La Riojana 1

Hace años por motivos de trabajo me tocó conocer la cordillera de La Rioja, era mi primera vez en Argentina, y luego de pasar por Mendoza y San Juan llegué a una pequeña localidad llamada Villa Unión. Un pueblo de una calle, gente amable, un calor infernal, ese día de mi llegada habían 48 grados celsius a la sombra.

Me costó encontrar un hotel, era temporada alta de turismo, y entonces busque un hostal o cabañas, al final del día, encontré un hostal muy pequeño a unos 300 metros de la ruta 76, rodeado de un viñedo, tenía sólo dos cabañas, una piscina y la atendía una mujer de unos 60 años muy amable. Pelo castaño corto, ojos verdes y a pesar de su edad estaba muy bien conservada, unos senos grandes, muy buen escote, delgada, cola parada y caminar llamado a fornicarla en cada paso.

El trabajo me tendría en esa ciudad unas tres semanas, así que pague por adelantado para no tener problemas. Salía muy temprano a un sector cercano a Vinchina, que se encontraba al norte de Villa Castelli. Regresaba ya de noche al hostal, y mi anfitriona como siempre me esperaba a cenar ya que era su único inquilino, al cabo de tres días me tuteaba y me invitó unas copas de vino con agua. En Chile mezclar vino con agua es considerado un crimen.

Estela era profesora jubilada de historia, y por mi gusto de la lectura pasábamos horas conversando sobre Chile y de sus vacaciones en Viña del Mar o La Serena. Ella ocupaba la otra cabaña, que por lo general estaba con las puertas abiertas, su habitación estaba enfrente a la mía y las cortinas azules de su dormitorio siempre se agitaban por los ventiladores que utilizaba.

Al llegar el fin de semana no salí a trabajar así que me levante un poco más tarde y por el calor que hacía me metía a la piscina temprano, tenía a mi disposición una pequeña nevera que Estela siempre se preocupaba que estuviera llena de cerveza Quilmes. Creo haber bebido unas 4 antes del almuerzo y en la piscina ya me tenían bien mareado, cuando cerca de medio día ella aparece en traje de baño y me pregunta si le molesto compartir la piscina y las cervezas. Me dejo boquiabierto cuando la vi frente, un bikini azul, dejaban ver sus formas aun con más detalle, sus senos grandes, su vientre plano y un monte enorme eran mucho más de lo que yo esperaba para una mujer de 60 años. Se metió muy despacio a la piscina, dándome la espalda, me permitió ver su tremenda cola, y como en un descuido se tropezó cayendo de espaldas a mí que atine a ayudarla para que no se golpeara, al hacer esto pude sentir su piel y su cola pegada a mi polla que ya a esa altura estaba completamente parada. No se alejo demasiado solo atino a pedir disculpas. Luego se tomo una cerveza conmigo y conversamos latamente de la belleza del valle de Talampaya, que debía visitarlo y que me encantaría conocer Laguna Brava y otros lugares.

Me conto que sus hijas habían estudiado en Chile y que se habían radicado por allá y que las extrañaba muchísimo, así que conversar conmigo le ayudaba a recordarlas, no las veía desde el verano, y aunque le gustaba Chile eso de los temblores y terremotos le aterraban.
Le pregunte si fumaba y al decirme que sí, me salí de la piscina y fui a buscar los cigarros y fuego, al regresar note que su miraba se había clavado en mi traje de baño, mi erección era evidente, y con tanta cerveza ya ni me daba cuenta del tema, pero ella lo noto y se sonrojo, bueno supuse que eso era ya que el sol pegaba muy fuerte.

Seguimos en la piscina por un rato más, hasta que me invito almorzar en su cabaña, y como si nada salimos del agua nos secamos un poco, y nos fuimos a su cocina, pero ella se metió a su dormitorio y luego de unos minutos salió con una pollera larga ya sin su traje de baño puesto. Se puso a calentar la comida, por supuesto unas carnes con ensaladas mixtas y de entrada unas humitas riojanas. Su vestido muy suelto y largo dejaba entrever que se había quedado sin la parte de arriba, ya que al caminar sus senos se bamboleaban con extrema delicadeza. No paso mucho tiempo para comprobar que tampoco tenía la parte de abajo, ya que salió al patio a buscar unas flores para poner en la mesa y su vestido se traslucía completo, pude ver claramente sus muslos contorneados y la juntura de ellos. A esa altura ya no tenía hambre sólo quería una oportunidad de follarme a esta “viejita”.

Una botella de un buen vino Malbec, esta vez sin agua, la comida y una excelente conversación sobre su vida, viuda hace mas de 15 años, se había dedicado a sus hijas primero y luego a los niños del colegio, con la muerte de su marido heredo esa propiedad y de vez en cuando arrendaba esa cabaña, esta vez había decidido hacerlo a un chileno. Otra botella de vino que a esa altura ya me tenía completamente mareado, nos permitía tutearnos sin tapujos y era excelente contando chistes, ese almuerzo terminó pasado las 8 de la tarde. El calor infernal parecía que no se aplacaba, ambos transpirábamos como bestias de carga, no se si era por el calor del día o por mis ganas de follarla, así que le plantee que nos metiéramos a la piscina nuevamente, cosa que hizo gustosa, a esa altura ninguno se preocupo que estaba con vestido y no con traje de baño.

Puso música y al entrar en la piscina se saco el vestido y se metió rápido, cosa que no logre apreciar bien sus dotes, antes de meterme me pidió que trajera la botella de vino y unas copas, y como buen caballero le dije que si ella estaba sin nada, yo no podía ser menos, así que me saque el traje de baño llene las copas al lado de la piscina y entre junto a ella, hicimos un salud por los amigos y la tome de la cintura dándole un beso que me dejo casi sin respiración por arriba y su mano por abajo me atrapo la polla firme y duro a la primera. Se me hicieron pocas las manos recorriendo sus enromes senos, sus pezones ya estaba muy duros y enormes, su vientre plano me invitaron a recorrerlo y buscar su coño, tenía un vello púbico frondoso pero muy suave, su aliento dulce y con sabor a vino no dejaron de besarme y sus manos no dejaban de acariciarme la polla. Me tiro hacia ella buscando sentir mi polla cerca de su piel a lo que no me hice esperar, la levante tomando sus nalgas para ponerla en posición de penetración y aproveche de comerme esos enormes senos, sus pezones era una delicias, gimió y vocalizo una serie de palabrotas que difícilmente logre entender hasta que apunte la cabeza de la polla en su coño y suavemente la fui penetrando, su cuerpo tembló entera, sus pezones se pusieron duros como piedra, los sentía rosarme y eran como frutillas. Estuve penetrando esa vulva caliente por un buen rato hasta que ella me pidió que se lo hiciera por la cola, la di vuelta y de golpe se la metí hasta el fondo, apretando sus senos y luego sus pezones se retorcía en cada embestida, con cada penetración ella temblaba, estaba como asustada, feliz, como que no podía creer lo que le estaba pasando, y cada vez se la metí más duro y más rápido, hasta que mi polla sintió que lo succionaban cada vez más fuerte y su orgasmo llego con violencia, su cola se movía muy fuerte, y nuevamente palabrotas hasta que se quedo quieta. Yo aún con la polla a mil le seguía dando por atrás, y trate de cogerla por el culo, cosa que no me dejo, se dio media vuelta y me propuso que ella me ayudaría a terminar, así que me pidió que me sentara al borde de la piscina y su boca se apoderó de mi polla. Primero con la lengua y luego dentro de su boca me hizo una mamada suave al principio y después siguió mucho mas fuerte hasta que no pude más y le llene la boca de leche, no se corrió y siguió chupando hasta que ya no salió nada más, me metía a la piscina y nos besamos apasionadamente, como siempre su mano ya estaba apoderada de mi polla, calentándola para una segunda embestida….

Seguirá.

3 comentarios - La Riojana 1

manuelkkk
Impresionante y caliente la Riojana como así también tu relato. Seguí contando.

Van merecidos puntines
gust7387
Muy buen relato espero saber como continua. Esto paso hace mucho por que de lo contrario mis vacaciones voy para la Rioja asi la conosco. Gracias por compartir