De esposa "Ejemplar" a "Puta de lujo"

Les dejo la primera parte de este super relato español que me dejo muy cachondo, espero sus comentarios!


DE ESPOSA EJEMPLAR A PUTA DE LUJO.


Estaba fatigada tenía que tomar aire, al levantar la cara me vi reflejada en el espejo que tenía delante. Si me comparo con aquella mujer que era hace tan solo 4 años no me reconozco.

Estaba empapada en sudor que se escurría por la espalda hacia mi voluptuoso trasero, mientras tanto tenía un hombre dándome por detrás, pegándose a mi trasero en cada embestida.

De repente volví a la realidad, cuando el tipo que me follaba me gritó que me moviera más rápido que no había pagado a una puta tan cara como yo para hacer todo el trabajo él. Incrementé el movimiento de mis caderas para darle más placer, se ve que al tipo le ponía cachondo llamarme puta, guarra, o cosas así, mientras su polla salía y entraba hasta mi matriz.

Después la saco me dio la vuelta y me la metió por delante, mientras me tocaba las tetas y me mordía los pezones, no parando de insultarme. Por último se corrió dentro del condón (las putas caras lo hacemos con él), para luego quitárselo, y decirme que si me tragaba su leche del preservativo me daba 50.000 pts. mas de propina. Me la tragué porque necesitaba el dinero.

El tío se puso tan cachondo, que se empalmó de nuevo diciéndome que me quería follar otra vez pero ahora por el culo. Le puse otro condón, usando sólo mi boca y me la metió de un golpe por mi dilatado agujero trasero. Levanté mi cara otra vez, y me vi gritando con aquel animal perforándome los intestinos, empapada toda en sudor, y el maquillaje todo corrido.

Al cabo de quince minutos se corrió de nuevo me bebí la lefa del condón para luego limpiarle la polla con la boca. Estábamos en un hotel, el tipo había pagado por estar conmigo toda la noche, dijo que estaba agotado y se quedó dormido. Me encendí un cigarro y empecé a recordar lo ocurrido en estos últimos 4 años mientras me veía en el espejo.

Me llamo Sonia, y esta es mi historia.

Yo había sido la típica niña bien, de clase media alta, fui a un colegio privado de religiosas, hija única (mi madre después de tenerme se quedó sin la posibilidad de tener más hijos). Después fui a una Universidad privada y acabé las carreras de económicas y derecho, haciendo finalmente una Master en Estados Unidos durante un año Académico que me abrió las puertas para trabajar en una importante auditora. Mi padre además me enchufó y desde el principio empecé a ganar un buen sueldo.

A mi marido Carlos, le conocí a los 18 años, se puede decir que era el amor de mi vida, mide 1,75 cm, pelo negro y delgado, es ingeniero y trabajaba en aquel entonces en una gran empresa de telecomunicaciones ganando un buen sueldo. Nos casamos cuando teníamos 25 años. Yo nunca había estado con otros hombres, y a los 10 meses de casarnos tuve un niño.

Se puede decir que éramos la familia perfecta, pagando la hipoteca del piso, una criada, hacíamos el amor cada 15 días, los domingos a comer a casa de nuestros padres y yo compatibilizaba la vida profesional con la familiar de forma ejemplar. Me levantaba a las 7:00 a lavar al niño vestirlo, darle de desayunar y llevarle a la guardería. A las 18:00 horas lo recogía y lo llevaba al parque a jugar, o íbamos a casa y me ponía a hacer la cena, y limpiaba lo que no hubiera dejado bien la criada.

Después del parto, noté que las reglas no me venían de forma puntual todos los meses sino que se retrasaban o se anticipaban y estaba preocupada porque quería tener dentro de un par de años otro niño y no sabía si podría.

En septiembre después de vacaciones, acudí a un ginecólogo privado que tenía la consulta cerca del trabajo, y esto fue lo que cambió mi vida de forma irreversible.

Cuando vi a Mario (que así se llama) por primera vez me quedé como hipnotizada, era un hombre que mediría 1:90, pesaría unos 80 Kilos, pelo negro engominado, de unos 40 años, ojos azules, en fin mi marido aunque no estaba mal era del montón en comparación con este hombre.

Le conté cual era

mi problema mientras me miraba de forma penetrante, y procedió realizarme las preguntas típicas de un reconocimiento médico., que yo respondía pesando en que me iba a tener que desnudar delante de él y que se me estaban humedeciendo las braguitas.

Edad: 28 años

Casada: Si.

Me peso y me talló: 54 Kilos, 1:72 metros. Me dijo que estaba muy delgada.

Me preguntó si tomaba la píldora y le dije que no.

Me preguntó si era fumadora y si era bebedora. Le dije que no había fumado en mi vida y que a lo mejor me tomaba alguna caña los fines de semana.

A continuación me dijo que me desnudara detrás de un biombo, y que me tumbara en una camilla ginecológica con la piernas bien abiertas. Me estaba mojando toda, sería por la situación y porque el tío estaba buenísimo.

Me tumbe en la camilla, supongo que el se dio cuenta rápido de mi situación, y empezó a tocarme con unos guantes de látex. Me metió la mano por el coño y el culo (todavía virgen), me di cuenta que me estaba masturbando pero no protesté. Usaba las manos de forma impresionante, estuvo así unos 10 minutos, tuve varios orgasmos, y sacó una muestra del fluido vaginal para analizarlo.

Me dijo que todo era normal y que me podía vestir. Me mandó unos análisis de sangre y una mamografía, diciéndome que volviera cuando tuviera los resultados.

Cuando salí de allí me di cuenta que jamás en mi vida había disfrutado tanto, sólo fueron 10 minutos, y tuve los tres orgasmos mejores de mi vida. En los días que pasaron mientras me hacía las pruebas no podía dejar de pensar en él, en el trabajo, en casa, y en cualquier actividad cotidiana. Esos días hice con más frecuencia y pasión el amor con mi marido pero pensando en el ginecólogo. Estaba deseando volver a la consulta.

A los quince días volví, intentando vestir de una forma más sexi que el primer día con una ropa interior que realzara mis encantos.

Miró las distintas pruebas, y dijo que eran las de una persona sana que nunca había cometido excesos. Me indicó que me desnudara del todo y que me tumbara en el sillón ginecológico con las piernas abiertas.

Empezó a tocarme las tetas suave al principio, pellizcando luego los pezones que se quedaron duros como piedras. Me dijo que iba a ser una puta muy fácil, protesté diciendo que se había creído, y me largó un bofetón diciéndome que me callara. Me dio la vuelta en el sillón y empezó a meterme los dedos por el culo, untándome un gel. Le pregunté que estaba haciendo, respondiéndome que me iba a joder, pero no por el coño porque no tomaba la píldora y no me quería preñar y que como no le gustaba usar condón que lo haría por el culo.

Protesté y esta vez me empezó a dar azotes con un cinturón en el trasero. Entonces me quedé quieta, clavándome la verga de golpe hasta los cojones. Después descubrí que la tenía de 20 cm (mi marido la tiene de 12cm). Me desmayé del dolor pero me puso una especie de sales en la nariz para despertarme y así poder sentir todo. Tardó en correrse unos 15 minutos, y durante los últimos 5 había desaparecido el dolor dando paso al placer, tuve un orgasmo impresionante.

Luego me bajo de la camilla me puso de rodillas y me ordenó que le limpiara la polla con la boca. Yo nunca había mamado una polla y me negué, me largó otro bofetón y empecé a chupársela, con asco al principio mientras por el culo me goteaba la leche de la corrida anterior. Quería correrse otra vez pero en mi boca, se reía por mi inexperiencia, me fue dando instrucciones para hacerlo mejor, obligándome a mirarle a la cara todo el tiempo mientras se la comía.

Primero me dijo que le lamiera los testículos, un rato manteniendo la verga sujeta con una mano. Después tenía que pasar la lengua desde los testículos hasta el prepucio lentamente, y luego empezar a mamársela rápido moviendo la cabeza arriba y abajo. Cuando notó que bajaba la intensidad me agarró la cabeza, y literalmente empezó a follarrme la boca, diciéndome que la relajara que si no sería peor. Me daban arcadas pero al final ya me iba adaptando a dejarle sitio. A los 20 minutos de empezar me llenó la boca de leche que me oblig&oacu

te; a tragar mientras le limpiaba del todo la polla. Todo el tiempo me obligó a masturbarme con la otra mano. Jamás me había sentido tan sucia.

Después me tiró las bragas y el resto de la ropa para que me vistiera, no dejando que me limpiara. Yo en mi vida había disfrutado tanto, me trató como a una puta dominándome en todo momento incluso por la fuerza. Una vez vestida se encendió un cigarro y me hizo un gesto para que me sentara. Me dijo que se había dado cuenta desde el principio que era una auténtica viciosa, pero que a lo largo de mi vida no había tenido las compañías adecuadas, por eso hasta ahora mi vida había sido ejemplar. Mi voluntad estaba totalmente doblegada por ese hombre y quizás tuviera razón en que si hubiera conocido el mundo del vicio antes ahora no sería una madre ejemplar, sino una degenerada.

Me echó de la consulta, diciéndome que si quería volver a verle, me daba un plazo máximo de una semana, pero que volvería para hacer todo lo que me pidiera sin concesiones, lo que supondría un gran cambio en mi vida en no mucho tiempo, porque iba a sacar de mi la golfa que llevaba dentro.

Salí de la consulta y me fui a trabajar, nada mas llegar me metí en el baño a arreglarme, maquillarme un poco el moratón que me dejó en la cara y pintarme con el lápiz de labios el labio que me había partido, y a limpiarme las bragas del semen que salía de mi dolorido culo. Cuando llegué a casa ya estaban mi hijo y mi marido que me dio un beso en la boca al verme, mientras yo pensaba que pasaría si hubiera sabido que esa misma tarde había tenido el semen de otro hombre en mi boca.

En los días siguientes no podía dejar de pensar en él. Podía no volver a verle y seguir como hasta ahora mi acomodada y segura vida sin emociones, o volver con él y someterme a lo que me mandara hacer. ¿Qué consecuencias podría tener en mi vida familiar o laboral? No lo sabía, pero en el peor de los casos nunca podría haberme imaginado lo que iba a suponer. Esos días hice el amor con mi marido pero me faltaba algo, ya había probado los placeres del sexo y necesitaba mas.

Justo a la semana siguiente le llamé a la consulta, a la enfermera le di mi nombre y me dio hora para esa tarde.

Cuando llegué me temblaban las piernas, por las consecuencias que sabía que este paso iba a suponer en mi vida y en la de mi familia, pero tenía las bragas mojadas por el morbo de no saber que ese hombre iba a hacer conmigo.

Al verme me dijo, vaya has venido, veo que no me equivoqué contigo, me preguntó que si era consciente de que si daba este paso ya no habría marcha atrás, a lo que respondí que si. A continuación me indicó lo que tendría que hacer en los próximos meses, porque me iba a transformar tanto física como mentalmente, en el modelo de mujer que a el le gustaba.

A partir de ahora en tu vida lo más importante voy a ser yo, harás todo lo que yo te diga, y estarás siempre disponible para garantizarme placer. Lo más importante después de mi será el sexo y tu. Si tu, quiero que te conviertas en una mujer egoísta y caprichosa que sólo piense en si misma, es decir, en vivir a tope sin importante los demás y mucho menos tu familia, por lo que para ti va a cobrar una gran importancia el dinero.

Me dio un par de consoladores de 25 cm cada uno y unas bolas chinas. Me indicó que me masturbara a diario, que me fuera dilatando con los consoladores y que tendría que ser capaz de meterme los dos a la vez, por culo y coño. Las bolas chinas debía usarlas siempre que pudiera, para estar continuamente excitada. Empieza a joder con hombres mejor casados, quiero que seas infiel a tu marido, no sólo conmigo pero que usen condón porque yo siempre te joderé sin él, y no me quiero coger ninguna guarrería. Hazte a la idea que eres un ser bisexual, empieza a mirar a las mujeres con deseo, quiero que dejes de ser virgen también en ese campo.

Tu físico no está mal, por eso me fijé en ti, pero estas muy delgada y esas medidas que tienes 75-45-75, dejan mucho que desear de mi modelo de mujer que no debe ser andrógino como tu, te faltan hormonas femeninas. Vas a seguir un tratamiento de hormonas durante un año para incrementar esas medidas, te voy a poner una dieta para que ganes Unos 8 Kilos en tres meses. Con todo esto ganarás medidas sobre todo en cadera, y cintura, pero poco en pecho. Como es

tamos en octubre y el tratamiento necesita tiempo para cambiarte, pasarás por quirófano para un implante de pecho y de elevación del mismo dentro de unos 9 meses, antes del verano. No obstante en unos meses ya pasarás para un engrosamiento de labios y una elevación de pómulos. Una golfa tiene que tener unos labios carnosos. Todo esto lo financiarás con tu dinero por supuesto. El tratamiento hormonal te cambiará el metabolismo y lo que engordes ahora no lo bajarás, por lo que luego tendrás que seguir una dieta como le pasa a casi todas las mujeres para no ganar peso.

Tendrás que hacerte una ligadura de trompas, la píldora está contraindicada con el tratamiento hormonal. cuando te folle por el coño quiero tener la seguridad de que no te vas a quedar preñada. El sábado vete a esta clínica, con tu marido, dile que has tenido una hemorragia vaginal, con esa disculpa te operaré y así evitaremos problemas.

Vas a ir a un Instituto de belleza, este de la tarjeta, te vas a depilar con láser todo el cuerpo salvo la cabeza y cejas, es una depilación casi definitiva, con unas cuantas sesiones, y vas a empezar a tomar rayos UVA, tres veces por semana, me gustan las mujeres tostadas. Allí tienen peluquería, tu color de pelo castaño no me dice nada, tíñetelo de rubio para que se note bien que es teñido, y para que contraste con el bronceado. Córtatelo hasta la altura de los hombros.

A partir de ahora te quiero siempre muy maquillada, y usando ropa cara muy femenina. Usarás ropa interior de firma pero siempre tanga o bragas que se marquen bien a través de la ropa y ligueros, los sostenes serán siempre tipo Wonderbra. El color de la ropa interior que contraste con la de fuera para que se transparente. Los suéter serán ceñidos, marcando bien las tetas, minifaldas, pantalones ajustados, y toda la ropa de una talla menos para que marque bien las curvas que vas a tener pronto.

La mujer que quiero tiene que tener vicios, luego vas a empezar a fumar y a beber, no para que acabes borracha todos los días pero si para que acostumbres tu organismo a una dosis de alcohol diaria. Al principio te costará, como cuando te di por el culo, pero luego te gustará, a las drogas se les toma gusto en seguida. A pesar de esto, quiero que hagas ejercicio, no estos tres primeros meses, para que engordes, pero si luego, ya que te quiero con la carne dura. En el centro de belleza tienen gimnasio, apúntate a aeróbic.

Tu cuenta corriente las vas a pasar con tu nómina a un banco por Internet, para que tu marido no la controle, pero yo sí aunque no tocaré tu dinero. Quiero que vivas al día y a crédito, que te pulas el sueldo, todos los meses lo comprobaré. ¿Cuánto ganas?, le dije que 350.000 pts al mes, me dijo que pronto me parecería poco. Me preguntó que coche tenía, le dije que un Ford fiesta de hace 8 años. Me ordenó que me comprara un coche nuevo a crédito esa semana que no bajara de 4 millones. Mas adelante comprendí que hacerme una compradora compulsiva amando el dinero y las tarjetas, allanaría sus planes para que me entregara a él del todo.

Me pidió mi número de móvil porque quería tenerme siempre localizada, cuando lo vio me indicó que me comprara uno nuevo que el que tenía era una mierda.

Por último me dijo que después de la operación del sábado no quería volver a verme hasta pasadas las navidades, en que el tratamiento hormonal, la dieta, el paso por el instituto de belleza y el tabaco y el alcohol, me hubieran acercado a su canon de belleza, indicándome que mis datos bancarios se los mandara por email y que lo pagara todo con tarjeta, porque quería controlar donde gastaba.

Después de enunciarme todas las pautas, que apunté porque eran muchas, me dijo que me fuera. Curiosamente no me tocó a pesar de que lo estaba deseando. Cuando me iba a ir me dijo que no me follaría otra vez hasta que me acercase a su modelo de mujer.

Lo de la operación no me gustaba, pero teniendo en cuenta la vida que iba a llevar, lo mejor era que no tuviera más niños.


Estábamos a miércoles, y quería que cuando me viera el sábado ya notara los cambios. Me di cuenta que a partir de ahora iba a necesitar mucho tiempo para mí, así que tendría que contratar una criada para que estuviera todo el día en casa y atendiera al niño. Yo ya no podría llevarle a la guardería ni recogerle, ni hacerle la cena, etc.

Llamé a la criada por el móvil y se lo comenté, argumentado que el trabajo no me dejaba tiempo para nada, accedió encantada por la subida de sueldo (que pagaría mi marido claro), le indiqué que el nuevo horario empezaba ese día.

Fui al trabajo, y en el camino me compré un paquete de tabaco rubio y un mechero, encendí uno y me dio un mareo, pero después de los 5 primeros comprobé que me gustaba fumar. Los compañeros se sorprendieron mucho al verme fumar, preguntándome que que hacía fumando, argumenté que era por el estrés que el tabaco me relajaba.



Cuando salí del trabajo me fui al Instituto de belleza que en realidad era un club que tenía de todo, me hice socia (50.000 pts todos los meses). Eran las 6, les dije todo lo que tenían que hacerme, la depilación, el teñido y corte de pelo, y tome la primer sesión de Rayos UV. Tengo que admitir que cuando estaba del todo desnuda en la depilación y en la sesión de rayos UV, estaba muy cachonda.

Me indicaron que me quitara las bragas para depilarme el sexo, me abrí de piernas para que me recortaran primero con unas tijeritas los pelos púbicos, luego extendieron una suave crema sobre él, con una brocha que me hacía cosquillas, y la chica comenzó a pasar una maquinilla que iba despojándome de mi pelo.

Al sentirme desnuda, al sentir las yemas de sus dedos posarse en mis ingles o en mis muslos, confieso que me sentí muy excitada. La chica continuaba con la maquinilla hasta dejar mi vagina sin bello. Luego mojó una toalla en agua tibia y la colocó entre mis muslos y encima del vientre. Me tuvo así unos minutos y luego trajo una toalla nueva, suave como el terciopelo. A continuación me seco y me echó un crema hidratante. Tuve un orgasmo, yo creo que la chica se dio cuenta, me miró a la cara y se sonrió.

Por último otra chica me hizo la manicura, tenía que llevar las uñas bien cuidadas y siempre pintadas.

Al salir de allí me fui a una farmacia a comprar los medicamentos para el tratamiento hormonal, y la comida que me había mandado para ganar peso. Queso graso, bombones, pasteles, bollería para desayunar, leche condensada, también me dijo que comiera fritos en aceite en bares o donde comiera en el descanso del trabajo. Por supuesto compré algunas botellas de Whisky, ginebra, y latas de cerveza. No me dio tiempo a comprarme ropa así que eso lo dejé para el día siguiente.

Cuando llegué a casa a las 10 el niño no me conocía hasta que le dije que era su mamá, y mi marido me echó un bronca porque llegaba muy tarde, se calmó cuando le comenté que me había puesto guapa para él. Se quedó de piedra cuando me encendí un cigarro, y me abrí una lata de cerveza. Le tuve que explicar que llevaba fumando un año en el trabajo, pero que ahora necesitaba un cigarro para relajarme por el estrés.

Al día siguiente, empecé con la dieta y el tratamiento hormonal y me cambié de banco a uno por Internet, para que Mario controlara mis gastos. A la hora de comer me fui a comprar el dichoso móvil y ropa, y aunque sabía que pronto no me valdría me gasté una pasta. Quería que mi hombre ya viera los gastos en mi cuenta corriente.

Luego me fui a un concesionario de coches y me compre un VW Escarabajo color pistacho, me concedieron el pago aplazado de los 4 millones que costaba porque tenía una buena nómina. Al salir del trabajo por la tarde me di otra sesión de Rayos UV, y empecé a integrarme con las mujeres que iban allí, todas bastante superficiales y a perder el pudor a quedarme desnuda delante de otras mujeres, que por cierto me alabaron el depilado de mi coñito, había quedado como el de una ni&ntildea de 4 años.

Llegué a casa a las diez, mi marido me echó otra bronca, se quedó sorprendido por el vestuario y el moreno que empezaba a tener a pesar de estar en octubre. Suerte que conseguí calmarle en la cama con una buena mamada, nunca se la había mamado antes, y por lo cachondo que se puso al verme el coño todo depilado, me folló dentro de sus limitaciones como nunca, aunque le obligué a ponerse un condón, no quería otro hijo.

Al día siguiente era viernes, por la tarde le llamé a mi marido y le dije que había tenido una hemorragia vaginal, y que me iba a la clínica de mi ginecólogo. Me ingresaron y al día siguiente Mario me operó haciéndome una ligadura de trompas, no podría volver a tener hijos.

Yo no llegué a verle pero le contó a mi marido que tenía quistes en los ovarios y que me los tuvo que quitar y que ya no podríamos tener hijos, que era necesario que me brindara todo su apoyo, y que a partir de ahora podría tener una depresión que se manifestara con un cambio en mi personalidad. Mi maridito pagó la operación 300.000 pts. Al ser por lo privado.

A los 4 o 5 días estaba recuperada y volví al trabajo. Recogiendo el coche en el concesionario. Cuando mi marido lo vio se cabreó le dije que estaba muy deprimida por la operación y que hacía compras para levantarme la moral, pero que no se preocupara que lo iba a pagar yo, me hice la cabreada, diciéndole que a partir de ahora mi sueldo iría íntegro para mis caprichos y que el suyo para pagar la hipoteca, criada, y en general todos los gastos de la casa y del niño.

Una vez pasado el primer mes los cambios eran notables, estaba muy tostada a pesar de estar a finales de octubre, por los Rayos UV, cosa que hacía un bonito contraste con mi pelo rubio y mis ojos verdes (el color de ojos si es natural). Había ganado 3 kilos que se habían quedado sobre todo en caderas. Ya me fumaba un paquete diario y me tomaba todos los días un par de copas y un par de vasos vino o cañas comiendo.

Me di cuenta que los hombres me miraban de otra forma, los atraía, y yo estaba todo el día cachonda, me imagino que por las hormonas, mis masturbaciones con los consoladores (ya me cabían los dos a la vez) y por usar siempre que podía las bolas chinas.

Empecé a provocar a los hombres, con mis posturas, mis frases con doble intención, mi vestimenta, mis miradas directas a la entrepierna, etc. Me fijé en un cliente de nombre Pablo, que venía de vez en cuando a la oficina para preparar los cronogramas de auditoría en su empresa por parte de mi entidad.

Pablo sería un hombre de unos 40 años, mediana estatura, delgado y casado (llevaba anillo) y trabajaba para una importante entidad bancaria era bastante atractivo. Me propuse follármelo ya que Mario quería que empezara a serle infiel a mi marido con otros hombres. La verdad es que me daba igual destrozar su matrimonio.

Quedé con él un día para organizar los pormenores de la auditoría en su empresa, citándole a la una de la tarde. Le hice esperar unos 20 minutos, para que todo se prolongara hasta la hora de la comida, y así comer juntos.

Me había preparado especialmente para la ocasión. Llevaba un vestido de tirantes de punto calado muy ajustado, de estos que te pones por la cabeza, de color granate que marcaba mucho el contraste entre cintura y caderas. Un Wonderbra negro, quedando sus tirantes al aire por los hombros, un tanga negro transparente (que dejaba ver mi coñito depilado) con medias y liguero negros éste con puntillas blancas. La falda tapaba por poco la parte de arriba de las medias, pero dejaba ver el liguero cuando me sentaba o abría las piernas.

Le recibí en mi despacho y le ofrecí algo de beber. Nada mas entrar me di cuenta que se sorprendió al verme diciéndome que parecía otra que estaba impresionante (no me veía desde antes del verano). El tío no perdía ojo a mis pechos y de mi trasero.

Le llevé a una mesita tipo de café que tengo en el despacho con unas butaquitas bastante bajas para hablar de forma distendida y no hacerlo detrás de la mesa del despacho. Empezamos a fumar un cigarro y a hablar de temas de trabajo.

Mientras tanto yo abría y cerraba las piernas cada dos por tres, dejando ver el liguero y fumaba sensualmente pasándome la lengua por los labios. Creo que llego a ver mis depilados labios vaginales a través del tanga transparente, porque hubo un momento que se quedó como sin palabras.

Pronto fueron las dos de la tarde y me pidió que fuera comer con él que nos había dado tiempo a terminar de planificar la auditoría. Le contesté que encantada, el se levantó y yo me quedé sentada unos segundos para que pudiera ver el canal de las tetas, luego me levanté caminado hacia el perchero para coger el abrigo, cuando a mitad de camino dejé caer el paquete de tabaco, y doblé haciéndome la distraída la espalda par cogerlo, se me levanto la falda del vestido y pudo ver mis nalgas separadas por la tira del tanga y todo el liguero.

Al levantarme me fijé como se le iban los ojos hacia mi culo, tenía que estar cachondísimo. Si no me lo follaba esa tarde es que le gustaban los hombres.

Al salir le informé a la secretaria de que estaría toda la tarde con Pablo y que ya no volvería mientras le miraba a él mojándome mis rojos labios. La verdad es que hace apenas un mes hubiera sido incapaz de seducir a un hombre y ahora parecía una furcia buscando echar un polvo.

Fuimos caminando a un restaurante próximo que estaba en la Castellana próximo a mi oficina, nos tomamos un par de cervezas antes de empezar a comer. Mientras estuvimos comiendo no paro de hablarme de lo guapa que estaba, que le gustaba mucho mi cambio de imagen, mucho más femenino y sensual.

Yo mientras tanto seguía pensando en Mario, tenía que cumplir con la dieta y me pedí los platos con más calorías, de primero fritura de pescado variado, de segundo cordero asado, y de postre fresas con mucha nata, café y como Pablo un copa de Brandy. La verdad es que el tío se quedó sorprendido de mi apetito y me dijo en broma que nunca había visto a una mujer comer tanto, desde luego la comida le iba a costar una pasta.

Cuando nos estábamos fumando un cigarro, empezó a tomar la iniciativa supongo que después del numerito de la oficina, pensaría que era una golfa y que sería fácil llevarme a la cama.

Empezó a decirme que no le quedaban claros algunos puntos de la auditoría y que sería mejor tratar esos puntos en privado, y que aunque ambos éramos casados que sería bueno que nos conociéramos mejor, etc.

Yo le miraba con sonrisa burlona mientras apuraba otro cigarro. Total me dijo que porque no tomábamos otra copa en un apartamento que tenía cerca muy discreto. Me hice un poco la estrecha diciéndole que tenía mucho trabajo atrasado en la oficina y que no sabía, me contestó que su empresa era muy buena cliente y que nadie diría nada si estaba con él. Le contesté que bueno pero que sólo una copa.

Desde luego daba la impresión que si tenía un apartamento sólo para llevar mujeres, el tío debía ser bastante putero, joder y parecía que nunca había roto un plato.

Cogimos su Audi del garaje de mi edificio de oficinas, y nos dirigimos al apartamento, que estaba en las Rozas. Me senté con las piernas abiertas y con el vestido bastante subido, mientras no paraba de mirarme de reojo. Empezamos a hablar un poco del trabajo, de lo estresados que estábamos, que nuestras parejas no nos comprendían, etc.

Cuando llegamos dejamos el coche en le garaje, y cogimos el ascensor intenté excitarle rozándole con la cadera, y me incline un poco como para colocarme las medias y que pudiera apreciar mis tetas, me fijé a través del pantalón que la polla le iba a reventar.

Salimos del ascensor y abrió la puerta del apartamento, estaba muy bien montado me lo enseñó, tenía sólo un dormitorio con una gran cama de matrimonio.

Nos sentamos en el salón me ofreció un cigarro y me preguntó que quería tomar. Le dije que un Whisky con coca-cola, el se puso un Whisky con hielo. Me sorprendí a misma de mi incipiente tolerancia al alcohol.

Se sentó en el sillón que estaba delante al mío, le pregunté que si llevaba mucho tiempo casado me contesto que 12 años y que tenía dos hijas de 8 y 5 años. Yo mientras tanto cruce distraída las piernas y sin duda tuvo que ver mi pelada y sonrosada vagina, quedándose fija su vista en mi entrepierna. Entonces le miré fijamente y le dije sonriendo mientras apuraba la copa y apagaba el cigarro, y movía mis entre abiertas piernas, ¿Y este apartamento para qué lo usas?, el tío ya no se pudo aguantar y abalanzándose sobre mi me contestó que par

a joderse a guarras como yo. Me tiró del vestido hacia abajo, y como sólo lo sujetaban los tirantes me quedé directamente en mi conjunto de ropa interior.

El tanga no me lo quitó lo rompió por un lado y se cayó al suelo, entonces exclamó, Joder además tiene el coño afeitado, y antes del verano parecías una mosquita muerta, y eres un zorra de impresión, empezó a meterme los dedos, yo ya estaba toda mojada, se quitó los pantalones y se puso un condón que llevaba en el bolsillo de la camisa, y me la metió de golpe por el coño poniéndose encima de mi, arrancándome mientras tanto el sostén. Me follaba con fuerza, intentando hacer daño, estaba menos dotado que Mario, pero me mordía los pezones y eso si dolía, no paraba de insultarme, llamándome puta, mamapollas, etc.

Luego me dio la vuelta y me la metió por el culo, afortunadamente yo ya lo tenía bastante entrenado (yo pensaba que manía la de los tíos con dar por culo), y no me dolió mucho, hay que reconocer que el tío aguantaba bastante, porque tuve un par de orgasmos, me embestía con fuerza y me daba palmadas en mi ya prominente trasero.

Se dio cuenta que no era virgen por el culo, y me dijo, desde luego quien se iba a pensar que una madre de familia tan joven iba a ser tan zorra como para que también tuviera desvirgado el culo. El tipo se corrió, se quitó el condón y me dijo que como era una guarra que le limpiara la polla poniéndome de rodillas.

Yo se la limpie y como vi que se volvía a empalmar empecé a mamársela salvajemente mirándole siempre a los ojos empleando la técnica que me había enseñado Mario, yo creo que el tío se puso todavía más cachondo cuando vio que mientras tanto me masturbaba. Cuando ya estaba bien empalmado empezó a follarme literalmente la boca, para correrse de nuevo dentro obligándome a tragarlo todo y volver a limpiársela.

Nos tumbamos en la cama y nos fumamos un cigarro. Me dijo que nunca un polvo había tenido para él tanto morbo, ya que se había acostado con secretarias o putas de pago, pero nunca con una mujer casada y madre, y brillante profesional con título universitario y que además resultara que follara tan bien como una puta de las pagadas.

Mientras me daba un beso en la boca, me di cuenta yo creo por primera vez que me estaba metiendo en una espiral de vértigo de la que difícilmente podría salir. Después de todo hasta la fecha le había sido infiel a mi marido con dos hombres en el último mes y ya me decían que follaba como una puta. Por no hablar de los cambios que estaba experimentando en mi organismo por la medicación y los hábitos que estaba cogiendo, pero la verdad es que lo único que me importaba era Mario.

Me levanté de la cama me quité las medias y el liguero y me metí en la ducha, me tuve que lavar la cabeza ya que tenía restos de semen de mi amante, me sequé y salí del baño.

El no paraba de mirarme mientras me contoneaba, me encendí un cigarro y empecé a vestirme. El tanga no me lo pude poner porque estaba roto, así que tendría que volver a casa sin bragas, me puse medias y liguero, el Wonderbra, y el vestido.

Le dije que ya eran las 10 de la noche y que me tenía que llevar a la oficina para recoger el coche. El se vistió y me llevó. En el camino no paraba de decirme que quería volver a verme que era maravillosa. Yo me hice la cariñosa y le contesté que ya veríamos.

A las 11 llegue a casa todavía con el pelo mojado, le dije a mi marido que venía del club, y que me había duchado allí. Me echó un bronca por llegar tan tarde, entonces me puse melosa y le eché un buen polvo para tranquilizarle.

Fue la segunda vez que le mamé la polla, mi marido se quedó como atontado, preguntándome que donde había aprendido eso. Le contesté que viendo las películas porno del canal de pago, y que tenía muchas ganas de hacérselo desde hacía tiempo.

En los dos meses siguientes seguí jodiendo habitualmente con Pablo y ganándome a mi marido en la cama, había perdido una esposa y madre responsable pero había ganado una puta que tenía siempre disponible, y digamos que empezó a tolerar mi ritmo de vida.

Pablo era un tipo con bastante experiencia y era bastante degenerado quien lo habría dicho. El no entendía

muy bien mi comportamiento con respecto a él en la cama, había sobrepasado todas sus expectativas, y un día me propuso hacer un trío con una puta de pago. Me dijo que quería presentarme como si yo fuera su mujer, que eso le daba mucho morbo.

Recordé que Mario me dijo que a partir de ahora me debía considerar bisexual y que le gustaría que me acostara con alguna tía antes de volver a verle. Así que acepté, pero eso sí, le hice ver que para mí era un sacrificio enorme porque yo no era una bollera y que tendría que compensarme con un buen regalo. Yo con Pablo siempre me mostré como una mujer caprichosa y le saqué todo lo que pude mientras estuve liada con él. Se puso como niño como zapatos nuevos diciéndome que me encantaría.

Citamos a la puta en una cafetería cerca del apartamento de Pablo en las Rozas. Era Rusa, se llamaba Katia. Mediría 1,78 con tacones, era rubia natural, e Iba vestida como lo que era, una minifalda de cuero, medias negras un top marcando las tetas, tendría 90 de pecho, sin sujetador y una torera, el pelo suelto, y bastante maquillada. Hay que reconocer que era bellísima.

Pablo me dijo que esa tarde le daba más morbo si iba recatada, así que llevaba un discreto traje de chaqueta con falda por encima de las rodillas, todo la ropa interior blanca y usando bragas no muy escotadas, y maquillada de una forma discreta.

Cuando llegó Mario la invitó a sentarse nos encendimos unos cigarros y pedimos al camarero unas copas, me tome un vodka con limón, la verdad es que estaba un poco nerviosa, iba a ser mi primera vez con una mujer.

Ella hablaba bastante bien español, le dijo que era mi primera vez con una mujer y que tendría que enseñarme. Cuando acabamos las copas nos fuimos al apartamento.

En el ascensor me dijo que no me preocupara, que lo pasaríamos muy bien. Mientras me retiraba el pelo de la cara con mucho cuidado y empezaba a besarme primero en las mejillas y luego en la boca.

Entramos dentro y nos metimos en la habitación. Pablo dijo que de momento sólo quería mirar. Empezó a desnudarme con mucha delicadeza primero la chaqueta y luego la falda. Me dejó en ropa interior. Mientras me metía la lengua en la boca se empezó a quitar la ropa. Desde luego tenía un cuerpazo, y las tetas eran naturales.

Luego se acercó a mi, me tocó el cuello y empezó a atraer su boca hacia la mía besándome ahora más profundamente mientras me acariciaba mi pecho desnudo. Yo la verdad es que estaba como ida y me dejaba hacer.

Empezó a lamer cada trozo de mi piel, las dos llevábamos el coño depilado. Yo permanecía inmóvil, obedeciendo dócilmente la orden de cruzar mis manos en la espalda y colocarme tendida sobre la cama con las piernas abiertas, para que me pudiera comer el coño. Apretaba su boca, tomando mi clítoris entre sus labios, dejando escapar la lengua de vez en cuando hacia mi ano metiendo algunos dedos en el mismo. Al final no pude evitar correrme. Pablo mientras tanto se la meneaba sentado en una butaca.

Pablo se levantó y me la metió en la boca para que se la mamara, yo estaba a 4 patas, entonces Katia se puso debajo mío, me cogió del cabello hacia detrás y puso su boca sobre mis pezones. Su mano se metió entre mis piernas, y tras acariciar mi morena piel que contrastaba mucho con su el blanco de la suya, empezó a tocar mis labios vaginales, introduciéndose donde no había llegado antes su lengua.

Yo respiraba acelerada y profundamente cosa que se hacía difícil por tener una polla en la boca, además abría mis piernas para recibir sus dedos. Sentía mi excitación en mis duros pezones y me volví a correr.

Pablo sacó su polla de la boca y le dijo a Katia que me enseñara como se comía un coño así que metí mi cara entre sus piernas y empecé a chupárselo y meterle los dedos como ella me decía. Mientras tanto Pablo me daba por el culo con todas sus ganas. No debía hacerlo mal porque noté como la rusa se corría en mi cara, mientras Pablo lo hacía en mi culo. Se salió y Katia se comió glotonamente todo el semen que había en el condón.

Luego Katia me dio la vuelta poniéndome de espaldas. De tal forma que le ofreciera mis nalgas. Acercó su vientre a mi trasero, levantándose cuanto podía y se comenzó a frotarse contra mí. Notaba como su clítoris

se excitaba con el roce, y estuvo mucho tiempo embistiéndome, con mucha fuerza hasta que se corrió quedándose sobre mí, chorreando ambas sudor.

Pablo mientras tanto se la había estando meneando y ya estaba otra vez empalmado. La rusa le puso un condón con la boca sin usar las manos (me quedé anonadada), y la puso a 4 patas metiéndosela por el coño hasta los huevos. Yo abrí mis piernas delante de Katia para que me comiera otra vez el coño. Nos corrimos los tres otra vez, de forma salvaje y Katia se bebió de nuevo toda la lefa de Pablo.

Cuando terminamos eran las 10 de la noche, ella se fue a la ducha y Pablo y yo nos quedamos fumando un cigarro en la cama. Ella se fue con prisa decía que tenía que seguir la jornada. Pablo la pagó 100.000 pts. que desde luego merecieron la pena.

Mientras volvía a casa conduciendo, pensé en lo que había pasado, y la verdad es que me gustó la dulzura que implicaba el hacer el amor con una mujer, desde aquel día ya no volví a mirar a las mujeres igual, la mujeres hermosas me empezaron a atraer tanto como los hombres.

Cuando llegué a casa eran las doce y mi marido ya estaba durmiendo, cada vez me acostaba más tarde y me resultaba más difícil levantarme para ir a trabajar. La verdad es que a mi hijo sólo lo veía un rato los fines de semana. Estaba perdiendo a mi familia.

Llegaron las navidades, lo que implicó tener que ver a mis padres y mis suegros. No me veían desde el verano, y se quedaron muy sorprendidos por mi aspecto y forma de comportame. Sobre todo mi madre, me preguntó que cuando había empezado a fumar y se extrañó por todo lo que bebía.

Aunque ya estaba en el peso que me indicó Mario, me puse morada a comer de todo en navidades. Mi madre me dijo que al margen del teñido de pelo, el maquillaje, la ropa, y lo morena que estaba, que había engordado un montón, que yo siempre había sido muy delgada y que nunca me había visto comer tanto. Le contesté que me habría cambiado el metabolismo después de la operación que me hicieron en septiembre. Eso sí los hombres de la familia coincidían en que estaba espléndida.

Noté que mi madre estaba muy preocupada por mi cambio de personalidad, y me rogó que fuera a un médico para que me tratara. Ella pensaba que mi cambio se debía a una depresión porque no podría tener más hijos.

Como ya he comentado, mi marido aunque estaba cabreado por mi ritmo de vida, es decir, no atendía para nada a la familia, me gastaba todo el sueldo, y llegaba a casa a la hora que me daba la gana, lo disculpaba, por mi cambio en la cama, ya que me comportaba como una guarra, y le hacía cosas que jamás le había hecho, ya que como casi todos los hombres pensaba con la polla y no con el cerebro.

Cuando pasaron las navidades, pedí hora en la consulta con Mario, todavía me acuerdo fue un 8 de enero. Cuando me vio entrar por la puerta se sonrió como satisfecho de su obra. Colgué al abrigo de pieles en el perchero, llevaba un suéter de punto calado crema que dejaba ver el Wonderbra negro debajo, y que me dejaba el ombligo al aire, además llevaba un pantalón que me marcaba la raja del coño, que era muy bajo de estos que dejan ver toda la cadera, y la parte de arriba de las bragas, sobre todo cuando te sientas.

La ropa era dos tallas pequeña por lo que había engordado, y me marcaba al máximo, tetas, culo y coño. Me dijo que me desnudara con el mismo gesto que se le dice a una puta.

Una vez desnuda del todo, me pesó, había engordado 12 kilos en tres meses, había pasado de 54 a 66 kilos. Me tomo las medidas. Los de 75-45-75 se habían convertido en 95-65-78.

Me confirmó que el tratamiento hormonal me había cambiado el metabolismo, y que ahora era una mujer con curvas pero que no cogiera más peso. Me auscultó y me hizo toser diciendo que ya tenía la tos clásica de fumadora. Las pulsaciones habían pasado de 60 por minuto a 75. Me tomó la tensión, había pasado de 11-6 a 13-8. Me dijo que todos los cambios eran por la dieta, el tabaco y las copas.

En definitiva estaba comprobando si había cumplido todas las pautas que me marcó. La enfermera (que por cierto estaba buenísima) me sacó sangre para comprobar mi nivel hormonal.

Luego me dijo que pasara con la enfermera al baño, para darla una muestra de orina y para aplicarme un enema, porque quería verme con los intestinos limpios.

Pasamos al baño y la chica me dio un frasco para que lo llenara. Me lo metí entre las piernas y con mucha vergüenza lo llené de orina con ella delante.

Después metió un tubo de plástico por el ano, el cual me abrió con sus dedos, utilizando guantes de látex, y desde una pera me metió agua templada en mis tripas. Yo notaba como me entraba el líquido caliente y se me hinchaba el vientre. Después de meterme un par de litros de agua, me dejó tumbada en una camilla en el baño y me dijo que antes de evacuar esperara un rato. Me dejó sola como unos 15 minutos. Yo estaba toda llena y desesperada por evacuar, no podía aguantar mas.

Cuando volvió me dijo que ya podía defecar. Yo la pregunté que si me podía dejar un poco de intimidad, pero me contestó que Mario la ordenó que ella tenia que estar delante todo el tiempo. Así que toda desnuda y con ella delante expulsé todo el agua mezclada con mis excrementos de mis dilatadas tripas.

Luego me acompañó a donde estaba Mario. Cuando salió la enfermera, Mario me dijo que me tumbara en el sillón ginecológico, abierta de piernas. Comprobó la dilatación de coño y culo, y me dijo que se veía que había cumplido los deberes con los consoladores, que los tenía de dilatados como los de las putas, y que estaba de mojada igual que ellas.

Luego empezó a comerse mi coño depilado (con la depilación láser ya no me ha vuelto a salir pelo en esa zona) durante un rato, cuando acabó había tenido dos orgasmos, afirmó que mi coño sabía a perra en celo.

A continuación se abrió la bata, y se bajó la cremallera, ordenándome que le comiera la polla, se la saqué como pude porque estaba todo empalmado, y empecé a mamársela, mirándole siempre a la cara, estaba orgullosa de sentir la polla de mi hombre creciendo en la garganta, me sujetó la cabeza y empezó a meter y sacar como si mi boca fuera un coño, casi no podía respirar.

Cuando empezaba a salir preseminal, me la sacó de la boca, me tiro al suelo, se puso detrás y de un golpe me la insertó en el culo, me dolió menos que la primera vez porque mi culo ya estaba bastante dilatado, me follaba con fuerza como si quisiera hacerme daño, yo mientras tanto, me agitaba el clítoris con todas mis fuerzas.

Al cabo de diez minutos, me la sacó me dio la vuelta me abrió las piernas y la clavó en mi mojada vagina hasta los huevos. Por primera vez me jodía por ahí , estaba emocionada. Al cabo de otros 15 minutos, derramó su leche caliente dentro de mi vagina. Se salió y me dijo que se la limpiara con la boca.

Se arregló y me dio un clinex para que me limpiara.

Llamó la enfermera para saber si ya estaban los resultados con los análisis. Los trajo y se me quedo mirando con una sonrisa burlona mientras se iba.

Los niveles de hormonas femeninas estaban disparados, el colesterol y la glucosa me habían subido. Llamó a una amiga suya para que viniera, dijo que quería que la conociera, antes de irme.

A continuación me marcó las pautas a seguir en el próximo trimestre, indicando que el tratamiento hormonal lo tenía que seguir durante otros 9 meses, para que las curvas se quedaran donde estaban de forma irreversible pero que no quería que me convirtiera en una foca, así que me puso una dieta a base de cereales para desayunar, verdura, y carne y pescado a la plancha, y de postre sólo yogures o fruta.

Me dijo que hiciera aeróbic en el club 4 días por semana, que al principio me costaría pero que me quería con los músculos tonificados, aunque por el tratamiento hormonal sería muy difícil que bajara peso. Además no quería que dejara de fumar y de beber, aunque insistió en que no quería una borracha.

Por último me proporcionó las señas de un cirujano plástico amigo suyo, en ese trimestre me operarían para engrosar labios y para subir pómulos y papada. Además para eliminar los efectos del embarazo me harían una liposucción y elevación de abdomen. Las tetas las dejaba para el siguiente trimestre.

Entonces llegó la mujer que me quería presentar, se llamaba Ana. La conocía de vista del club, Mario me dijo que le contó mis avances en este trimestre, es decir, me estuvo espiando para ver si cumplía lo que quería que hiciera.

Era bellísima una morenaza tipo actriz de cine italiano, con el pelo cortado a lo Cleopatra. Yo diría con tacones 1,80 de altura, 90-60-95, unos 30 años, y labios carnosos. Muy maquillada en tonos rojos, vestido de punto muy ajustado a la altura de los muslos y botas de media caña.

Mario me indicó que Ana era enfermera, que empezó trabajando con él en el hospital, y que ahora trabajaba para una revista de modas. Que también llevó los tratamientos y operaciones míos, y que ahí tenía los resultados. A todo esto yo seguía desnuda, Ana me miraba descaradamente.

Mario me dijo que me vistiera. Mientras nos decía que a partir de ahora seríamos amigas inseparables, que su influencia sería muy positiva para mí. Vaya si lo fue, mi relación con Ana, me hizo perder definitivamente mi familia, mi trabajo, y entrar en un tipo de vida del que ya no he podido salir.

Por último me dijo que no me quería ver hasta el próximo trimestre, ya operada y tonificada por el ejercicio. Me indicó que hiciera todo lo que Ana me mandara, que en su ausencia ella era la que mandaba y que si no hacía cualquier cosa que me ordenara habíamos terminado para siempre.

Me quedé un poco preocupada ¿Qué era lo que esa mujer me haría hacer?.

Cuando salimos de la consulta me ofreció un cigarro diciéndome que no me preocupara, que seríamos muy amigas, que los pasos más difíciles ya los había dado. Me indicó que fuéramos al club que iba a empezar con el aeróbic, llamé con el móvil a la secretaria para decir que se había complicado la consulta con el médico y que ya no iría hasta mañana.

Cogimos mi coche para ir al club, mientras me metía mano descaradamente, me decía que antes de 15 días me tenía que operar, para estar más guapa lo antes posible y así poder alternar con ella y sus amistades sin desentonar.

Al entrar en el vestuario, empezamos a desnudarnos. Me fijé en Ana, se veía que llevaba ropa sencilla pero cara. Cuando se quitó el vestido pude ver su cuerpo en plenitud, llevaba un unas bragas y un wonderbra negros.

Se quitó el sujetador, y de pecho tendría 95, luego se quitó las bragas el culo era firme, tenía la regla porque salía el cordón del tampax desde su coño totalmente depilado. El resto de chicas pasaban alrededor medio desnudas, algunas se ponían la ropa de deporte, otras recién duchadas se vestían.

Mientras tanto Ana se puso una malla y un top, quedando su tripa lisa al aire, destacando un piercing en el ombligo. Estaba toda bronceada como yo. Mientras yo me desnudaba, también me miraba, me susurró que me estaba quedando un cuerpo divino, que con el ejercicio y la cirugía pronto estaría como ella.

Salimos al gimnasio para dar la sesión. Ana me presentó a la monitora de aeróbic. Vanesa. Tendría unos treinta y tantos años y me sonrió al conocerme. Ana le explicó que me tenía que poner a punto, que llevaba sin hacer ejercicio mucho tiempo.

Intentaba hacer todos los ejercicios, pero me faltaba fondo, estaba muy pesada y fatigada, sin agilidad, el no estar en mi peso habitual y el tabaco, me pasaba factura. Vanesa intentaba ayudarme enseñándome para que adoptara las posturas correctas. Ana me cogía de las caderas y aprovechaba cualquier cosa para meterme mano.

Cuando terminamos la sesión estaba agotada, Vanesa me dijo que dentro de pocas sesiones ya aguantaría sin problemas. Fuimos a la ducha Ana se quitó el tampax y lo echó a un contenedor de esos higiénicos, mientras yo ya me estaba duchando, pero en vez de meterse en otra ducha se metió en la mía y corrió la mampara.

Nos pusimos debajo del agua, empezamos a tocarnos las tetas (me daba mucha envidia el tamaño de las suyas) y los coños. Me dijo que le lamiera el clítoris con ganas, me daba un poco de asco porque lo tenía con sangre de la regla, y me retiré. Me propinó un bofetón diciéndome que cuando ella ordenaba algo era como si lo hiciera Mario.

Empecé a lamérselo, me acordé de cómo lo hacía Katia (la puta que contrató Pablo para que se acostara conmigo), al poco rato Ana se corrió en mi cara, diciéndome que se veía que ya no era la primera vez que había estado con una mujer, que era todavía más guarra que lo que Mario le había contado.

Después de una sesión de Rayos UVA y masaje, nos fuimos a un bar de copas próximo, y me contó que a partir de ahora iba a controlar todo mis movimientos, tanto que incluso cuando fuéramos de compras ella me elegiría las bragas.

De momento quería que me operara la semana siguiente, que estaría de baja unos quince días. Me explicó lo que me iban a hacer:

Para empezar un engrosamiento de labios con hilos de goretex, me indicó que el perfilado de los labios se haría muy patente puesto que es un material que proporcionan gran volumen. Los resultados obtenidos son definitivos; es decir estos materiales son de duración permanente.

Después una Abdominoplastia. Me explicó que era un procedimiento quirúrgico que mejora el aspecto del abdomen mediante la eliminación del exceso de piel y tejido graso y el tensado de los músculos de la pared abdominal, consiguiendo así un abdomen firme y plano. Pero que tendría que estar ingresada entre 1 y tres días.

Me comentó que el tamaño de las cicatrices están en proporción con la cantidad de piel "en exceso" que tuvieran que quitarme, y que generalmente se sitúan por encima del bello pubiano y en ambas regiones inguinales, de tal manera que quedan ocultas por el bikini. Pero me dijo que si alguna se notara tendría que hacerme un tatuaje.

Para terminar me comentó que me subirían y engrosarían los pómulos de forma análoga a los labios, y que me subirían la piel del cuello para dejarlo plano, con la barbilla totalmente perfilada. Es decir, Mario me quería sin ningún asomo de papada.

Entre la cirugía, el aeróbic, y la dieta mantendría los kilos en su sitio quedándome un cuerpo con curvas de mujer muy macizo, que más adelante se completaría con el implante de pecho. Le pregunté que cuanto me iba a costar todo esto y me contesto que 2 millones de pesetas y que la de las tetas otro millón, que era una clínica cara pero que me dejarían con una cara y un cuerpo similar al de las modelos pero con más curvas.

Cuando salimos de allí la llevé a su casa, vivía en un apartamento en la castellana por la zona de Cuzco, se veía que manejaba dinero. Yo me fui para casa mientras pensaba de donde iba a sacar el dinero para las operaciones. Ese día llegué pronto, eran las 10, mi hijo ya estaba en la cama, y saludé a mi marido.

Se puso muy contento al verme, yo le di un beso metiéndole la lengua hasta la garganta. Tenía que follarle mejor que nunca para que me diera el dinero, porque con el ritmo de vida que había llevado esos meses me quedé sin ahorros y con las tarjetas endeudada hasta las cejas.

Le conté que había empezado a hacer aeróbic y que me iba a poner a dieta, para estar más guapa para él. Me contestó que ya era hora de que me diera cuenta que comía demasiado. Yo mientras estábamos hablábamos, me fumaba un cigarro y hojeaba con soltura una revista entre tanto él hacía la cena.

De repente le solté que me iba a hacer unas operaciones de cirugía estética porque mi cuerpo se había estropeado con el embarazo y porque había notado que ya no me miraba igual porque no podía tener hijos, así que quería compensarle, pero que no tenía dinero para pagarlas.

Le conté lo que me iba a hacer que necesitaba ahora 2 millones y en mayo otro para los implantes de los senos. Mi marido ganaba medio millón al mes, pero me dijo que era una barbaridad que si estaba loca, etc.

Entonces yo empecé a actuar me puse como una loca le tiré la cena a la pared, gritando que ya no me quería, pero que se podía olvidar de volver a tocarme, y me fui a dormir a otra habitación. Esto ocurrió el jueves, el sábado cuando me vio salir del baño en bragas, no pudo aguantarse y me dijo que me daría los tres millones. Ese sábado le eché el polvo de su vida, dejando que se metiera por todos mis agujeros, hasta me hizo una lluvia dorada en toda la boca.

El lunes fui a la consulta del cirujano plástico con Ana, ella era la que elegía como me tenían que dejar todas las zonas operadas. Las verdad es que ella también pasó por lo mismo y además era enfermera, aunque supongo que el que movía los hilos en la distancia era Mario. En el trabajo pedí que me cambiaran los días de baja por días de vacaciones, argumentando que tenía una depresión y que me iba a operar para sentirme mejor conmigo misma.

El miércoles me operaron, Ana no se separó de mí. El día de las operaciones por la tarde vino mi marido con el niño a verme, y le presente a Ana como una amiga del club con la que hacía aeróbic.

Ella estaba impresionante un pantalón negro elástico super ajustado que le marcaba toda la raja del coño, Un top azul claro que contrastaba con su piel morena y que le marcaba todos los pezones (me di cuenta que no llevaba sujetador) que se pegaba como una segunda piel dejando al aire el ombligo que por cierto lucía un piercing como de oro, y unos zapatos de tacón de aguja. Cuando se agachó para dar un beso al niño aprovechó para enseñarle descaradamente las tetas a Carlos que se quedó como hipnotizado.

Empezamos a hablar de cosas triviales, a mí me prohibieron fumar dos día por la operación de los labios, y por primera vez me di cuenta lo que engancha el tabaco, fueron los dos peores días de mi vida, y aunque me prohibieron follar durante 15 días lo llevé mejor que estar dos días sin fumar.

A Carlos se le veía muy interesado por Ana no la quitaba ojo, ella lo que quería era que todo el mundo me viera como una buena amiga para poder controlarme todavía mejor.

A los tres días estaba en casa, pero todavía no se podían comprobar los resultados por la inflamación. Disfruté durante quince días de un poco de calma y de la compañía de mi hijo de la que ya casi no me acordaba. Aunque eso sí, Ana me dijo que me tenía que masturbar todos los días, y como iba a estar en casa que llevara puestas las bolas chinas para mantenerme bien caliente.

Cuando bajó la inflamación ya se pudieron observar los resultados. Tenía el vientre plano como antes del embarazo, pasé de 65 a 60 cm de cintura, que contrastaba con mis 95 cm de cadera.

La cara era otra, pómulos y barbilla muy marcados, y labios al estilo Actriz porno, es decir, como les gustan a los hombres muy carnosos, los típicos labios de mama pollas. A Carlos también le gustaron los resultados, la verdad es que yo creo que no le desagradaba que tuviera un físico como el de Ana.

Cuando volví al trabajo todo el mundo me miraba, la verdad es que estaba más guapa, y teniendo en cuenta como me hacían vestir y como tenía que comportarme con los hombres me había convertido en una mujer totalmente irresistible.

Continuara??

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3 comentarios - De esposa "Ejemplar" a "Puta de lujo"

rodolfo322 +1
esta muy bueno ! por sobre todo, el que no hayas intentado argentinizarlo y hacernos creer que es un cuento tuyo, como hacen mas de uno en estos casos!
Espero realmente la segunda parte y el final. porque esta muy bien logrado, .
Desconozco si es de algun autor de renombre ,pero el que lo haya escrito , logro convencerme de cierta veracidad en el cuento!!
Reco y puntos.
Sobre todo por tu actitud
Guiyote07
esper la segunda parte!!!......muy buen relato.
Mariacandelaria
Suele haber cambios en la vida en que se va de un extremo a otro, pero generalmente es a la inversa de tu relato. un saludo