Una noche perfecta Enviada por: el agradecido mexico



Una noche perfecta


Enviada por: el agradecido mexico

197375 - Hola, mi nombre es Jorge y me gustaría contarles una experiencia que tuve hace poco.

Resulta que conocí a una señora por Internet en un chat erótico e hicimos una amistad muy abierta pues hablábamos de todo, incluyendo claro, de sexo y esas cosas. Esta situación duró como un año hasta que decidimos conocernos, así que nos citamos en un café del Centro, la cita fue a las 6 de la tarde así que llegué a las 5:50 p.m. y me senté en una mesa de hasta el fondo.

No tuve que esperar mucho pues como cinco minutos después entró ella; traía un vestido rojo con un abrigo negro y aunque no nos conocíamos, yo supuse que era ella. Al entrar, comenzó a caminar entre las mesas buscándome hasta que llegó al fondo, donde vio la rosa en mi mesa que esa era la señal para reconocernos.

Enseguida, ella me miró y me brindó una sonrisa, misma que correspondí, luego me puse de pie y le di la rosa, después nos saludamos y ella se quitó el abrigo, dejándome ver el escote muy pronunciado que traía. Empezamos a platicar con algo de nervios pues todo eso era nuevo para ambos y después de unos minutos, lo hacíamos ya como en el Chat.

Nos confesamos mutuamente que estábamos nerviosos así que después la invité a ir a un salón de baile donde empezamos a tomar y todo cambió, pues comenzamos a bailar y a hablar de las locuras que podríamos hacer. Así, después de una botella, le dije que no podría manejar y ella me dijo que eso era lo de menos, que ahí cerca había un hotel donde me podría quedar y al preguntarle que si me acompañaría, me respondió que sí, así que no perdí más el tiempo, pedimos la cuenta y nos fuimos al hotel.

Una vez adentro, ella me detuvo en la puerta y me dio un beso muy apasionado, también me advirtió que después de esa noche, no la olvidaría, enseguida me besó el cuello y empezó a desabotonarme la camisa mientras yo la tomaba de los hombros. Después, ella comenzó a besarme el pecho, luego desabrochó mi pantalón y cuando pensé que vendría lo bueno, ella me levantó las manos y sin soltármelas, se volteó y quede abrazándola, así que aproveché para decirle lo mucho que había soñado con ese momento.

Ella comenzó a mover sus nalgas rozándome con ellas y me preguntó si me gustaba, como respuesta yo solamente le besé el cuello. Después, ella se hizo a un lado y me preguntó si me gustaba cómo iba vestida; al contestarle que sí, ella tomó los tirantes de su vestido, me miró a los ojos y los hizo a un lado dejando caer el vestido, para luego dejarme ver que traía una tanguita diminuta, con un liguero y una especie de baby doll transparente.

Después, ella se sentó en la cama y me pidió que me acercara y al acercarme, me miró a los ojos, me bajó el pantalón y tomó mi verga con una mano mientras me besaba el vientre diciéndome “¡qué rica la tienes!” y yo solo le dije lo que era cierto, que era toda suya y me dijo “entonces dámela papi”. En ese momento, ella sacó la lengua y me la comenzó a lamer, desde la raíz sin tocar nunca la cabeza pues sabía lo que hacía y lo que provocaba; me torturó como nunca nadie lo ha hecho aunque también lo disfruté como nunca había gozado, inclusive estuve a punto de tomarla del cuello y obligarla pero la verdad era que lo estaba disfrutando mucho.

Luego de un rato de esta tortura, me miró y me preguntó que qué quería aclarándome que no le fuera a salir con pen... que quería oír las cosas como las pensaba, cosa que me quitó los pocos nervios que tenía y la vi como nunca he visto a nadie, pues siempre me han encantado las mujeres seguras y con carácter Así pues, lo único en que pensé fue en darle lo que me pedía pues se lo merecía.

Enseguida, le acaricié las mejillas y pasé mis dedos por sus labios diciéndole que quería que me mamara la verga, ella me sonrió, sacó su legua y me lamió la punta al tiempo que me preguntó que si así lo hacía bien; yo le contesté que me la lamiera toda, que me la mamara toda entonces abrió su boca y sin dejar de verme, me la comenzó a mamar mientras yo lanzaba unos gemidos de placer y le pedía más, que me la mamara más. Fue todo un espectáculo ver como devoraba mi verga sin dejar de verme mientras me decía que le gustaba mi verga, que quería comérsela toda.

Después de un rato, ella se acostó sobre la cama mientras yo contemplaba la imagen de ella con su tanguita y su ropa sexy y cuando se iba a quitar las zapatillas que llevaba, le dije que no, que me gustaba como estaba vestida y que se quedara así. Enseguida, le acaricié todo el cuerpo con pequeños roces que la hacían estremecerse y noté que su piel se ponía chinita mientras pasaba mi lengua por todo su bello cuerpo.

Luego, yo le quité su sostén y pude besarle, acariciarle y chuparle sus ricos senos mientras mi mano jugaba con su tanguita y su rajita, ahora era mi turno de torturarla y así lo hice, al tiempo que ella me pedía que se la metiera mientras seguía jugando con ella. Así, recorrí todo su cuerpo por detrás y por delante hasta que le regresé el favor y le hice sexo oral mientras ella tomaba mi cabello y me decía “así papi, así, qué rico estás”.

Fue delicioso oler su sexo pues no olía feo sino todo lo contrario, tenía un olor dulce y sabía igual mientras ella me pedía que ya quería que me la cogiera, así que luego de unos minutos, yo me incorporé y empecé a rozarle con mi verga ese delicioso sexo que ya estaba bien lubricado hasta que se la metí, fue cuando comenzó a decirme que le encantaba la verga y que quería que me la cogiera toda la noche. Después de un rato, se la saqué y la volteé poniéndola en cuatro patas y mientras se la metía así, me confesó que esa era su posición favorita al tiempo que repetía “cógeme, así, así, dame más verga” y cosas por el estilo.

Yo estaba a punto de venirme y me detenía para no hacerlo y disfrutar al máximo de esa noche pero ella se dio cuenta de lo que estaba haciendo y se zafó preguntándome si ya me iba a venir, le contesté que sí, así que ella me hizo otra confesión y me dijo que había algo que en su vida de casada nunca le pidió a su esposo y que le gustaría intentarlo. Al cuestionarle que qué era, ella me respondió que quería saber a qué sabían los mocos de una verga, así que me acostó y me preguntó si podía, yo solo dejé que hiciera conmigo lo que quisiera.

Enseguida empezó a mamarme la verga con delicadeza y en momentos sentí como si me la quisiera arrancar hasta que sentí como ella cerró sus labios alrededor de mi verga mientras que con su mano seguía la labor para que terminara. A los pocos instantes, solo sentí cómo salía toda mi leche y sin dejar escapar nada, ella me miró a los ojos y después de limpiármela por completo, me dijo “gracias”, inmediatamente la abracé y la acosté a mi lado, esperando que fuera la primera noche de todas las siguientes de mi vida.

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Sin embargo, cuando desperté ella ya no estaba, lo que me trajo muchas dudas por haberlo hecho sin protección así que me dispuse a hacerme pruebas, en donde supe que no tuve ninguna consecuencia. Hace dos días que recibí mi última prueba que salió igual que las otras cuatro que me realicé: negativa y ayer mismo también recibí la última carta de esta amiga, donde me decía el por qué hizo lo que hizo.

Resultó que el hecho de haberme dejado así fue porque ella sigue casada y me comentó que después de esa noche, su matrimonio peligraría si seguíamos viéndonos o siquiera escribiéndonos y que no podía hacerlo por sus hijos. Yo entendí sus motivos y los respeté pero no pude hacer más que brindarle este homenaje y si es que un día lo lee, que espero que así sea, sepa que es una mujer en toda la extensión de la palabra.

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