Mi madre, mi hermana hicieron que dejara de ser un pajero 9

Mi madre, mi hermana hicieron que dejara de ser un pajero 9
Felina mi hija, había estado con su hermano, con quien pasó toda la noche dando rienda suelta a los deseos más carnales de este, mi hijo Leo.
hermano
Para serles absolutamente honesta, me sorprendía diariamente el vuelco que había tomado nuestras vidas de un momento a otro, no hay nada que hacer, rachas son rachas, cuando andás derecho, te salen todas y cuando andás torcida, no te sale una... Bah, en otras palabras "También", es decir, para bien o para mal se dan, son estadísticas irrefutables.
Hasta hacía unas semanas atrás, todos nos matábamos a pajas con fotos, revistas, películas y con el alquiler de algún video a escondidas de la familia. Y ahora nuestra actividad sexual, se había incrementado más de un ciento por ciento.
Más aún, Leo, mi hijo, hacía unos meses que le estaba arrastrando el ala, a una compañera de colegio, era un histeriquéo por parte de ambos, pero sin dudas el mayor responsable era él mismo.
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Veía, que ella le había dado muchas oportunidades, el mismo lo comentaba y Felina se burlaba, ¡Te la deja picando como para que vos te animes y des el último paso! ¡Idiota! Le decía. Pero, él no definía, tenía entre vergüenza, miedo del rechazo, a quemarse con una compañera de curso, de arruinar una relación de "amistad" o le faltaba coraje, porque en definitiva, lo que tenían era para él algo mejor que nada. Y si la cagaba, no tenía ni siquiera eso (que tampoco era mucho) no se si me explico.
Ahora, que tenía encuentros sexuales concretos con su madre, hasta con penetración, que continuarían e incipientes con su hermana, que se profundizarían, pensó en jugar una ficha más arriesgada con Marina, su compañera de escuela.
Pero volviendo a la historia con mi hija, su hermana, la noche fue para Leo, gloriosa, la chupó hasta el lugar más recóndito, la manoseó toda, olía a sexo todo su cuerpo, en su paladar todavía mantenía, le picaba el gusto de los jugos, flujos y líquidos de ella.
Se amaneció inspeccionándola, ella un par de veces se durmió, no la pasó también como él, y se despertaba cada vez que Leo sin querer, por alguna brusquedad producto de su exaltación, le hacía doler.
En una de esas somnolencias de Felina, la subió sobre él, y la puerteó. Es decir, le introdujo el glande hasta encontrar una gomosidad que le impedía avanzar, seguir entrando en su cavidad, una barrera, como una membrana elástica, allí se despertó ella, su hermana asustada.
hermana
¡Qué hacés, estás loco nene!
¡Basta Leo, ya está!
¡Andate Leo, ya basta!
¿Por qué no te vas a tu cama?
¡En cualquier momento se levanta papá!
¡Cortala, me duele!
¡Estoy cansada, dejame dormir!
Estas eran algunas de las cosas que le decía Felina, él frenaba unos instantes y luego seguía, recomenzaba.
Sintió sonar el despertador de su viejo y se pasó a su cama, temía dormirse, ya que la rutina de su padre demandaba casi una hora. Se bañaba, se afeitaba, tomaba algo, y se iba, pero entre esos "tips" abría la puerta de la habitación que ambos compartían y los miraba como estaban, si de pronto alguno se encontraba destapado, con las cobijas corridas, caídas, el los arropaba. Lo hacía como costumbre y un par de veces por noche, antes de irse a trabajar. Yo, que era en esos momentos una sonámbula, tuve que dejar de espiar a mis hijos y regresar a la cama matrimonial fingiendo volver del baño.
En un momento dormité y la luz del vestíbulo al abrirse la puerta de nuestra habitación, me dio en la cara y me despabiló, observé la cabeza de mi marido, por última vez esa mañana, mirarme y mirarlos a nuestros hijos.
Volví a la carga, ella estaba desnuda, bah, igual que él. Eso me hizo temer, cuando Bruno, mi marido, padre de ambos hijos, se acercó a Felina a taparla, sin dudas la vio sin ropas.
Ella era de un muy mal dormir, y en esa hora, cuando nuestro jefe de familia se acicalaba, Felina se durmió en profundidad y se destapó.
Yo también me dormité, y fue cuando la luz me pegó de lleno en el rostro. Con la puerta abierta de la pieza, la habitación se iluminó, mi marido, su padre, ingresó a taparla, y encontró a Felina, de costado, durmiendo con la cabeza orientada hacia su pared, de espaldas a la cama de Leo, su hermano, en paralelo. Leo estaba de la misma forma, es decir, mirando hacia ella, y de espaldas hacia su pared.
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Mi marido, el padre, ingresó, y la vió, destapada, sin ropas, con el culo al aire, y al tener una pierna recogida (la derecha) y la otra extendida, también exhibía, se mostraba parte de la vulva de su hija.
Bruno, podía ver toda esa majestuosidad con la luz que ingresaba, y Leo también, ya que su encuentro había sido en la oscuridad total. Mi marido, su padre, recogió las cobijas del suelo y la tapó, murmurando su contrariedad, al verla desnuda, expuesta de forma impúdica.
Recuerden que ella, habitualmente, era reprendida por ambos, más lo hacía nuestra madre, por su proclive hábito de andar en bolas o en transparencias por la casa.
Más de una vez, cagada de risa se sentó a la mesa a cenar en tetas, frente a nuestros padres y/o con algún tío, desafiando a nuestra madre. Esta es una imagen que testimonia aquello, el de espaldas es el tío libidinoso, al que Leo odiaba tanto como a su hijo, nuestro sobrino Hector, su primo.
Mi madre, mi hermana hicieron que dejara de ser un pajero 9
Así que, luego de escuchar que mi marido, su padre, cerrara con llaves la puerta de entrada a la casa al marcharse, Leo volvió por más con Felina.
Le encantaba, no despertarla, tenerla a ella dormida y jugar con su voluptuoso cuerpo. Iba ingresándole uno a uno sus dedos en la vagina húmeda de esa ninfa. También hacía lo mismo con su ano, llegó a meterle tres dedos en el recto sin que se despertara, pero a veces se zarpaba y la despertaba por la brusquedad o el dolor que le infringía.
En ese momento, tenía los cuatro dedos en la vagina profunda y el pulgar (oponible) en el orto, mientras hacía un movimiento con la muñeca como saludando, entraban los cuatro y corría el pulgar, metía el pulgar y corrían los otros dedos. Pero de zarpado, quiso ingresar al ano, los dedos índice y mayor de la otra mano, es decir, tenía ocho dedos dentro de ella. Eso hizo que eyaculara, sin tocarse, el guascazo, pegó en el somier de Felina.
El estertor de su cuerpo al acabar la despertó, ya que le hizo temblequear los dedos de su mano dentro de los genitales de su hermana.
¡Qué hacés, dejame dormir! Vociferó Felina enojada
Leo se levantó ofuscado y se durmió, se enojó, porque su hermana no consideraba que él podía haberla penetrado y no lo hizo, manteniendo, a pesar de la calentura su compromiso con ella, su palabra.
hermano
Al rato, luego de bañarme rápido, como para "enfriarme" sacarme la calentura, aunque el agua fría no me hizo nada, y luego de mucho tiempo de no hacerlo, me masturbé en la ducha, como una buena madre, los llamé para ir a la escuela, estaban en el último mes, cursaban el último año de la secundaria, en el mismo colegio, en el mismo turno, pero en distintos cursos (antes no dejaban que los hermanos compartan el mismo curso) ella Felina, cumplía los años en enero, tenía ya dieciocho y Leo en noviembre del mismo año los iba a cumplir. Sin embargo, ella podría haber entrado un año antes y ya terminado, pero yo, su madre no quise, ahora me arrepentía.
Estaba arruinada, cansada, Leo también, no se podía levantar, no quería hacerlo, pero "calavera no chilla", lo levanté, su hermana ya lo había hecho y se estaba bañando.

69 comentarios - Mi madre, mi hermana hicieron que dejara de ser un pajero 9

liluentanga

Muy bueno, moboso como a mi me gustan 🔥

incesto
Yo comenté tu post... ¿comentaste alguno de los míos?
ElAnonimo91
se ve bueno va para favs y así leerlo con tiempo
tonyloco21
Buenisima historia, vamos por la siguiente.
tonyloco21
Claro que me gustó, excelente como todos. Besos.