Ofuckcina (3ra. Parte)

CAPÍTULO 5

El jueves, era el día de Mabel. Morocha y menudita, entró a la oficina y se sentó. Llevaba una pollera muy corta y una remera transparente tapada con un saquito abierto. Enseguida al cabrón la verga le estaba saltando en el pantalón y cuando salió de detrás del escritorio no pudo evitar que el bulto se le notara. Mabel, con experiencia en estas lides, adoptó una pose de inocencia, mientras de reojo verificaba que el efecto causado a la entrepierna de quien debía contratarla era el esperado.
-Tiene novio ?" le preguntó.
-Varios, contestó con una sonrisa Mabel.
-Porqué varios? -
Porque me gusta divertirme, y cada uno de ellos tiene alguna habilidad que me da placer.
A Hernández se le desorbitaban los ojos.
-Me imagino que son todos jóvenes.
Y Mabel , mirándolo a los ojos con ingenuidad contestó
-No se crea, los hombres maduros siempre pueden enseñar cosas nuevas .
Hernández la invitó a sentarse en un sillón que había en su oficina.
Una vez allí, no aguantando más, y decidido a jugarse el todo por el todo, el Sr. Hernández se sentó en el otro sillón, y extrajo su verga que estaba semidura. Su sorpresa fue mayúscula.
Mabel, sin decir agua va, se acercó y la tragó entera mientras le aflojaba el pantalón para dejarle también los huevos al aire y proceder a chupárselos con una maestría digna de mención.
Hernández enloquecido no paraba de elogiar, con su particular vocabulario el trabajo de su nueva empleada.
- Que maravilla turrita, que linda perra que sos, y le metía las manos bajo la blusa Cuando se internó bajo la pollera profirió una exclamación de goce.
-No puedo creer que seas tan puta Rodolfo en principio no entendió esta reacción, hasta que vio que sentándola en el borde del escritorio, le levantó la pollera y no llevaba nada debajo. Allí mismo el viejo verde puso en posición su pija.
-No aguanto más, dijo, y la penetró. Luego de unos cuantos bombazos, la sacó y haciéndola arrodillar acabó sobre su rostro y sus pechos . Su gesto era de rabia.
-Me calentaste tanto que no pude contenerme, puta de mierda.
Mientras tanto Mabel sonreía, se acomodó la ropa, sacó un pañuelo de su cartera y se limpió el semen, y besando a su jefe le dijo: - No importa jefe, la próxima me va a poder gozar más tiempo, y sin más se retiró.
El gerente quedó allí de pie agarrándose la verga y recuperando el aire, debiendo luego tomar una decisión sobre a quien debía contratar.
Rodolfo también especulaba sobre cual sería la decisión, pero realmente sorprendió a todos cuando el lunes anunció que iba a contratar a las dos preseleccionadas. Esto era lógico. Con Mabel tendría fiesta asegurada. Con Karina tendría el placer de corromper una tímida y recatada joven. Estaba claro que el jefe no estaba dispuesto a privarse de nada.



CAPÍTULO 6

Rodolfo pudo también entender muchas cosas, pero fundamentalmente el poder que la secretaría tenía sobre su jefe.
Se corrían rumores sobre la conducta de esta mujer cuarentona cuando era jóven. Las malas lenguas decían que no había dejado títere con cabeza, pero no pasaban de ser rumores. Ahora frente a la conducta del jefe podia suponerse que relación los unía. Estaba claro que la debilidad del Sr. Hernandez era la fellatio y se podía descontar que Betty debía ser una experta en esto de chupar pijas, pero seguramente no era la única y no justificaba su permanencia en el cargo. Debía haber algo más, y Rodolfo no se detendría hasta saber la verdad. Por esto, decidió dejar la cámara en el despacho del Sr. Hernández en forma permanente hasta que la incognita se develara.
Y tuvo que esperar un par de semanas. Pero el descubrimiento valió la pena.
De rebote, revisando cintas, vio un día a Luis, fuera del horario de trabajo realizando una hermosa fellattio al Gerente, con lo que supo quien iba a ser ascendido a la subgerencia que estaba vacante. Realmente nadie más estaba dispuesto a chuparle la verga a semejante sádico, como hizo Luis, para conseguir un aumento. Pero resultaba evidente que ese trabajo no le desagradaba. Sobre gustos no hay nada escrito.
Hasta que por fin, una mañana, mientras todos estaban trabajando surgió una cuestión con un pariente de Betty que era cadete de la empresa.
Este joven, bastante despistado había perdido una documentación importante y se pensaba despedirlo. Para Betty era muy querido, así que comentó que iba a convencer al Gerente de que no se lo sancionara. Mágicamente el joven no fue sancionado. El sabado Rodolfo se enteró porque.
Vio en pantallla el método que usó para convencerlo y realmente es un método que puede convencer a cualquiera.
Ingresó a la oficina, llevando en la mano el memorandum del sumario de su sobrino, y con el rostro desencajado de furia.
-No es justo que aplique esta sanción. -Es hora que dejes de defender a semejante inútil, esta vez lo voy a echar, fue la única respuesta del jefe.
Como nada consiguió con los argumentos sobre la situación de su familia, que su sobrino era el único que tenía un sueldo en la casa de su hermana, y otras razones que apuntaban a la sensibilidad del degenerado, decidió cambiar de táctica. Dio la vuelta al escritorio y acercándose a Hernández comenzó a acariciarle la entrepierna, consiguiendo que se formara un bulto bastante notorio.
-Sabés que te puedo compensar.
El Sr. Hernández, se puso evidentemente incómodo.
-No es le momento, estamos en horario de trabajo, cualquiera puede entrar, pero se notaba que sus energías iban cediendo .
Betty sonrió y llamando a Susana le dio claras instrucciones de que nadie debía pasar, y una vez que Susana se fue, se arrodilló y desnudando a Hernández comenzó una fellattio completa y con mucha experiencia.
Cuando lo tuvo excitado y descontrolado, se retiró y volvió a mostrarle el memorandum.
-Esta mamada vale que rompas este memo.
-Vos sabés que hace falta mucho más que una tirada de goma, dijo Hernández apretandose el pene.
-Ni lo sueñes", dijo ella, pero ante la insistencia , aceptó, obligando a Hernández a romper el papel que disponía el sumario.
Hecho esto, Betty se subió la pollera, se sacó la bombacha y agachándose sobre el sillón donde estaba el Gerente, tomo la verga con las manos y la apuntó, pero en lugar de a su concha, claramente la dirigió hacia su culo.
-Sos un viejo degenerado, pero el que tengas todavía la verga dura te ayuda bastante.
Se notó que no era la primera vez que hacían esto porque luego de un poco de esfuerzo, Hernández dijo: -Ya entró la cabeza. La verga comenzó a introducirse en el culo y despacio, Betty absorbió toda la longitud que tenía para darle el Sr. Hernández. De paso digamos que su pene no era nada extraordinario, a lo suma 12 ó 13 cms.
Una vez empalada, la secretaria preguntó, con sorna:
-¿Tenés más? y ante los insultos que profería el jefe, empezó a levantarse y bajarse con un evidente placer para su pareja que mientras le manoseaba las tetas por sobre la ropa.
-Menos mal que tu sobrino es un boludo, sino me perdería el placer de hacerte el culito. También empezó a pellizcarla con fuerza lo que hacía que la hembra se moviera en forma frenética y acelerara su cabalgata, hasta que notando la excitación del macho, dijo:
-Terminemos con esto que hay que trabajar, acto seguido, metió las manos entre sus piernas y apretándole las bolas lo hizo acabar violentamente.
Se quedó allí sentada sintiendo como se derramaba la verga de su patrón dentro de su culo, y mientras recuperaba lentamente la compostura. Luego salió de su posición y tomando los pedazos del memorandum los usó para juntar el semen que salía de su culo, se lo entregó al gerente.
-Veo que tu memo fue de buena leche , hecho lo cual se vistió y salió de la oficina.
- Eres una turra, pero vale la pena tenerte cerca, alcanzó a decir Hernández.
Realmente una ejecución como la que ella hizo era capaz de convencer a cualquiera y entonces se entendía porque manejaba al gerente a discreción. No es facil encontrar mujeres tan expertas para el sexo anal y evidentemente Hernández lo valoraba.
Demás está decir que el cadete siguió trabajando. Rodolfo no entendió como no le aumentaron el sueldo.

0 comentarios - Ofuckcina (3ra. Parte)