Esta historia escrita por mi amiga, se la dedico especialmente a @lostortolitos para que no sigan trepanando mi cerebro...
😀 ^^
Y llegó el día de la mudanza. Todo un gran despelote, pero el hecho de ir a Baires me entusiasmaba y eso me daba fuerzas para hacer de todo.
Por otro lado, ya uno de los chicos tenía que empezar el jardín y de ahí a la primaria y creía conveniente que estudiaran en la Capi.
Llegamos al departamento después de un viaje agotador, hizo mucho calor en la ruta.
El departamento era lindo, chico pero cómodo. Living comedor, cocina, dos dormitorios y baño. Cochera en el edificio, el único inconveniente era poner a los tres chicos en un solo cuarto, pero era grande y podían estar cómodos. Estábamos a tres cuadras de Nazca y había medios de movilidad.
La mudadora bajó todo y enseguida me puse a la tarea de ordenar. Los chicos se fueron a la casa de mis padres para que no jodieran. Roberto los llevó apenas terminaron de descargar. Me quedé sola mirando todo para organizar el lío. Oh sorpresa, otro problema grave, no había teléfono y esto si me resultaba un inconveniente.
Me puse ropa de batalla, mini jean y camiseta sin mangas, sin corpiño y me puse a trabajar.
Por suerte el departamento estaba recién empapelado y alfombrado. Era muy cálido y agradable.
Era viernes y teníamos todo el finde para ordenar.
Lo primero fue mi cuarto, esa noche quería quedarme para seguir temprano al día siguiente. Los pendex se quedaban con los abuelos.
Al rato llegó Roberto y nos pusimos a desarmar la mudanza.
Trabajamos todo el día, eran como las siete de la tarde y estábamos agotados, pero todo iba tomando forma.
Yo estaba en el baño colgando la cortina y entró Roberto. Me abrazó y me preguntó si estaba contenta. Yo abrí la ducha y mientras seguíamos besándonos, nos metimos vestidos abajo del agua. Mi camiseta mojada dejaba ver los pezones parados y los refregaba en el pecho de él. Sentía como le iba creciendo la pija a través del jean. Le desabroché la camisa y el pantalón, se los fui sacando junto con el slip.
El agua nos chorreaba por todos lados. Le agarré la pija dura y me arrodillé en la bañera para chupársela. A pesar de los 18 centímetros, ya había desarrollado una técnica para tragarmela toda y pajearlo con la campanilla.
El me agarraba la cabeza y empujaba despacito marcando el ritmo pajero.
Yo sentía como mis jugos me iban calentando la chocha y empezaban a salir. No tenía tanga, en algunos casos no la uso, me gusta la sensación de libertad que me da estar sin ropa interior.
Roberto me empezó a desnudar, me sacó la camiseta y me acarició las tetas y los pezones mientras yo seguía chupando.
Me levantó, me desabrocho el pant y cayó al piso de la bañadera. Empezó a tocarme acariciandome la concha y tirando despacito de los pendejos. Me encantaba que me hiciera eso. Nos besamos con lengua, saliva y agua.
Le agarré la pija y empecé a refregar la cabeza con mi clítoris, eso junto con la lubricación del agua de la ducha y mis juguitos, me hicieron acabar. Me estremecí toda y pegué un gritito muy particular.
Roberto me agarró las cachas y me acercó mas.
Ahora le tocaba a él, me puso de espaldas y me hizo agachar. Yo me agarré de las canillas y me ensartó por atrás. No le costó nada penetrarme hasta el fondo. Todo mi útero estaba lubricado.
Me había agarrado de las caderas y bombeaba como loco, a punto tal que tuve que hacer un esfuerzo para que la cabeza no me pegara en los azulejos.
El agua de la ducha caía directamente en mi espalda y me caían chorros por los pezones y la panza.
Entonces sentí la inundación, estaba acabando con todo, me llenó de leche calentita.
Como no habíamos terminado con la casa nos fuimos a cenar a casa de mis padres y a ver a los chicos.
En cuanto llegamos me fui al dormitorio de arriba, diciendo que tenía que llamar a unas amigas.
Marqué el número de Mario y me atendió otra voz de hombre. Pregunté por él y Juan, que era quién había atendido, me dijo que no estaba, me preguntó quien era y me dijo que sabía de mí por que él le había contado. Dijo que él era el socio de Mario y que en algún momento le gustaría conocerme.
Se me había frustrado la noche, pensaba encontrar a Mario aunque mas no fuera para saludarlo por teléfono y contarle que ya estaba en Baires.
Pero no importaba mucho, quedaba mucho tiempo por delante.
Besos
😀 ^^
Y llegó el día de la mudanza. Todo un gran despelote, pero el hecho de ir a Baires me entusiasmaba y eso me daba fuerzas para hacer de todo.
Por otro lado, ya uno de los chicos tenía que empezar el jardín y de ahí a la primaria y creía conveniente que estudiaran en la Capi.
Llegamos al departamento después de un viaje agotador, hizo mucho calor en la ruta.
El departamento era lindo, chico pero cómodo. Living comedor, cocina, dos dormitorios y baño. Cochera en el edificio, el único inconveniente era poner a los tres chicos en un solo cuarto, pero era grande y podían estar cómodos. Estábamos a tres cuadras de Nazca y había medios de movilidad.
La mudadora bajó todo y enseguida me puse a la tarea de ordenar. Los chicos se fueron a la casa de mis padres para que no jodieran. Roberto los llevó apenas terminaron de descargar. Me quedé sola mirando todo para organizar el lío. Oh sorpresa, otro problema grave, no había teléfono y esto si me resultaba un inconveniente.
Me puse ropa de batalla, mini jean y camiseta sin mangas, sin corpiño y me puse a trabajar.
Por suerte el departamento estaba recién empapelado y alfombrado. Era muy cálido y agradable.
Era viernes y teníamos todo el finde para ordenar.
Lo primero fue mi cuarto, esa noche quería quedarme para seguir temprano al día siguiente. Los pendex se quedaban con los abuelos.
Al rato llegó Roberto y nos pusimos a desarmar la mudanza.
Trabajamos todo el día, eran como las siete de la tarde y estábamos agotados, pero todo iba tomando forma.
Yo estaba en el baño colgando la cortina y entró Roberto. Me abrazó y me preguntó si estaba contenta. Yo abrí la ducha y mientras seguíamos besándonos, nos metimos vestidos abajo del agua. Mi camiseta mojada dejaba ver los pezones parados y los refregaba en el pecho de él. Sentía como le iba creciendo la pija a través del jean. Le desabroché la camisa y el pantalón, se los fui sacando junto con el slip.
El agua nos chorreaba por todos lados. Le agarré la pija dura y me arrodillé en la bañera para chupársela. A pesar de los 18 centímetros, ya había desarrollado una técnica para tragarmela toda y pajearlo con la campanilla.
El me agarraba la cabeza y empujaba despacito marcando el ritmo pajero.
Yo sentía como mis jugos me iban calentando la chocha y empezaban a salir. No tenía tanga, en algunos casos no la uso, me gusta la sensación de libertad que me da estar sin ropa interior.
Roberto me empezó a desnudar, me sacó la camiseta y me acarició las tetas y los pezones mientras yo seguía chupando.
Me levantó, me desabrocho el pant y cayó al piso de la bañadera. Empezó a tocarme acariciandome la concha y tirando despacito de los pendejos. Me encantaba que me hiciera eso. Nos besamos con lengua, saliva y agua.
Le agarré la pija y empecé a refregar la cabeza con mi clítoris, eso junto con la lubricación del agua de la ducha y mis juguitos, me hicieron acabar. Me estremecí toda y pegué un gritito muy particular.
Roberto me agarró las cachas y me acercó mas.
Ahora le tocaba a él, me puso de espaldas y me hizo agachar. Yo me agarré de las canillas y me ensartó por atrás. No le costó nada penetrarme hasta el fondo. Todo mi útero estaba lubricado.
Me había agarrado de las caderas y bombeaba como loco, a punto tal que tuve que hacer un esfuerzo para que la cabeza no me pegara en los azulejos.
El agua de la ducha caía directamente en mi espalda y me caían chorros por los pezones y la panza.
Entonces sentí la inundación, estaba acabando con todo, me llenó de leche calentita.
Como no habíamos terminado con la casa nos fuimos a cenar a casa de mis padres y a ver a los chicos.
En cuanto llegamos me fui al dormitorio de arriba, diciendo que tenía que llamar a unas amigas.
Marqué el número de Mario y me atendió otra voz de hombre. Pregunté por él y Juan, que era quién había atendido, me dijo que no estaba, me preguntó quien era y me dijo que sabía de mí por que él le había contado. Dijo que él era el socio de Mario y que en algún momento le gustaría conocerme.
Se me había frustrado la noche, pensaba encontrar a Mario aunque mas no fuera para saludarlo por teléfono y contarle que ya estaba en Baires.
Pero no importaba mucho, quedaba mucho tiempo por delante.
Besos
12 comentarios - 4 de 15
Cuando lo que se fantasea se va una realidad próxima esa es la pura verdad....
Menos mal que le dedicó el post al amigo ya me estaba cebando mates fríos de puro celoso.... 😀
Gracias por compartir.
Besos y Lamiditas !!!
La mejor forma de agradecer la buena onda que se recibe es comentando, al menos al que te comenta. Yo comenté tu post, vos comentaste el mío?
Compartamos, comentemos, apoyemos, hagamos cada vez mejor esta maravillosa Comunidad !!!
Hermoso relato, gracias por la dedicada 😃
Joder a Juma : Mode OFF
😀 😀 😀
Se que a tu edad ir de cuerpo resulta una odisea, lo que estoy haciendo es colaborar con la señora natura 😃
GRACIAS POR COMPARTIR
BESIS LAPRIMA
🙎♂️
dejo en favoritos
gracias por el aporte!! besoooosssss,
GodiTICA
yo pase por tu post, vos pasaste por el mio?
los comentarios son el apoyo que necesitamos para seguir adelante!!