Sin ellos

Andrea había sufrido mucho su cáncer de mamas y lo que suponía una mastectomía derecha era solamente una disección de mama con un implante que convertía a sus senos en absolutamente normales pero sin pezón.
Podría imaginarme que la ausencia de pezones y la enfermedad alejarían Andrea de su obsesiva reiteración de la perdida de sus senos.
Al fin creo que su patetismo era sobre el dolor y el desgarramiento, que por su deseo sexual que estaba intacto.
Andrea apretó mi pija llevándola de atrás para adelante. Cuando la tibia miel salió por mi glande con su lengua la recogió y un hilo parco se estiraba desde mi pija hasta su boca como una pequeña y húmeda tela de araña.
Se la llevo a su boca y la vi perderse en ese infierno húmedo y cálido que la mujer genera con su lengua y paladar.
Sus ojos no dejaban de mirarme, miraban y encontraban mi vista y mi deseo. Estiraba con su mano el tronco de mi verga y más se perdía dentro de ella.
Supo que estaba por acabar. Me ofreció sus senos sin pezones pero extrañamente agradables que empape con mi saliva sin chuparlos con fuerza por respeto.
Empapada de mi baba tomo mi poronga dura y la coloco entre medio de sus globos. Aprendo con sus manos sus tetas me pajeo.
Un largo chorro de semen voló sobre su cara, sus ojos, su pelo y su boca mostraban el poder de ese instante la cantidad de leche que con su etérea lengua relamía.
Puedo decir que sus senos aun conservaban su generosidad y dulzura.
No creo que jamás dude a la hora de jugar con ellos.

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