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Ben10: Delirio de una noche de verano.

Ben10: Delirio de una noche de verano.





Las vacaciones de verano continuaban para los Tennyson y en esta ocasión el abuelo Max había decidido llevarlos a las soleadas playas de la Florida. Eran cerca de las 3pm, el sol brillaba en todo su esplendor pero la suave brisa marina mantenía la temperatura a un nivel agradable, y sobre todo las cosas estaban en calma. De hecho demasiado en calma para el joven poseedor del poderoso aparato alienígena conocido como el Omnitrix. Desde hacia varios días el impetuoso "héroe" no había tenido oportunidad de usar a ninguno de sus guerreros extraterrestres, salvo para hacerle un par de bromas a su engreída prima Gwen. Pero eso no era suficiente.

-¡Estoy aburrido!-se quejo mientras miraba con indiferencia a las personas que paseaban por la playa o nadaban en el mar.

-Debes estar bromeando.-le respondió Gwen mientras permanecía cómodamente recostada sobre su silla de playa, degustando una bebida fría de piña con mango.-¡A esto es a lo que llamo unas verdaderas vacaciones! ¡Sin científicos locos, sin hechiceros y sobre todo sin extraterrestres!-

-Como dije… ¡Aburrido!-mascullo Ben al tiempo que se levantaba de su propia silla de playa. Con la vista busco a su abuelo y no tardo en describirlo conversando con un grupo de ancianos que se encontraba cerca.

-Genial-.murmuro con el ceño fruncido. El dueño del Omnitrix comenzó a sentirse oprimido por aquella atmósfera de paz, tanto que decidió hacer algo.

-Voy a dar un paseo-gruño y sin esperar respuesta se marcho por la playa. Por desgracia, para él, no encontró nada remotamente parecido a una amenaza que pudiera combatir para demostrar su valía como héroe. Derrotado el joven Tennyson emprendió la vuelta.

-Tengo hambre-.pensó dándose cuenta del vació que sentía en su estomago. Es ese momento algo llamo su atención, se trataba de un pequeño estanquillo, sobre el cual descansaba una gran hielera de color rojo, provisto de una gran sobrilla y con un letrero que decía: "Cócteles a 50 centavos". Goloso Ben se acerco al estanquillo.

-¿Vende cócteles por 50 centavos?-

-Eso dice el letrero niño-. le respondió el dueño del estanquillo, un sujeto de barbado y de piel tostada pro el sol.

-Er… Bueno, déme uno-.pidió el chico mientras sacaba de su bañador una reluciente moneda de 50 c. El tipo se agacho y saco un vaso de plástico de una hielera colocada bajo el estanquillo.

-¿Quieres salsa?-pregunto mientras agitaba una botella de salsa valentina.

-Si-le respondió Ben con impaciencia, sintiendo que se la hacia agua la boca. Una vez hecha la transacción, el joven Tennyson reinició su caminata, los camarones tenían un sabor algo extraño, pero la salsa y su apetito le ayudaron a terminárselos antes de llegar con su prima y su abuelo quienes ya lo estaban esperando.

-¿Dónde habías estado?-le pregunto Gwen al verlo llegar.

-Sólo fui a dar un paseo.-le contesto su primo con el ceño fruncido.

-Nos tenías preocupados.-le reprocho el viejo Max.

-Lo siento abuelo.-dijo Ben sin ganas de discutir. Max y Gwen intercambiaron miradas, la verdad ellos tampoco tenían ganas de discutir así que simplemente terminaron de recoger sus cosas y se marcharon de al playa.

Más tarde, esa misma noche.

-¿Cómo esta doctor?-pregunto el abuelo Max a los pies de la cama de hospital donde su nieto se encontraba tendido, más pálido que un muerto y con la frente perlada de un sudor frío.

-Estable.-respondió el medico mientras revisaba el expediente del caso.-Según parece su nieto ingirió algún alimento en mal estado y eso le produjo una fuerte intoxicación. Por suerte lo trajeron a tiempo y ahora esta fuera de peligro.-

-Pero eso es imposible doctor.-protesto el ex-plomero-Mi nieta y yo cenamos lo mismo que él y ambos estamos perfectamente.-

-Si usted lo dice.-dijo el galeno encogiéndose de hombros.

-Camarones.-murmuro Ben desde su lecho de dolor.

-¿Camarones? ¿Ben de que camarones estas hablado?-pregunto el abuelo visiblemente sorprendido.

-Había un tipo en la playa, vendía cócteles a 50 centavos y yo…-

-¡Tayler!-exclamó el medico visiblemente indignado.-¿Hasta cuando van a detener a este tipo?-

-¿De que habla doctor? ¿Quién es ese Tayler?-pregunto Max cada vez más alterado.

-Es un vago que se gana la vida vendiendo cócteles baratos a los turistas. Lo malo es que los prepara con los desechos de los restaurantes cercanos a la playa. Ya lo han denunciado por eso pero es un tipo muy escurridizo. Me temo que su nieto ha sido su víctima número 40 en lo que va del verano.-

-¡Voy a atrapar a ese tipo!-exclamo Ben visiblemente enojado, al tiempo que comenzaba a manipular el Omnitrix buscando al extraterrestre más apropiado para su venganza. Sin embargo, justo cuando iba a apretar el botón de transformación su abuelo lo detuvo.

-Será mejor que te tranquilices Ben.-dijo Max señalando con la mirada al médico que aún permanecía en la habitación. El chico frunció el seño, dándose cuenta del error que había estado a punto de cometer, y cruzándose de brazos se dejo caer sobre la almohada.

-Bien. Vendré a verte en al mañana.-dijo el galeno sin prestar demasiada atención a la rabieta de su paciente.-Por cierto, Señor Tennyson, necesito que llene unas formas en la recepción.-

-Entiendo.-dijo Max sin moverse de su lugar.-Ire en seguida.-sin decir más el médico salió de la habitación. De inmediato Max encaro a su nieto.

-Escucha Ben, quiero que te quedes tranquilo y cooperes con el doctor y sobre todo nada de "ser héroe". ¿Entendido?-

-Pero abuelo…-

-¡Pero nada!-espeto Max levantando la voz como pocas veces en aquel verano.-¡Esta vez no voy a tolerar que me desobedezcas jovencito! ¡Si me entero de que abandonas esta habitación o de que alguien vio a un alienígena merodeando por aquí desactivare el Omnitrix y te llevare de regreso a casa a Hiper arranque!-

-¡Tú no puedes hacerme eso!-protesto Ben mientras sujetaba el Omnitrix con su mano derecha.

-¿Crees que no puedo?-dijo Max esbozando una sonrisa mordaz.- Ante de irse Xylene me contó algunos detalles sobre el Omnitrix; por si acaso. ¿Quieres comprobarlo?-

-No.-respondió Ben al tiempo que se ocultaba bajo las sábanas.

-Eso creí.-dijo el abuelo saliendo de la habitación. Mientras caminaba por el pasillo el viejo plomero sintió un poco de culpa, no le agradaba tener que amenazar a su nieto, y menos con una mentira; pues él y Xylene sólo habían hablado de sus buenos tiempos como plomeros, pero eso Ben no lo sabía.

Al quedarse solo en la habitación Ben no tuvo nada más que hacer que renegar de su mala suerte. El tiempo paso pero el joven héroe no lograban conciliar el sueño a causa de la sensación de enojo y frustración que le embargaba. Estar en el lugar de la víctima era algo nuevo para él y definitivamente no le gustaba. Para colmo el televisor de su habitación tenía una pésima recepción, impidiéndole ver a gusto los programas nocturnos. Desesperado el joven héroe apago el aparato. En ese momento hubiera dado lo que fuera por tener en sus manos su juego portátil de los "Guerreros Sumos", pero lo había dejado en su habitación del hotel. En ese momento una idea paso por su mente.

-¿Y por qué no?-se dijo esbozando una pícara sonrisa.-El abuelo dijo que desactivaría el Omnitrix si alguien veía un alíen. ¡Pero si nadie ve uno no habrá problemas.-decidido hizo las sábanas a un lado y salto fuera de la cama. Sin embargo, no bien se puso de pie Ben sintió un fuerte dolor en su vientre, como si una garra tirara de sus intestinos, al tiempo que un fuerte mareo lo obligo a recargarse contra la cama.

Por un momento el dueño del Omnitrix considero la posibilidad de olvidar su brillante idea. Pero al final su necedad se impuso y sobreponiéndose comenzó a manipular el dispositivo alienígena hasta que una figura apareció en el cuadrante. Sin pensarlo dos veces Ben acciono presiono el botón y una ráfaga de luz roja inundo la habitación por unos segundos. Cuando la luz cedió Ben había sido reemplazado por un ser esbelto de piel azul, cola grande, y pies rodados de gran tamaño.

-Perfecto.-se dijo mientras abría la visera de su casco.-Como "XLR8" podré salir y volver rápidamente y nadie lo sabrá.-normalmente Ben/XLR8 hubiera salido corriendo sin más pero esta vez no podía darse el lujo de provocar algún fenómeno que llamara la atención de las enfermeras, por lo que decidió salir la ventana. Precautoriamente hecho una mirada hacia fuera, estaba en el tercer piso y su ventana daba al patio del hospital que a esa hora se encontraba desierto. Satisfecho cerró su casco y se lanzo a toda velocidad corriendo por la pared gracias a la electricidad estática que generaba su ultra velocidad.

Sin embargo, apenas llego al suelo el dolor y el mareo hicieron presa de él, forzándolo a realizar un colosal esfuerzo para no desplomarse, por suerte el abuelo lo había llevado a un hospital cerca al hotel donde se encontraban hospedados por lo que llego en apenas unos instantes, como medida de seguridad entro por el estacionamiento y emprendió el ascenso por las escaleras. Al llegar a su piso se detuvo, sintiendo que sus entrañas se revolvían furiosamente, por suerte para él una mucama salía en ese momento de la habitación que compartía con su abuelo y su prima, sin pensarlo pasó corriendo junto a ella. La mujer sintió un fuerte golpe de aire y miro desconcertada hacia ambos lados del pasillo.

Al no ver nada se santiguo y cerró la puerta para abandonar el piso a toda prisa. Mientras tanto, dentro del cuarto, Ben había logrado llegar hasta el baño y vaciaba sus adolorido estomago en el retrete.

-De acuerdo.-se dijo.-Esto tal vez no fue una buena idea.-apenas había terminado la alarma del reloj comenzó a sonar y en pocos segundo la luz roja lo envolvió devolviéndolo a su forma original. Aturdido el chico acciono la palanca y espero a que todo se fuera por el caño. Tambaleándose salió del baño y camino hacia su habitación, apenas era conciente de lo afortunado que había sido al encontrar la habitación vacía. Sin duda el abuelo y Gwen estarían cenando en el restaurante. El sólo pensar en la comida le hizo sentir enfermo pero esta vez logro controlarse. Al fin llego a su habitación y busco su preciado juego de video, el cual había dejado en el interior de su maleta de viaje.

Una vez con su botín el joven héroe se dispuso a regresar, pero al mirar el Omnitrix descubrió que este aún no se había recargado y, por otra parte, su cuerpo le pedía a gritos un poco de descanso.

-Sólo un momento.-pensó mientras se recostaba trabajosamente sobre su cama. El asumir de nuevo una posición horizontal le proporcionó un gran alivio, pese al escalofrío que le corría por todo el cuerpo, Ben miro el reloj junto a su cama, marcaba las 10:00 pm.-Cinco minutos.-se dijo antes de cerrar los ojos.

El tiempo pasó. De pronto el sonido de una puerta al abrirse y voces conocidas hicieron que Ben diera un respingo sobre la cama.

-¡Abuelo eso estuvo delicioso!-escucho decir a su prima.

- Me alegro que te gustara Gwen.-le respondió el abuelo. Alarmado Ben miro el reloj, marcaba las 11:00 pm, ¡Una hora! ¡Se había quedado dormido! Asustado el chico trato de encontrar una solución a su dilema. No podía salir de la habitación como XLR8, pues el abuelo y Gwen sin duda notarían su estela de viento al pasar junto a ellos. Tal vez Insectoide… No, las ventanas estaban herméticamente cerradas y no podría salir a menos que las hiciera reventar. Los pasos de sus familiares se acercaban más y más por el pasillo así que tomo una arriesgada decisión y acciono el Omnitrix.

Apenas unos segundos después la puerta de la habitación se abrió y la esbelta figura de Gwen Tennyson apareció en el umbral y de inmediato encendió la luz. Ante sus ojos apareció una habitación vacía y en orden, excepto por una cosa.

-¿Y esto?-se pregunto al tiempo que se acercaba a la cama de su primo sobre la cual se encontraba un juego portátil. Gwen no recordaba haberlo visto en ese lugar, pero al final se encogió de hombros y camino hacia el armario de la habitación para tomar una de sus pijamas. Si la preadolescente no hubiera estado tan cansada tal vez hubiera notado un leve movimiento bajo la cama su primo.

Se trataba del diminuto extraterrestre conocido como Materia Gris quien apenas había tenido tiempo para saltar de la cama y deslizarse bajo ella. Como pudo, pues la transformación reavivo su dolor de estomago, Ben/Materia Gris avanzo hasta topar con la pared. Desde ahí sólo podía ver los pies de Gwen mientras esta se movía de un lado a otro de la habitación.

-Muy bien, definitivamente esto fue una mala idea-pensó mientras se sentaba en el piso con la espalda recargada contra la pared. Ahora todo dependía de que su prima no tardara mucho en acostarse y apagar la luz para que él pudiera escapar. Sino… Bueno, en realidad no quería pensar en eso. Ignorante del dilema de su imprudente primo Gwen extendió su pijama sobre su cama y estaba a punto de cambiarse de ropa cuando llamaron a su puerta.

-¿Y ahora qué?- se pregunto mientras caminaba hasta la puerta. Al abrirla se encontró de frente con el viejo Max.

-¿Pasa algo malo abuelo?-

-Oh, no.-le respondió el ex-plomero.-Es sólo que… Bueno… Se que estas vacaciones no han sido lo que esperabas: extraterrestres, tipos malos, Vilgax… etc. Sin mencionar las molestas niñerías de Ben. Así que te compre este regalo, como una compensación.-

-¿Para mí?-pregunto a su la chica emocionada.

-Creme Gwen, nadie lo merece más que tú-respondió él mientras le extendía una pequeña caja envuelta en papel de colores. Si Ben/Materia Gris no hubiera temido que su abuelo desactivara el Omnitrix seguramente hubiera abandonado su escondite para reclamarle fuertemente por aquellas palabras. En vez de quedarse callado y escuchar como su prima desgarraba impaciente la envoltura de su obsequio, fuera lo que fuera.

-¡Es hermoso abuelo!-exclamo Gwen al tiempo que caminaba hasta el pequeño tocador de la habitación, seguramente para verse al espejo.

-¡No es justo!-mascullo entre dientes el pequeño alienígena.-Yo soy el héroe y a ella es a la que le dan regalos! ¡Además yo no hago niñerías!- En ese momento Ben/Materia Gris noto que su abuelo entraba en la habitación y caminaba lentamente hasta llegar junto a su prima.

-Muchas gracias abuelo.-escucho decir a Gwen.

-No es nada.-dijo el viejo Max con un extraño temblor en su voz.-Por cierto Gwen…-

-Si.-

-"Cleopatra dice que esta noche ira a bailar con el hombre de la luna".-

-¡¿Cómo dijo?!-se pregunto el pequeño extraterrestre bajo la cama. ¿Acaso aquella frase era una especie de chiste privado entre sus familiares? ¿Cuál era el significado de aquel galimatías? Pero antes de que pudiera llegar a alguna conclusión noto que aquellas palabras habían tenido un extraño efecto sobre su prima, o al menos así se lo indico la serie de torpes pasos hacia atrás que Gwen dio de repente antes chocar con el tocador.

-¡Gwen!-pensó al tiempo que instintivamente daba unos cuantos pasos hacia donde se encontraba su prima. Sin embargo, la visión de los pies de su abuelo acercándose a ella lo hizo detenerse.

-¿Estas bien?-pregunto Max con una voz llena de ansiedad.

-Si, querido-aquella respuesta dejo a Ben/Materia Gris aún más estupefacto que la críptica oración que su abuelo había pronunciado hacia unos instantes. ¿Querido?... ¿Desde cuando Gwen llamaba a su abuelo en esa forma? ¿Desde cuando alguna chica de la edad de Gwen llamaba a nadie de esa forma? Definitivamente algo muy raro estaba pasado aquella noche… algo muy malo.

-¿Cómo te sientes?-pregunto el ex-plomero.

-Un poco mareada.-respondió Gwen.-Pero me da tanto gusto verte que en realidad no me importa.-

-Entonces vamos-dijo Max con evidente satisfacción. Sin decir más ambos personajes salieron de la habitación, dejando tras de si a un héroe de bolsillo muy confundido.

Tanto que por primera vez en aquel verano Ben Tennyson no supo que acción debía tomar, una parte de él le decía que era su oportunidad para escapar; mientras que otra, acaso su "héroe interior"le conminaba a asegurarse de que su prima estuviera bien, aunque eso implicara la posibilidad de ser descubierto y perder los poderes del Omnitrix, tal vez para siempre.

-Gwen.-dijo sin darse cuenta. El sólo hecho de pronunciar el nombre de su prima basto para que Ben tomara una decisión. Tan rápido como pudo salió de su escondite y sigilosamente fue tras sus familiares. El dolor en su vientre seguía atormentándolo; pero no era suficiente para detenerlo. Al llegar la pasillo, el diminuto ser escucho el sonido de la puerta contigua al cerrarse.

-Bueno, al menos no están lejos-pensó sin reparar en que su actual tamaño hacia del pasillo algo cercano a un estadio. Con su dolor a cuestas Ben/Materia Gris corrió hasta la puerta vecina, sintiendo que sus intestinos se desprendían a cada paso. Al llegar estuvo a punto de derrumbarse, pero su habitual coraje de héroe le impulso para arrastrarse bajo la puerta é internarse en aquel recinto que ahora le parecía extraño y siniestro.

Jadeante avanzo por debajo del mobiliario hasta alcanzar una pequeña mesa colocada en la esquina de la habitación. Con sus últimas energías trepo rápidamente hasta alcanzar la cima; por suerte encontró refugio detrás de un elegante jarrón de porcelana. La habitación estaba apenas aluminada por la azulada luz que emanaba de un tubo de neón, colocado detrás de la cabecera de la cama.

Al principio Ben/Materia Gris no pudo ver claramente lo que ocurría en la habitación, ya que el sudor producto de la carrera le empañaba los ojos. Apenas era capaz de distinguir un gran bulto que permanecía sentado al borde de la cama, meciéndose lánguidamente. Desesperado se froto los ojos para aclara su visión y volvió a mirar. Ahora pudo distinguir que aquel bulto eran en realidad dos cuerpos entrelazados.

Uno era el viejo Max, sentado al borde de la cama, el otro era su prima Gwen, quien se aferraba con brazos y piernas al cuerpo de su abuelo mientras unía sus labios infantiles con los marchitos belfos del ex-plomero. Por primera vez en su vida Ben Tennyson sintió que el mundo entero se hundía bajo sus pies. Mientras observaba como Gwen y su abuelo continuaba uniendo bocas con lascivia, aferrándose el uno al otro como si quisieran devorarse mutuamente, chupando y saboreando sus salivas mientras sus lenguas se trenzaban como serpientes.

-Esto no puede estar pasando-se dijo al tiempo que sujetaba su cabeza entre sus manos.-¡Ese no es mi abuelo!.. ¡Mi abuelo es un héroe!… ¡El nunca le haría eso a Gwen!... ¡Nunca!-

-Caroline.-escucho decir a aquel hombre que no podía ser su abuelo.-Dime, ¿la quieres dentro perra?- Ben se quedo helado al escuchar semejantes palabras. Pero si aquella frase le hirió profundamente la respuesta de su prima termino de romper su corazón.

-Si… Si la quiero.-le respondió Gwen sumisa y suplicante.

-Pidemela entonces… Como siempre lo haces-dijo Max hinchándose de orgullo.

-Oh querido dámela. La quiero. Por favor… cogeme.-

-No te creo.-dijo Max burlonamente.-Dilo de nuevo.-

-Por favor-suplico Gwen mientras restregaba su cuerpo impúber contra el torso de su abuelo.-Por favor cogeme, dame duro, como a ti te gusta.-aquella respuesta término por satisfacer el ego del viejo plomero y volvió a besar apasionadamente los labios de su nieta.

-Esta bien-dijo condescendiente. El rostro de Gwen se ilumino con insana alegría y sin esperar más sujeto con sus manos los bordes de su blusa para quitársela de un solo movimiento, dejando al descubierto un diminuto corpiño propio de las chicas de su edad que no tardo en caer al piso junto a su blusa. La vista de aquel torso desnudo avivo los deseos carnales de Max Tennyson quien atrajo a su nieta hacia él para besarla de nuevo, mientras sus manos callosas de deslizaban por la tersa espalda de la preadolescente.

-Hermosa.-gruño al tiempo que pasaba su lengua por el delgado cuello de su nieta, muy despacio, dibujando figuras caprichosas, arrancándole a Gwen leves gemidos de placer. Lentamente llego hasta el sitio donde algún día se levantarían los pechos de la chica y comenzó a chupar los diminutos pezones.

-¡Oh!.. ay… ough… Max… Mi amor… Se siente tan bien…-gimió Gwen sujetando la cabeza del hombre contra su pecho de niña. En respuesta Max sujeto las nalgas de su nieta y se incorporo un poco, lo suficiente para darse la vuelta y depositar a Gwen de espaldas sobre la cama. La chica comprendió lo que venía y aflojo su abrazo para que su vetusto amante pudiera levantarse. Rápidamente Max se despojo de su camisa hawaiana dejando su tórax al descubierto, si bien su abdomen era prominente, fruto de su largo retiro como plomero, el viejo aún tenia unas anchas espaldas y unos brazos nervudos.

Desde el lecho Gwen lo miraba expectante, como si ante sus ojos el octogenario fuera un dios griego o algo parecido. Aquella expresión urgió al viejo a desatarse el cinturón para poder bajarse los pantalones. Desde su escondite Ben/Materia Gris pudo contemplar el surgimiento del erecto miembro de su abuelo, hinchado, grueso y venoso, con una cabezota color púrpura a punto de reventar.

Paralizado por la impresión, el joven héroe no pudo hacer nada salvo mirar como su prima se pasaba lascivamente la lengua por los labios al tiempo que se incorporaba para quedar sentada al borde de la cama.

-Anda.-dijo el ex plomero poniendo su miembro frente al rostro de su nieta.-Chupala… Caroline… Hazlo como tu sabes…-Gwen permaneció inmóvil por un momento, acaso resistiéndose a cometer aquel acto antinatural. Impaciente el viejo Max la sujeto por la nuca, tirando con fuerza de sus cabellos color de fuego, mientras su otra mano aferraba su miembro endurecido para restregarlo contra los labios de su impúber amante quien al final termino por abrir la boca.

El viejo no espero más y de un solo golpe hundió la mitad de su verga en la boca de su nieta, mientras gemía como un animal enardecido.

-Así querida… así… usa tu lengua… Si… Así me gusta… no pares…-jadeaba el viejo mientras marcaba el ritmo de aquella mamada, haciéndola más intensa a cada momento hasta que finalmente no pudo contenerse más y empujo con fuerza su cadera contra el rostro de Gwen, hundiendo su verga hasta lo más profundo de su garganta segundos antes de que su semen brotara a raudales. La pobre chica tuvo que empujar al hombre con todas sus fuerzas para poder sacarse el miembro de la boca y así evitar ahogarse, lo cual le costo recibir en pleno rostro el último chorro de la venida de su abuelo.

-Cof… cof… cof… -tosió para despejar su garganta.

-Lo siento…-dijo Max con la voz entre cortada.

-No importa.-le respondió Gwen esbozando una leve sonrisa.-Sabes que haría todo por ti mi amor.-

-Lo se-dijo sonriendo a su vez.-Ahora tiéndete.-Gwen obedeció de inmediato y se recorto nuevamente sobre la cama, mientras su octogenario amante se inclinaba sobre su cuerpo para besar de nuevo la suave piel de su cuerpo. Esta vez el ex plomero no se detuvo mucho tiempo en los pezones de su nieta, sino que dirigió su lengua hasta el ombligo para hurgar en el con deleite.

-Me haces cosquillas, querido-se quejo Gwen estremeciéndose cada vez que su abuelo aguijoneaba su ombligo. El viejo pronto dio por terminado aquel juego y sujeto con sus manso los pliegues del pantalón que su nieta aún tenía puesto para tirar de ellos con energía. Gwen no solo no opuso resistencia, sino que coopero ampliamente levantado primero sus caderas y luego sus esbeltas piernas de gimnasta facilitando así que su octogenario amante la despojara de su última prenda.

Al quedar desnuda la chica pelirroja uso sus brazos para impulsarse hacia la cabecera de la cama, incitando con la mirada al viejo para que se tumbara junto a ella. Sin dudarlo un momento, Max Tennyson trepo a gatas sobre el lecho, sin perder de vista el cuerpo desnudo de su nieta, con cierta brusquedad el viejo la tomo por los tobillos y jalarla hacia él. De inmediato comenzó a lamer sus pies, deleitándose con su acre y salado sabor, para luego deslizarse hacia las pantorrillas y continuar ascendiendo alcanzar los delgados muslos; besado, mordiendo y chupando cada milímetro de la tersa piel infantil.

Gwen se estremecía al contacto de aquel apéndice húmedo y caliente avanzaba inexorablemente hacia su más secreta intimidad, haciéndola estremecer de pasión. Las manos calientes del ex –plomero se posaron entonces sobre sus nalgas para estrujarlas suavemente.

-Abre tus piernas cariño-le ordeno con firmeza. Gwen levanto sus piernas hacia el techo y abrió su compás como sólo podría hacerlo una chica de su edad, dejando la flor de su virginidad totalmente expuesta ante los ojos del hombre que unas horas antes era su dulce abuelo. Esta vez el viejo Max no perdió el tiempo en contemplaciones, simplemente la sujeto con fuerza de las caderas para llevar aquel fruto directo hasta su ansiosa boca.

-¡Oooooh, Max! ¡Si!...- gimió Gwen con las mejillas encendidas de rubor. En respuesta el octogenario procedió a besar apasionadamente la vulva de su nieta, introduciendo la punta de su lengua entre los delicados labios íntimos al tiempo que inyectaba una gran cantidad de saliva, tibia y espesa, que se desbordaba por los pliegues de la virginal apertura. De pronto, la lengua del viejo encontró el pequeño clítoris de la preadolescente y sin pensarlo lo atrapo entre sus labios para chuparlo con fuerza.

-¡AAAAHHHHHH!-grito Gwen arqueando su espalda al máximo para levantar más sus caderas y restregar su sexo contra la cara del hombre que la sometía. Desde su lugar de observación, y para su fortuna, Ben/Materia Gris no podía ver los detalles de lo que ocurría. Sólo la nuca de su abuelo moviéndose de atrás hacia delante, y las esbeltas piernas de su prima colgando por encima de sus hombros.

-¡¡AH!!, ¡¡AH, ¡¡¡ ¡¡¡SI!!! ¡¡SI!!, ¡MAX, SIIIII!!!-en ese momento el octogenario decidió dar el golpe final y sin previó aviso incrusto su dedo medio en le ojete de la chica pelirroja, utilizando su saliva y los jugos de vulva como lubricantes para penetrar hasta el fondo. Aquella maniobra hizo que Gwen perdiera el control y se contorsionara fuertemente sobre el lecho.

-¡¡¡QUERIDO MAX!!!-grito la preadolescente.-¡¡¡ME MATAS QUERIDO!!!.. ¡¡¡ME… me… Ahhhhhh!!!-Max sabía lo que se avecinaba, clavo dos dedos más en el culo de su nieta é intensifico su ataque sobre el botón de placer de su nieta. El resultado no se hizo esperar, Gwen se convulsionó y cerro con fuerza sus muslos presionando la cabeza de su abuelo contra su grupa, las sensaciones que la sacudían eran indescriptibles, los dedos de su abuelo horadando en su culo mientras su clítoris era chupado y lamido por aquella experimentada boca. Hasta que finalmente la chica no pudo más.

-¡¡¡SSSIIIII!!!... ¡¡¡¡MAAAASSSS!!! ¡¡¡¡AAAAAGGGGHHHH!!!!-grito la preadolescente completamente fuera de si, moviendo la cabeza como una loca de un lado a otro y apretando con fuerza las sábanas entre sus manos. Al final la chica aflojo todo cu cuerpo y literalmente se resbalo del cuerpo de su abuelo para quedar tendida é inmóvil sobre la cama, en un profundo estado de sopor provocado por el intenso orgasmo, no dormida, sino más bien como en trance.

El viejo Max la miro satisfecho, todo estaba saliendo tal y como lo había planeado, pero aún faltaba lo mejor. Lentamente se coloco sobre el cuerpo de su nieta y comenzó a besarla una vez más, primero en los labios, para luego deslizarse por su cuello hasta alcanzar los inmaduros pero ya sensibles pezones para descargar sobre ellos unos chupetones de miedo.

Gwen continuaba con los ojos cerrados, dejándose hacer, ni siquiera reacciono cuando el hombre comenzó a meterle los dedos entre los pliegues de su vagina, untándola con una sustancia lubricante. Primero uno, luego otro, hasta que consiguió colocar tres dedos en su interior. Por toda respuesta la joven dio un respingo.

Desde su puesto de observación Ben/Materia Gris observaba todo, esta vez tenía el ángulo perfecto para ver a su abuelo levantaba y separaba las piernas de Gwen para colocarlas de nuevo sobre sus hombros, mientras plantaba la punta de su verga a la entrada de la entrada del impúber cuerpo femenino. ¡Y entonces empujo!

De inmediato Ben escucho un largo y ronco gemido brotar de los tiernos labios de su prima, rebelando el dolor que experimento al sentirse atravesada por ese terrible monstruo de carne.

-¡¡¡¡AAAAAAOOOOOUUUUUGGGGHHHHHH!!!-grito la preadolescente al tiempo que, por primera vez, luchaba por liberarse del aquel insano abrazo, pero todo fue inútil, pues Max simplemente se echó completamente sobre ella, sujetándole las muñecas para mayor seguridad. Gwen se revolvía enloquecida debajo de él, pero todos sus esfuerzos fueron en vano, el hombre pesaba demasiado y aún era fuerte a pesar de su edad.

Para su fortuna el viejo se quedo inmóvil por unos momentos, acaso esperando que la vulva recién abierta se acostumbrara al tamaño de su invasor. Pero esa consideración no duro mucho y pronto comenzó un suave movimiento de mete y saca.

Max Tennyson era sin duda un hombre experimentado, lo cual era bastante lógico tomando en cuenta que había sido casado, sabía exactamente que hacer y cuando para no lastimar a su pareja y prodigarle un intenso placer. Y su nieta no iba a ser la excepción, poco a poco fue intensificando sus movimientos logrando que le dolor inicial pasara para ser sustituido por un gozo que iba creciendo a la misma velocidad.

-¡¡¡AHHH!!!... ¡¡¡AHHH!!!... ¡AAHHH!!!-gemía Gwen cada vez más fuerte, dando testimonio de que comenzaba a disfrutar de aquella verga incrustada en lo más profundo de su ser.

-¿Te gusta Caroline?-pregunto el abuelo sin dejar de moverse sobre el pequeño cuerpo que permanecía atrapado bajo su humanidad.

-¡¡¡AAAAHHHHHH!!!!... ¡¡¡AAAAHHHH!!! ¡¡¡SI!!!... ¡¡¡SI!!! ¡¡¡OH QUERIDO MAX, TU SIEMPRE ME COGES TAN RICO!!!-

-¿La quieres más duro?-

-¡¡¡COMO TU QUIERAS; MI AMOR!!! ¡¡¡AAAAHHHH!!! ¡¡¡COMO TU QUIERAS!!!-

-¡TE VOY A PARTIR ENTNCES!!!-amenazo el viejo.

-¡¡¡HAZME PESAZOS SI QUIERES MAX!!! ¡¡¡SOY TUYA!!!-le contesto Gwen con el rostro encendido de pasión; en respuesta el hombre aceleró tremendamente sus embestidas.

-¡¡¡AAAGGGGHHHHHH!!!-gimió la pelirroja al sentir la fuerza del aquel ataque, abriendo su boca desmesuradamente mientras gruesas lágrimas brotaban de sus hermosos ojos verdes, igualmente abiertos al máximo. Y no era para menos, el viajo Max estaba en verdad cociéndosela con todas sus fuerzas, estrellando sus gruesas caderas contra la grupa de su nieta, enterrándole su verga hasta el fondo y forzando las paredes de su sexo con el grosor de su instrumento, mientras ella gesticulaba con una mezcla de placer y dolor, aferrándose a las sábanas con fuerza y gimiendo a media voz.

-¡¡¡AAAAAGGGG!!! ¡¡¡AAAHHHHH!!! ¡¡¡SI!!! ¡¡¡DAME MAS DURO!!! ¡¡¡AAAHHH!!! ¡¡¡SOY TUYA, COGEME DUROOOO!!!-sus palabras fueron ordenes para el octogenario, quien aceleró aún más sus embestidas hasta el punto en que parecía saltar sobre la superficie de la cama como un pez recién sacado del agua, haciendo que la cama se estrellara contra la pared de enfrente.

-Detente abuelo…-murmuro el pequeño espía, logrando articular palabras por primera vez desde que descubriera a sus familiares en aquella grotesca situación.-Detente por favor… Por favor… Ya basta…-Sin embargo, sus murmullos quedaban ahogados por los gritos de placer de su prima y los jadeos cada vez más fuertes de su abuelo.

De improviso el viejo hecho hacia atrás su corpulenta humanidad, quedando de rodillas sobre la cama, levantando el cuerpo de Gwen junto con el suyo. La chica pelirroja no hizo ningún intento por escaparse, antes bien se aferro con brazos y piernas al cuerpo del anciano mientras movía sus caderas en círculos para la horadación en sus entrañas fuera aún más profunda. Por un momento Ben/Materia Gris pudo contemplar el rostro descompuesto de su prima que no dejaba de gesticular ni de pegar alaridos enloquecidos de placer.

-¡¡¡¡AAAGGGGGGHHHHH!!!!... ¡¡¡MMMGGGHHHFFF!!!... ¡UUUHHHGGG!!-gritaba ella, recibiendo los embates de su abuelo, quien bufaba como un toro enardecido.

-¡¡¡¡TE VOY A PARRRTTTIIIRRR EN DOOOOSSSSGGGG!!!-gritaba él mientras gruesas gotas de sudor le corrían por su espalda.

-Detente abuelo… Ya basta… Abuelo… Por Favor…-recitaba el diminuto héroe una y otra vez, impulsado por un dolor espantoso que crecía a cada momento. Mientras tanto la batalla incestuosa tocaba a su fin. Tanto Gwen como Max se encontraban fuera del mundo, besándose, arañándose y chapándose sin control; chocando sus caderas cada vez con más fuerza hasta que al fin ambos dejaron escapar un sonoro alarido.

-¡¡¡AAAAGGGGHHHHHHHH!!!!-en ese momento ambos cuerpos se unieron en un estrecho abrazo al tiempo que sus jugos íntimos brotaban incontenibles hasta desbordarse de la cavidad corporal de Gwen y desparramarse sobre las sábanas. Ben/Materia Gris observo como sus familiares quedaban inmóviles, sofocados y cubiertos de sudor, sobre la cama. Y justo en ese momento un sonido familiar se dejo escuchar en al habitación.

-BIP…BIP…. BIP…-casi al momento una fuerte luz roja lleno el recinto y la figura de un chico, aturdido y portando una bata de hospital apareció de pie sobre la pequeña mesa colocada en un rincón, derribando el florero de porcelana.

-¡¡¡BEN!!!-exclamo Max Tennyson moviéndose hacia el lugar donde su nieto acaba de aparecer.

-Detente abuelo..-le dijo el chico con la mirada pérdida.-Detente por favor…-

-¡Ben, cuidado!-exclamo el ex –plomero al darse cuenta de que mesa perdía el equilibrio, pero su advertencia llego demasiado tarde y el joven héroe cayo al vació.

-¡¡BENNN!!... ¡¡BENNN!!!-escucho que le llamaban desde muy lejos.

-Vamos Ben, despierta de una vez.-poco a poco el joven Tennyson abrió los ojos y descubrió frente a si el rostro preocupado de su abuelo.

-Abuelo.-dijo visiblemente aturdido.-¿Dónde estoy? ¿Qué ha pasado?.. ¡GWEN!-exclamo de pronto casi saltando de la cama.-¡¿Dónde esta Gwen?! ¡¿Qué fue lo que le hiciste abuelo?!-

-¿Quién me hizo que tonto?-escucho la inconfundible voz de su prima, quien apareció detrás del viejo plomero.

-¡Gwen!-grito loco de contento al tiempo que bajaba de su lecho para correr hacia su prima y abrazarla con todas sus fuerzas.

-¡Oye, tranquilo!-se quejo la preadolescente ante aquella inusual demostración de afecto.

-Dime, ¿Estas bien?-pregunto el joven sin soltar a su prima.

-Por supuesto que estoy bien.-le respondió Gwen al tiempo que le empujaba lejos de ella.-Tú eres el que estuvo dos días en una cama con 40 grados de temperatura.-

-¡¡DOS DIAS!!-exclamo sorprendido.-¿Entonces no me escape del hospital y ni fui al departamento, ni…?-

-¿Ni qué Ben?-pregunto el viejo Max mirando a su nieto con gesto preocupado.

-Nada.-le respondió el chico avergonzado por las imágenes que ya comenzaban a volverse borrosas en su mente.

-Escúchame bien "Señor casi me muero"-le dijo Gwen plantándose frente a él.-Después de que abandonamos la playa comenzaste a quejarte de que te dolía el estomago, luego estabas ardiendo en fiebre. Así que el abuelo te trajo al hospital donde te diagnosticaron un envenenamiento por comer mariscos en mal estado y has estado delirando por dos días a causa de la fiebre, así que creéme cuando te digo que no has ido a ninguna parte.-

-¿Delirando?-

-Así es jovencito-dijo el doctor desde el umbral.- Por fortuna a tu edad los chicos son prácticamente indestructibles. Y ahora, Señor Tennyson, necesito hacerle una revisión al joven Ben para asegurarme de que todo va bien.-

-Entiendo. Vamos Gwen.-dijo el ex –plomero.

-Nos vemos, tonto-se despidió Gwen con su acostumbrada expresión de "metiste la pata y me alegro."

-¡Abuelo!-llamo el chico justo cuando el viejo Max estaba por salir.

-¿Si, Ben?- le respondió volviéndose hacia su nieto.

-Tu…-

-¿Si?-por un momento ambos se miraron directo a los ojos.

-No.. nada…-Max y Gwen miraron al joven héroe con extrañeza. Al final ambos se encogieron de hombros y salieron de cuarto.

-Y ahora jovencito, regresa a la cama.-ordeno el doctor.

Epilogo 1.

Dos días después Ben fue dado de alta y salió del hospital. Sin embargo, insistió en dar un último paseo por la playa antes de partir.

-Ben, llevamos dos horas caminado de un lado a otro de la playa.-se quejo Gwen sintiendo la planta de sus pies asarse sobre la arena caliente. Ben se volvió hacia ella y la contemplo por unos instantes.

-¿Por qué me miras de ese modo?-pregunto la chica sintiéndose incomoda.

-Gwen…-

-¿Si?-

-"Cleopatra dice que esta noche ira a bailar con el hombre de la luna."- Ben se arrepintió de haber dicho aquella frase, pero el recuerdo de aquella noche seguía atormentándolo. Necesitaba saber la verdad. Los segundos se le hicieron eternos mientras esperaba la reacción de prima. Por su parte Gwen se quedo quieta, mirando fijamente a su primo, luego se acerco lentamente a él y…

-¿Tienes fiebre otra vez?-le pregunto al tiempo que colocaba su mano en la frente de su primo.

-N… no-respondió Ben sin perderla de vista.-¿Estas bien?-

-¿Bromeas? Estoy perfectamente, tú eres el que esta más raro que de costumbre.-

-Entonces… ¿Esa frese no te dice nada?-

-¿A parte de que la fiebre te coció el cerebro? No.-

-¡SSSIIIII!-exclamó el joven héroe al tiempo que abrazaba a su prima con todas sus fuerzas, para luego echarse a correr por la playa dando saltos de alegría.-¡FUE UN SUEÑO!.-

-Está chiflado-dijo Gwen sin comprender la reacción de su primo.

Mientras tanto Ben continuaba corriendo alegremente por la playa, hasta que se tropezó de frente con hombre alto.

-¡Hey, fíjate por donde vas niño!-espeto el hombre. Ben no le respondió, su cerebro identifico inmediatamente aquella voz, junto ese aspecto bronceado y esa espesa barba. Por no mencionar la gran hielera roja que el hombre llevaba a cuestas.

-Hora de la venganza-dijo sonriendo diabólicamente mientras seguía el sujeto y manipulaba el Omnitrix para escoger a uno de sus alienígenas.

"El Sol de Florida": Esta tarde la policía local logro la captura de John Tyler, un vendedor clandestino de mariscos acusado de vender alimentos en mal estado. Según los registros de las autoridades, el número de sus víctimas podría elevarse hasta las 60 personas en lo que va del verano. Lo extraño del caso es que Tyler fue aprendido cuando se presento en un hospital fuertemente intoxicado por ingerir una gran cantidad de sus propios productos. Al ser interrogado Tyler aseguro que un gigante rojo de cuatro brazos lo golpeo y le obligo a comerse casi todo el contenido de su hielera. Naturalmente la policía no le cree."

Epilogo 2.

-Perfecto-pensó Max Tennyson mientras apagaba el pequeño micrófono especial con que el había estado escuchando la conversación sostenida entre sus nietos. Satisfecho, coloco su mano en un lugar específico de la mesa y dejo que la luz de un scanner confirmara su identidad. Al terminar una pequeña porción del piso se abrió dejando al descubierto uno de los muchos compartimentos secretos que poseía su vehículo.

-Ah, Ben, si supieras-comento para si mientras extraía del compartimiento un pequeño estuche de terciopelo.-El comando de inicio no funcionara a menos que Gwen tenga esto a la vista-al abrir el estuche el viejo plomero contemplo una vez más su contenido: Se trataba de un finísimo collar de oro con una hermosa piedra azul como colgante. Con suma delicadeza lo tomo entre sus dedos para leer por centésima vez el grabado en el reverso de la joya

-"Max y Caroline: Juntos por siempre"-por un momento sus ojos se humedecieron al recordar el nombre de su esposa muerta.

-Su esposa tiene cáncer Señor Tennyson. Lo siento-esas habían sido las palabras del medico. Después de revisar a su esposa a causa de un fuerte dolor de cabeza. Max Tennyson se quedo perplejo y furioso. ¿Acaso esa era su recompensa después de haber dedicado años de su vida a proteger la tierra? ¿Ahora que podía tener una vida normal su esposa enfermaba de cáncer terminal? Para colmo las reglas de los plomeros le impedían usar la tecnología médica extraterrestre para salvarla. Sólo podía quedarse de brazos cruzados y esperar. Pero el no era de los esperaban.

Por eso, cuando su esposa, Caroline Tennyson, murió el ya tenía un plan.

-Déjenme solo, por favor-le pidió a los médicos y familiares y todos accedieron a su petición. Al quedarse solo Max coloco un electrodo en la frente de su esposa y copio sus recuerdos en un chip espacial. Un chip que implantaría los recuerdos de su esposa en una serie de comandos que podían ser implantados en otra persona. No obstante, para que funcionara en un ser humano había que cumplir con dos condiciones: ser genéticamente compatible y encontrarse en una etapa temprana de desarrollo físico y mental para que pudiera resistir la sinapsis. La pequeña Gwen era la única candidata.

Inmediatamente elaboro un código de seguridad y una serie de comandos para que el Chip anulara la mente conciente de su nieta y le reemplazara con la de su esposa. Si todo salía bien Gwen sería algo parecido a un reproductor de discos compactos. Según el comando que Max activara lo mismo podía cocinar su platillo favorito tal y como él lo recordaba, o bien entablar una alegre conversación sobre "su vida en pareja". Pero la cereza del pastel era que podía hacerla revivir sus momentos íntimos.

Sin embargo, justo después de implantar el Chip en su pequeña nieta, sufrió una crisis de conciencia y considero todo su plan como una abominación. Por lo que decidió abandonarlo. Pero luego, en aquel verano los eventos relacionados con el Onmitrix le recordaron lo que había perdido y le impulsaron para terminar lo que había comenzado.

Aunque no cantaba con que la imprudencia de Ben pusiera en peligro su experimento.

Por suerte, el pequeño entrometido estaba enfermo y no pudo resistir la impresión de lo que había visto. Devolverlo al hospital había sido un juego de niños, y después de su pequeña prueba con Gwen estaría convencido de que todo había sido un deliro provocado por su intoxicación.

En cuanto a Gwen, ella tampoco recordaba nada y gracias a un cierto aparato medico, que él había recobrado en una de sus incursiones a las viejas bases de los plomeros, su cuerpo estaba completamente restaurado de modo que nadie encontraría ninguna evidencia de lo que había pasado aquella noche de verano.

Con cuidado el ex –plomero devolvió el collar a su estuche y lo guardo todo en el compartimiento secreto. La prueba había sido un éxito rotundo, aunque las consecuencias podían haber sido desastrosas, la pregunta era ¿Qué hacer ahora?

-Ya veremos-se dijo mientras salía del Camper para ir en busca de sus nietos.-Cuando termine el verano… ya veremos.[/size]

1 comentario - Ben10: Delirio de una noche de verano.