La Riojana 3

Al otro día desperté muy temprano, ya a las 7 de la mañana el calor se sentía, Estela me estaba preparando el desayuno, y desde la cocina se podía ver a Carolina que aun seguía en la cama, conversamos con Estela, yo que tenía que ir a Villa Castelli a conversar con unos ingenieros sobre mi trabajo y que volvería en la tarde. Mientras levantaba mi café miraba sobre el hombro de Estela, la chica se había movido y “accidentalmente” las sabanas estaban corridas y podía ver asomarse unas bombachas diminutas que dejaban ver sus nalgas redondeadas y pequeñas.

Trate de apartar la vista y no pensar en esa chica, apenas con 18 años, no era lo que me esperaba, una pendeja siempre trae problemas, así que seguí charlando con Estela, ella siempre de espaldas al dormitorio, me contaba lo lindo que había sido el viaje a Aicuña, lo había pasado muy bien, inolvidable el viaje de ida y sobretodo el de regreso jejejejeje.

Reímos un rato y prepare mis cosas para salir luego y evitar el calor del medio día en carretera, Estela me pide que la lleve a la Delegación y se mete al baño antes de partir, en eso miro nuevamente al dormitorio y ahora Carolina está completamente destapada, boca arriba sus diminutos pechos apuntaban al cielo, a su edad la gravedad no existe, y esos pequeños senos estaban erguidos, tenía unos pezones diminutos, una aureola igual de pequeña y un color rosado de flores.

Sentí la bulla de Estela al salir del baño y me aleje de la vista que tenía, caminé hasta la piscina y espere a Estela con un cigarro, pensaba en la pendeja que me dejó perturbado, asumí que verla desnuda era sólo una casualidad, ella debía ser así de descuidada por el calor, nada más, como una pendeja se va a fijar en un hombre mayor, debe ser solo casualidad.

Salimos con Estela rumbo a la Delegación, en el camino muchas personas la saludaron, y el despedirse me dio un beso muy disimulado, apretándome la pierna me advirtió que estaría con ansias esperando mi llegada en la tarde, que hoy se iría Carolina de regreso a Guandacol, donde vivía con su madre.

El día paso lento en Villa Castelli, el ritmo cansino de la gente de La Rioja contractaba muchísimo con mi vida en Santiago, así que todo a una velocidad de ciudadano de pie. Mi proyecto se estaba atrasando y ya en 8 días acá había avanzado lo que yo esperaba tres días, ni modo armarse de paciencia y seguir empujando los viejos para iniciar mi trabajo.

A eso de las dos de la tarde ya estaba todo cerrado, decidí regresar a Villa Unión y comer algo en el camino, nada pude comer, estaba todo cerrado, el restorán del chivito al horno cerrado, no había ni hotdog para comer a la pasada, y me fui al Hostal y tirarme a la piscina. Al llegar no se veía nadie, estaba todo igual que al salir, salvo que Estela no estaba, de Carolina ni luces, me fui a mi cabaña a cambiarme y encima de la cama había una nota de Estela “Querido tuve que viajar urgente a Chilecito, regreso mañana, cuídame el Hostal, Besos”, y yo que pensaba cogérmela de nuevo, ni modo y seguí leyendo “Carolina no se irá hasta el miércoles, así que cuídame la nena, en buena chica no te molestará demasiado”, Glup, como es eso que debo cuidar la nena.

En la nevera había cervezas como siempre, y algo para picar, así que me fui a la piscina y dentro del agua me tome una cerveza, comí unas aceitunas y me refresque un buen rato. Cuando estaba en eso apareció Carolina, con un traje de baño diminuto de color negro, que contrastaba con su piel blanca, me saluda desde lejos y se recuesta en una reposera. Tenía unos lentes de sol enormes y el sombrero de su tía. A unos metros de mí tomaba sol, leyendo su revista abría y juntaba sus piernas, dejándome a mi mismo nivel su pequeño monte de vemos que se adivinada bajo el traje de baño. Tenía marcada la grieta de sus labios vaginales y sus pezones, a pesar del calor, estaban duros, escuchaba música con su teléfono, que conectado con unos pequeños audífonos mantenía el ritmo moviendo sus piernas. Luego de un rato me aburrí de la piscina y me salí, cogí la toalla y me senté en la reposera que estaba a su lado, no me di cuenta con tanta piel tan cerca se me despertó la polla, lo suficiente para que la chica notara que algo estaba pasando por allá abajo.

La chica tarareaba una canción de Fito Páez, y se da vuelta para tomar sol boca abajo, su cola quedó paradita, con el traje de baño corrido tapando solo una nalga, la otra completamente descubierta tenía la tanga media incrustada. Mmmmm tenía una colita pequeña, blanca como un papel, algunas pocas pecas, sus piernas delgadas y largas, el traje de baño apenas le cubría los labios vaginales quedaron muy bien dibujados, era muy apetitosa, la polla se me puso como piedra de solo pensar que meterla allí sería una delicia, mamarle el coño y el ojete. Levanto los brazos hacia atrás y se desabrocho la parte de arriba, sus pequeños senos quedaron a mi vista por un momento, para luego volver a recostarse, seguía con sus audífonos puestos mirando hacia el otro lado, me ignoraba, no me hablaba, solo tatareaba sus canciones y movía rítmicamente sus piernas, abriéndolas de vez en cuando para dejarme a la vista su coñito.

Al rato ya con el calor pegando y el sol dando, sin mirarme, me pregunto si podía esparcirle crema a su espalda, y yo con la polla como piedra me acerque como pude, junte mi reposera al lado de la de ella y cogí el envase para echarle.

Nervioso me puse crema en las manos y la esparcí, suavemente, al poner mis manos la chica se estremeció, seguía escuchando su música, yo pasaba mis manos desde los hombros hasta el final de la espalda, llegaba hasta el borde del traje de baño y subía, luego por sus brazos iba y volvía.

Luego me indico que le echara en las piernas, y ahí se me complico la vida, con la polla cada vez más dura, empecé por los pies hacia arriba, primero hasta las rodillas y muslo, luego la otra pierna, evitaba subir hasta sus nalga, las tenía a pocos centímetros de mis manos y ojos, y su coño se notaba muy claramente.

Seguí esparciendo hasta que me pidió que también le hiciera la cola, otro poco de crema en las manos y me di al “sacrificio” de encremarle las nalgas, mmmm una delicia, las tenía duritas, redondeadas y mis manos suavemente las apretaban con la crema, ella abrió aún más sus piernas y le esparcí entre medio de los muslos, teniendo la precaución de no tocar su coñito, ella habría aún más sus piernas cuando me acercaba, estaba temblando, tener ese coñito tan cerca de mis manos me hacían dudar si tocarlo de una vez, o no hacer nada, estaba tan excitado que sentía que en cualquier momento eyacularía dentro del traje de baño.

Cuando ya estaba casi por terminar y me envalentone y deliberadamente roce su coño, la tela del traje de baño era tan suave que se sentía como si estuviera desnuda, ella se estremeció entera, se acomodó un poco más y abrió sus piernas un poco más, volví a pasar la mano con crema nuevamente por el mismo lugar y volví a tocar el coño, esta vez con más decisión y ella volvió a estremecerse, su respiración se hizo evidente, mis manos volaban entre la rodilla y sus nalgas, subían y bajaban entre los muslos procurando siempre rozarle el coño en cada pasada, su respiración se agitó, era evidente que lo estaba disfrutando, apretaba las nalgas, y yo estaba que me tiraba encima o le arrancaba la tanga para comerme ese hermoso culito.

Pase mis dedos por encima de su traje de baño marcando la línea del coñito y ella sin darse vuelta emitía pequeños gemidos, con una mano apretaba la nalga y con la otra rosaba el coño caliente y húmedo, estaba a mi merced, apreté más fuerte el dedo sobre el coño y sus caderas hacía pequeños movimiento buscando mi dedo con ansias. Hasta que decidí meter mi mano por debajo de la tanga, cosa que Carolina respondió levantando la cola y tiritando entera, tenía espasmos cada vez que mis dedos tocaban sus labios vaginales, subía hacia el ano y bajaba hasta el clítoris, rosando suavemente los pliegues calientes y húmedos, su aroma a concha caliente era una delicia, apoye mi dedo pulgar en la entrada de su vulva y ella lo busco sola, lo deje fijo y era ella quien se movía, suavemente sus caderas buscaban rozarlo y empezando a penetrarla, metí mi dedo pulgar un centímetro y sentí el calor de sus fluidos en mi dedo, suavemente entraba y salí y sus gemidos se hacía cada vez más fuertes y seguidos, tenía sus manos aferradas a la reposera, sus ojos siempre cerrados y la música sonaba en sus audífonos.

Estaba en eso cuando sonó su celular y rápidamente ella se incorporó, tomando el teléfono con su mano derecha y cubriendo sus pequeños senos con su brazo izquierdo, su respiración muy agitada hacia que sus pechos subían y bajaban rápidamente. La llamada era de su tía Estela, y por su fuerte respiración le preguntaba cómo estaba y si yo había regresado, conversaron un buen rato y ella se paseaba por todos lados, se fue a un rincón del patio para que yo no la escuchara y allí conversó latamente con su tía, al finalizar cortó y se metió en la cabaña. Entré en pánico, estaba seguro que la chica le había contado que el inquilino le había corrido mano cuando le hecho crema, estaba seguro que le había dado instrucciones para que se metiera en la casa mientras llegaba la policía, me fui a la cabaña, me di una ducha “fría”, al salir me tire en la cama solo con la toalla puesta y me quede mirando el techo, unos momentos, en realidad me quede dormido y cuando ya estaba oscuro sentí que me hablaban, Carolina se había sentado al mi lado, me tomaba el brazo para que despertara, medio dormido pensé que era la policía pero al abrir los ojos estaba ella preciosa y sonriente.

Me invitaba a cenar, cosa que me despertó completamente y me levante de inmediato, sin embargo, no recordé que sólo llevaba la toalla puesta y esta cayo al ponerme de pie, la chica me miro de pies a cabeza, bueno me miro la cabeza que quedo frente a sus ojos y sonrió, me tape como pude y ella salió para que terminara de vestirme.

Pensé mientras me vestía, “y yo que pensaba que me iría preso por una pendeja”…
Seguirá.

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