Un ganador. Capítulo 3

Un ganador. Capítulo 3

Esta es la historia de Emanuel, un ganador de 24 años que tiene anécdotas muy interesante para contar, llenas de chicas y amigas y por supuesto con muchas historias sexuales. Esta historia es ficción, sin embargo eso no quiere decir que se basa en algunos hechos reales…



Capítulo 3: Borracha y excitada
   La experiencia con Lorelei cambió completamente mi manera de ver el sexo. Antes de eso para mí era algo de intimidad, algo que se tenía que dar entre dos personas que se querían, que conectaban. Pero después de varias noches con “La casa del cielo” me di cuenta que el sexo tenía que ser algo para divertirse. Igual me llevó tiempo soltarme a la hora de coger y de poder hacerlo con cualquiera.
   - Vení bebé.- Me dijo Lorelei la segunda vez que fui a coger con ella al fin de semana siguiente de mi cumpleaños.- Llename las gomas de leche como te lo pedí.
   Había quedado tan manija con ella y con el grupo del club, que había rechazado una invitación de Lean y Facu a una noche de boliche con amigas de Facundo para poder cogerme a la rubia putita. Pero por el momento ellos no sabían nada. Solo se iban a enterar en el verano cuando les contara de a donde me iba todos los sábados después de salir.
   Además, Camila parecía querar calentar la pava pero no servir el mate. Me decía que estaba re lindo todos los días en la escuela, me abrazaba y me apretaba los bíceps, me confesaba que le había encantado esa noche conmigo, pero a pesar de eso no hablaba ni “A” de tener sexo. Facu, que sabía todo lo que pasaba, me decía que tenía que invitarla a mi casa y excitarla con besos y toqueteo hasta que no pudiera más y así ella solita me iba a pedir pija. Pero no resultó. Un viernes después de la escuela, aprovechando que mis viejos trabajaban, la invité a mi casa y nos tiramos en la cama y después de unos besos y algo de toqueteo me dijo que no porque podían llegar mis viejos y que se yo. Obviamente, esa noche terminamos con Javi, Pablo y Damián en “La casa del cielo” y como Lorelei estaba ocupada, tuve el privilegio de conocer a Rubí. Una morocha tremenda de 25 años, con un culo y unas gomas increíbles.

   Pero Diciembre llegó con más que el inicio de las vacaciones. La graduación fue el punto más alto de éxtasis de un miércoles a la noche en la que todos terminamos abrazados y borrachos en la casa de Lean. El verano se iba poniendo y las tardes en el club empezaban a dominar la rutina. Las chicas en malla en la pileta, los partidos de futbol con Javi y el equipo, los asados y las comidas a la noche, las dormidas en la casa de Lean. Así fue como se enteraron él, Cristian y Jaun Pablo de lo mío con Camila.
   - ¿Te la cogiste esa noche?- Preguntó Jaunpi totalmente sorprendido.- ¡Que maestro!
   Pero como era de esperar, la bolla se corrió. Cristian le contó a Clara, su novia y una de las mejores amigas de Camila, que le contó a Celeste y a Cami. Cele le contó a Falvia, también del curso pero no tan amiga nuestra, que como era muy amiga de Giselle le dijo. Giselle obviamente le terminó contando a Nicolás y a Marisol. Así, en cuestión de 1 día, sabía todo el mundo. Pero para mi sorpresa Camila no se enojó y la noticia generó una respuesta inesperada en Marisol, la otra chica con la que había transado del curso. Se puso celosa.
   “Así que te cogiste a Cami. Bien vos!” me escribió en un mensaje que denotaba celos y envidia. “Te ponés celosa?” le respondí enseguida. “Para nada” me escribió ella. Pero no tenía que mentirme, era obvio que todavía seguía con ganas. Pero no esperaba para nada lo que iba a pasar. El 22 de diciembre fue el cumpleaños de Camila, pero como cayó miércoles decidió pasar el festejo para el sábado 26 y aprovechó Navidad para hacer una especie de fiesta temática en el patio de su casa.
   - Va a estar buenísimo.- Nos contaba el miércoles a la tarde cuando fuimos a saludarla a su casa.- Contratamos un DJ y va a haber tragos de colores rojos y verdes. Y como vienen las chicas de vóley y las de ingles son como 40 personas. Va a estar re copado.- Parecía muy emocionada de festejar sus 18.
   Y fue una fiesta increíble. Cuando llegamos con los chicos el sábado, la casa estaba que explotaba de gente. Había algunos compañeros de la escuela de otros cursos, unas chicas muy lindas hablando en ronda al fondo del patio, las amigas de vóley que conocíamos por ir a verla jugar y ella, que estaba hermosa. Tenía puesto un vestido muy parecido al de la graduación, que le llegaba hasta las rodillas y le quedaba muy bien. Además tenía una sonrisa impregnada en la cara, pero eso se debía al alcohol.
   - ¡Hola chicos!- Nos digo dándonos un abrazo enorme a cada uno.- ¡Que alegría! Pasen y diviértanse.
   Parecía una chica de 15 años en su noche mágica. Pero se fue desvirtuando a lo largo de las horas. Cerca de las 2 de la mañana Cami ya estaba completamente borracha y le costaba entender lo que pasaba alrededor. Llegó al punto de venir al medio de la ronda en la que estábamos bailando con los chicos y Clara y Cele y tirarse encima de mí con el fin de buscar un beso. Pero mi inocencia de aquella época hacía que me la sacara de encima y tratara de hacerla entrar en razón. El problema se dio cerca de las 3, cuando cayeron los del otro grupo: Marisol, Giselle, Nicolás y un par más, que aparte de estar algo entonados, vinieron con un poco de mala onda. Nico casi se agarra a las piñas con Cris, pero Giselle se dio cuenta y se lo llevó a la otra punta de la fiesta. Marisol no paraba de buscarme. Estuvo toda la noche alrededor mío, revoloteándome y tratando de bailar conmigo. Y mi inocencia y no poca capacidad de razonar lo que eso podía significar, hicieron que termináramos los dos contra la pared chapando bien fuerte. Camila se enteró casi al instante.
   - ¿Qué haces tarada?- Le dijo a Sol empujándola a un costado y poniendo en medio de los dos.
   - ¡Pará! Calmate Cami.- Le dijo enseguida Sol tratando de bajarle un poco los humos. Pero Camila estaba sacada.
   - Ema es mío pelotuda.- Le dijo a los gritos. Los demás miraban, pero por suerte no habían llamado tanto la atención.
   - Cami calmate.- Le digo yo agarrándola del brazo.- Estás en pedo. Vení vamos.- Le insisto al ver que miraba a Sol con cara asesina.
   - Sos una puta.- Le gritó una vez más a Marisol que parecía a punto de llorar.- Sabés que Ema está conmigo ¿y te lo querés coger en mi cumpleaños?.- Le seguía gritando. Cristian y Juan Pablo se habían acercado y se habían parado entre las dos.- ¿Sabés qué? Es mi cumpleaños y la que se lo tiene que coger soy yo.
   Acto seguido Camila se dio vuelta y me encajó un beso que me agarró completamente de sorpresa y no pude evitar. Pero fueron unos segundos, ya que cuando nos separamos, volvió a agarrarme de la mano como la otra vez y me empezó a llevar adentro de la casa. Yo la seguía, pero simplemente con el fin de evitar que siguiera la pelea con Marisol, que cuando llegué a ver por última vez, lloraba desconsoladamente mientras Juan Pablo y Celeste la consolaban.

   Cami me llevó hasta su pieza, que estaba en la planta baja, pero a la otra punta de la casa y me metió cerrando la puerta de un portazo. El ruido de la música y de la fiesta se apagaron casi por completo y parecía que estaban a kilómetros de distancia. Me empujo contra la cama y caí sentado y ella se puso a caminar de un lado al otro.
   - ¿Quién se cree que es?- Gritaba mirando al piso. Caminaba en zigzag por culpa del alcohol.- La putita de mierda esa. ¿Se cree que va a estar con vos en mi fiesta de cumpleaños?
   Revoleó un zapato a la mierda y el otro lo siguió a los pocos segundos. Tenía el vestido corrido y parecía que se le iba a escapar una teta en cualquier momento. Me paré y se lo acomodé tratando de que dejara de caminar. Le dije un “calmate Cami”, pero quedó apagado por otro beso que me volvió a dar. Por un momento pensé que iba a quedar todo ahí, todo en nada, no quería abusarme de su estado, pero las ganas de coger y de volver a estar con Cami fueron más fuertes que yo.
   Volvimos a darnos un beso, pero esta vez no fue tierno, romántico, sino de calentones, con un abrazo fogoso y con manos que empiezan a moverse por todo el cuerpo. Camila tenía mucho gusto a alcohol y se notaba en lo desinhibida que estaba, pero no me importaba. Era obvio a dónde íbamos a terminar con esos besos. La lengua predominaba y marcaba el rumbo. Volvió a besarme el cuello como la tora vez. La calentura que teníamos se notaba en cómo nos manoseábamos y nos besamos sin importar nada.
   Antes de que me diera cuenta, estábamos tirados en la cama, yo sin remera y ella sin el vestido. El corpiño fue a parar al piso en cuestión de segundos y me animé a chuparle las tetas tratando de dominar un poco la situación. Camila, acostada abajo mío, se movía con cada beso y caricia que le daba, exagerando la excitación a causa del alcohol.
   - Acostate.- Me dijo casi dándome una orden.
   Yo me saqué lo que me quedaba de ropa y me puse boca arriba en el centro de su cama. Ella se pasó y se sacó la bombachita y fue a su placard a buscar un forro. Se arrodilló sobre el colchón a la altura de mis piernas y para mi sorpresa, me la empezó a chupar. No lo hacía muy bien, le faltaba práctica, pero se notaba que le gustaba hacerlo. Al principio pensé que era su primera vez, pero después me enteré que ya se la había estado chupando a un tal Patricio, y que era por eso que no se había acostado conmigo desde aquella noche de Octubre.
   Después de chupármela me puso el forro como puso y sin dar muchas vueltas se sentó encima de mí y empezó a cabalgar mi verga. Lo hacía como loca, estaba sacada y totalmente necesitada de sexo. Apoyó sus manos sobre mi pecho y a medida que se movía hacia adelante y hacia atrás me miraba con cara de puta satisfecha y gemía de placer. Le agarré las tetas con las manos y se las apreté bien fuerte a lo que ella respondió con un nuevo gemido para después morderse los labios de la excitación.
   No sé cuánto tiempo estuvimos cogiendo en esa pose, pero después ella me pidió de ir abajo y apenas lo hizo levantó bien alto las piernas. Yo me acomodé arriba de ella, poniendo sus muslos sobre mis hombros y me la empecé a coger. La penetración era tan profunda y tan directa que la calentura me había subido al máximo. Mi poca experiencia me la iban a pagar caro, haciendo que acabara en cuestión de segundos. Pero Cami estaba igual de caliente que yo, lo que hizo que ella también acaba y lo hiciera con un grito de placer total.
   Nos cambiamos lo más rápido que pudimos y por suerte para nosotros fue justo cuando yo me terminaba de poner la remera que Clara tocó la puerta y le preguntó si todo estaba bien. Nos acomodamos la ropa y ella abrió la puerta.
   - Sí.- Le dijo a Clara de manera seria.- Está todo bien. Ema me hizo entrar en razón de que exageré bastante. Ahí voy.
   Y sin más salimos de la pieza y volvimos a la fiesta.


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