Seis por ocho (104): Nuestra estadía en Sydney




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Compendio I


Marisol se ríe de mí, porque aun recuerda cuando Miss Rachel me botó. Yo era víctima del Jet-lag y aunque había dormido bastante en el vuelo, igual me sentía cansado.
Ella si la vio venir. Era una americana de verdad y por un momento, pensó que vería a alguien más, pero de un salto, se tiró encima de mí y me hizo caer al suelo, mientras me besaba profusamente las mejillas.
“I found you! I found you!” (¡Te encontré! ¡Te encontré!) Se acuerda que nos decía.
“Hi…there!” exclamé, saludándola, bien sorprendido.
“Hello!” me respondió, besándome mientras que mi esposa contemplaba a esta voluptuosa extranjera, sonriendo de oreja a oreja.
“So… this is my wife…” (Entonces… esta es mi esposa…) le dije, para que se diera cuenta de mi situación.
A ella no le hizo gracia mi comentario.
“Oh! ...I’m sorry! …Well …Hi! ...Nice to meet you!” (¡Disculpe!... ¡Hola!... ¡Gusto en conocerla!)
“Nice to meet you too!” (Un gusto en conocerla también) le dijo Marisol, sin parar de sonreír.
A miss Rachel le incomodaba, pero le tomé la mano y le dije que estaba bien, que Marisol ya sabía.
Nos pidió que la siguiéramos. Quería que viéramos a Diana. Ella también enrojeció de pies a cabeza al verme y bajó la mirada, casi en sumisión.
“Now, behave! ...He is married…” (¡Ahora compórtate!... ¡Él está casado!) Le dijo, pensando que Marisol no hablaba mucho ingles.
“So… you are Miss Rachel… and you have to be… Diana?” (Así que… ¿Usted es Miss Rachel y tú debes ser Diana?) Preguntó mi ruiseñor, consultándome si lo había hecho bien.
La felicité. Habíamos estado practicando y se estaba defendiendo bien en su segunda lengua.
Miss Rachel se puso pálida...
“How do you know?” (¿Cómo lo sabe?) Preguntó, muy sorprendida.
“We… spoke… about you… in the plane…” (Hablamos… de ustedes… en el avión) le respondió Marisol, con algo de dificultad, recordando los verbos.
“I’m really sorry! Honest! I didn´t know!” (¡Lo siento mucho! ¡Honestamente! ¡Yo no sabía!) Le decía, muy complicada Miss Rachel, mirándome casi con terror.
“It’s Ok!... No problem!... Really!” le respondió Marisol, tratando de calmarla.
Diana apenas me miraba y por lo tanto, Marisol aprovechó de conversar con ella en español. Fuimos a la cafetería, a tomarnos algo.
Diana tiene 20 años, pero es menudita y tímida, que parece de 16 o 14. Se había dejado el pelo corto y la hacía ver más jovencita todavía. Como Marisol andaba con las hormonas revolucionadas, la química fue instantánea y mutua.
Me sorprende que sea aeromoza. Por lo general, necesitan tener mucha personalidad y carisma, pero tras los 2 encuentros anteriores, tenía mis dudas sobre sus talentos.
“I’m really sorry!” se disculpó otra vez Miss Rachel. “It’s just that… it’s our first day off in 3 weeks… and well… we really, really wanted to see you again!”
(¡Realmente, lo siento!... pero es que… es nuestro primer día libre en 3 semanas… y bueno… realmente queríamos volver a verlo otra vez.)
“It’s ok! ...I understand”(¡Está bien! La entiendo) le respondí.
Ella dio un suspiro.
“I don’t even know your name…” (Ni siquiera sé su nombre) me dijo, muy desanimada.
Le sonreí.
“I’m Marco…” le respondí. “Nice to meet you!”
Ella me sonrió, al ver cómo le presentaba la mano.
“So… how long have you been married?” (Entonces… ¿Cuánto tiempo tienes de casado?) Preguntó, recibiendo su cerveza.
“Like… 2 days, I guess…” (Como 2 días, supongo) le respondí. Realmente, el jet-lag me tenía hecho una mierda.
Ella se sorprendió.
“You’re kidding!... so, This is your honeymoon?” (¡Estás bromeando!... Entonces, ¿Es tu luna de miel?) me preguntó con unos tremendos ojos.
“Well… kind of. We are moving to Adelaide, because of my job…” (Bueno… más o menos. Nos mudamos a Adelaide, por mi trabajo) Le respondí, algo cansado.
“Just my luck!” (la mejor traducción sería “mi mala suerte…”) exclamó, bebiendo un buen trago.
“Why?” pregunté.
“Well… it’s just that we’ve been looking for you, over like 3 months now… and well, here you are, I find you 2 days after you get married… See what I mean?” me respondió, bien ofuscada.
(Bueno… es sólo que te hemos estado buscando, por más de 3 meses… y bueno, finalmente te encuentro aquí, 2 días después que te casaste… ¿Entiendes lo que digo?)
Le sonreí. Alguien me decía que no importaba donde fuera: mi vida seguiría igual…
Marisol también recuerda cuando la vi esa vez. Mi sonrisa le decía lo que ella, en el fondo, esperaba.
“So… how long are you staying here, in the city?” preguntó, tratando de pasar el mal rato.
(Entonces… ¿Cuánto tiempo se quedaran en la ciudad?).
“About 3 hours…” le respondí.
El próximo vuelo a Adelaide salía en 3 horas.
“Nonsense! You can book it another day!... Really, We’ve spent a lot of hours looking for you, if you think that I’m going to meet you and lose you again… maybe for good.” Me dijo con mucha determinación.
(¡Tonterias! ¡Puedes pedirlo para otro día!... de verdad, hemos pasado un montón de horas buscándote, si piensas que te voy a encontrar y perderte otra vez… probablemente, para siempre.)
Así que fuimos a la aerolínea y cancelamos nuestro vuelo.
“Besides, you can stay at our flat and maybe, see the sights…” nos invitó, luego de cancelar nuestros boletos.
(Además, pueden quedarse en nuestro apartamento y tal vez, ver la ciudad…)
Su apartamento era lujoso. Tenía pocos muebles y por la cantidad de cajas en el living, vivían pidiendo comida para llevar. Tenían 3 habitaciones, con camas grandes. Podíamos incluso ver la casa de Opera desde el balcón, atravesando el canal.
“I know! We’re pigs… but really, we don’t really feel at home…” me dijo Miss Rachel, leyendo mis pensamientos, al ver el living.
(¡Lo sé! Somos cerdas… pero no nos sentimos como si estuviéramos en casa)
Marisol estaba contenta. Ella sabía que había cierta tensión entre miss Rachel y yo y nos dijo que estaba cansada por el vuelo.
“Marisol, ¿Estás segura?” le pregunté, mientras se preparaba para acostarse.
Ella me miraba con ternura.
“Si, amor. Además, es claro que Miss Rachel tiene algunos asuntos pendientes contigo…” me dijo.
Yo me reí, adolorido.
“¡Corazón, recién nos casamos!” le dije, sabiendo lo que quería pedirme.
Ella me tomó las manos y me miró a los ojos.
“¡Marco, yo sé que me amas y sé que volverás siempre a mí!... pero esto me gusta. Tú siempre me has contado todo lo que haces… y bueno, igual me atiendes como una esposa. Realmente, me alegró que las hayamos encontrado, porque me asustas un poco cuando me tienes toda la noche para ti… además, estás muy feliz por estar casado… y bueno… no me quiero cansar demasiado por los bebes, ¿Me entiendes?” me miraba con sus suplicantes ojos verdes.
“Pero… ¡Marisol!…” protesté.
Pero mi ruiseñor me miraba muy seria.
“¡Marco, mírala!... sólo ha estado menos de una noche contigo y puedo ver que está muy frustrada que te hayas casado. Yo seré tu esposa y de verdad, no me estás traicionando, porque sé que volverás. Pero yo de verdad estoy muy cansada y quiero dormir en una cama...” se empezó a reír. “Y estoy segura que si me acuesto a dormir contigo, terminaré más cansada todavía…”
Pero a mí, todavía me causa remordimientos.
“¡No te estoy mandando que te acuestes!... sólo te pido que tengas una cita con ella. Si eso pasa a algo más, pues sé que me lo dirás, porque me quieres y te sientes culpable por esto. ¡Es por eso que yo te quiero!” me dijo, con sus agotados ojos verdes.
“¡Esta bien!” le dije, besando una vez más sus deliciosos labios sabor a limón.
Cerré la puerta de la habitación y la dejé descansar.
“So… how’s the wife?” preguntó Miss Rachel. (¿Cómo está tu esposa?)
“She’s tired.” le respondí. (está cansada).
“Oh… I guess you’ll want to rest too…” me dijo ella, algo desanimada. (¡Oh!... entonces, tal vez quieras descansar tambien…)
“As a matter of fact, I guess a walk would make me feel better…” Le respondí, invitandola. (De hecho, creo que una caminata me haría sentir mejor…)
Diana estaba cansada también y se fue a dormir. Eran como las 7 de la tarde y estaba algo oscuro, pero el aire fresco del canal me hacía sentir mejor.
“You are an odd guy… you travel half around the world, just to walk around a no-name block… if you want, we could go somewhere else.” me invitó ella.
(Eres un tipo extraño. Viajaste medio mundo, para salir a caminar en una calle sin nombre… si quieres, podemos ir a otra parte…)
Le sonreí.
“Well, you could also think that I travelled half around the world, just to take a walk with an American redhead…”Le respondí, haciendo que se sonrojara.
(Bueno, también puedes pensar que recorrí la mitad del mundo, para salir a caminar con una americana pelirroja…)
El comentario le incomodó, pero Marisol tiene razón. Rachel me tenía ganas y ella es guapa.
Según nos ha contado, Rachel tiene 36 años, aunque aparenta más. Debe medir 1.80m de estatura. Es pelirroja y tiene el cabello rizado, largo, hasta un poco más abajo de los hombros. Sus ojos son negros, su nariz es larga y delgada, sus labios son gruesos y su mentón es algo prominente y cuadrado.
Sus pechos deben ser de 100cm, ya que son más grandes que los de Pamela, pero más pequeños que los de Verónica y son de origen sintético. Su trasero es rico, parecido al de Pamela, pero en versión blanco lechoso y su cintura es candente, ya que le encanta salir a bailar.
Sin embargo, es muy buena para el trago, siendo capaz de beberse una botella de cerveza al seco.
Luego de un rato de incomodó silencio y caminar, hasta las orillas del canal, encontramos una banca y nos sentamos a contemplar las luces de la ciudad.
“So… how are things… sex-wise?” preguntó de la nada.
(Entonces… ¿Cómo están las cosas… en el ámbito sexual?)
Me reí, ya que no esperaba que fuera tan directa.
“You don’t lose a minute, do you?” le respondí, para que se diera cuenta.
(No pierdes ni un minuto, ¿Cierto?)
Ella se avergonzó.
“Sorry! ...it’s just… hard for a woman like me… to slow down, you know? We keep traveling around, from city to city… we never have time to settle down… or even make a home… in fact, the few of us who date or are married… well… they´re just miserable… so…” se disculpó.
(¡Lo siento!... es que es difícil… para una mujer como yo… andar más lento, ¿Sabes? Vivimos viajando, de ciudad en ciudad… nunca tenemos tiempo para establecernos… e incluso hacer un hogar. De hecho, las pocas de nosotras que tienen citas o están casadas… son… pues… miserables… entonces…)
“It’s all right!” le interrumpí “Our sex life is normal…”
A ella le desanimó escuchar eso…
“Oh! ...I guess that´s a relief …some girls …don’t like getting laid when they’re pregnant …” dijo ella, bajando la voz.
(¡Oh!... ¡Qué alivio!... algunas mujeres no les gusta follar cuando están embarazadas)
“Yeah, I know! But what about you? What have you been doing these months?” le pregunté.
(Si, lo sé. Pero ¿Qué hay de ustedes? ¿Qué han hecho en estos meses?)
Al verme tan interesado y a modo de poder relajarse, Rachel me empezó a contar su historia. Ella es una Azafata Senior, uno de los rangos más altos y competitivos, dado que las azafatas se tienden a jubilar alrededor de los 40, viene con una mejora considerable de salario y mayores responsabilidades.
Siempre le ha gustado volar y conocer lugares exóticos, pero el pasar de los años y los desenfrenos han hecho que envejezca de manera prematura. Ha sido por esa razón que la habían sacado de los recorridos populares y le habían designado al entrenamiento de las futuras aeromozas.
Antes de continuar, quisiera expresar mis dudas sobre la línea que emplea la minera. Arriendan 3 aviones para movilizar al personal de la mina, pero estos demoran el doble que un vuelo comercial normal. Durante mis momentos de ocio en el vuelo, estimé que la velocidad promedio circundaba los 500 km/h, mientras que el avión que me trajo hasta Sydney vuela entre 900 y 1200 km/h.
No sé cuál será el motivo, pero mis sospechas van apuntadas a que son aviones antiguos. Están bien cuidados y la calidad de servicio es excelente, pero son demasiado lentos. Sin duda, es mucho mejor que viajar 18 horas en autobús, pero también agota viajar 4 horas. Pero bueno, esos comentarios no tienen mucha relación con la historia de Rachel.
Me contaba que el recorrido que hacíamos en la mina correspondía a una de las bases de la primera etapa de entrenamiento de azafatas. Por lo general, los vuelos son normales, sin demasiadas complicaciones y es en esta etapa en donde empiezan a practicar el servicio a los pasajeros.
Diana era una de un grupo de 10 alumnas, cuyas labores estaban siendo evaluadas por la misma Rachel. Me confesó que su desempeño era malísimo, dado que era extremadamente tímida, nerviosa e impulsiva, mientras que una aeromoza de verdad debe mantener la gracia, sangre fría y los reflejos bien vivos, en caso de una emergencia.
Tuvo varios reclamos por ella, ya que había quemado a algunos pasajeros mientras les servía el café, no se fijaba ni en la calidad ni el estado de las frazadas para dormir o los cojines y para los entrenamientos de supervivencia, simplemente era un asco.
De hecho, el incidente que vivimos en el primer vuelo que tomó Sonia, Diana estaba perdiendo su último punto y de no haber sido por mi intromisión, la habría reprobado y expulsado del programa. Pero algo sucedió en ese vuelo que le hizo cambiar drásticamente.
Rachel me dice que fue como si hubiera despertado, como si el contacto de sentido común que tenemos todas las personas finalmente se había arreglado en su cabeza y su mejora fue tal, que le permitió acompañar al grupo en la segunda etapa.
El circuito de la segunda etapa tomaba lugar en Centroamérica, ya que los vuelos son mucho más inestables, dado las condiciones climáticas adversas. Rachel no quería asistir, ya que me confesó que se sentía muy arrepentida de cómo me había tratado esa noche y aun guardaba esperanzas de que en algún otro vuelo, volviera a verme. Pero a las 2 semanas de ese incidente, se cerró esa etapa de aprendizaje y tuvo que acatar las órdenes.
El desempeño de Diana fue impresionante, manteniendo sangre fría y una determinación que nunca antes había visto, en 2 tormentas tropicales bastante feas, donde sus compañeras se congelaron, llegando a ser la única alumna capaz de pasar a la tercera etapa, que eran los vuelos transoceánicos.
El glamor y desplante que mostró, especialmente, atendiendo a los pasajeros de primera clase, le valió un reconocimiento a ella y a la misma Rachel y sus supervisores decidieron reactivarla como aeromoza, en el circuito que cubre Australia, Nueva Zelandia y Oceanía.
Cuando le preguntó cuál fue el motivo de su cambio, Diana le respondió que fui yo. No sabía cómo explicarlo, pero aunque tampoco conocía mi nombre ni donde podía ubicarme, Diana me veía como su “Ángel de la guarda”, puesto que fui la primera persona con la que habló en su primer vuelo y que milagrosamente la agarré, cuando el avión se precipitó a causa de la turbulencia, salvándola tal vez, de una muerte segura.
Le dijo desde ese incidente, empezó a pensar en cómo devolverme la mano y se mentalizaba que cada pasajero que atendía era yo, por lo que daba el mejor de sus esfuerzos.
“Ok… but why were you looking for me?...” le pregunté.
(Bien… pero ¿Por qué me andaba buscando usted?)
“Why? ...well… because… I was a real bitch that night… That’s why!...” respondió, toda colorada.
(¿Por qué?... pues… bueno… fui una verdadera perra esa noche… ¡Por eso!)
“It’s Ok! I understand!” (¡Está bien! La entiendo) Le dije, tratando de calmarla.
“No, you don’t! ...I mean… you were this really nice, sweet guy… and you were real fun… but I was a big jerk… and I scared you off. I’m really sorry… but I don’t get to see sweet guys like you very often… I tried to look for you, but I didn’t know your name… and I ran and I ran… trying to catch up with you… probably looking silly, calling you “Sir! Sir”… But…”
(¡No, no lo sabe!... digo… usted fue un tipo bien simpático, dulce… y fue divertido… pero yo fui una gran idiota… y lo espanté. Estoy muy arrepentida… pero no conozco a tipos dulces como usted muy a menudo… traté de buscarlo, pero no sabía su nombre… y corrí y corrí… tratando de darle alcance… probablemente viéndome tonta, llamándola “¡Señor! ¡Señor!”… pero…)
Me acerqué a ella y la besé. Fue un beso bien bonito. La sorprendí y trató de resistirse, pero al sentir mi lengua, se dejó llevar y me abrazó.
De repente, me dio una cachetada…
“I’m sorry! ...but you shouldn’t! ...I mean, you’re married! …I know that for 2 days and all… but still … that girl likes you … and she’s going to have your baby. I know I wanted it… God knows how much I wanted it… but we can’t… we really can’t!” me dijo, bien alterada.
(¡Lo siento!... ¡Pero no debiste!... es decir… ¡Estas casado!... ya sé que solamente por 2 días… pero aun así… esa niña te quiere… y va a tener tu bebe. ¡Sé que quería hacerlo!… ¡Dios sabe cuánto lo quería!… pero no podemos… ¡Realmente no podemos!)
“Yeah, I know! But you looked so sad…” le dije, masajeando mi cara.
(¡Si, lo sé! Pero te veías tan triste)
Volvimos al departamento en silencio. Eran cerca de las 10.
“¿Y qué tal te fue?” preguntó Marisol, al sentirme cuando me acostaba.
“Supongo que bien. La besé y me abofeteó…” le respondí, con la cara todavía adolorida.
Marisol se reía.
“¿Y por qué? ¿Qué pasó?”
Y le conté lo que habíamos hecho.
“Bueno Marco… Tengo que decirte… que a Diana también le gustas mucho.” Me dijo, mirándome a los ojos.
“Si, Marisol… ¡Pero recién nos casamos!...” le dije, pidiendo algo de tregua.
“¡Lo sé!... pero es tan tierna y se parece a Shinobu-chan…” me decía, suplicante.
Marisol se está riendo, al ver cómo me pongo la palma en la frente… igual que en esos momentos.
“¿Y qué quieres que haga, Marisol? Rachel claramente tiene problemas con que te engañe… y si Diana es como Maehara-san, dudo que se atreva a hablarme.”
“¡Ay, Marco! ¡Por eso te amo tanto!... ¡También te acuerdas de “Love Hina”!...” me dijo, perdiendo completamente el enfoque del problema.
Yo dejaba que me besara y me acariciara. Es mi esposa, después de todo…
“¡Marco, yo soy de las que creo que la oportunidad hace al ladrón!... es cosa que te de algo de espacio y apuesto que Miss Rachel la tomará.” Me dijo, muy enérgica.
“¡Marisol!” le dije, bien cansado.
“¡Anda, Marco, anímate!” me dijo, empezando a desnudar mi pene. “¡Yo sé que puedes!”
Yo me reía.
“¡Recién dijiste que no querías dormir conmigo, porque te iba a dejar más cansada!”
Ella también.
“Bueno… te digo que esto me excita, amor. ¡Anda! Si yo fuera ella, ¿Qué me harías?”
La empecé a besar.
“¡Eres tan rara! ¿Por qué tendría que pensar en ella, si te tengo a ti?”
Me esquivaba la mirada, de pura vergüenza.
“Pues… porque ella es distinta… se ve más bonita y sensual…” me respondió.
“¡Aja! Más hermosa que mi esposa, ¿Cierto?”
“Claro que no… pero tú sabes… ¡Ah!...” suspiró, cuando empecé a comerle los pechos.
“Con pechos más grandes… porque mi esposa siempre ha querido que tenga relaciones con una mujer con pechos más grandes, ¿No?”
“¡No… no es eso!... es decir… ¡Ah!”
Le empezaba a hacer el amor.
“Pero mi esposa no se ha dado cuenta que le han crecido los pechos…”
“¡No seas malo!... mis pechos… siguen chiquitos… ¡Ah!”
Una de las cosas buenas que salió del embarazo es que la sensibilidad de los pechos de Marisol se ha incrementado bastante. A ella le molesta que le diga eso, pero yo lo encuentro encantador. Cuando estas historias comenzaron, poca o nula diferencia le causaba si se los chupaba, pero ahora, con acariciarlos, pellizcarlos o chuparlos, su cara adquiere un toque sensual. Ni que decir que ella es más feliz haciéndome Paizuris.
Nos revolcábamos, porque a pesar de todo, me gusta estar dentro de ella. Es tan tierna.
“Apuesto… que te gustaría que la penetrara así… ¿Eso te haría feliz?” le pregunté, mientras se apoyaba en la cama.
Ella me envolvía con sus piernas por la cintura.
“¡Me encantaría!…” me respondía, besándome intensamente con su sabor a limón delicioso.
“¿Y cómo te gustaría?... ¿Qué fuera más violento?... ¿O más romántico?” le preguntaba, tomando sus manos, como si la estuviera sometiendo.
A ella le gustaba bastante.
“¡No sé!... escoge tú…” me respondía, disfrutando de mis arremetidas.
“Porque también le puedo meter un dedo en el trasero… si tú me lo pides…”
Ella se reía, al sentir mi mano.
“¡Pues no lo sé!... a mí me gusta sentir tu dedo en mi trasero… si me prometes que lo tomaras después…”
“¡Marisol!” le dije, definitivamente desbocándome como un animal.
Aun sigo sin entenderla. No le niego que es cierto, que ellas me atraen y que incluso amo a algunas. Pero igual la que más amo es mi esposa. A ella le excita todo esto, no sé por qué exactamente y como les digo, a veces, me resulta incomodo, pero le doy en el gusto.
Luego de hacerle el amor apasionadamente, nos quedamos un rato juntitos, esperando a que me encoja. Ella pone una mirada tan tierna, que solamente me queda seguir besándola, pero ella es tan complaciente con mis deseos pervertidos, que apenas me despego, me presenta su pompa para que se la penetre también.
Encuentro que es la más rica. Sé que no es el bombón tenso y estrecho de Amelia, ni tiene las curvas de Pamela o las de Sonia. Pero creo que también estoy enamorado de su cola. Al principio, le asustaba que se la metiera, pero ahora la disfruta mucho.
En especial, porque ahora le agarro sus pechos. Por eso, creo que ella era más feliz en su embarazo. Porque le agarraba los pechos…
Pero Marisol es medio bruja a veces y el cansancio del vuelo, más el de la actividad sexual, me dejaron tendido en la lona, durmiendo bien pesado.
Como les digo, este estilo de vida no me deja relajarme profundamente, sin recibir algún tipo de sorpresa. Puede ser una suegra agradecida la que se aprovecha de tu inconsciencia, o tal vez, una cuñada; o puedes despertar y ver que tu mejor amiga te puede estar dando sexo oral; o en el peor de los casos, te encuentras con una puta que te tiene amarrado a la cama y te está intentando violar…
O como esa mañana… que despiertas por las sacudidas, de una pelirroja sensual.
“Oh, yes! ...I love it! …So sorry! ...So sorry! ...Keep going! ... Come on! …Please, don’t wake up! …Almost there! … Almost there! ...Uh! ...I have to stop moaning! ...Can’t help it! ...He’s freaking awesome!”
(¡Ay, si!... ¡Me encanta!... ¡Lo siento!... ¡Lo siento!... ¡Sigue así!... ¡Anda!... ¡Por favor, no despiertes!... ¡Casi llego!... ¡Casi llego!... ¡Au!... ¡Tengo que parar de quejarme!... ¡No puedo evitarlo!... ¡Es jodidamente genial!)
“Hi there!... Excellent morning!...” le dije, disfrutando de su apretada rajita.
“Oh, no! … You woke up! … I’m really sorry! … I’m just so sorry! … I couldn’t help myself!” me decía, bien arrepentida… Pero no tanto para parar de menearse.
(¡Ay, no!... ¡Despertaste!... ¡Lo siento!... ¡Lo siento!... ¡No pude evitarlo!)
“Again… it’s ok! Where´s my wife?” le pregunté, aferrandome de su cintura.
(¡De nuevo, está bien! ¿Dónde está mi esposa?)
Pero ella no paraba de disculparse… ni de sacudirse.
“So sorry!... she went out… with Diana… and asked me… to look out for you. She said… that you were… very tired… so I came… to check up on you… and you had this amazing… morning wood… I tried to leave… but it called on me… so I tried to be quiet… while you were sleeping… but you woke up… and I feel so ashamed…” me respondía, poniendose a llorar… pero como les digo, sin dejar de sacudirse. Le gusta tenerme dentro…
(¡Lo siento tanto!... ella salió… con Diana… y me pidió que te cuidara. Ella dijo… que estabas… muy cansado… así que vine… a revisarte… pero tenías esta maravillosa… erección matinal… traté de irme… pero me llamaba… así que intente ser silenciosa… mientras dormías… pero despertaste… y me siento tan arrepentida…)
“It’s ok! It’s a good way to wake up!” le dije, bésandola suavemente.
(¡Está bien! ¡Es una buena forma de despertar!)
“No, it’s not! …I’m not your wife!” me respondió, aun llorando.
(¡No, no lo es!... ¡No soy tu esposa!)
“Ok… but you have to make up your mind… I know you’re feeling sorry… but the fact is… that you’re still riding me… either you stop riding me… or let´s just make love for a while…” le dije, aclarando la pelicula.
(Ok… pero tienes que decidirte… sé que te sientes arrepentida… pero el hecho es… que aun me sigues montando… o me dejas de montar… o solamente, hacemos el amor por un rato…)
Ella se sorprendió cuando le dije eso.
“I’m not in love with you! … It’s just an urge! …That’s all!...” me respondía, en negación.
(¡Yo no estoy enamorada de ti!... ¡Son sólo ganas!... ¡Eso es todo!)
Yo la miraba con incredulidad…
“Really? ...Ok! If it’s just an urge, then stop riding me!” le respondí, algo enfadado.
(¿En serio?... ¡Ok! Si son sólo ganas, entonces ¡Para de montarme!)
Al escuchar eso, ella se preocupó.
“All right! ... It’s just… I don’t love you yet… but I like you very much… and I do really feel bad about cheating with your wife… that’s all! …but it’s not so serious… to say you love me…right?” me preguntó, toda colorada.
(¡Está bien!... es solo… que aun no te amo… pero me gustas mucho… y realmente, me siento mal de engañar a tu esposa… ¡Eso es todo!… pero no es tan serio… para que me digas que me amas… ¿Verdad?)
“Look!... I wouldn’t have tried to kiss you, if I thought otherwise…” le respondí con la fría y sana verdad. A ella le gustó…
(¡Mira!... no te habría tratado de besar, si hubiera pensado de otra manera…)
Fue entonces cuando ella me besó, loca y apasionadamente. Y también, se corrió, ya que como les digo, no paró un segundo de menearse encima mío.
Pero luego recapacitó…
“Ok, I like you… a lot… but what about your wife?” preguntó ella.
(¡Ok! Me gustas un montón… pero ¿Qué hay de tu esposa?)
“What about her?” pregunté sin entender.
(¿Qué hay con ella?)
Le dio algo de vergüenza confesar…
“Well… it´s just that… I really want to do kinky stuff with you… and well… if your wife finds out…”
(Bueno… es solo que… realmente quiero hacer cosas raras contigo… y bueno… si tu esposa se entera…)
Le sonreí y le besé en la frente.
“You don´t have to worry about that!” le dije, con completa honestidad.
(¡No tienes que preocuparte por eso!)
Y empezamos a hacer el amor. Resulta ser que Rachel es gritona, de verdad. Es muy sensible en los pechos y le gusta que se los apriete. Y si la otra vez, me quejaba porque no le gustaba que me corriera adentro, pues hacerlo en su rajita es genial.
“I’m really sorry about this!... I know you worry about getting me knocked up… and you have all the right to do so… but I swear to you… I’m really on the pill and I really want it inside me… Please?” me suplicó.
(¡Realmente, lo lamento!... Sé que te preocupa dejarme embarazada… y tienes todo el derecho… pero te lo juro… de verdad, estoy con la pastilla y de verdad, lo quiero en mí… ¿Por favor?)
“Don´t worry! I’ll look out for you… even if you are pregnant…” le respondí.
(¡No te preocupes! Te cuidaré… incluso si llegas a embarazarte…)
Puede que no me haya creído, pero me sonrió, al menos.
La llené con mis jugos y luego le hice el trasero. Fue refrescante para ambos… porque tenía ganas de hace tiempo.
Luego de hacerlo un par de veces en la cama, tomamos una ducha. A Rachel le preocupaba que volvieran y nos sorprendieran así, pero conociendo a mi esposa, aprovecharía de recorrer la ciudad todo el día. Me hizo una mamada y se lo trago, lo que me hizo bien feliz, al igual que me hizo un paizuri con sus tetas.
De verdad, que te hagan eso y que quieran tomarse tus jugos, hace una completa diferencia.
Para cuando Marisol volvió, era ya de noche y Rachel y yo lo habíamos hecho a través de toda la casa: en la cocina, en el baño, en el balcón y de todas las maneras que conocía.
A Rachel le daba vergüenza mirarla a los ojos, pero Marisol ya sabía.
“¿Todo bien, amor?” me preguntó, acariciando mi mejilla.
“¡Muy bien!” le respondí.
“Diana es muy hábil. Aunque no conoce mucho la ciudad, me llevó a un montón de lugares pintorescos y nos hemos vuelto buenas amigas, ¿Verdad?” Me dijo, ya sabiendo que quería con la mirada.
“S-s-si…” Respondió nerviosa.
“¿Me creerías que es tan tierna, que nunca ha tenido un novio?... ¿Qué ni siquiera ha dado un beso al chico que le gusta?” me preguntaba Marisol, con esa mirada que conocía tan bien.
“¡Au!” gemía Diana, de vergüenza, mirando el suelo. Era igualita a Shinobu-chan y Marisol me suplicaba con la mirada.
Pero estábamos hablando de tomar la virginidad de una jovencita…
“¡Qué envidia!” le respondí. “Pero yo he estado muy cansado… aun no me acostumbro al cambio de hora… y no creo que pueda acompañarte mañana.”
Marisol entendió mi mensaje y la dejó pasar.
“¡Ya veo!... entonces, tendremos que hacer algo por la noche, para acostumbrarte al nuevo horario…” me dijo, con su mirada libidinosa, delante de Diana.
Y esa noche, dejamos “casualmente” la puerta entreabierta. Marisol me contó, mientras nos desvestíamos, que al parecer, Diana nos había escuchado. Yo le conté lo que había pasado con Rachel y como era de esperarse, se puso extremadamente fogosa…
Así que pasamos la noche, haciendo el amor como locos, y para no ser menos, Marisol se puso a gemir también. A la mañana siguiente, salían con Diana, a eso de las 9 am y al poco rato, llegaba Rachel, diciéndome que nos había escuchado por la noche y que estaba muy contenta, porque mi esposa, al parecer, no se había dado cuenta de lo nuestro y empezábamos a follar otra vez.
Esa luna de miel fue especial, porque Marisol y Diana forjaron una amistad que siguen manteniendo incluso ahora… y que tiempo después, le daría la confianza suficiente para acompañarme a Ayers Rock, que es la próxima historia.
Como sea, luego de 4 días de sexo desenfrenado, llegó la hora de partir. Como pueden imaginarse, yo me iba con ojeras y extremadamente agotado, mientras que Marisol y Rachel lucían radiantes.
“It’s such a shame you didn’t get to see the sights…” me dijo Rachel, descaradamente, fingiendo lamento. “… Maybe, if you come back some other time, we’ll get to show you around…”
(¡Es una lástima que no hayas visto los paisajes!... Quizás si vuelves otra vez, te demos un tour…)
“Yeah, but it will be hard… because we´re setting our home there…” le respondí, lo que le hizo desanimarse.
(Si, pero será difícil… porque armaremos nuestra casa ahí…)
Sin embargo, Marisol había tenido tiempo de sobra para planearlo todo… e incluso, para ver como preguntarlo.
“Maybe… you can visit us… uh… we will set our home… and I need someone… uh… to teach me english. You don’t like… your house. Maybe… you can stay at ours…” le dijo, con mucho esfuerzo, pero le salió bien.
(Quizás… puedan visitarnos… armaremos nuestra casa… y necesito a alguien… que me enseñe ingles. No les gusta… su casa. Quizás… puedan quedarse en la nuestra.)
La cara de Rachel cobró brillo nuevamente…
“Well, maybe we could… I mean… if it´s not much of a bother for both of you.” Me miró a los ojos. “We do miss that homey-kind of touch, so maybe we could arrange a visit, once a month?”
(Bueno, tal vez podríamos… digo… si no es mucha molestia para ustedes. Extrañamos ese estilo de vida casero, así que tal vez, ¿Podríamos visitarlos una vez al mes?)
Marisol tenía una sonrisa bastante grande, casi tan grande como la de Rachel.
“Yeah! ...that would be good. I know Marco will be happy… with you there.” Le respondió, muy contenta.
(¡Si!... eso sería bueno. Sé que Marco estará feliz… con ustedes ahí…)
Y mientras Marisol les daba los datos de nuestra dirección y teléfono en Adelaide a Diana, Rachel me susurraba despacio y bien sensual.
“See you soon!” (¡Nos vemos luego!)


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1 comentario - Seis por ocho (104): Nuestra estadía en Sydney

entrajevas
amigo me sorprende tu bitacora cada ves esta ves te ganaste 😳 😳 😳 😳