Los cuernos del déspota

Hola poringueros y poringueras. Hace mucho que no hago relatos, un poco por fiaca y otro tanto por exceso de tareas pero bue'... A continuación les relataré las desventuras de Edgardo, un ser despreciable, manipulador y... cornudo.
Como bien describí anteriormente este tipo es una mala persona. Trabaja como supervisor de mantenimiento en un hipermercado del Gran Buenos Aires humillando y haciendo abuso de poder sobre los empleados del lugar. De estatura baja pero con mucha labia y ojos claros usaba estos atributos más todo su poder para conseguir levante. Y de hecho le iba muy bien. Recuerdo cuando, luego de presionarla con el tema de cuidar el trabajo, se cogió a Marta, la chica de limpieza, poco antes de la salida y con el marido de ella esperando afuera.; a Graciela, la delelgada del sindicato, que vino a hacerle un reclamo por una compañera y terminó debajo del escritorio sobándole el pene.
Pero, como suelo decir, todo Napoleón tiene su Waterloo y con este tipo su talón de Aquiles fue el amor. Se enamoró perdidamente de Marcela, una cajera del hipermercado muy bonita, de labios carnosos, linda figura, con unos pechos encantadores y un culo que es una invitación al pecado.
Lo cierto que Marcela también es re-trola, medio hipermercado pasó por su conchita depilada incluidas compañeras tortonas y sus gruesos labios probó la carne de toda la jefatura de la sucursal del hipermercado. Uno de ellos es Germán, encargado del sector electrodomésticos, y su perdición. Su grueso y largo pene provocaba multiples orgasmos en ella, tenerlo dentro de su cola era lo que más la fascinaba.
Un día ellos salieron raudamente hacia un hotel luego que ella se despidiera de su enamorado novio para tener una buena sesión de sexo intenso. Cuando ingresaron a la suite el no llegó a permitir que Marcela se quite el uniforme, tan solo la agacha, le sube la corta falda y le quita la tanguita para poder con su lengua jugar con la vagina y el ano dispuesto. Ella solo se desabrocha la camisa del uniforme pero no se la quita, por debajo de su corpiño mete su mano para pellizcar sus pezones. El continuó por un rato degustando los jugos de ella mientras ella, inmóvil, se entregaba de cuerpo y alma a su amante. Manteniéndola en esa posición logra penetrarla en la vagina y empieza a bombear vigorosamente haciendo que de a ratos ella trastabille por los zapatos que tenía con plataforma alta. Con jadeos pronunciados y la respiración entrecortada llega a un nuevo orgasmo, el sentir ese pene grueso y potente la hacía llegar rapidamente al climax.
Ella luego le reclama que suban a la cama para continuar con ese torbellino de sexo, pasión y lujuria.
Esperándola en cuatro y ligeramente agachada le deja a su macho su ano dispuesto a recibir ese pene y sentirlo dentro de si; el, sin embargo prefiere acariciar previamente su ano con sus largos y delgados dedos metiéndoselos de a uno con algo de gel lubricante. Los gritos de fascinación no se hicieron esperar y el ano estaba ya listo a ser penetrado. Con paciencia y mucha lubricación lentamente fue tomando posesión de ese culo ansioso y hambriento de pija y le fue ingresando de poco la cabeza con los gritos de dolor de Marcela como cortina musical.
-Más, más, metela toda!!!! -fueron los gritos de la ansiosa Marcela. El, sabiendo que lo que valen son los hechos, se mantenía callado disfrutando de ese culito redondo y sexy que más de una vez disfrutó. Ambos brillaban de sudor y el aroma, mezcla de los flujos y la transpiración, eran fuertes e invadía toda la suite de aquel barato hotel.
Cuando pudo meterle todo el pene, y luego de parar un rato, empezó a bombear su ano con lentitud mientras ella pasaba del dolor al extasis. El rostro de Marcela denunciaba placer, gozo y dolor; todo lo que ella buscaba y el infeliz de su novio no era capaz de ofrecerle. Cuando no pudo más el le largo todo su esperma dentro de esa cola dilatada y saturada en su capacidad.
Se bañaron juntos y de la misma manera disfrutaron de un cigarrillo, reían relajados y extasiados luego de un derroche de energía sexual intenso.
Poco después ella empezó a vestirse cuando Germán nuevamente la tomó y lo empezaron a hacer de nuevo. Ella disfrutaba subido a él mientras su amante yacía recostado en la cama cuando empieza a sonar el celular de ella.
Sin desmontarse de su amante busca su teléfono en la cartera y el identificador de llamadas le muestra que Edgardo, su novio, la llamaba. Sin interrumpir a su amante atiende la llamada
-Hola!!!! Snnff!!!
-Hola, Marce. Que te pasa?
-Nada, estoy cansada, nada más. Smmmm!!!!
-Ay, no sabía. Te llamaba para saber si hoy vamos a lo de mamá.
-SNNNFFFF!!!!!! No Edgardo, vemos mañana como me siento.
-Si, te noto cansada. Dormite una siestita.
-Dale, nos vemos papi.
Este pequeño diálogo por teléfono excitó más a su amante y le cambiaba el ritmo de bombeo a propósito. Al cabo de un rato se le ocurrió una idea.
-Llamalo de nuevo al pescado de tu novio mientras te hago la colita.- le pidió Germán con sadismo.
-Sos perverso guacho.
Ella ligeramente temblorosa tomo su teléfono y volvió a llamar a su novio.
-Hola Edgardo!... Te llamé p...para decirte que...ayyyyyy...te paso a buscar...mmm...Dale y ...No estoy biennnnnn...
No...tod...todo biennn... Más tarde te llamo.
Y le tuvo que cortar porque eran muchas las ganas de gritar como para sostener esa conversación que de por sí era inverosímil. El nuevamente le llenó de esperma su agujero. El culo de Marcela, redondo, perfecto, chorreaba el esperma y su cara, más perfecta aún, mostraba satisfacción.
Esa noche Marcela pasó a buscar a su novio a la salida del trabajo. Él aún a pocos minutos que terminen la jornada de trabajo mandoneaba a la gente.
A la salida se vieron y se saludaron.
-Hola Marce!!! Pensé que no venías, te escuchaba cansada.
-Estoy bien amor, gracias.

4 comentarios - Los cuernos del déspota

evilaso
Ja ja ja buen relato
Gracias por compartir
bsas_xxx +1
Que lindo relato, mucho morbo!Van puntos!


anal

yo pasé, dejé puntos y comenté tu post, vos pasaste y al menos comentaste el mío?