Seis por ocho (21): La extraña filosofía de la niña otak




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Compendio I


“¡No me pude detener! ¡Sentí que se me escapaba de las manos!” le decía Pamela, llorando arrepentida.

Seis por ocho (21): La extraña filosofía de la niña otak

Yo no iba a defenderme. Sabía que muchas de las cosas pude haberme resistido, pero no lo hice. Era responsable de mis acciones y acataría el veredicto de Marisol, cueste lo que me cueste.
“¡Pero fui yo el que incitó a Marco!... él nunca hizo nada…” decía ella, llorando “Yo… me empecé… a enamorar de él… tú siempre lo defendías… y hablabas tan bien de él… que yo no pude contenerme… y seguí mis impulsos…”
“¡Ya! ¡Calma, calma! ¡Que no pasa nada!” decía Marisol, tratando de serenar a su amiga. Marisol la abrazó y la acogió en su regazo, dándome una sonrisa.

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“… Soy una mala amiga… y si quieres, me voy… pero no dejes a Marco solo… él siempre me dijo que te amaba…”
“¡Ya! ¡Ya! ¡No llores! ¡No estoy enojada!” decía Marisol.
“¿Por qué?” preguntaba Pamela, confundida.
“Porque tú nunca me creíste y ahora ya me entiendes.”
“¿De qué hablas?”
“Cuando éramos niñas, tú siempre me decías que estaba loca, que alguien así no existiría. Siempre me decías que “todos los hombres son iguales” y que lo único que piensan es en follar. Bueno, pues, aquí mi amado Marco es distinto…”
Curiosamente, yo no estaba tan de acuerdo con Marisol…
“A mí siempre me gustó Marco. Todos en el barrio lo quieren y es porque tiene un buen corazón. No hay cosa que alguien le pida a Marco que él no lo haga y si no puede, hará hasta lo imposible por lograrlo” me decía Marisol, sonriéndome, pero yo no me sentía tan bien.
“Cuando me empezó a hacer clases, yo estaba muy ilusionada, porque él era mucho mayor y no sabía de qué hablarle. Lo único que sabía, aparte de mis materias, eran el anime y los libros y no sabía si tendríamos temas en común. Pero el animé favorito de Marco es “Love Hina” y yo siempre he estado enamorada de Urashima-sempai. El día que me dijo que era su serie favorita, supe que era el hombre de mi vida”
Sentía como que la vida es un manga y yo vivo en un animé…
“Mi problema fue cómo hacer para llamar su atención. Marco es muy inteligente, pero a veces es tan obtuso como un ladrillo. Yo también tuve que vestirme con mis mejores ropas y con mis trajes más escotados, ¡Pero este niño no reaccionaba!” Marisol me apretaba las mejillas.
“Entonces, corté por lo sano y le di mi primer beso. ¡Fue fenomenal! ¡De ahí en adelante, fui su centro de atención! Podría haber estado hablando contigo, con mi mamá, pero él siempre andaba pendiente de mis necesidades y de dónde estuviera. Siempre ha sido muy atento y si hay algo que me hace sentir incomoda, se lo digo.”
“Pero… ¿Por qué no estás enojada conmigo?”
“¡Porque hacía tiempo que deseaba que pasara! ¡Por eso!”
Mi cara se caía de sorpresa…
“¿Querías que te engañara con Pamela?” le pregunté.
“Sé que suena extraño, pero es cierto.” respondió Marisol, algo avergonzada “Siempre tuve curiosidad si acaso lo que Marco me hacía sentir me afectaba solamente a mí. Pamela es una chica de mundo, que ha tenido varios amantes y hasta ahora, nunca creyó que mis sentimientos fueran posibles.”
Yo estaba boquiabierto. Me estaba dando argumentos para un manga mal escrito.
“Pensaba si Marco te hacía sentir rara a ti, entonces ¡Todo estaría bien!” nos dijo.
“¡Pero Marisol!... eso… no es normal” decía Pamela, como si estuviera perdiendo la razón.
“Tú siempre me decías qué cosas hacías con tus novios. Yo solamente tenía a mi amado Marco. Si Marco te hacía sentir rara, ¡Por fin, tendría la ventaja yo!”
Nos reímos, al verla cómo alegremente se apuntaba con los pulgares. Ella siempre es así. Optimista, hasta cuando las cosas no pueden ser más negras.

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“Pero… ¿No te preocupa… que te sea infiel?” le dije yo, avergonzado.
“¡Ay, Marco! ¡Ni siquiera creo que fueras capaz de serlo!” me dijo ella, como si lo que había dicho era una estupidez.
Yo estaba sin palabras…
“¡Eres tan tímido, que la única manera por la que podrías serme infiel es porque alguien se te tira encima!” decía ella, muy divertida.
Empecé a reírme también. Era la verdad. Aunque ahora me estaba tirando a su madre, a su hermana, a su prima y probablemente, empezaría con Sonia, había sido, simplemente, porque una de ellas abuso de su confianza.
Pamela también empezaba a comprender un poco la lógica de su prima.
“E incluso, si es que me llegaras a ser infiel, no te juzgaría tan severo. Lo más probable es que ella viera lo mismo que veo yo en ti: tu dulzura, tu calidez, tu cariño ¡Las cosas que me hacen más feliz!”
“¿Pero… no te asusta que… acostándose con una… como yo o alguien así… él se enganché… y te deje?” preguntó Pamela, con timidez.
Marisol sonrió radiantemente.
“¡Para nada! Nunca se lo he dicho, pero en el fondo de mi corazón, siempre he sentido que soy de él y él es mío.”
Yo estaba anonadado ¡Nunca se lo había dicho tampoco!
“Lo descubrí en esa gran fiesta de aniversario de mis padres. Marco nunca lo supo, pero fue a propósito que él no quedara en la mesa principal. Se lo había pedido a mi madre, al momento de mandar las invitaciones.”
“Lo hice para verlo cómo se comportaba a solas, contigo, mi mejor amiga y compañera.” le dijo Marisol, tomando tiernamente las manos de Pamela
“Porque sé que no hay hombre que se te resista. Los miré desde un lugar discreto y Marco se veía muy preocupado, buscándome, sin prestarte demasiada atención, mientras que tú tratabas de usar todos tus encantos, sin mucho resultado. Fue entonces que sentí cómo se activaba el “huevito vibrador”…”
Lo sacó de su bolsillo y nos los mostró, sin vergüenza.
“¡Es mi amuleto de la buena suerte!” nos dijo, con una gran sonrisa “Antes de entrar a una prueba, voy al baño y me lo pongo. Si hay algo que no recuerdo, lo enciendo y pienso que es Marco, tratando de ayudarme. ¡Déjame decirte que es un agrado haber olvidado algo y tenerlo encendido hasta que lo recuerdas! ¡Salía de las pruebas bastante relajada y mojadita!”
Nos reímos de nuevo. Marisol siempre puede sacar una sonrisa, aunque las cosas estén tristes.
“Ese “huevito” siempre queda alojado en un lugar muy sensible. Siempre le pido a Marco que lo use en intensidad media, sino me vengo de inmediato. Pero podía ver en sus ojos que no lo hacía por morbo, sino que realmente me extrañaba y eso me hacía muy feliz.”
“Pero cuando volvía a la mesa satisfecha, pasó algo extraño: ¡El huevo empezó a vibrar más fuerte de lo acostumbrado! Marco sabe que me excito mucho cuando hacemos el amor en lugares abiertos, repletos de gente, porque me encanta la emoción de que alguien nos sorprenda”
“Recuerdo que casi me caigo al suelo cuando me encontró mamá y me llevó a la mesa ¡Estaba teniendo una lucha tan placentera contra mi ser! ¡Correrme ante un montón de desconocidos, pero a la vez, debía verme tan elegante y discreta! ¡Era tan excitante!”
De hecho, así lo parecía. Tenía ese brillo de lujuria en la mirada que me avisaba lo húmeda que se sentía.
“…recuerdo… que había algo… tan lindo… en tus ojos… tu mirada… tenía algo… distinto… no sé…” dijo Pamela, tratando de hacer memoria.

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“¡Lo sé! ¡Es que Marco, sin tocarme, me estaba dando uno de los mejores orgasmos en mi vida!”
La mirada de Pamela también había cambiado. Era parecida a la de Marisol, pero más mesurada. Probablemente, solo imaginaba lo que debía haber sentido su prima y eso la ponía algo incomoda.
“¡Recuerdo que lo único que quería era mirarlo, sólo para correrme! ¡Lo buscaba y lo buscaba, pero no podía verlo! Finalmente, encontré sus ojos preocupados en mí ¡Me sentí tan feliz, que sentía que me perdía en el infinito!”
Yo también estaba excitado. No pensé que todo eso había pasado en ese momento. Siempre fue uno de los momentos que más culpa me causó, pero ahora veía que mis preocupaciones no estaban bien fundadas.
“Cuando Marco me vino a buscar, lo único que quería hacer era llorar de felicidad. ¡Me di cuenta que lo amaba tanto! Me hizo sentir, que sin importar a donde fuera o con quién estuviera, ¡Él siempre volvería a mí!”
“¡Es por eso que no me preocupo! ¡También, por eso te dije que le coquetearas cuando estabas enyesada!... ¡Y es por eso que ahora no puedo odiarte a ti!”
Lloraron y se abrazaron con fuerza. Yo me sentía como si un rayo me hubiera caído en la cabeza…
“Siento como que estuviera metido en un manga…” le dije a Marisol.
“¡Somos nerds y somos otakus, Amor!… ¡Nuestras vidas son los mangas!…” me respondió ella, con sabiduría, besando la frente de su prima.
“¿Pero por qué?” preguntó nuevamente Pamela.
“¡Pues ya te lo dije! ¡Nunca me creíste!”
“¿Pero… por qué me escogiste a mí… en todo esto?” decía Pamela, llorando.
En el fondo, la entendía. Marisol parecía habernos usado como piezas de ajedrez…
“Porque Marco repara.” Dijo Marisol “Marco te odiaba, por lo que hiciste por sus amigos de la universidad. Sin embargo, cuando no tuviste dónde ir, te recibió en su hogar, olvidando todo rencor. Incluso, si tenías que pedirle algo tan sencillo como pan o agua, Marco te lo concedía. Incluso es más… cuando no nos contaste lo de tu padre, hizo lo imposible por defendernos y eso no podría haberlo adivinado, por mucho que lo hubiera planeado.”
“¿Y cuál era el objetivo?” le pregunté yo.
“Que ella se sintiera mejor consigo misma.” Dijo Marisol “Siempre supe que sufría algo al vestir de negro. Su forma de hablar, su forma de mirar. Siempre supe que tenía algo demasiado triste que contar, pero ella no iba a hacerlo. Siempre ha sido fuerte y recia y no lo compartiría con nadie.”
Pamela abrazó con más fuerza a Marisol, al ver que la había comprendido sin necesidad de hablar.
“Sin nosotros, ella habría seguido viviendo su vida, acostándose con hombre y hombre, hasta que eventualmente muriera de una manera triste y solitaria. Con nosotros, en cambio, ahora ve la posibilidad de estudiar y salir adelante”
“¿Y qué hacemos ahora?” preguntó Pamela, todavía preocupada y medio embarcada en esta loca travesía.
“Eso queda a tu elección. Si quieres, puedes marcharte o quedarte con nosotros.”
Tenía el ligero presentimiento de que al terminar todo esto, me estaría acostando también con Pamela...
“No te guardó resentimiento, ¡Créeme!” Le dijo Marisol, acariciando los cabellos cortos de Pamela “Además…”
Marisol enrojeció y me miró nerviosamente a los ojos.
“Bueno… no sé si será el momento… tal vez… podríamos discutirlo más tarde… o no sé… otro día… a lo mejor… pero el hecho es… que… bueno… Marco y yo… pues… no estamos casados… o algo así… y bueno… él está libre… de hacer lo que él quiera… no es que te este pidiendo… que te cases conmigo… en serio… no te sientas presionado…yo…”
Le di un suave beso. Era ese rasgo de familia que me gustaba. La hacía lucir como una chica de anime… quizás, estaba tan loco como ella.
Pero había una duda que me quedaba en la mente y no podía dejar sin aclarar…
“¿Por qué me mandaste a vivir con tus padres?”
Marisol estaba hecha un atado de nudos.
“Bueno… puede que pienses que no soy consecuente… a lo mejor… tengas razón… o algo así… pero” y dio un fuerte suspiro “…lo hice… pues…porque tenía…celos…”
“¿Celos?”
“¡Claro!... no me malentiendas… Yo quería que tuvieras algo con Pamela… pero me aterraba la idea que conocieras alguna golfa por el norte… en el campamento minero… tú sabes… lo que cuentan tus compañeros… que pudiera enamorarte… y jugar con tus sentimientos… y bueno… pensé “Al menos mamá y mi hermana te mantendrían cuidado”… y bueno… yo podría sentirme más tranquila… sabiendo que te estarían cuidando… o qué sé yo…”
Pero al disipar una duda, apareció otra: ¿Sabría ella lo que pasaba entre su madre, su hermana y yo? Lo mejor no era tentar tanto mi suerte…
“¿Y bien? ¿Qué harás?” preguntó Marisol a Pamela, tratando de desembarazarse de la conversación.
Pamela estaba resignada. En realidad, no había muchas opciones…
“Está bien. Me quedaré con ustedes…” dijo sonriendo, pero leía en su cara que definitivamente creía que éramos extraños.
“Muy bien… y tú, Amor… ¿Qué harás?... sé que es un poco raro lo que te estoy pidiendo… pero si tú lo deseas… no tienes que participar…” me preguntó Marisol.
No era necesario pensarlo demasiado. Después de todo, estaba llegando tan lejos todo.
“Por supuesto que me quedaré a tu lado, Corazón”
Esa noche, por primera vez, nos acostábamos los tres en la cama matrimonial. Miraba al techo, pensando en lo que había pasado y no podía parar de pensar.
“¡Esto parece salido de un manga!”
“¿Lo dices por los grandes pechos de Pamela?” dijo Marisol, acostándose a mi derecha.

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Al oír esto, Pamela enrojeció y cubrió sus pechos, mientras se desvestía.
“No, no es eso.” Le respondí “Es que todo es tan… irreal”
Marisol bostezó y se acurrucó a mi lado.
“Bueno, amor… tú sabes de muchas cosas… ¿No crees que… de alguna manera… esto pueda ser… posible?...”

Seis por ocho (21): La extraña filosofía de la niña otak

El sueño era demasiado fuerte y ni siquiera pudo escuchar mi respuesta. Pamela, a mi izquierda, tenía una opinión distinta a la mía.
“¿Por qué te cuesta… tanto… creer que yo tenga… una prima… como Marisol?”

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La pobre también estaba tan agotada, después de tanto llorar y tanta emoción, como para poder escuchar mi respuesta.
Yo, por mi parte, reflexioné al respecto.
¿No había leído demasiado en mi tiempo libre? ¿Desconocía yo acaso los efectos del genoma humano?
¿Por qué me era más fácil aceptar la idea de que la calvicie fuera hereditaria, sin embargo, la idea que Marisol tuviera tantos parientes con pechos grandes, era algo más difícil de procesar?
¿Y qué hay de los aspectos psicológicos? ¿Podía acaso “ser tan obtuso”, como dice mi amada Marisol, para cerrarme a la idea de que alguien como ella existiera, habiendo tantas variedades de desquiciados en el mundo? ¿No existen montones de relatos de “cornudos” por la red, que disfrutan cómo se tiran a sus esposas? ¿Acaso no podía darse a la inversa?
Mientras sentía el calor de mis dos amadas, entibiando mi complicado ser, llegaba a la conclusión de que el mundo era demasiado grande y que las posibilidades, pues eran infinitas. Y pensando eso, también me dormí.
Después de todo, el próximo día empezaría a ver que el mundo era muchísimo más grande y diverso, de lo que yo creía hoy…


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2 comentarios - Seis por ocho (21): La extraña filosofía de la niña otak

SactuarySx +1
Que suerte la tuya! Excelente
entrajevas +1
amigo @metalchono
me quedo sin palabras
llegaba a la conclusión de que el mundo era demasiado grande y que las posibilidades, pues eran infinitas. 😳 😳 😳 😳 😳 😳 😳 😳 😳 😳 😳 😳 😳