Un ganador. Capítulo 16

Un ganador. Capítulo 16

Esta es la historia de Emanuel, un ganador de 24 años que tiene anécdotas muy interesante para contar, llenas de chicas y amigas y por supuesto con muchas historias sexuales. Esta historia es ficción, sin embargo eso no quiere decir que se basa en algunos hechos reales…


Capítulo 16: Provocadoras
   Al día siguiente Marisol se encargó de agradecernos a todos en una publicación de Facebook y en dejar un mensaje bastante poco disimulado sobre lo que había pasado después, cosa que seguramente hizo enojar mucho a Camila. A mí también me molestó un poco, sentía que solo lo hacía para molestar a la otra, pero no me animé a prender una mecha sin saber de qué tamaño podía ser la bomba.

   El martes de la semana siguiente me propuso ir a su casa a la tarde, ya que sus padres estaban trabajando y les tuve que decir a Esteban y a Diego que no podía ir a la tarde de estudio con ellos porque me sentía mal. Después de hablar unos minutos sobre su cumple y de que me agradeciera por el regalo que le di después de la fiesta, nos tiramos a la cama a coger. “¡Sí Ema! ¡Sí!” gritaba cada vez que mi pija entraba y salía de su conchita. Parecía que le había ganado la pulseada a Camila. Pero no fue así.

   El jueves me llega un mensaje diciéndome si quería hacer algo a la noche y después de comer me fui a lo de Cami, que por razones desconocidas tenía la casa sola. No dio muchas vueltas y trató de que habláramos lo menos posible y fuimos directo a su pieza. Después del primer polvo pensé que iba a querer que me vaya, pero unos besos por todo el cuerpo y una paja intenta hicieron que buscáramos una segunda vuelta y cerca de las dos de la mañana, se animó a ir por un tercer polvo. La competencia seguía en pie y ninguna de las dos quería quedarse afuera.
   Yo empecé a aprovecharme un poco de la situación. Cuando una me invitaba a ir a coger, le decía que la otra me había invitado antes y siempre proponían ir más lejos. “Me compré un conjuntito re lindo solo para vos” me dijo Sol cuando le mentí sobre que Camila me había dicho de ir antes a su casa. “Y yo que tenía pensado hacerte acabar con la boquita” me provocó Cami cuando le dije que Marisol me había llamado hacía media hora. Así conseguía que se volvieran más y más putas. Pero no sabía lo que podía llegar a pasar.

   La primera semana de abril fue terrible. El lunes nos dieron dos libros enormes para leer para una materia de la facultad y esa misma tarde nos juntamos a hacer un trabajo con los chicos, por lo que cuando llegué a la noche a casa no tenía más ganas que tirarme a dormir en mi cama. El martes fui bien temprano a la facultad y de repente un paro docente que nos dio la posibilidad de distendernos un poco con Esteban, Diego, Luz y Carla por el centro para después terminar en la casa del primero almorzando y siguiendo con el trabajo.
   - Está hecho un pelotudo.- Nos contaba Luz sobre David, su novio.- Me dice siempre que tiene cosas que hacer, no me habla, nos vemos cada vez menos y a veces me ignora en la facultad. “Ay no te vi” me dice.- Imitó con voz burlona.- Ya le dije que o se calma o lo voy a mandar a la mierda. La semana pasada bajó un cambio, pero me ignoró todo el fin de semana.

   El miércoles nuevamente día agitado. Lleno de mensajes de ambas partes de la cancha y como esa noche festejaba el cumpleaños mi abuela les tuve que decir que no podía, pero que organizábamos algo para el finde. Mi idea era ver a Marisol el viernes y a Camila el sábado. Pero llegó el viernes y las cosas tuvieron un cambio de rumbo.
   “Hoy no puedo. Pero mañana nos vemos” le dije a Camila. “Te vas a ver con Sol?” me preguntó. “Nada que ver Cami. Me junto con los de la facu a comer y después creo que salimos” le contesté tratando de esquivar su invitación, después de todo Marisol me dijo que me esperaba con un lindo conjuntito y con ganas de “probar algo nuevo” y dada la conversación que habíamos tenido hacía unos días estaba seguro que se trataba de la cola. “Bueno. Vos te lo perdés” me respondió Cami y la intriga me mató. “Me pierdo qué?” le pregunté. “Estoy acá con una amiga. Y estuvimos viendo algunas fotos tuyas del verano en las que estas en cuero y bueno…” dejó el mensaje a la mitad. “Bueno qué?” le pregunté a pesar de que me esperaba la respuesta. “Nada. Nos estuvimos tocando un ratito acá. Una al lado de la otra”
   Obviamente mis cabezas explotaron al instante. Camila estaba jugando con fuego, proponerme un trío era algo con lo que no se jugaba. Le pregunté si me estaba provocando pero su respuesta fue peor que el comentario anterior: Me mandó una foto de ella y su amiga, las dos completamente desnudas en la cama, estratégicamente tapadas con las sábanas y algunas almohadas para que nada se viera. ¡Yo conocía a esa chica! Era Ingrid, una amiga de Cami de la primaria. ¡Una bomba! Alta, flaquita, pelo marrón clarito, ojos verdes, labios hermosos, buenas tetas y un culito espectacular. La conversación después de eso tomó otro rumbo. Le pregunté qué era lo que quería hacer y me dijo que si iba podía tener algo de suerte y a pesar de que intenté sacarle la información concreta, no pasó más allá de suposiciones y de “ya verás…”, cosa que me volvía más loco.
   Miraba la imagen contantemente. Camila tenía puesta sus manos sobre sus tetas y la sabana le tapaba la conchita a pesar de que una de sus piernas estaba arriba. Ingrid estaba más bien de costado, resaltando el culito que tenía a medio tapar por un almohadón chiquito. La sábana subía hasta su pecho y le tapaba las gomas. Una de sus manos estaba atrás de la nuca y la otra entre sus piernas, como si se estuviera tocando.
   “No puedo hoy Sol. Perdoname pero la comida me cayó para el culo y estoy acá vomitando mal. Creo que mi vieja va a tener que llamar al médico”. Era la mentira más mentirosa de todo el mundo, pero fue la única que se me ocurrió. Ella me dijo que no había problema, que lo dejábamos para otro día y que me mejorara, acto seguido yo salí de mi casa, me subí al auto (dato relevante, a principio de ese mes había sacado el carnet y mi viejo orgulloso de eso me prestaba el auto con bastante frecuencia) y salí para lo de Camila con la verga completamente dura.

   Cuando llegué me hicieron desear unos minutos en la puerta. Cami me abrió la puerta. Tenía puesto un short suelto y una musculosa con un muy lindo escote que le resaltaba las gomas. Me llevó por toda la casa hasta su pieza que quedaba al fondo, entré y vi a Ingrid que estaba tirada en la cama, casi en la misma posición que estaba en la foto, pero vestida. Tenía puesto un shortcito muy ajustado y una remerita suelta que era casi abierta en la espalda.
   - Hola.- Me dijo sonriendo.- Hacía mil que no te veía.
   Me senté en la cama y sin problema me senté al lado de ella apoyando la espalda en el respaldar. Ingrid se terminó de acostar y quedó mirándome fijo. Cami se tiró a la altura de los pies y empezamos a hablar. Al principio les pregunté que estaban haciendo y ellas me contaron que se juntaron a comer y que la idea era ver una peli, pero que no encontraron nada bueno y por eso empezaron a hablarme.
   - No es justo que me manden esa foto.- Les dije sonriendo.- No tengo con que retrucar.
   - Sí tenés.- Me respondió enseguida Ingrid pasando su mano por mi pecho hasta mi panza y deteniéndose a centímetros de mi pantalón.
   - ¿Quieren que busquemos a ver si encontramos alguna peli?- Preguntó enseguida Camila parándose y yendo a buscar la tablet al escritorio. Me agarró por sorpresa y para colmo su amiga me ganó de mano en la respuesta:
   - Sí dale.- Le dijo entusiasmada y sentándose como yo, contra un borde de la cama.- Vení, hacele lugar a Cami.- Me dijo agarrándome del brazo y trayéndome hacia ella, cosa de que quedara algo de lugar en la otra punta.
   Pero Camila no entraba ahí, era muy chico el espacio. Sin embargo, sin ningún problema, ella se acostó de costado y puso una de sus manos sobre mi pecho y su pierna sobre las mías. La miré con una sonrisa provocadora y ella me devolvió una sonrisa inocente forzada. “¿Qué quieren ver?” preguntó enseguida. Nuevamente su amiga me ganó de mano: “Algo divertido” le dijo riéndose y empezando a tocarme el muslo con su mano derecha. “Ya sé” dijo Cami y apoyó la tablet sobre mi panza al mismo tiempo que arrancaba un video.
   Enseguida me di cuenta de lo que era. Una chica muy inocente tocaba la puerta con un traje de enfermera muy provocador. Abría la puerta una morocha tetona con cara de trola y cuando la enfermerita le preguntaba por la persona lesionada, la otra le decía que estaba en el comedor. Las dos iban y se sentaban una a cada lado de un pibe de unos 30 años, en cuero y bien musculoso que le contaba a la enfermera rubia de un dolor en las abdominales bajas. La enfermera empezaba a tocarle mientras la morocha le acariciaba la espalda y miraba todo con ojos de deseo. La rubia no encontraba nada raro, es por eso que tuvo que empezar a indagar más abajo y terminó bajándole el pantalón al tipo para comprobar que lo que tenía era nada más que una terrible erección. La enfermera aconsejaba hacerse cargo de eso entre las dos solo para que el pobre tipo no tuviera más dolor. Y así empezó. Al principio se la chuparon entre las dos. Después él se inclinó hacia un costado y mientras le lamía la concha a la morocha, la enfermera le seguía haciendo un pete. Después la rubia se puso en cuatro y mientras se la chupaba a la otra chica él se la cogía. Después la mujer del tipo se sentó sobre él, mientras la enfermera se tocaba al lado. Y así por una cantidad increíble de poses durante casi media hora. Al final las dos terminaron arrodillándose en el piso y el tipo les llenó la cara de semen a las dos. Cuando el video terminó, empezó la versión en vivo.
   Primero besé a Ingrid, después de todo era ella la que tenía su mano arriba pija que explotaba en el pantalón. Después giré la cabeza y besé a Camila, que ya no tenía la remera ni el corpiño. Mientras tanto su amiga empezaba a acariciarme todo el cuerpo. Entre las dos me sacaron la remera y cuando lo hicieron fueron juntas a besarme y a lamerle el pecho. Cami llegó primero al cierre del pantalón y rápidamente levantó la mirada y le dijo a Ingrid:
   - ¿Sabe qué? Creo que vamos a tener que hacernos cargo entre las dos del paciente para que no tenga más dolor.
   No pude contener una sonrisa y juntas me sacaron el pantalón y el bóxer para dejar libre a mi pija que estaba que explotaba. Ingrid tomó la posta primero. Mientras Camila me besaba en los muslos y en las abdominales, ella me la chupaba con ganas. Lo hacía con una mano en el tronco que se movía hacia arriba y hacia abajo y lamiéndola como loca con la lengua. Después le tocó el turno a la otra y mientras lo hacía como ella bien sabía, Ingrid empezó a desnudarse. Se paró al lado de la cama y se sacó la remera para revelar un corpiño blanquito de encaje muy sexy que enseguida terminó en el piso. Después se dio vuelta y se fue bajando el short muy despacio mientras sacaba culito y dejaba al descubierto una tanguita blanca divina. Volvió a la cama y le pidió permiso a Cami para seguir chupándome la verga un rato más. Camila aprovechó y tratando de imitar la sensualidad de su amiga, se sacó el short y la bomchachita para quedar desnuda. Una vez que las dos estuvieron acostadas, se pusieron una en frente de la otra y entre las dos empezaron a pasarle la lengua a mi verga. El placer que me provocaba eso era increíble, no podía creer lo bien que la estaba pasando. Sus lenguas iban hacia arriba y hacia abajo a distintas velocidades, haciendo que el placer sea aun mayor. Ingrid se la metía en la boca y después se la daba a Camila que con ganas la recibía para chuparla. No sé cuánto tiempo me tuvieron así, pero me sentía en el cielo.
   Camila se paró y fue hasta el escritorio. Ingrid subió por todo mi cuerpo con su boca hasta llegar a la mía y empezamos a besarnos. Su amiga volvió a la cama con un forro, pero antes de ponérmelo quería hacer otra cosa. Acosté a Ingrid bien arriba de la cama y fui bajando hasta llegar a sus piernas. Le dije a Cami que siguiera chupándomela y ella se arrodilló sobre la parte baja de la cama y volvió a meterse mi verga en la boca. Le corrí la tanguita a Ingrid hacia un costado y le pasé la lengua un par de veces, pero ya estaba totalmente húmeda. Se la chupé un ratito, pasándole la lengua hacia arriba y hacia abajo y después hacia los costados, pero enseguida empecé con los deditos, mientras tanto Camila me la mamaba con ganas. Le metí un dedo y lo fui moviendo despacito, pero ella quería más. Así que al instante le metí otro y ella empezó a suspirar y gemir de placer. El tercer dedo no tardó en entrar y sus gritos de placer empezaron a inundar la pieza y mi cabeza.
   - Ponete en cuatro.- Le dije a la misma vez que me paraba a un costado de la cama.
   Ella se acomodó mientras me ponía el forro y segundos más tarde ya tenía toda mi pija adentro. Con una seña con la cabeza le indiqué a Cami que se acomode delante de Ingrid y cuando lo hizo su amiga empezó a chuparle la conchita.
   Tenía en primera plana el hermoso culo de Ingrid, con la tanguita corrida hacia un lado y mi verga entrando y saliéndole de la concha. Más adelante veía como su cabeza se movía hacia arriba y hacia abajo y hacia los costados entre las piernas de su mejor amiga. A lo lejos estaba Camila, con las piernas bien abiertas y la cabeza tirada hacia atrás, mientras que con las manos se manoseaba las gomas. Me calentó tanto esa imagen que no pude evitar cogerme bien duro a Ingrid. Ella empezó a gemir y a gritar, pero Cami con una mano volvió a ponerle la cabeza entre sus piernas.
   - Vení.- Le dije a mi amiga después de un rato de cogerme a Ingird.
   Me acosté en la cama nuevamente contra el respaldar y Camila se sentó en mi cintura mirándome de frente y sus tetas quedaron a centímetros de mi cara. Se las tomé con las dos manos y las junté y mientras ella se movía se las iba chupando con ganas. Ingrid se acostó al lado y mientras que con una mano se masturbaba con la otra le acariciaba en la espalda y en la cola a Cami y de vez en cuando le pegaba unos buenos chirlos. Cami gemía cada vez más fuerte de placer mientras subía y bajaba su cuerpo. Sentía que la pija me iba a explotar.
   Pero todavía tenía una escena más que cumplir, la que había sido mi favorita del video. Le pedí a Cami que se levantara y me volví a parar a un costado de la cama y le dije a Ingrid que se acostara boca arriba. Camila enseguida supo lo que sería hacer y se puso encima de su amiga, quedando las dos frente a frente y con las piernas entrelazadas. Elegí primero cogerme a la de abajo. Le metí la pija a Ingrid y mientras su amiga la besaba y la tocaba, me la fui cogiendo. El culo de Cami me miraba con ganas, no pude evitar manoseárselo y cuando menos lo pensaba:
   - Haceme la colita mi amor.
   La frase que había escuchado hacía un año y medio en la casa de Leandro, mientras Camila cogía con su novio de ese entonces Patricio, me la acababa de decir a mí. Y mi alegría fue tal que sin poder contenerme le metí un dedo en el culito. A pesar del grito de ella no se lo saqué, para compensar la brutalidad le metí uno en la concha, pero esa colita estaba entrenada y al cabo de unos minutos estaba lista para mi pija.
   Sin cambiarlas de posición, con Ingrid acostada debajo de Camila y con sus piernas bien abiertas, le fui cogiendo la colita. Al principio despacito, después con ganas. La calentura que tenía en ese momento no la había tenido nunca. Podía escuchar a Camila gemir de placer y a Ingrid disfrutando la situación mientras la besaba. El culito de Cami era perfecto, ¿cómo no se lo había hecho antes?
   - Arrodillense.- Les dice a las dos alejándome un poco y sacándome el forro.
   Me empecé a pajear mientras las dos estaban arrodilladas en frente mío, Camila apretándose las gomas con las manos e Ingrid con la lengua afuera. Acabé una cantidad de semen impresionante. Le llené la cara de leche a las dos y alcanzó para tirarle un poco en las gomas a cada una. Después de eso, ellas se miraron y fueron al baño a lavarse. Yo me acosté en la cama bastante agitado, pero completamente satisfecho.
   La situación había sido como un sueño para mí, no podía creer hasta donde había sido capaz de llegar Camila para que la eligiera a ella y no a Marisol.


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