último asiento de un colectivo eran mis actos más alocados habían ocupados mi experiencias en los amoríos.
También supe definirme yo no era de esas chicas que la belleza no armonizaba en mi cuerpo, simplemente la naturaleza había entregado mi belleza en la cama
Era una mujer caliente y simplote era mi mayor virtud, con el tiempo y con el pasar de los años eso hizo de mí una mujer completa
En abril entre a trabajar con mi madre, y mi tía en un taller a media hora de mi casa y ambas mi madre y yo trabajábamos desde las nueve de la mañana hasta las ocho de la noche en que regresábamos las dos a casa.
El sábado por la noche solía ir a bailar con algunas de mis compañera de la secundaria y me acostaba a las tres de la mañana, despertándome en casa sola a eso de las tres de la tarde porque mi madre como era costumbre desde años salía a la casa de la amiga a pasar el domingo
Levantarme a eso de las dos o tres de la tarde, solía molestarme mucho mi clítoris pues ahí siempre fui muy sensible, más que el común de las mujeres y yo en el fin de la noche del sábado después de venir de bailar, me solía masturbar en la noche dos o tres veces hasta quedar casi dormida.
El domingo estaba sola en casa y hacia lo de siempre, solía ponerme una pollera sin bombacha y de esa manera aliviaba a las horas, mi clítoris mientras me calentaba la comida que mi madre, me había dejado antes de que ella, saliese al centro con una amiga a ventilarse.
Muchos años después casi quince años, supe que esa amiga no existía y que era una excusa para salir con un tipo que vivía en Ado Bonzi donde mi madre, mantenía sexo hasta casi las siete de la tarde, cuando finalizaban los partidos de futbol y su amante volvía a la casa.
El amante de mi madre, era casado y solía decirle a su esposa que iba a San Isidro a jugar a los burros o a ver a San Lorenzo.
Mi madre era como yo de esas que parecen santas, con todo el mundo, pero cuando se calentaba hacia cosas con su amante que su pareja no hacía la propia esposa de su amante.
Pero la realidad era que mi madre solía darle con mucho pudor a su amante la pasión del sexo que a veces las costumbres santas de las esposas no le entregaban a su esposo.
O simplemente
Hacia cosas mi madre que sus mujeres le hubiesen negado a su esposo, de pedírselo
De ahí supe de donde me salió la calentura.
Nunca conocí a mi padre, solo supe que él se había retirado de Buenos Aires y que vivía en Rio Gallegos, hasta que un día supimos que había fallecido. Vivíamos en la casa que él nos había dejado, cuando mi madre le dijo a mi padre, que yo nacía.
Nunca más apareció según me contara mi madre, mi padre pero un día…. un abogado le dejó a mi madre un poder en donde de por vida la casa.
Nunca mi madre me dejó ir a verlo y nunca aceptó el nombre que él me había designado Liliana simplemente, me puso Marcela.
II
Inicio de la aventura de Marcela
Cuando desoyendo las órdenes de i madre, me insté a ir a ver a mi padre, llegó el telegrama de su muerte.
Un accidente en la mina le había costado su vida y juntando los pocos pesos ahorrados fuimos donde trabajaba en un viaje de casi veinte y dos horas donde nos dieron algunas cosas de él que mamá, al tiempo vendió, más un auxiliar y delegado laboral nos dio la plata de una colecta realizados por los compañeros y la parte de la empresa un premio por producción adelantado y su seguro de vida, más otras cosas que correspondían por ley.
Vendimos todos lo que él tenía en la casa de un compañero, yo solo me quedé con algunos recuerdos para toda mi vida, su pipa su reloj, cosas simple que él tenía y sabía que el había usado en vida...
Con esa plata cobrada, a los dos meses, nos mudamos a la capital en Lugano, donde así mi madre pude emplearse en casas particulares y hacer comida para terceros y dos negocios de la zona. Yo tenía ya veinte años y trabajaba para una contadora que llevaba las expensas de varios edificios.
Qué ironía que la muerte de mi padre nos afirmó en todo concepto de la vida.
Yo tenía en ese tiempo veinte y dos años, donde ahí comenzó, mi vida sexual.
Gustavo fue una aventura increíble, que me marcó la vida futura mía y quien me convirtió durante dos años en su amante.
Fue un suceso increíble, la segunda vez que salía ya con un hombre en serio.
Gustavo me gustaba, era un buen tipo muy gentil hacia mí y también con el tiempo, me enamoré.
Era, bastante apuesto, delgado, tenía un prolijo cabello bien armonizado con su cara y poseía cierto encanto, que después de un tiempo supe que sin duda era su simpatía.
Pero no disimulaba de mirarme con lujuria, cada vez que me veía pasar al salir del supermercado e ir a casa.
Era un encargado de la zona, a cinco cuadras de mi casa de aproximadamente treinta años.
Y era casado
Lo supe aun tiempo por indiscreción de un cliente de nuestra administración vecino al que vivía ese portero y que nosotros le llevamos su contaduría
También me comentó que vivía con su esposa en el último, piso de doce, en un departamento el único ante de la terraza y trabajaba en el sótano en su descanso del mediodía reparando artefactos que los mismos dueños del edificio le entregaban y algunos clientes de la zona de Lugano
Un tarde ese encargado no aguantado mas me detuvo con un pretexto ilógico pero lleno de placer
Me detuvo entre otras cosas sabiendo que trabajaba en una administración dándome a entender entre otras cosas que el reparaba cualquier elemento de nuestra administración aclarándome que no tan solo fuere o estuviese pegado a la pared de la administración sino me dio a entender que, de tres a las cinco él estaba solo en su taller en el fondo o sótano que él solo tenía la llave y no podía entrar nadie sin su autorización, donde cerrando una puerta de una pieza se hacía invisible al edifico y podíamos así como charlar y bueno…
Ah me dijo ven un día lo pasaremos bien.
Como respuesta mía fue un sí está claro, pero y si…..
Aparece tu mujer (yo ya sabía que era casado) que pasa.
A lo cual me respondió:
No te preocupes, ella trabaja de administrativa en un colegio y siempre regresa a las diecisiete, así que jamás llegaría sin que yo lo sepa.
Una mañana de marzo cuando fui al súper, para buscarle a mi madre las cosas para realizar a la noche, me encontré con Gustavo
Estaba, aun con su ropa de trabajo comprando cera para lustrar el piso que se le había acabado que y sencillamente al terminar de saludarme, sin preámbulos me dijo:
Cariño, llegó el momento que estábamos los dos esperando desde tanto tiempo.
Mi mujer salió anoche para lo de su madre que se encuentra enferma, en San Luis así que me encuentro solo si quieres podes venir a casa a después de las nueve de la noche, así que te dejo mi teléfono avísame si podes y la llave de entrada de la puerta principal, llega al piso doce y subi la escalerita encontraras una puerta, ahí estoy.
Me entregó la llave y un teléfono fijo de su casa, saliendo sin esperar mi respuesta.

Tarde más tiempo en bañarme, ya mi madre se había ido, hacia como dos horas, me puse dos toallitas higiénicas, por si al desvirgarme a la salida del edificio aun dejaba manchas en mi ropa mi madre siempre solía indirectamente revisar mi ropa, me depilé todas las piernas y mi parte correspondiente al sexo dejándome solo unos pelitos en la parte superior de mi sexo
Mientras realizaba todas las operaciones de vestirme y perfumarme, pensé que desde ese día ya no sería virgen, y si me dolería y miles de cosas que toda mujer se pregunta…
Pero mi calentura por comerme a Gustavo era mayor que ese temor.
Llegué al departamento, al verme Gustavo me abrió llevándome a esa, su pieza, abriéndola apurado me dijo: espérame a ver si no hay problemas, solo serán segundos, saliendo indigentemente con una cara de idiota genial...
Cenamos una comida echo por el él, un Vitel Toné de entrada con un vino rosado exquisito
Y luego Canelones de acelga, ricota y jamón
Me quedé impresionada por lo gentil y sorprendente de su conversación de ese hombre que ya me parecía que esa simple pieza frescamente adornada y con un vista a un amplio balcón que desde ahí entraba un hermoso sabor de una noche jamás imaginada por mi
Después de los postres helados con champagne solo le atiné a decir
Gustavo quiero que me lo hagas despacio, aún soy virgen, lo que desdibujó la cara de Gustavo entre alegría y sorpresa.
No te preocupes lo haremos lentamente, fue una respuesta idiota apurado por la calentura… (Años después me arrepentí de ser tan idiota y confiar mi secreto a un tipo sin haberlo preparado)
Sólo nos separaba nuestra ropa entre uno al otro mientras, mis brazos envolvían su cuello, a un tiempo breve nos besamos por primera vez en donde mis manos se precipitaran en su pelo pasaba mi lengua por su labio superior y luego inferior para después morderlo y meter mi lengua en su interior.
Mientras él respondía a mi beso, sus manos friccionaban mis nalgas. Mi lengua jugaba con la suya en el interior de nuestras bocas, yo necesitaba probarlo, chupaba su lengua, sus labios para luego mi lengua, jugar en el interior de su boca y así probar, la de él.
Eran besos apasionados, desesperado por querer todo de él.
Mis manos bajaron a su camisa, mientras seguía merodeando su boca, se la saqué, mientras estimulaba mi sexo con el suyo por arriba del pantalón. Sentía su dureza y yo cada vez me mojaba más.
Saqué mi lengua de su boca para chupar su labio superior y después morderlo.
Mi boca jugó con el contorno de su oreja, la chupaba, la mordía…para luego meter mi lengua en el interior y lamerla…
Yo gemía apasionaba es que, yo quería que me escuchará Mi calentura, mi concha ya era un rio que vertía olas de líquido mojando en mi bombacha, adema quería que se diese cuenta lo que se iba a comerse ese tipo
A Gustavo sé le erizaron los pelos del brazo…seguí con ese roce mientras mi boca jugaba con su oreja. Mientras tanto las manos de él ya me habían desabrochado la pollera, ahora estaban en mis pechos, masajeándolos por arriba de mi blusa y corpiño
Sentir sus manos ahí me desesperó, interrumpí mi juego en su oreja para mirarlo, y le dije muy cerca de su oreja…
Gustavo dale hacelo…desnúdame.
A lo cual él me empezó a desabrochar la blusa para luego tirarla al suelo. Dejé caer mi falda ya desabrochada por mis piernas, quedando con ropa interior y mis zapatos, de color blanco todo a juego con mi pollera, en el suelo.
Aquí le haré pagar todas y cada una de las rabietas que pasé, con él otro boludo, el hijo del panadero, pensé al ver como Gustavo con su mirada me comía.
Tomé sus manos puse las mías arriba de las de él, lo guíe… a mis caderas, a mis nalgas, las apreté contra ellas para luego mover la pelvis, noté caliente su mano tocando mi piel y la mía encima de la de él, guiándolo. Haciéndolo tocar la suavidad de mi sexo depilado, pasé su mano por arriba de mis labios vaginales aún cerrados, para luego abrirlos con dedo índice y que de esa manera se diera cuenta que estoy mojada, de abajo hacia arriba, hasta tocar mi clítoris, al sentir su dedo en él, cerré los ojos y gemí.
Pero si hube de gemir lo hice con fuerza con deseo con pasión, y ello nunca así de ese modo me hubo de pasar, jamás me había pasado:
Fue el anuncio de una hembra caliente
Segundos antes de ser penetrada.
Él me había desnudado, me acostó en la cama y se desnudó,
No era la primera vez que había visto a un hombre desnudo, pero me impresionó esa cosa que colgaba al aire dura, aun no estaba parada del todo, pero si la veía gruesa
Tenía una cabeza notándosele rojiza, con el tiempo comprobé que la de él era perfecta ni grande ni corta pero si, gruesa
Gustavo, debo confesarte que para mí es la primera vez.
Púsose a los segundos junto a mí, no montado solo a un costado, yo ya estaba en bolas ante él, y él estaba en bolas pero de costado, sintiendo algo duro en mi cachete( el más alejado de la cama), me miraba gozoso mis pechos duros y en punta en donde mis pezones negros estaban durísimos.
Estaba caliente era ahora una hembra que había obedecido a la preparación de un macho para cogerla, mi clítoris y mi cuerpo en general estaba muy perceptivo, muy sensible
Mabel, yo te guiaré…
Gustavo con su dedo, índice rozaba mi clítoris para luego pasar por el interior de mis labios externos e internos, mojando así nuevamente mi concha de manera abundante para que a un tiempo y después de besarme los senos continúe con su juego en mi clítoris, con su boca (era la primera vez que un hombre me lo hacía) mi vagina brillaba por mis fluidos míos y de su saliva de su boca, me estimulaba ahora, mientras el índice y anular abrían mis labios para tener más accesibilidad a mi estimulación, y a la vez, para que él pudiera ver cómo me mojaba en cada roce que me daba, preparaba hábilmente el momento de penetrarme.
Lo miraba y podía ver como él se estaba satisfaciendo, ahora había tomado con su mano, el pene y lo pasaba por mi boca, mis tetas mi nalga, era experto en eso
Yo asi conocí toda su longitud, de abajo hacia arriba y viceversa, verlo masturbarse levemente y ver esa cosa roja de su cabeza desafiándome
Yo ya sentía el deseo y él lo reflejaba en sus ojos, en su cuerpo y en como pasaba su lengua por sus labios me incitaba a más, hacia unos minutos sus dos dedos habían entrado en mi virgen vagina más de lo necesario quizás lo que frenaba mi tela de virginidad en mi vagina, estaba a punto de acabar no lo quería yo, inexpertamente le miré diciéndole:
Ahora.
Dicho esto, saqué sus dedos de mi interior y me los llevé a la boca, lamí y chupé uno, para luego hacerlo con el otro, posteriormente me metí los dos dedos en mi boca, para que mi lengua, en su interior, los saboree.
Mientras hacía eso, Gustavo había cambiado su cara, estaba enceguecido por su propia calentura
Me alargué completamente en la cama abriendo mis piernas lo más que puede, cerré los ojos y entre cortadamente le dije:
Dale, pero se suave amor, sé suave aun no me han cogido.
A un tiempo (me parecieron siglos), me alzó las piernas, se colocó el condón, y empezó a penetrarme lentamente, sentí como se iba introduciendo dentro de mí, cuando de un solo golpe lo metió todo, di un gemido, la verdad eso me excitó locamente, además de dolerme y en ese momento lo abracé con cariño, saber que era mi primer hombre que entraba en mí, sentí un sabor particular
Ahora tenía su pija en mi interior me dolía pero no fue como para pegar un grito alarmante, él seguía moviéndose dentro de mí, y yo apretándolo desesperadamente, a un tiempo el justo sentí como él acababa lo sospeché porque su reparación se agitó y note los espasmos, de su pene, y ahí yo también hice lo propio….

No sé cuánto tiempo estuvimos haciéndolo, sé que yo acabé tres veces, y el último polvo me encanto
Pasaron las horas y un relámpago iluminó la pieza, luego empezó a correr el viento fuerte y me levanté a cerrar una ventana inmensa que hacía de semi-pared del dormitorio
Fui al baño y me duche, limpiándome particularmente mi vagina
Empezaba a llover sintiendo las gotas en el patio de esa habitación y los rayos aumentaban
Chau Gustavo le dije, me voy a casa está lloviendo y amanece
Adiós amor, me hiciste muy feliz Mabel esta noche
Lo mismo amor dormí que salgo despacio
Chau

Epilogo:
Nunca más volveré ser la mujer que había sido, pensé al salir de la habitación.
Sencillamente, y espaciadamente salí al pasillo central del edificio, enfrente sola la puerta operado la abertura desde el interior, y se abrió
Salí a la calle que siempre había recorrido y pensé:
Ya no soy virgen soy ya una mujer completa.
Sonreía en ello y emprendí un paso normal aun sentía la molestia de ese pene en mi sexo
Amo, si lo amo a Gustavo, mojándome al ir a la avenida a esperar a un taxi


Gustavo Gabriel
Almagro
14/2/2016

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