Un ganador. Capítulo 19

Un ganador. Capítulo 19

Esta es la historia de Emanuel, un ganador de 24 años que tiene anécdotas muy interesante para contar, llenas de chicas y amigas y por supuesto con muchas historias sexuales. Esta historia es ficción, sin embargo eso no quiere decir que no se basa en algunos hechos reales…


Capítulo 19: Mi nena Facebook
   Agosto y la vuelta a la facultad no fue lo heavy que había sido para mí en otras ocasiones. Me alegraba poder volver a ver a Esteban, Diego, Carla y Paola, pero sobre todo a Luz, que habían pasado una semana desde la última vez que nos habíamos visto esa noche que ella se vistió de puta. Por lo que esa semana terminamos todos los días en su departamento teniendo unas tardes bastante cargaditas de sexo. En su pieza, en el comedor, en la ducha, en la cocina e inclusive en el balcón una de las noches. Pero cuando volvía a la noche a casa era un hombre soltero, tal como los dos habíamos acordado.
   El 18 de Agosto Bruno, el chico que había cursado una materia con Diego y que se había simado al grupo de la facultad, nos invitó a su casa a la tarde a tomar algo y a charlar para festejar su cumpleaños. Así que tipo 5 le caímos todos en patota.
   - ¡Gracias por venir che! Pasen.- Nos dijo abriendo la puerta de su casa.- Vayan para el fondo que en el comedor está mi hermana con unas amigas.
   Pasamos por un pasillito largo hasta la cocina y después por el comedor donde había cuatro chicas sentadas en la mesa cuchicheando. “Hola” las saludé al pasar primero. “Hola” dijeron ellas y volvieron a los suyo. Llegamos al fondo que había un patiecito con una mesa y unas sillas y nos sentamos a hablar de cómo la habíamos pasado en esas vacaciones. Obviamente salió algún chiste sobre el hecho de que Luz y yo estábamos “en algo”, pero no pasó a mayores.
   - ¿A tu casa?- Me preguntó Esteban cuando me subí al auto para volver.- ¿O a la de ella?- Agregó cuando Luz se subió al auto.
   - Hoy a la mía.- Le digo riéndome.

   Llegué a casa y después de comer prendí la compu. Abrí el facebook y me encuentro con que Bruno nos había etiquetado en algunas de las fotos que nos habíamos sacado y con una notificación de amistad de una tal Pau Lorente. Como no sabía quién era entré a su facebook, pero lo único que podía ver era la foto de perfil y como estaba con otras dos chicas no sabía cual era. Después de ver la foto donde las tres estaban en malla en la playa y de comprobar que las tres estaban muy lindas, decidí agregarla. Ahí se me habilitaron las otras fotos y Pau era muy linda. Una rubiecita petizita hermosa, con un lomaso increíble y una colita divina. Carita muy tierna, toda una nena. No debía tener más de 18 ó 19 años.
   “Hola” me habló enseguida. “Hola” le respondí “Te conozco?”. “Yo a vos sí, pero no sé si vos a mi” me responde. “Típico juego de pendejita” pensé, pero Pau estaba tan buena que decidí seguírselo. Después de hablar un rato me contó que tenía 18 años recién cumplidos, que estaba en el último año de la secundaria y que tenía ganas de estudiar Arquitectura. Pero Paula no me decía de donde me conocía. “Invitame a tomar algo y te cuento” me dijo después de casi 2 horas de charlar y hablar de todo. “Bueno” le escribo decidido “Qué haces mañana?”. “Mañana es domingo, se la pasa en familia” me escribe “Y en la semana para mi es complicado. El viernes puedo” agrega al final. Así que acordamos que el viernes después de comer la iba a pasar a buscar e íbamos a ir a tomar algo por ahí.

   - ¿Y no tenés idea quién es?- Me pregunta Cristian el martes a la tarde cuando nos juntamos para tomar una cerveza.
   - Ni la más puta idea.- Le digo.- Vi las fotos y no vi nada que me llame la atención, no va al club, va a otra escuela. Y de amigos en común tenemos a Ramiro el que iba al otro curso y a una piba que yo conocí una noche cuando salí a bailar que me la terminé comiendo. Pero me suena que son de esos amigos que agregas porque sí, no tiene foto con ninguno de los dos.
   Nos quedamos un rato hablando sobre de donde podía ser la pibita, pero la única conclusión que sacamos es que la loca había llegado a mi facebook por el de otras personas y que me agregó simplemente porque le gustó lo que vio.
   - Ya fue.- Me dijo Cristian.- Está buena. Cogetela y listo.

   Tampoco tenía otros planes. Así que el viernes a las 10:30 agarré el auto y la pasé a buscar por la puerta de su casa. Paula estaba vestida con un pantalón negro bien ajustadito y una remerita algo suelta y un saquito arriba.
   - Hola.- Me dice al subirse al auto y me da un beso en el cachete.
   - ¿Te parece ir a tomar algo por el río?- Le pregunto.- Aprovechando que está linda la noche.
   - Dale.- Me dice sonriendo.
   Aparte de ser muy linda Paula era muy simpática. Estuvimos charlando toda la noche. Dado que yo había visto algunas fotos de ella en París y algunas otras ciudades de Europa le pregunté a donde se había ido de viaje y me contó que su madre para los 50 decidió llevarla y que pasearon por una gran cantidad de lugares. Dos veces insistí con el tema de donde me conocía, pero ella no respondía y me cambiaba de tema. “Dale decime” le insistía yo. “No. Después” me decía ella. “¿Después de qué?”. “Después”.
   Cerca de las 2 de la mañana le dije de ir volviendo y ella me dijo que sí. Pagué los tragos que habíamos tomado y volvimos al auto. “¿Damos una vuelta antes?” me preguntó ella con su hermosa sonrisa en la cara. Le dije que sí y empecé a manejar despacio por el río. Después de dar algunas vueltas sin sentido por la ciudad mientras seguíamos conversando le dije de ir para su casa. Cuando estábamos a unas cuadras ella me dice que doble en una cortada que había ahí. Cuando lo hago me dice que estacione por algún lado y encuentro lugar en frente de una cochera grande que había casi a mitad de cuadra.
   - ¿Qué pasa?- Le pregunté mirándola.
   - Me da vergüenza.- Me dijo ella de repente. La chica simpática y charlatana había desaparecido y ahora había una adolecente tímida en su lugar.
   - Dale decime.- Le dije.- ¿Algo malo?
   - Quiero estar con vos.- Dijo después de un rato.- Pero me da vergüenza.
   - Vení.- Le dice agarrándola de la pera y besándola. Ella me devolvió el beso y pareció ser un movimiento acertado.
   - ¿Vamos atrás?- Me preguntó ella señalando con la mirada la parte de atrás del auto.
   - ¿No preferís que vayamos a un telo?- Le pregunto pensando que podía ser algo incómodo.- Yo pago, no hay problema.
   - No.- Me dice ella levantándose y empezando a pasar hacia atrás por entre medio de los dos asientos.- No quiero esperar.
   Cuando su culito pasó por delante de mis ojos no pude evitar mirarlo, así que la acompañé al asiento de atrás sin poder creer lo que estaba pasando. “Rapidita la pendeja” pensé. Enseguida me besó y como pude la abracé. Usaba mucho la lengua, más de lo normal podría decirse. No tardó en bajar su mano por mi brazo y lo apretó a la altura del bíceps (Les recuerdo que esa época estaba un poco descuidado, por lo que las fotos del facebook en cuero eran en su gran mayoría de hacía más de medio año). Me siguió besando y después me sacó la remera. Pasó sus manos por mi cuerpo y me empujó contra el respaldar para sentarse arriba mío. En ese momento la cosa se puso mas violenta. La niña tierna de las fotos de face había desaparecido.
   Se sacó la remera y reveló un lindo corpiño blanco con encaje, que le duró dos besos. Dado que sus tetitas estaban a la altura de mi cara se las empecé a chupar. “Ufff ¡Sí!” geimió ella cuando le pasé la lengua por entre medio de las gomas. Se las agarré con la mano y mientras meneaba su contra sobre mi cuerpo, se las fui chupando con ganas. Pau puso sus manos en mi nuca y me fui revolviendo el pelo mientras apretaba mi cabeza contra su pecho.
   Después de eso se sentó al lado y se fue sacando los zapatos y el pantalón. Aproveché para terminar de desvestirme y ponerme un forro. Cuando estuvimos listos volvió a sentarse sobre mis piernas pero esta vez con la verga adentro de la concha. Tenía sus manos en mis hombres y las mías estaban en su cintura. Su cuerpo y su cabeza tirados hacia atrás y movía las caderas hacia todos lados haciendo que mi verga bailara adentro suyo. Los gritos, gemidos y suspiros eran constantes. No hablaba tanto como Marisol, pero si decía bastante “¡Sí!” y “¡Ay me encanta!” que retumbaban adentro del auto.
   Los vidrios empezaban a empañarse y el calor se hacía sentir por más que todavía era Septiembre. Paula volvió a apoyar su cuerpo contra el mío y después de darle unos cuantos besos en las tetas volví a besarla. La abracé fuerte y bajé mis manos hasta su cola. Ella no paraba de moverse y de gemir. “Me encanta” me decía mirándome fijo a los ojos y a centímetros de mi cara. “Ufff me encanta”. Mo mente explotaba con cada uno de sus comentarios.
   Intenté probar una pose que fue algo complicada. Nos pusimos como si fuese en cucharita y ella levantó una pierna y lo apoyó en el asiento del conductor. Logré meterle la pija, pero ella estaba tan cerca del borde que casi se cae. Así que recliné el asiento del acompañante al máximo y le dije que se acostara. Para mi sorpresa ella lo hizo boca abajo y levantó la colita, esa colita divina que tenía. Me agaché algo incómodo y antes de metérsela le chupé la concha un rato. Pau me devolvía nuevamente gemidos y “Sí”.
   Cuando se la puse agaché mi cuerpo dejándolo a pocos centímetros del de ella y me empecé a mover. El placer fue instantáneo. Paula movía su cintura en círculos y yo iba hacia adelante y hacia atrás haciendo que me verga saliera y entrara de su conchita. Nuestras manos se encontraron en el apoyacabezas del asiento y ella me las apretó bien fuerte. Me la cogí con toda mi energía. Paula ya no suspiraba ni gemía, solo gritaba. “¡Ay sí! ¡Ay sí! ¡Me encanta! ¡Me encanta!” repetía como loca. Con un golpe seco sobre sus nalgas, acabé repleto de placer. Ella giró la cabeza y me dijo: “Que bien que me cogiste”. La nena tímida que había aparecido minutos antes de eso, había desaparecido.
   Nos acomodamos, nos vestimos y volví a poner el auto en marcha. Di la vuelta a la manzana y seguí por la calle que tenía que ir hasta su casa y cuando llegué ella se bajó dándome un beso. Antes de entrar a la casa volvió corriendo al auto. Bajé la ventanilla para ver qué pasaba.
   - Soy amiga de la hermana de Bruno. Estaba el otro día en la casa.- Me dijo sonriendo para irse enseguida y entrar a su casa.


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