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La primera y la última

Notas del autor:

Me alegro de saber que haya personas que disfrutaron de mi pequeño experimento con la historia interactiva.
http://www.poringa.net/posts/relatos/2568665/Decisiones-Inicia-la-aventura.html


Pero concuerdo en que es una historia sumamente larga, así que por algún tiempo escribiré algunas historias cortas, pero serán historias reales y que me sucedieron a mí. Tal vez luego escriba otras que me han llegado a contar amigos y familiares. Y tal vez en el futuro haga otra historia interactiva.
Si hay que empezar por algún lado, será con mi primera vez. Si estás interesado en los detalles de la historia lee el prólogo. 
Prólogo
Mi primera vez fue algo muy especial, y no lo digo porque haya sido algo romántico, eso sería súper cursi. Pero fue especial porque fue el día de mi cumpleaños y tuve la oportunidad de experimentar con mi compañera. Así que comenzaré por presentarles a Grecia. Cuando la conocí, yo tenía unos seis o siete años y ella era mayor a mi por unos 4 años aproximadamente. En mi infancia era normal que todos los niños y jóvenes de la cuadra saliéramos a jugar a la calle, así que prácticamente todos los días nos veíamos y jugábamos. Obviamente conforme íbamos creciendo nos veíamos menos y menos. Además muchos de los chicos con los que jugábamos se mudaron. Sin embargo yo y Grecia manteníamos comunicación, pues viviendo uno al lado del otro era difícil no vernos en las mañanas cuando salíamos rumbo a clases, o por el medio día cuando regresábamos. 

A veces incluso cuando yo salía rumbo a la tienda de la esquina, la veía sentada en la puerta de su casa leyendo o escuchando música y normalmente me quedaba un rato para hablar o preguntarle que leía o que escuchaba. 

La verdad puedo decir que en varios puntos de mi vida desarrollé un gusto por ella, pero nunca lo tomé como algo serio, ella era mayor y siempre pensé que me veía más como un niño. Además casi siempre tenía novios y yo siempre fui lo suficiente inseguro de mi mismo en aquella época como para decirme “No puedes tenerla”. Y bueno es normal para un chico de quince ¿o no?

La primera y la última

Ahora voy a ser honesto en su descripción física, porque la verdad, actualmente la recuerdo y no es la gran cosa… quiero decir, Grecia era una chica normal. Teníamos más o menos la misma altura, pero realmente no recuerdo cuanto medía exactamente. Ella tenía el cabello castaño oscuro y largo. Su rostro… bueno aquí viene lo peculiar, la verdad es que no tenía nada de especial; no era fea, pero no es ni de cerca la chica más linda con la que eh estado. Era bastante ordinaria en ese aspecto, lo único rescatable es que tenía unos labios muy bonitos. Tenía una piel ligeramente bronceada. Hablando de cuerpo, tenía el tipo de cuerpo de pera, o sea que de la cintura para arriba era más delgada que la parte de abajo, esto posiblemente porque salía a correr y tenía una piernas bastante tonificadas. La verdad es que no tenía prácticamente nada de tetas, pero si un culo bastante redondo y firme, eso en mi opinión era lo más suculento en ella. En general era delgada, pero comparado con lo enclenque que yo era, ella tenía buena carne. 

En fin, pasaron unos cuantos años y un día antes de mi cumpleaños 18 me la topé cuando ella salía rumbo a su trabajo (ella ya había terminado su carrera, y tenía como 21) y me preguntó si podíamos hablar por la tarde, a lo cual yo dije que sí. No parecía nada raro, no era la primera vez que me lo pedía. 

Usualmente esas charlas de tarde eran sólo para pasar el tiempo, comíamos algunos bocadillos y a veces veíamos películas o algunos episodios de alguna serie, aunque normalmente hablábamos de nuestros asuntos, y decíamos estupideces, cosas normales. Pero aquel día la conversación pasó de ser algo formal a algo más intimo de una forma muy abrupta. Ella comenzó a preguntarme por mis relaciones con otras chicas. 

Hasta aquel entonces había tenido algunas cuantas novias, pero ninguna había sido nada muy serio y obvio nunca había tenido sexo con alguna de ellas. Yo no le dije eso inmediatamente a Grecia, pues no quería que supiera lo perdedor que era, mi orgullo de hombre se hubiera arruinado. 

Pero de todas formas ella me lo preguntó y traté de evadir la pregunta, pero ella me presionó a que le contestara. Le mentí obviamente, pero ella se dio cuenta, así que terminé diciéndole que era virgen. Ella sonrió y me pregunto “¿Quieres dejar de serlo?” y sin tomar muy enserio la pregunta le dije que sí. Yo suponía que era sólo una pregunta, no una propuesta. Por eso me tomó de sorpresa cuando dijo “Entonces ven mañana en la noche, que sea tu regalo de cumpleaños.” Me reí nerviosamente y por el resto del tiempo que estuve con ella me lo tomé como una broma, pues era normal entre nuestras charlas hacer bromas relacionadas con el sexo o hablar en doble sentido. Varias veces me dijo que era en serio, pero seguía sin creerle, y que ella se riera no la hacía convincente.

El día siguiente llegó. La verdad es que dudé en ir, porque realmente sentía que se burlaría de mi o algo así. Tal vez había invitado a sus amigas y cuando yo fuera a su casa se reirían en mi cara de virgen. Al final me animé, pues me convencí a mi mismo de que ella no era tan culera como para hacerme una broma tan de mal gusto. Además si hablaba en serio iba a coger, ¡por fin! Y si no, pues, sólo tendría que pasar una vergüenza que seguro superaría con el tiempo (eso me dije a mi mismo). 

Aún vivía en casa de mis padres, así que les mentí diciéndoles que iría a cenar con unos amigos. Cuando llegue a casa de Grecia me quedé parado frente a la puerta, nervioso y sudando como nunca en la vida. Suspiré y recuerdo que me dio un terror absoluto cuando mi mano tocó la puerta. Unos segundos después abrió Grecia. Tenía puesto un vestido azul marino sin mangas que se le ajustaba bastante. Su maquillaje era bastante ligero y llevaba el pelo suelto. 

Me sonrió y me abrazó felicitándome. Enseguida me tomó del brazo y me guió hasta el auto de su papá (Ella aún vivía con sus padres, por eso no nos quedaríamos en su casa). Es una suerte que a menos de cinco minutos de mi casa había un motel, pues así el camino no sería tan largo, pues no sabía que decir mientras ella manejaba. Recuerdo que me dijo que no estuviera nervioso, que sería genial y cosas así, pero yo tenía la mente en blanco, apenas y recuerdo lo que veía en el camino al motel.

Cuando llegamos, pidió un cuarto y fuimos directo a él. Respiré profundo mirando en todas direcciones, no sabía lo que tenía que hacer. Para mi suerte ella tomó la iniciativa. Me tomó del rostro y me dio un beso, eso me relajaría lo suficiente. Mientras nos besábamos me guió de espaldas hacia la cama y con un ligero empujón hizo que me recostara. 

Bromeando un poco comenzó a bailar y tararear mientras se quitaba el vestido. En este punto estaba preocupado de que no se me fuera a parar la verga por el nerviosismo que tenía. Cuando se sacó el vestido me dejó ver su lencería negra con un encaje simple. Como siempre, sus piernas y caderas eran lo que más llamaban mi atención. Enseguida se subió encima de mí y metió sus brazos debajo de mi playera, obligándome a sacármela. Luego me besó de nuevo, pero esta vez me tomó las manos y las puso sobre sus piernas y me dijo “Puedes tocar todo lo que quieras”.




Así que deslicé mis dedos los costados de sus muslos hasta que llegué a las caderas. Ella se pegó lo mas que pudo a mí, hasta que sentí su entrepierna tocando la mía. Le acaricié las nalgas suavemente y ella comenzó a moverse hacia adelante y hacia atrás frotándose contra mí. Le estrujé las nalgas mientras escuchaba y sentía el movimiento sobre mi verga. Puedo decirles que se perdió mi preocupación por que no se me parara, pues en cuestión de segundo ya tenía durísimo el pito. 

Ella se dio cuenta, así que se alejó de mi rostro y bajó hasta la altura de mi pantalón, lo desabrochó y me pidió que me parara. Cuando lo hice, me bajó los pantalones junto con el bóxer de un sólo tiro. Mi verga rebotó y ella lo atrapó entre sus dedos. Se sentían fríos y por ello di un respingo, pero se sintió genial. Le sonreí y ella me regreso el gesto. Se puso de pie frente a mí y se me acercó nuevamente, pero sin soltarme el pene. Comenzó a darle pajazos rápidos y por momentos hacia algo raro con los dedos y la cabeza de mi verga, no sé que era porque no me dejaba ver, pero se sentía de lo mejor. Y sin esperar mucho se me venía el orgasmo. La agarré de los hombros para intentar separarla y que se detuviera, pues no quería venirme así de rápido, pero entonces ella también me agarró con su mano libre y me dijo “Termina, no te preocupes”. Y no importaba que ahora tuviera su “permiso”, pues ella seguía pajeandome durísimo y era inevitable no venirme, pero por lo menos relaje mi miembro y dejé que saliera toda la leche.




“Ahora ya no será tan fácil que te vengas de nuevo” me dijo mientras me exprimía la pija para sacar las últimas gotas. Me senté en la cama con la respiración agitada. Ella se hincó y enseguida se llevó mi verga a la boca, yo cerré los ojos tensándome todo, me acababa de venir así que aún tenía la cabeza sensible y esta cabrona enseguida comenzó a chupármela como desenfrenada. No tuvimos que esperar mucho antes de que se me parara de nuevo por completo, sin embargo ella siguió chupando, pero se aseguraba de lubricar mi verga con mucha saliva. 

Se levantó y se hincó sobre la cama y me dijo que me parara. “Ahora métemela” me dijo. Nuevamente respiré profundo y me puse detrás de ella. Se dejó caer sobre la cama con el culo en alto y se bajó las bragas hasta las rodillas. Me agarré la pija y respirando profundamente se la fui metiendo lentamente. Qué bien se sentía. Cuando llegué hasta el fondo no puede evitar sonreír ¡Había perdido mi virginidad!




La tomé de las caderas, y al principio se me hizo difícil moverme, me sentía tieso. Después de unos cuantos empujones le tomé un poco más de ritmo y fue mucho más fácil. Ella suspiraba en ligeros gemidos que me excitaban más y más, pues suponía que lo estaba haciendo bien. Lentamente fui acelerando. El sonido de mis piernas contra sus nalgas también era súper excitante. Sabía que si trataba de acelerar el paso terminaría de inmediato, así que baje el ritmo y se me ocurrió otra cosa. Saqué mi verga por completo y me la agarré, se la volví a meter hasta el fondo lentamente y rápidamente la saque. Así como cuatro o cinco veces sacaba mi verga entera y se la volvía a meter hasta adentro. Luego simplemente regresé a las ligeras embestidas, pero esta vez le tomé de la cintura para poder moverla contra mí y hacer que el golpe entre nosotros fuera más rápido. Ella gemía cada vez más fuerte y yo quería ir más rápido, pero coger era difícil, mis piernas y mi abdomen se me entumieron por el esfuerzo físico, pero aún así seguí bombeando. 

Hubo un punto en el que yo me detuve para tomar un respiro, pero ella siguió moviéndose. Dejé que ella siguiera así por un rato, hasta que sentí que nuevamente me venía el cosquilleo del orgasmo. Fue entonces que tomé mi segundo aire y simplemente comencé a embestirla lo más rápido que pude. Ella gimió con fuerza y en un par de empujones más me vine llenándole la concha de leche. Jadeé y luego me recosté sobre la cama tratando de recuperar mi respiración. Ella también se dejó caer sobre la cama viéndome y me preguntó “¿Lo disfrutaste?”. Entonces yo le sonreí y le dije que aún no terminábamos, la verdad lo decía en broma, pero ella lo tomó como un reto. “¿Estás seguro de que aún puedes?” me dijo con algo de sarcasmo, mientras me agarraba la pija, la cual aún estaba erecta, pero estaba comenzando a aflojarse.
Ella se subió encima de mí y colocó mi pija en la entrada de su vagina. La masajeó un poco y luego se la metió. Es una sensación extraña cuando la verga se está suavizando, pero logre tensarla, mientras ella subía y bajaba lentamente. Sonreía como burlándose de mí, así que hice todo lo posible por excitarme lo más rápido que pude. Para ayudarme un poco comencé a juguetear con sus nalgas y conseguí que se me parara de nuevo. Después de un rato ella se volteó dándome la espalda y mostrándome tremendo culo.
Comenzó a dar brincos más agresivos y yo sólo disfrutaba de la vista mientras la agarraba de la cintura. Podía ver como subía y llegaba casi hasta la cabeza de mi verga y luego se dejaba caer metiéndosela toda.
Después de un rato yo quería que fuera más rápido, así que la abracé y la hice acostarse de lado. Esto al sorprendió y se rió. La abracé por detrás de cucharita y le metí la verga. Nuevamente me tardé en encontrar el movimiento adecuado en esta posición, pero conseguí acomodarme de manera que podía bombear más rápido. No sé en qué momento se quitó el sostén, pero cuando acaricié su pecho, ya no lo tenía puesto.
 
Me hinqué sobre la cama e hice que girara para que estuviera boca arriba. Levante sus piernas y las junté para poder abrasarlas. Nuevamente comencé a bombear con la fuerza que me quedaba. La verdad me estaba quedando exhausto, pero mi verga estaba a toda máquina y no quería parar. Solté sus piernas y me dejé caer un poco hacia adelante y ella me abrazó mientras gemía. Le puse ganas pues estaba por venirme otra vez, así que con un par de embestidas más nuevamente terminé. 

Esta vez si no pude más y solo me quedé ahí, sobre ella abrazándome. Creo que luego de eso me quedé dormido. Creo que pasaron como dos horas, me despertó diciendo que debíamos irnos. Ella sabía que si no llegaba a mi casa me podía meter en problemas con mis padres. 

Cuando llegamos a su casa, nos despedimos sólo con un abrazo y me felicitó de nuevo y diciéndome “espero que lo hayas disfrutado” a lo que yo sólo asentí. 

Puedo decirles que esa fue la única vez que tuve sexo con ella, a pesar de que la seguí visitando durante un buen tiempo, pero todo fue como si aquel día no hubiera pasado. Yo nunca le pedí que cogiéramos de nuevo y ella nunca volvió a insinuarlo, así que suponía que aquello si era de una sola vez. Además debo de agradecérselo, pues gané cierta experiencia y confianza gracias a esa noche, además de que me han contado “primeras veces” incomodas, así que la mía es bastante decente en ese aspecto gracias a Grecia.
 

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