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Cuando entré a Poringa, ya hace cuatro años, comencé a postear historias, obviamente todas verídicas.

Esta zaga la escribió una querida amiga que si estuviera conmigo ahora, seguramente sería poringuera.

Sus relatos son de una tensión sexual muy interesante ya que son totalmente verídicas como dije antes.

Todas fueron publicadas hace muchos años algunas revistas para hombres.

Por casualidad todo quedó en un harddisc de mi posesión y decidí que era hora de hacerlas conocer.

Hace mas de 11 años que no la veo, pero si lo lee, que me lo haga saber. (debe andar por los 53 años en la actualidad)

Después de tanta explicación, va el relato tal cuál ella lo escribió






Septiembre, mes de la primavera, donde todo florece, hasta la energía sexual.
No conseguía trabajo, lo necesitaba. No por que necesitara la plata, sino que tenía que ocupar el tiempo en algo. Mientras tanto empecé a tomar clases de tenis en el club.
Dos veces por semana me iba para Vicente López con el auto a mis clases, me encontraba con amigas y por lo menos dos mañanas las tenía ocupadas.
Un día volvía del club tipo 12 del mediodía, no me había cambiado, estaba vestida con el equipo de tenis, pollerita blanca corta y remera al tono. Crucé General Paz y escuché una bocina insistente atrás mío. Sorpresa ¡! Juan estaba con su auto atrás. Me fui sobre la vereda y paró atrás mío. Se bajó y vino hacia mi ventanilla.
En el mes nos habíamos visto un par de veces en el departamento nada especial.
Me saludó con un chupón en la boca y me preguntó que hacía por ahí. Le expliqué mientras daba la vuelta y se sentaba en el asiento del acompañante al lado mío.
Entró, me abrazó y siguió chuponeandome. Estabamos estacionados sobre Libertador y la gente que pasaba miraba solapadamente. No era muy común ver a esa hora del mediodía dos personas en esa situación arriba de un auto.
Las manos de Juan empezaron a recorrer mis piernas totalmente a la vista por lo corta de la pollera de tenis. Las mias fueron directamente al bulto. Se lo masajeaba por encima del jean mientras lo besaba. Me besaba en la boca, en el cuello y en la oreja y con la punta de la lengua me hacía cosquillas adentro de la oreja y atrás, cosa que me enloquecía. Yo respondía con besos iguales.
Le desabroché dos botones de la camisa y me puse a chuponearle las tetillas. Me las metía en la boca, le pasaba la lengua y las mordisqueaba suave con los dientes.
En el medio de ese despelote me encontré con la pija de él en la mano, se había bajado el cierre y había sacado el aparato. Empecé a masturbarlo despacio de arriba abajo acariciando todo el tronco. Estaba circuncidado por lo que la cabeza siempre estaba afuera, redonda y lustrosa, con ese color rosado intenso.



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Me fui agachando despacito Hasta que la alcancé a besar. Juan se acomodó mejor en el asiento y se abrió de gambas para que yo llegara mejor. Me la fui tragando de a poco haciendo movimientos de tirabuzón con la lengua, eso lo enloquecía. Con una mano le agarré de abajo los dos huevos y mientras chupaba se los masajeaba. El me agarraba con una mano la cabeza acariciándome y con la otra me recorría la cola por encima del bombachudo de tenis. Siempre traté de imaginarme a la gente que pasaba y veía esa escena, no era muy común ver como una mina le chupaba la pija a un tipo en pleno mediodía. Eso me calentaba mas.
Me gustaba mucho la pija de Juan, no era demasiado larga ni ancha, pero tenía un no se que, estaba enamorada de ese aparato. La cabeza si era bastante grande y con linda forma. Seguí chupando un rato mas mientras sentía que la mano de él ya iba por adentro acariciando la cola. Lo poco de la pollera de tenis lo tenía en la cintura.



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Estuvimos así un rato hasta que con una mano le agarré el tronco por la base y mientras jugaba con la lengua en la cabeza, lo masturbé con mas fuerza. Sentí en el paladar el primer chorrito de leche que anunciaba lo que se venía. Y se vino. Los chorros de leche me pegaban en la garganta y en el paladar con fuerza. Fui tragando todo. La leche de Juan tenía un sabor especial, como dulzona. La de Roberto tenía un sabor mas ácido, creo que por el tema del cigarrillo. Juan no fumaba y Roberto era una locomotora.
Me tragué toda la acabada y le pase la lengua por toda la pija para recoger las gotitas que habían quedado. Me levantó la cabeza, me secó los labios con la palma de la mano y me besó.
Nos quedamos conversando un rato mas riendonos de la situación y de los casuales espectadores, después se despidió y se fue.



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Me encendí un cigarrillo antes de arrancar, me temblaban las rodillas y necesitaba recomponerme antes de seguir manejando.
Era viernes y Roberto me había propuesto una escapadita a Entre Ríos de petite luna de miel, tenía que llegar temprano para hacer los bolsos. Los chicos se quedaban con los abuelos, pero tenía que prepararles la ropa también.
Esa noche dejamos los pendejos en casa de mis padres donde cenamos, cuando volvimos hicimos el amor con Roberto, también se la chupé a él pero ya inconscientemente entraba en la comparación de cómo eran las dos de distintas.
Salimos temprano por la mañana, estaba fresco y me había puesto un tapado largo de paño por que realmente sentía frío. Agarramos la ruta y en cuanto salió el sol empezó a calentar. Roberto me propuso un juego erótico, a ver si me animaba a pasar el peaje totalmente desnuda. Le pregunté que había de retribución y me dijo que si lo hacía no me iba a arrepentir.



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Me saqué el tapado, ya hacía bastante calorcito. Tenía puesta una pollera de jean que no tardó en desaparecer. La idea de ponerme en pelotas en el auto hacía que me mojara.
Me saqué el saquito de hilo y la remera, no tenía corpiño. Todavía faltaba para el peaje. Me saqué la tanga y ahí estaba, totalmente desnuda mientras ibamos por la ruta. La sensación era bárbara, como de liberación. Empecé a tocarme los pezones y masajearme las tetas. Roberto en cuanto podía me miraba de reojo. También me acaricié las piernas que tenía abiertas. Cuando estuve bien caliente fui llevando la mano a la concha. Meti un dedo y empecé a masturbarme. Recliné un poco el asiento para estar mas cómoda y seguí con el jueguito. Ya que lo iba a hacer que fuera con placer. Fui sumando dedos hasta que toda mojada me metí la mano entera. Mis tres partos habían sido normales por lo que la dilatación del útero era totalmente manejable para mí. Jadeaba mientras me pajeaba y Roberto con una mano me acariciaba las tetas. Acabé con un grito y la leche que me salía chorreaba el tapizado del asiento.



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. Cuando me compuse ya estabamos sobre el peaje, sequé un poco con unas carilinas y puse el asiento de nuevo en posición. Me volví a poner el cinturón de seguridad pero totalmente en pelotas. Cuando llegamos había dos o tres autos adelante nuestro. Yo veía al empleado de la cabina, era un chico joven igual que todos, que nunca miran nada, te dan el ticket y el vuelto con cara de vaca. Nos fuimos acercando, Roberto bajó la ventanilla, no tenía la plata preparada a propósito, cuando nos tocó a nosotros frenó y se inclinó sobre la guantera para sacar el dinero. Yo miraba al chico que hasta ese momento no se había dado cuenta que yo estaba en pelotas. Como Roberto tardaba unos segundos mas, el empleado miró para adentro del auto. No puedo explicar la cara de asombro que puso cuando se dio cuenta, cerró fuerte los ojos y los volvió a abrir como dos platos. Mi marido tapaba un poco el cuerpo, pero cuando volvió para pagarle él chico tuvo una panorámica de toda mi desnudez. No atinaba a nada, seguía mirando para adentro sin entender un carajo.



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Roberto le puso la plata en la mano y ahí reaccionó un poquito. Le dio el vuelto sin sacarme los ojos de encima, entonces pensé que realmente se merecía un show completo. Me abrí de piernas y le mostré la concha toda depilada mientras le hacía una sonrisa. El auto arrancó y él siguió mirandonos hasta que desaparecimos. Creo que de ahí fue directo al baño a pajearse. La apuesta estaba ganada. Nos reímos mucho con Roberto comentando la cara del pibe, fue muy divertido. Ya estabamos entrando a Entre Ríos y la policía de esa provincia es bastante exigente pero no tenía ganas de vestirme de nuevo, agarré el tapado de atrás y me lo puse encima, iba a bajar en el hotel desnuda también solo cubierta con el tapado. Cuando llegamos estacionamos en la rampa de la puerta. Vino el maletero que me abrió la puerta y por supuesto como buen hombre después de mirarme a la cara y saludarme los ojos se le fueron directamente a las piernas. Yo me abrí un poco el tapado y cuando saqué la pierna para bajar, se abrió bastante mas y dejó ver algo de mi chucha. Regalito extra para el maletero.
Pasamos un finde bárbaro, aprovechando la pileta y el buen tiempo y cogiendo a lo loco.
Besos


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6 comentarios - 11 de 15

alexislog
Excelente Relato !!!!!!!!
angieyruben
Este capítulo es un compendio de aventuras y polvos en el auto !!!
Excelente Juma !!!


Gracias por compartir.
Besos y Lamiditas !!!

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Yo comenté tu post, vos comentaste el mío?
Compartamos, comentemos, apoyemos, hagamos cada vez mejor esta maravillosa Comunidad !!!
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AussieAG
Gracias por compartir Juma esta excelente serie. Y todavia nos quedan 4 capitulos.

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luguercio
vos tenes más historias que el libro gordo de petete.. 😀


saludos viejo sailor! :isenbeck1: