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El crucero del sexo. 2º Parte

Continuación del Crucero del Sexo ....



DIA 4.

A la mañana siguiente durante el desayuno nos cruzamos con Gabriel y Yolanda, que nos invitaron a pasar la mañana con ellos, estuvimos en la piscina tomando el sol, son unos chicos geniales al igual que Guillermo y Gema, en la piscina mi mujer y yo empezamos a tontear, y ellos nos siguieron el juego, mi mujer acabó por meterse mi polla en la boca, y Yolanda la de Gabriel. Como no nos gusta dar el espectáculo decidimos ir al camarote de Yolanda y Gabriel, a rematar la faena. Una vez allí, en el camarote contiguo nos encontramos una fiestecita montada por Gema, María, Guillermo y Jesús. Ahí vi mi oportunidad de follar con María, y esta vez con Jesús delante. Al entrar oímos tanto ruido en el camarote contiguo que fuimos a mirar, Jesús y Guillermo, estaban sentados en la cama, mientras María se la chupaba a Guillermo y Gema a Jesús.

“Vaya, vaya menudo espectáculo” – comenté.

“Uyyyyyy, joder que corte Jorge” – dijo María, disimulando como si no hubiésemos follado ayer mismo.

“Da igual si después de haberme follado yo a Raquel no puedo andar impidiendo que te folle el a ti”- nos sorprendió a todos Jesús con su comentario.

“No si ya me había dicho Raquel como te las gastas Jesusito” – y nos reímos todos. Me acerqué a donde estaban ellos, le estreche la mano y la dije a María:

“Bueno me chupas la polla, que mira como me tienes desde el primer día”, la dije mostrándola otra erección descomunal. María parecía dudar, entonces Raquel se acercó a Jesús y ayudando a Gema, empezó a chupársela a Jesús.

“Por fin te vas a salir con la tuya” – me sonrío María guiñándome un ojo, se acercó a mí, y se metió mi mejor amigo en su preciosa boquita. Aquello rompió la veda, Guillermo se levantó cogió a mi mujer y se fue con ella a la otra habitación con Gabriel y Gema. Mientras María, Jesús, Yolanda y yo nos quedamos en esta habitación, María me seguía comiendo la polla de una manera salvaje, Yolanda que se había quedado con nosotros hacía lo propio con la polla de Jesús.

“La chupan de maravilla” – me comentó Jesús.

“Y tu que lo digas” - contesté, a la vez que María me pasaba la lengua por las pelotas, lo que me hizo estremecer. De repente se puso de pie, me tumbo en la cama, y se puso encima de mí en la posición del 69, por lo que empecé a comerla el coño, con la misma pasión que ella me estaba chupando la polla. A nuestro lado Yolanda se había levantado y reclinado sobre el escritorio del camarote, esperaba ansiosa que Jesús la metiese su polla por el coño. Jesús no se hizo de rogar y se la inserto de un empujón. María al ver como su marido se follaba a la jovencita, se incorporó se sentó de frente a su marido, y cogiendo mi polla la puso a la entrada de su coño.

“Jesús, me lo voy a follar ya, luego no vengas diciendo gilipolleces” – le dijo a Jesús, mirándole a la cara con una sonrisa.

“Tranquila que no voy a decir nada”. Dicho esto se fue metiendo mi polla lentamente, que maravilla de coño que tiene esta mujer, siempre tan húmedo, y como folla, la verdad es que lo da todo. Tras un buen rato disfrutando de dicha postura, le pregunté a Jesús:

“¿Se la puedo meter por el culo? Porque le tengo en primer plano y le tengo una ganas”.

“Si ella quiere no hay problema” – contestó Jesús, para mi gran sorpresa. María se sacó la polla del coño y en la misma postura que estaba empezó a metérsela por el culo mientras jadeaba como una condenada diciendo:

“UUUUUUUUUUUFFFFFFFFFFFFFF, que polla más rica que bien me entra por el culito, UUUUUMMMMM que rico”. Yo me dejaba hacer mientras que Jesús ya se empezaba a follar por el culo a Yolanda, pasados 5 minutos Jesús le saco la polla a Yolanda y acercándose a María, la dijo:

“Ahora te vamos a follar los dos a la vez”. María sonrió y cuando le tenía cerca le beso. Jesús la penetró el coñito, y entre los dos la estuvimos bombeando bien duro. Finalmente María y Jesús se corrieron, Jesús lo hizo en la boca de su mujer, yo saque mi polla del culo de María y me dediqué un poquito a Yolanda a la que había olvidado. La tumbe sobre la cama y empecé a follármela bien duro, alternaba su coñito y su culo, ya que Jesús lo había dejado perfectamente dilatado. Acabe corriéndome en la boca de María.

“Es una pena que la empresa halla quebrado que si no te iba a follar todas las semanas” – la dije. Nos reímos María y yo.

“Y quien te impide follarme a partir de ahora todas las semanas” – acabó contestándome.

“Pues es verdad, ya hablaremos de cómo organizarlo” – la dije.

“¡¡¡EY!!!, ¿y conmigo no contáis?” – se quejó Jesús.

“Hombre es que sin ti y sin Raquel no quedamos, luego que se apunte el que quiera a la fiesta que montemos” – le contesté.

Desde el camarote contiguo se oían bastante gemidos, por lo que María se acercó a ver qué pasaba. Jesús y yo nos quedamos en la cama con Yolanda, que empezó a chuparnos la polla alternativamente.

“Ahora que os tengo a los dos para mí solita, me vais a follar en condiciones” – dijo Yolanda.

“Dinos que quieres, y cumpliremos tus deseos” – la contestamos a la vez.

“Para empezar, quiero recibir una doble penetración, que viendo lo bien que se lo ha pasado María, tengo que probarlo”. Según dijo eso y viendo que nuestras pollas empezaban a apuntar al techo, gracias al trabajito que nos estaba haciendo, cogí a Yolanda y la senté encima de mí metiéndola mi polla por el coño, a la vez que me comía ese par de tetitas tan apetitosas. Jesús se puso detrás de ella y empezó a metérsela por el culo, en un principio se quejó un poco, pero según nos fuimos acoplando todos, empezó a disfrutar.

“AAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHH, pues sí que es bueno esto, que rico, que bien se siente, vamos a tener que hacerlo más a menudo con Gabriel y Guillermo, se lo tengo que contar a Gema”. Como nos habíamos corrido no hacía mucho, tanto Jesús como yo aguantamos bastante follándonos a Yolanda, que durante todo ese tiempo tuvo un par de orgasmos. Cambiamos de postura, siendo yo el que empezó a dar por culo a Yolanda. De repente y cuando llevábamos, un par de minutos en la nueva postura, notamos movimiento en el camarote, era Gema que venía a unirse a nosotros, se subió a la cama, y nos dijo:

“Yo también quiero probarlo, así que, no os corráis todavía”.

“Hola Gema, ¿Dónde están los chicos?” preguntó Yolanda.

“Follándose a Raquel y María” – contestó Gema.

“UUUUUUUUUUFFFFFFFFFFFFFF, esto es buenísimo tienes que probarlo, y tenemos que hacerlo con los chicos cuando vayamos a casa” – dijo Yolanda

“Estoy totalmente de acuerdo” – contestó Gema. “Pero ahora déjame que me follen un poquito a mí”.

Yolanda se sacó nuestras pollas, y dejó que Gema ocupara su lugar. Está chiquilla era increíble, no solo la chupaba de maravilla, sino que además follaba como los ángeles, que forma de moverse, de retorcerse y de disfrutar de un polvo. Tras un par de orgasmos por su parte, nosotros ya no aguantamos más, y nos corrimos, yo en la boca de Yolanda y Jesús en la Gema.

“Joder estoy agotado”- dije. Y con las mismas me tumbe y traté de descansar, todos hicieron lo mismo, aunque estábamos demasiado apretaditos los cuatro allí metidos.

María cuando se fue al camarote de vecino, se encontró a mi mujer encima de la polla de Guillermo y a Gema encima de Gabriel, se acercó a ellos se subió a la cama y se sentó en la cara de Gabriel, para que la chupara el coño.

“Tú y yo todavía no hemos follado Gabriel, así que, ahora me lo dejas Gema” – les dijo María.

“Eso está hecho, que yo estoy cansada de follármelo, en Madrid” – dijo Gema, se levantó y se vino hacía nuestro cuarto.

María se bajó y empezó a follarse a Gabriel, metiéndose su polla por el coño, este aprovechó para comerse sus tetas que le quedaban a la altura. Guillermo que estaba al lado viendo la escena, levantó a mi mujer, se puso detrás de María, y empezó a metérsela por el culo.

“Te han follado bien el culo, eh María, porque lo tienes bien abierto” – comentó Guillermo.

“La verdad es que sí” – dijo María.

“Ahora volvéis a repetir eso conmigo, que no me ha sabido suficiente antes” – dijo mi mujer.

Cuando María se corrió, pusieron a Raquel en su lugar, y estuvieron follándosela hasta que se corrieron, Guillermo en la boca de mi mujer, y Gabriel en la de María. Después de acabar, se quedaron dormidos los cuatro bien juntitos, tal y como hicimos en el otro camarote.

Nos despertamos a media tarde, yo fui al camarote de al lado a buscar a mi mujer, el panorama que me encontré era muy parecido al que había en el nuestro, todos tratando de descansar, desperté a mi mujer y la pregunté si nos íbamos a nuestro camarote, lo cual aceptó. Al levantarse mi mujer, despertó a los dos chicos y a María, que decidieron hacer lo mismo que nosotros, cada uno con su pareja a su habitación. Ya nos veríamos a la hora de la cena en el salón.

Cuando llegábamos a nuestra habitación nos encontramos con Daniela y con Juan, que por lo visto habían tenido un día también muy movidito. Nos metimos los cuatro en nuestra habitación, y nos empezamos a contar las batallitas.

“O sea, que al final has conseguido follarte a María, cabroncete” – me dijo Juan.

“Sí, por fin” – contesté.

“Pues ahora, el único que queda por follársela soy yo” – dijo Juan. Era verdad, Juan no había follado con María, ni Daniela con Jesús.

“Chico esta noche después de cenar se lo propones y seguro que aceptan follar con vosotros” – les dijimos Raquel y yo. Seguimos hablando en nuestro camarote, y con todas las historias que nos estábamos contando, tanto Juan como yo teníamos a nuestros amiguitos mirando al cielo, las chicas se empezaron a reír de nosotros y dijeron que cada uno a su habitación. Cuando se levantaron para irse, Juan y yo nos miramos y nos sonreímos, los dos sabíamos que queríamos hacer, cuando Daniela se fue para su camarote, yo la seguí con mi polla abriendo camino, mientras que Juan se quedó en nuestro camarote con Raquel. Como Daniela iba delante no se dio cuenta de que era yo el que la seguía, y cuando se giró para sentarse y meterse en la cama, se dio de frente conmigo.

“Dios mío, soy insaciables”- me dijo mientras se reía. Yo que me había quedado de pie enfrente de ella, y con mi polla a escasos centímetros de su cara, no dije nada, solo la sonreí de una forma burlona y puse cara de pena, entonces agarró mi polla y se la empezó a tragar con las mismas ganas que la primera vez que lo hizo. Acto seguido la tumbé en la cama, la empecé a comer ese coñito tan sabroso que tiene, y en un momento dado la penetré, estuvimos un buen rato, ya que creo que mis reservas de leche empezaban a flaquear después de tanto ajetreo en los cuatro días, ella sin embargo tuvo dos orgasmos durante todo el tiempo que estuvimos follando. Finalmente conseguí correrme con el tiempo justo para darnos una duchita e irnos cenar.

Mi mujer que nos vio las caras a Juan y a mí, en cuanto se quedaron solos, le cogió la polla y le dijo:

“Que es lo que quiere el señor, que se la chupe, follarme el coñito, o darme por culo”.

“El pack completo si puede ser señorita, gracias” – contestó Juan. Mi mujer se rio también, se sentó en la cama y empezó a comerle la polla, cuando la tenía a punto de reventar se incorporó se sentó encima de él y empezó a cabalgarlo, Juan tuvo que apartarla para no correrse antes de follarla el culo, la tumbó en la cama boca abajo, se puso encima de ella y apunto su mástil hacia la entrada de su culito, se la folló con todas sus ganas y acabó corriéndose dentro de su culito. Se ducharon y se encontraron con Daniela y conmigo para ir a cenar todos juntos.

Cuando llegamos al salón restaurante, nos recibió la encantadora Lourdes con su sonrisa de siempre, me miró puso cara de sorpresa y me dijo:

“¿Que pasa cobra, que tu general ya no me saluda?”.

“El general acaba de llegar de maniobras y está algo cansado, sino te saludaría como siempre” – la contesté. Todos empezaron a reírse, y mi mujer y Daniela la preguntaron:

“Lourdes, el camarero aquel mulato y alto, ¿crees que sería posible que nos hiciera un favor?”.

“Sí, solo tenéis que preguntárselo, si queréis mañana, me acercó con él a vuestro camarote, y nos lo pasamos bien los seis” – dijo Lourdes.

“Anda o sea que por fin me vas a dejar follar contigo este año” – dijo Juan.

“No cantes victoria antes de tiempo” – le contestó, y empezó a reírse.

Durante la cena el comentario principal era que por fin, yo me había follado a María. Todos nos reímos, y estuvimos hablando muy animadamente.

“Bueno María al final, con los lloriqueos de Jorge y toda la leche, los únicos que no hemos follado con Jesús y contigo, somos Daniela y yo” – dijo Juan.

“Eso se arregla rápido, está noche yo me voy contigo a tu camarote y Daniela que se vaya con Jesús, al nuestro, ¿si estáis de acuerdo?” – dijo María. Todos estuvieron de acuerdo, y así lo hicieron. De camino al camarote, Raquel y María iban delante nuestro hablando de sus cosas, y Juan y yo, no parábamos de mirarlas el culo.

“La verdad es que está muy buena tío. ¿Cómo no trataste de follártela cuando trabajabais juntos?”

“Como dice el refrán – Donde tengas la olla no metas la polla -, claro que todos buscábamos rozarnos con ella, tocar lo que se podía y todo eso, pero a la larga no te quieres complicar la vida, y además en los trabajos, por un motivo o por otro siempre hay muchas envidias, y la gente es muy hipócrita” – le contesté.

“Tienes razón, pero ahora que no trabajáis, ¿quedaréis con ellos para montar alguna que otra fiestecita?, además parece que por fin, Jesús, se ha dado cuenta que era una gilipollez el que no follaseis si os apetecía” – me volvió a preguntar

“Eso parece, en cuanto a vernos en Madrid para follar, en eso quedamos ayer, además seguro que se apuntan, Eva, Luis y alguien más. Te puedo asegurar que por mi parte, y por la de Raquel, que ya lo he hablado con ella, vamos a tratar de quedar mucho con ellos” – le informé.

Cuando llegamos a los camarotes, las dos chicas se metieron en el nuestro. Juan me miró, y entro primero siguiéndolas y con la polla apuntando hacía ellas, se ve que también le tenía ganas a María, yo entré detrás de él. Cuando llegamos a la cama ellas se sentaron, le dijeron a Juan que se acercara, y a mí me dijeron que esperara mi turno, empezaron comiéndole la polla entre las dos, por las caras que ponía se lo estaba pasando en grande. Yo me había apoyado en el escritorio, y había empezado a masturbarme viendo la escenita. Mi mujer acabó por tumbarse boca arriba en la cama, abriendo las piernas, María se giró hacia ella y empezó a comerla el coño. Juan y yo alucinamos.

“Esto sí que es una sorpresa” – dijimos los dos. Juan se puso detrás de María, le acercó la polla a su coño, y se la metió. Yo no pude más con aquella imagen, y me subí a la cama me acerqué a mi mujer, y la di mi polla para que me la chupara. Juan por su parte, cada vez se follaba más fuerte a María y empezó a dilatarla el culo, ya que quería follársela por ahí también. Yo cogí a mi mujer, la giré, hice que se metiera debajo de María y en la posición del 69 empezó a comerse, el coño de María y la polla de Juan. Yo me acerqué con la intención de follarme a Raquel, pero antes de penetrarla, María me cogió la polla y me la chupó un poco, luego la colocó en la entrada del coño de Raquel y me ayudó a penetrarla. Juan que ya tenía el culo de María bien dilatado, se la sacó del coño, y empezó a metérsela por el culo.

“UUUUUUUFFFFFFFFF con cuidado que tú la tienes más grande, AAAAAAAAHHHHHHHHHHH SSSSSSSIIIIIIII, que bueno, así despacito, joder como me está empezando a gustar el sexo anal. Además después de probar contigo la doble, cada vez que me follan el culo necesito acabar haciendo una doble penetración, joder como me pone esto” – decía María.

Juan se salió de María, y yo de Raquel, me tumbe boca arriba María se sentó sobre mi polla y se reclinó hacía mí, Juan se puso detrás de ella, y volvió a metérsela por el culo. Mi mujer se quedó esperando su turno mientras se masturbaba.

“Raquel acércate lo más que puedas que mientras estos dos me follan te como el coño” – la dijo María a Raquel. Yo alucinaba con María, si cuando trabajábamos juntos parecía una monjita, y resulta, que era una zorra de campeonato, a la que le gustaba el sexo más duro. Al poco de empezar a comerla el coño a Raquel, María empezó a convulsionarse y a correrse, cuando se relajó, le dejó su sitio a Raquel, que se sentó de espaldas a mí, y empezó a meterse mi polla por el coño.

“Joder Raquel no me has dejado sitio” – se quejó Juan.

“Es que quiero probar una cosita, ven aquí, y trata de metérmela también por el coño, que el otro día, cuando pasé al cine vi que se lo hacían a una actriz, y no paraba de tener orgasmos” – dijo mi mujer.

“Joder que guarra te me estas volviendo, JAJAJA” – la dije. Juan acercó su polla al coño de Raquel, en él que ya se encontraba mi polla dentro, y empezó a intentarla meter, el notar la polla de otro tío contra la mía, no es que me gustara mucho precisamente, es una sensación muy rara, menos mal que con Juan había muy buen rollo. Finalmente consiguió meterla y empezamos un mete saca acompasado.

“AAAAAAAHHHHHH SSSSSSSIIIIIIII, pues, AAAAAAAAAHHHHHHH, SSSSSSSSIIIIIIIII, esto es la leche, AAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHH” – empezó a decir mi mujer, que según me dijo después, estaba disfrutando de la mejor corrida de su vida. María quiso probarlo también al ver disfrutar tanto a mi mujer.

“Joder yo también quiero, que manera de correrse, y vosotros ya podéis aguantar para hacerme acabar de la misma forma” – dijo María. Mi mujer consiguió arrastrase y dejar el sitio a María.

“Ha sido la leche, ya verás María” – dijo mi mujer. María se colocó en la misma posición en que había estado Raquel, y nos la empezamos a follar los dos por el coño. Los gemidos de María eran casi más fuertes que los que había dado Raquel, cuando se corrió estuvo, como 30 segundos sin moverse, llegamos a pensar que se había desmayado.

“Dios mío que orgasmo, ha sido increíble, Raquel eres genial, contigo siempre se aprenden cosas nuevas, joder que corrida, no puedo más” – dijo María . Juan y yo que todavía no nos habíamos corrido, cogimos nuestras pollas y empezamos a masturbarnos en las caras de María y Raquel, las cuales se habían tumbado boca arriba en la cama y se habían juntado mucho, cuando Juan y yo nos corrimos, lo hicimos sobre ellas, dejándolas las caras pérdidas de leche, empezaron a limpiarse la una a la otra la leche con la lengua. Luego se fueron a la ducha, Juan se fue a su habitación, María le siguió y mi mujer y yo nos quedamos en la nuestra durmiendo.

DIA 5.

Al día siguiente, nos levantamos a la hora de comer, cuando llegamos al comedor nos encontramos con Lourdes, que nos dijo que luego se pasaba con Edgar el camarero dominicano, por nuestro camarote, quedamos con ella a las cinco de la tarde. A las cuatro, nos fuimos a nuestros camarotes a descansar un poco antes de que llegaran, Daniela y Juan se quedaron en su camarote, hasta un poco más tarde de las cinco en que llamaron a la puerta de nuestro camarote, y entraron Lourdes seguida de Edgar, Daniela y Juan pasaron a nuestro camarote, y los 6 nos juntamos allí.

“Bueno chicas este es Edgar” – nos lo presentó Lourdes, que ya le debía de haber dado un tiento, porque el chico venía con un buen empalme.

“Hola a todos” – dijo este. Nos presentamos todos, y las chicas no paraban de mirarle el rabo al dominicano, ya que le debía de medir unos 25cm, y bastante gruesa.

“Joder vaya herramienta que tienes” – dijo Daniela, “la verdad es que nos imaginábamos como debía ser en erección, ya que en reposo cuando te veíamos en el comedor prometía lo suyo” – dijo mi mujer.

“Señoras pues yo no he parado en estos 5 días de imaginarme como sería follarse, ese par de culos que tienen, que me han estado volviendo loco desde que las vi la primera noche” – dijo Edgar, mirándolas.

“Pues haberlo dicho hombre” – dijo Daniela.

“Es que, es el primer año que viene con nosotros y está un poco cortado todavía” – dijo Lourdes, “pero seguro que se va soltando con los días. Bueno chicas os dejo con él, y me llevo a vuestros maridos, que me tienen que hacer un favor”.

“Uno y dos si hace falta” – dijimos Juan y yo a la vez. Lourdes se dio media vuelta y se dirigió a la salida del camarote. Nuestras mujeres, ya habían cogido a Edgar y lo habían tumbado en la cama. Nosotros dos seguimos a Lourdes fuera de la habitación:

“Perdona Lourdes, pero de qué favor estabas hablando, porque nosotros pensábamos que te íbamos a follar, tal y como Edgar se va a follar a nuestras mujeres” – dijo Juan. Yo que estaba dispuesto a sorprenderme por cualquiera, no dije nada y espere a ver qué pasaba.

“Tranquilos no tengáis prisa que todo llega” – nos dijo Lourdes. La seguimos hasta la zona de camarotes de la tripulación, y se metió en uno, un par de puertas antes de llegar al suyo. Cuando entramos, nos encontramos a una mulata espectacular, delgada, no muy alta mediría (1,72m), y con unas tetas grandes y que todavía no habían comenzado a caerse debido a la juventud de la chica. Al mirarla más fijamente, me di cuenta del parecido físico con Edgar, lo que nos confirmó la presentación de Lourdes.

“Chicos esta es Rosario, la hermana de Edgar como ya os habréis dado cuenta”. Rosario nos dio dos besos y empezamos a hablar. No nos habíamos cruzado con Rosario porque ella trabajaba de pinche en la cocina, y no pasaba mucho por las zonas comunes. A mí me tenía muy intrigado el hecho de que estuviese trabajando en un sitio como este junto con su hermano, y se lo pregunte.

“¿Cómo es que trabajas junto con tu hermano aquí?,¿No te da corte el veros todo el día desnudos?”

“Un poco incómodo sí era al principio, pero el tiempo todo lo cura. En cuanto a lo de trabajar aquí, un amigo nuestro nos ofreció la posibilidad de trabajar en un crucero, cuando nos explicó el tipo de crucero, yo me negué en un principio, pero las necesidades económicas me hicieron cambiar de opinión. Y mi hermano estaba loco por aceptar el trabajo, ya que además de cobrar un muy buen sueldo, veía la posibilidad de tener mucho sexo. Finalmente aceptamos y aquí estamos” – nos explicó.

“Si pero imagínate, que vas por cubierta y ves a tu hermano teniendo sexo, o al revés, que situación más rara ¿no?” – la pregunté yo.

“Eso ya me ha pasado, JAJAJA, y la verdad es que hasta me puse cachonda, porque tiene una buena polla. Cuando llegué a la habitación, tuve que hacerme una buena paja. Además a las horas que acabo mi turno de trabajo y lo empiezo no me cruzo con mucha gente por lo que todavía no he tenido sexo, ya que me da corte, llegar a un tío que no conozco de nada y decirle que si me folla. Recordar que yo nunca había entrado en este mundillo antes de embarcarme” – siguió explicándonos Rosario. Entre Lourdes y ella nos explicaron que Rosario escucho como Lourdes le dijo lo de la fiestecita que tenía pensada para esta tarde a Edgar, y cuando la vio un poco después a solas, la pregunto la posibilidad de que la llevase a alguno de los chicos a ella, para al menos desahogarse. Y en este punto estábamos. Juan que ya estaba cachondo perdido dijo:

“Bueno pues después de tanta explicación, vamos a follar que mira como me tenéis”.

“Anda ven aquí, que este año también me vas a follar caradura”- le dijo Lourdes llevándoselo a la cama, donde le tumbó y empezó a hacerle una mamada bestial, yo me quedé mirando a Lourdes agilipollado, como me gustaba la pelirroja. De repente levante la vista, y vi a Rosario un poco cortada y sin saber que hacer mientras miraba el espectáculo de Lourdes y Juan. Me acerqué por detrás a ella y la cogí las tetas, que bien puestas las tenía, me arrimé más a ella y la pegué mi polla a su trasero. Ella estiró la mano y me agarró la polla, que me fue masturbando poco a poco, yo baje una de mis manos y empecé a acariciarla el coño, que estaba súper húmedo.

“Estas muy cachonda ¿EEHH?, no tengas vergüenza que aquí todos hemos venido a disfrutar y pasárnoslo bien” – la dije para que se tranquilizara, ya que parecía nerviosa.

“Sí, por favor fóllame ya”. La lleve junto a la cama, la tumbe y empecé a comerla el coño, no tardó mucho en empezar a gemir, y a soltar jugos por su coñito, se ve que estaba realmente cachonda. Cuando levanté la vista, vi que Lourdes ya se había subido encima de Juan y empezaba a follárselo, yo no podía más, me incorporé, me metí entre las piernas de Rosario y empecé a follármela, que coñito más calentito y húmedo tenía. Ella no tardo en correrse ni tres minutos, lo que nos indicó lo caliente que iba la chica. Juan y Lourdes seguían a lo suyo cambiando de posturas, y Juan tratando de follarse el culo de Lourdes, pero por lo visto, no se había ganado el premio todavía, ya que esta no le dejó. Yo me salí de Rosario me apoyé sobre el vientre de Rosario, puse mi polla entre sus tetas, y tras cogérselas empezó a hacerme una cubana espectacular, hasta que me corrí llenándola toda la cara y el cuello de leche. Juan por su parte se estaba portando como un campeón, y aguanto una barbaridad lo que le dio argumentos para conseguir su objetivo, follarse el culo de Lourdes, la cual terminó aceptando. La lubricó bien el culo, y se lo penetró, con fuerza, mientras Rosario y yo observábamos, Rosario se bajó a mi polla y empezó a mamármela, cuando la tuve dura otra vez, se sentó encima de mí y comenzó a cabalgarme, la chica seguía cachonda perdida, y no paraban de emanar jugos de su coño. Juan se salió de Lourdes se tumbó boca arriba en la cama y Lourdes se sentó de espaldas a él, metiéndose poco a poco su polla por el culo. Yo al ver la oportunidad me salí de Rosario, y me fui a metérsela por el coño a Lourdes.

“¿A dónde vas cobra?” – me dijo Lourdes.

“Tú que crees a follarte por el coñito pelirroja” – la dije.

“Venga pero repetís lo mismo con Rosario no me la dejéis a medias, cabrones” – dijo Lourdes cuando ya se la había metido, y empezaba a bombear en su apetitoso coño, mientras Juan seguía perforándola el culo.

“Aquí nadie se va a quedar a medias” – dijo Juan.

“Bueno, yo es que nunca he practicado anal, y me da un poco de miedo”- dijo Rosario. Juan y yo nos miramos retándonos a ver quién era el afortunado que se la metía primero.

“AAAAHHHHHHHHHH, joder no les digas eso, que se van a poner más cachondos todavía Rosario. Ahora no van a parar de pelearse por ver quién es el que te desvirga el culo, cariño” – la dijo Lourdes.

“Obviamente yo que la tengo más pequeña” – dije rápidamente.

“Que son 3cm de mierda, eso no se nota” – protestó Juan, reclamando su puesto.

“Has visto, ahora no van a parar. Anda dejarme y follaros a Rosario los dos” – dijo Lourdes, pero no la dejamos escaparse.

“Como a dicho Juan, de aquí no se va nadie, sin correrse, así que no tengas prisa pelirroja”. Juan y yo empezamos a follárnosla salvajemente, para conseguir que se corriera cuanto antes, ya que, sí que teníamos ganas de desvirgarla el culo a la mulatita.

“AAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHH, que cabrones, que caña me estáis dando, joder, me voy a correr, AAAAAAAAAHHHHHHHHHH, SSSSSSSSIIIIIIIIIIII, que bueno, lo estáis consiguiendo, me CCCCOOOOOOORRRRRRRROOOOOOOOO” – decía Lourdes, por fin conseguimos que Lourdes se corriera. Lo echamos a suerte, y tuve la suerte de ganar y ser yo el que la desvirgaría el culo a Rosario. Empecé chupándola el coño, y el culo, luego con un poco de ayuda del lubricante, metí un dedo en su culo, y lo fui moviendo poco. Rosario se quejaba un poco, pero con el paso del tiempo y según seguía jugando con su culo, empezó a disfrutar, cuando la note más relajada empecé a meterle otro dedo, no costó mucho, ya que su culo se estaba dilatando con tanto meneo, lo que me aventuró a meterla el tercer dedo, este costó un poquito más, pero no tardó en encontrar su sitio. Además Rosario lo estaba disfrutando de verdad y cuando comencé a comerla el coño, otra vez con los 3 dedos en su culo se corrió de una manera bestial, me puso perdido con sus jugos.

“Joder Rosario pues sí que estabas cachonda porque vaya tres corridas te has pegado, mira como me has dejado. Anda chúpame un poco la polla que te la voy a meter ya” – la dije. Rosario se incorporó y empezó a chupármela, cuando me la lubricó un poco, la giré la puse a cuatro patas y se la empecé a meter, primero la puntita, cuando estuve dentro me esperé a que se acoplara y luego muy despacio le metí hasta la mitad de mi polla, dejando que se adaptara en su culo.

“AAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHH, joder duele un poco, pero también se siente muy rico” – decía Rosario “no pares, aunque me duela que ya que hemos empezado, quiero probarlo del todo”. Yo no me hice de rogar, y empecé a meterla y sacarla despacio, a cada embestida que la daba me entraba un poco más la polla, hasta que llegó un momento que se la estaba metiendo entera, y ella cada vez disfrutaba más, lo que me dio ánimos para aumentar el ritmo. Lourdes mientras tanto, había cogido la polla de Juan y se la estaba chupando para que no se le bajara el empalme. Cambiamos de postura cuando vi que estaba totalmente acoplada al tamaño de mi polla en su culo, yo me tumbé y ella se puso encima de mí metiéndose mi polla en el culo y empezando a cabalgarme.

“Bueno Rosario ha llegado la hora de que pruebes una doble penetración venga” – dijo Lourdes. Juan se levantó giró a Rosario que seguía con mi polla en su culo, y cuando la tuvo situada se la empezó a meter por el coño.

“SSSSSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIII, papitos que rico, no paréis, pero que me he estado perdiendo, que rico, AAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHH, SSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIII”, no tardó ni tres minutos en correrse otra vez poniendo la cama perdida de sus jugos. Yo que tampoco aguantaba más, me salí de debajo de Rosario, me agarre la polla y apuntado a la cara de Lourdes que me miraba con lascivia empecé a correrme en su cara, dejándola perdida.

Entonces Juan cogió a Rosario, que ya se dejaba hacer lo que nosotros quisiéramos, la tumbó en la cama boca abajo, y apuntando su polla en su culo se la empezó a meter poco a poco.

“AAAAAAAHHHHHHHHH joder, esta duele, que 3cm no se notaban habías dicho, si quieres te lo cuento” – le decía Rosario.

“Aguanta un poco que ya me corro, AAAAAAAAAHHHHHHHHHHHH, joder que apretadito, que rico, pero que culo más cojonudo tienes” – decía Juan, y según termino de decirlo, sacó su polla del culo de Rosario, la dio la vuelta y se corrió en su boca. Rosario se tragó toda la leche de Juan, con auténticas ganas.

“Joder que bueno ha sido, me lo he pasado genial”- dijo Rosario.

“Nosotros también y muchas gracias por dejarnos desvirgarte el culo, ha sido una auténtica pasada lo estrechito que lo tenías” – la contesté yo.

“Te puedo asegurar que el placer ha sido mío” – dijo Rosario, después se fue al baño, para lavarse ya que tenía que ir a trabajar para preparar las cenas. Ella se fue y nosotros nos quedamos un poco más en la habitación. A los 5 minutos, apareció Edgar para buscar a su hermana e ir a trabajar, al encontrarnos allí se sorprendió mucho.

“Pero, ¿Qué hacéis vosotros aquí?” – nos dijo.

“Pues que el favor que nos ha pedido, aquí la pelirroja era follarnos a tu hermana, que menudo polvo tiene, por cierto” – le contestó Juan, mientras Lourdes no sabía dónde meterse. La cara de Edgar era un poema, no le había gustado nada saber que nos habíamos follado a su hermana.

“Joder Lourdes, que Rosario todavía es muy inocente, y ya que tiene un lío de con este crucero, esto la va a terminar de confundir del todo” – dijo Edgar.

“Tranquilo que no dejaremos que eso ocurra”- contestó Lourdes, “además creo que necesitaba desahogarse, debía de ser la única persona de todo el barco que no había follado todavía, y sinceramente creo que era eso lo que la tenía confundida” – dijo Lourdes.

“Bueno si crees que ha sido para bien me fio de ti, pero esta me la tienes que devolver” – dijo Edgar con una sonrisa.

“Eso está hecho” – contestó ella. Ellos se fueron a trabajar y nosotros volvimos a nuestros camarotes.

Me encontré a mi mujer durmiendo boca abajo, cuando me acerqué pude comprobar que todavía tenía el culo dilatado como una moneda de 1 euro. Ya se la habían vuelto a meter por el culo, y encima esta polla era enorme, como no se anduviese con cuidado se lo iban a destrozar. La imaginación juega malas pasadas y el imaginarme a mi mujer ensartada por la gran polla de Edgar me puso a cien, por lo que me puse encima de ella y empecé a metérsela por el culo con mucho cuidado. Se despertó enseguida.

“Pero que hacer, ¿no has visto como me ha dejado el culo Edgar?” – me dijo Raquel.

“Es por eso mismo que no he podido resistir la tentación. Parece que todo el mundo en el barco, está disfrutando de mi joya más preciada, y yo quería darme un homenaje” – la respondí.

“Vale pero no tardes en correrte que estoy muerta”. Se incorporó un poco, lo que aproveché para meterle las manos por debajo y agarrarme a sus pechos, mientras la besaba el cuello, y seguía bombeando en su culito. Tal y como me había pedido no tarde en correrme y nos quedamos dormidos hasta la hora de la cena.

La cena hubo gente que se la salto, se ve que el cansancio iba haciendo mella en la gente, y preferían cenar en sus camarotes, para descansar el mayor tiempo posible. Durante la cena, una de las veces que se acercó Edgar, las dijo a nuestras chicas:

“Tenemos que repetir otro día, lo de esta tarde y si puede ser con vuestras amigas mucho mejor” en alusión a María y a Eva. En cuanto se alejó, María las preguntó:

“¿Cabronas no me digáis que os habéis tirado al mulato?”.

“Sí, le pedimos a Lourdes que nos lo presentara y esta tarde nos lo llevó al camarote” – contestó Daniela.

“¿Qué tal calza? Porque prometer promete mucho” – preguntó Eva.

“Calza lo que promete o incluso mejor, nos dejó a las dos destrozadas” – dijo Raquel.

“Nos tendríais que haber llamado, para unirnos a vosotras” – dijo Eva.

“Mañana si queréis le vamos a buscar, para que os lo trabajéis envidiosas” – dijo Daniela.

“De acuerdo, os tomamos la palabra” – dijeron Eva y María, a la vez.

Terminamos de cenar y cada uno se fue a su camarote a dormir y descansar.

DIA 6.

A la mañana siguiente nos levantamos muy temprano, las diez de la mañana, nos duchamos tranquilamente y nos fuimos a desayunar, después nos fuimos a la piscina a tomar el sol relajadamente, a la media hora de estar allí aparecieron María y Jesús, se sentaron junto a nosotros a tomar el sol también. Íbamos a la piscina a refrescarnos, y volvíamos a las tumbonas a tomar el sol, así estuvimos hasta la hora de comer. Fuimos juntos los cuatro, allí volvimos a ver a Edgar, María y Raquel quedaron con él, en nuestro camarote a las cinco de la tarde. Después de comer volvimos a tomar el sol y bañarnos hasta las cuatro y media, en que nos fuimos al camarote a esperar a Edgar, yo tenía la esperanza de que volviese con Lourdes, por lo que tras comentárselo a las chicas y a Jesús fuimos los cuatro a esperar. Mientras esperábamos, Raquel empezó a decirla a María que Edgar follaba de maravilla y que seguro que se lo iba a pasar genial. De los que no supimos nada en todo el día fue de Juan y Daniela que desaparecieron, dejando su camarote también disponible. Diez minutos después de la hora acordada llamaron a la puerta, se abrió y apareció Edgar, pero la sorpresa fue que no apareció con Lourdes, sino con su hermana Rosario.

“Hombre Rosario, ¿Cómo es que has venido?” – la pregunté.

“Es que cuando me ha dicho Edgar donde iba, le he preguntado si podía acompañarle por si estabais tú o Juan y repetíamos lo de ayer, que ya que os conozco no me da vergüenza pediros que me folléis” – me respondió Rosario.

“Pues mira has tenido suerte, Juan no está pero esta Jesús el marido de María” – la dije, les presentamos a todos, y después decidimos que empezase la fiesta.

“Como Juan y Daniela no están, no me parece bien que nos metamos en su habitación por lo que nos podríamos apañar todos aquí, entre el baño y la cama” – dije por si colaba, ya que la idea de que follaran Edgar y Rosario en la misma habitación me parecía de lo más cachonda.

“¿Aquí, delante de mi hermano? No por favor, menuda vergüenza. No de ninguna manera, no puede ser no estaría bien” – dijo Rosario.

“Mira, por lo que nos dijiste ayer, tú ya has visto follar a Edgar, y el no creo que se asuste de lo que te pueda ver hacer. De esa manera nos evitamos cruzar el barco, enseñándoles a todo el mundo, la erección que nos marcamos Jesús y yo, además mientras no folléis entre vosotros no hay nada de malo, se trata de sexo solamente” – dije como quitando hierro al asunto.

“¿Cuándo me has visto follar tú a mi Rosario?” – preguntó Edgar a su hermana.

“El otro día, te dejaste la puerta del camarote abierta, y pasé por delante cuando te los estabas haciendo con Elena, la camarera y no pude reprimir la tentación de echar un vistazo” – dijo Rosario sonrojándose.

“Pues chica, si tú me has visto a mí, es justo que yo te vea a ti también, así que no te preocupes por lo que puedas hacer que yo no te voy a poner ninguna pega” – dijo Edagar. Yo alucinaba, al final había colado, y se iban a poner a follar con nosotros en la misma habitación.

“De acuerdo, pero yo de momento me voy al baño” – dijo Rosario, dirigiéndose al baño mientras Jesús la seguía, y como el baño no era tan grande decidí quedarme, en la habitación.

“Yo necesito probar esa polla, que por lo que me ha contado Raquel, es una maravilla” – dijo María dirigiéndose a Edgar.

“Toda tuya” – contestó Edgar.

“Nos han dejado a ti y a mí juntitos cariño” – la dije a mi mujer, mientras me acercaba y la daba un beso.

“Seguro, tú te has quedado aquí para ver si te vuelves a follar a María, cabroncete, si te conozco como si te hubiese parido” – me respondió Raquel.

“La verdad es que no lo había pensado así, pero ahora que lo dices es un aliciente, además Rosario es un cañón también, no veas como folla” – contesté yo a su reproche anterior.

“Oye que estás hablando de mi hermana” – dijo Edgar, y empezando a reírse.

“Sí, pues tu hermana seguro que se la está chupando a Jesús porque se le oye respirar fuerte” – le conteste. Edgar se levantó se dirigió al baño, se asomó y volvió.

“Sí que se la está chupando, y no parece hacerlo muy mal” – dijo Edgar. Nos reímos y nos pusimos a lo nuestro. Edgar se acercó a la cama a donde se encontraba María y está le cogió la polla y se la empezó a chupar. Raquel y yo nos quedamos mirando cómo se la chupaba, mientras ella me masturbaba y yo la metía un dedo por el coño, hasta que me levante, y se la acerqué a la boca para que también me la chupase. Los sonidos de la mamada que le estaba haciendo María a Edgar eran increíbles, por lo que me giré para verlo, y no me extrañaron los ruidos que hacía María, Edgar tenía una polla descomunal, que apenas la entraba en la boca a María. Raquel que tampoco les quitaba ojo mientras me seguía chupando la polla, se la sacó de la boca y dijo:

“Ya verás cómo te acaban doliendo las mandíbulas María”. Yo me empecé a reír por el comentario de mi mujer.

“Uf, es impresionante, es enorme” – decía María.

“Quieres que te ayude” – la dijo mi mujer, sacándose mi polla de la boca y acercándose a ellos y empezando a comerle los huevos a Edgar, por lo que me quedé solo mirando la escena. Finalmente decidí ir al baño, a ver como andaba la otra parejita, al llegar me encontré a Jesús sentado en la taza del baño y a Rosario encima de él clavándose la polla de Jesús en el coño.

“Anda Rosario date la vuelta y mientras te follas a Jesús chúpame la polla. Que las otras dos me han abandonado, ya que necesitan ayudarse la una a la otra para follarse a tu hermanito” – la dije. Rosario me miró, se levantó y me dijo:

“Anda no seas exagerado, que seguro que no es para tanto” – dijo Rosario y se acercó a la puerta y salió para comprobar lo que decía. Yo salí con ella, y vi la cara de alucinada que puso al ver el pedazo de polla que tenía su hermano. Este que nos vio la dijo:

“¿Que te gusta mi polla hermanita, a que es grande?” – dijo Edgar.

“Joder es enorme, chicas os va a destrozar” y después de decir esto se volvió a meter en el baño, y dando la espalda a Jesús se volvió a meter su polla en el coño, mirándome mientras lo hacía muy lentamente.

“¿Vienes o te vas a quedar ahí mirando?” – me soltó la mulatita.

“Voy, voy es que me has pillado un poco despistado” – la contesté. Me acerqué a ellos, me agarró la polla y empezó a metérsela en la boca. Parecía que se estaba soltando porque me la estaba chupando de maravilla, mucho mejor que el día anterior. Poco después se empezaron a oír los gemidos salvajes de María, la cual debía de estar siendo penetrada por Edgar.

“AAAAAAAHHHHHHHHHHH es enorme, AAAAAAAAHHHHHHHHH con cuidado poco a poco, joder, es la leche, que polla tienes, AAAAAAAAHHHHHHHHHHH” – se oía decir a Maria, los gemidos pasaron a ser auténticos gritos de placer.

“Joder ni que me la estuviese matando, voy a tener que ir a controlar un poquito la situación” – dijo Jesús. Rosario se levantó, sacándose la polla de Jesús del coño y se me quedó mirando.

“Vamos a tener que ir todos allí, para que me folléis tranquilamente, sin salir alguno de nosotros cada cinco minutos, para ver qué pasa en la cama” – dijo Rosario.

“Me parece a mí, que deberíamos” – la contesté. Me miró un poco resignada y se dirigió hacia la puerta, yo la seguí, y nos encontramos a Jesús mirando con la boca abierta, como se follaba una polla de 25cm a su mujer, la cual no paraba de gritar de placer. La escena era la siguiente, Raquel estaba tumbada boca arriba en la cama, y María estaba a cuatro patas con la cabeza metida entre las piernas de Raquel, a la que se supone que debería estar chupando el coño, pero que el placer que estaba recibiendo no la dejaba hacer. Y Edgar se la estaba metiendo a María desde atrás. Toque en el hombre a Jesús para que reaccionara, me miró y le dije.

“Anda pasa para allí y ocúpate un poco de Raquel, mientras yo me follo a Rosario”. Nos dirigimos los 3 a la cama, y Edgar se nos quedó mirando.

“¿Que hermanita ya has perdido la vergüenza?” – comentó Edgar.

“Por la cuenta que me trae, porque estos van a estar saliendo cada dos por tres para ver qué les haces a sus mujeres, y si me quedo en el baño no me van a follar en condiciones” – contesto Rosario.

Jesús entonces se acercó a la cama se tumbó boca arriba y le dijo a mi mujer que se montara encima de él. Cosa que hizo encantada de la vida, y empezando a cabalgar salvajemente a Jesús, que no paraba de decir:

“Joder que mojada estás Raquel, sí que os ha puesto cachondas el mulatito”.

“Es que menuda polla tiene, solo de pensar que me va a volver a follar me corro” – contestó mi mujer.

“Anda hermanito que por lo que veo las tienes loquitas a todas con tu polla” – dijo Rosario, riéndose. Yo cogí a Rosario, la hice que se arrodillara en el suelo, que apoyase los brazos en la cama, y empecé a metérsela desde atrás en la posición del perrito.

“Trátala bien que es mi única hermana, y encima es la pequeña” – me dijo Edgar sin quitarnos los ojos de encima, y viendo como me follaba a su hermana.

“Si en el fondo te pone ver cómo nos la follamos delante de ti” – le contesté riendo. A los pocos segundos María empezó a tener un orgasmo bestial, y se quedó rendida en la cama, mientras Edgar la seguía follando.

“Sácala por favor, que necesito recuperarme en condiciones. Raquel si quieres es tu turno” – dijo María. En cuanto se liberó, María se levantó y fue al baño a refrescarse y a beber un poco de agua. Raquel se sacó la polla de Jesús del coño, hizo tumbarse a Edgar boca arriba, y se sentó encima de él metiéndose esa descomunal polla por el coño, y dejándome una visión perfecta de la penetración. Ahora la que daba gritos descomunales era mi mujer, mientras Rosario y yo follábamos, con un primer plano de la penetración que le estaba haciendo su hermano a mi mujer. Temiendo que no tardaría en correrme si seguía así, se la saqué a Rosario y le dije a Jesús que si quería ocupar mi lugar. Lo que aceptó de buen grado, mientras yo me fui al baño, a ver como se encontraba María, que estaba sentada en el wáter.

“¿Que tal estás, te recuperas?” – la dije.

“Uf, vaya pedazo de polla que tiene, me ha dejado destrozada, y eso que solo me la ha metido por el coño. ¿Tú que tal? Porque la hermanita está bien buena también” – me respondió.

“Bien, de momento, pero mucho más tranquilo que vosotras” – la contesté.

“Pues no lo parece” – dijo señalando mi polla.

“Hombre este es el estado normal de estar follando, pero no es como los días anteriores a follar contigo, y con Lourdes. Que cada vez que os veía me agarraba un calentón impresionante” – la contesté apoyándome en el lavabo.

“¿Qué pasa, que como ya me has follado, tratar de follarme ya no es una prioridad para ti, y ya no te caliento?” – dijo sonriendo.

“Yo no he dicho eso, o si no que crees que hago aquí en el baño” – dije.

“Ah bueno, porque la verdad es que me lo paso genial follando contigo y con Raquel, sois geniales, y no quiero dejar de hacerlo ahora que lo he probado” – me dijo. Y después de decir esto se acercó a mí, me cogió la polla y me la empezó a chupar muy lentamente mientras me miraba a los ojos. Yo seguía sin creer la suerte que tengo, de poder follarme a una tía que está tan buena.

De la habitación nos seguían llegando los gemidos de Raquel, a los que se la estaban uniendo los de Rosario por la follada que la estaba dando Jesús.

“Me CCCCCCOOOOOOORRRRRRRRRRROOOOOOOOOO”, oímos que decía Rosario y al poco tiempo apareció por la puerta del baño, con la cara de satisfacción de haberse corrido. Se acercó a mí, me abrazo y me besó.

“A tu mujer se la van a follar entre los dos, que se vaya preparando” – me dijo.

“¿Qué tal si nos vamos a la habitación? Y seguimos allí, haciéndoles compañía, porque cuando acaben con mi mujer van a venir a por vosotras” – las dije.

“Bueno, vamos para allí”- dijeron las dos. María se levantó y fuimos todos para allí. Al llegar nos encontramos a Raquel, encima de Edgar con la polla de este metida en el coño y a Jesús detrás de ella, metiéndosela por el culo.

“No sé cómo no te desmayas de placer”- le dijo María a Raquel. Mi mujer no la pudo contestar, solo miró hacía donde estábamos y entorno los ojos. Yo mientras tanto, puse a María y a Rosario en la posición de perrito al borde de la cama, cogí a María y se la empecé a meter por el culo, y con la mano derecha empecé a meter un dedo en el culo de Rosario, preparándoselo para follarlo cuando estuviese bien dilatado.

“UUUUUFFFFFFF, sigue así despacito Jorge, me encanta como me follas el culo, lo haces de maravilla, me pone a cien”- dijo María. Mientras ya había empezado a meterle dos dedos a Rosario, y al poco estaba lista para volver a ser follada por el culo.

“Ahora mismo vuelvo” – la dije a María sacándola la polla del culo. Me puse detrás de Rosario y se la empecé a meter muy despacito, los gritos de Rosario alertaron a Edgar, que me dijo:

“¿Se las estás metiendo por el culo? Ten cuidado que debe de ser virgen por ahí”.

“Virgen no es porque se lo desvirgamos ayer, pero estrechito todavía lo tiene” – le conteste.

“Joder hermanita, así que también lo haces por el culo, al final va a resultar que eres una calentorra. Y eso que no querías venir a trabajar a este crucero” – la dijo Edgar.

“Te puedo asegurar hermanito, que volveré todos los años que me reclamen para trabajar en este crucero, menuda pasada, vaya dos días llevo de follar” – contestó Rosario a su hermano. Yo empecé a pasar del culo de Rosario al de María, mientras Jesús y Edgar, no consiguieron aguantar más y se corrieron ambos sobre las tetas de mi mujer. Yo les seguí un poco después, cuando iba a correrme, se lo dije a las chicas, que me cogieron la polla y empezaron a chupármela mientras me corría. Edgar y Rosario se tenían que ir a trabajar, por lo que nos quedamos, los cuatro solos y medio dormidos tratando de descansar después del polvo que habíamos echado, sobretodo ellas.

Al cabo de una hora, fuimos a cenar donde por fin coincidimos con Daniela y Juan, que habían pasado todo el día en el club de intercambio. Estaban exhaustos. Después de cenar nos fuimos a dormir, para reponer fuerzas, para el último día del viaje, ya que a la mañana del octavo día regresaríamos a puerto.

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